La vergüenza y el dolor me invade, causando que llore. Mi jefe me coloca a un lado, para intentar retirar la ropa que cubre mi herida. Pero, yo intento alejar sus manos de mí y niego. Nuestra situación estaba demasiado retorcida, para dejar que me vea la herida.
‘Ese orgullo es demasiado patético en esta situación, Shantelle’ me digo mentalmente.— Es mi culpa. Es mi maldita culpa esto, pero, por favor, déjame revisarte, prometo no hacerte daño, Shantelle. — dice mi jefe y yo lloro.— Está bien, solo me lastimé un poco. — susurro mientras el dolor no me deja hablar muy bien.Mi jefe tensa su mandíbula y no intenta nuevamente revisar mi herida, si no que, le exige al chofer que conduzca rápido. Apenas llegamos, ya está el doctor que me hizo la cirugía, esperándonos.El doctor da órdenes para que me saquen del auto sin causAl día siguienteFue poco lo que dormí anoche. Mi mente no me ayudó en lo absoluto a descansar, porque siempre que cerraba mis ojos, la pregunta de mi jefe, se repetía una y otra vez, pero, con escenarios diferentes.Ya que, esa misma pregunta me la hacía sobre mí, sin ropa o yo encima de él observando el pecho que vi en esas grabaciones. Por lo que, terminaba despertándome antes que mi mente me hiciera perder la cordura.— No molestes, Taddeo. No ha dormido casi, debes dejarla descansar. — dice alguien y yo muevo mi cabeza levemente, para después abrir mis ojos.Lo primero que veo son los ojos amorosos de un pequeño que tienen sus dos codos en la cama y sus manos abiertas, para ser el soporte de su rostro. Es eso lo primero que veo tan cerca de mí que diría que no hay cinco centímetros lejos de mi rostro.— La has despertado. — dice
Días despuésDe nuevo llego a la casa donde todos me reciben, las atenciones siguen siendo las mismas por parte de Taddeo y por fortuna, su padre, ya ha regresado a trabajar a la empresa, por lo que, puedo moverme con comodidad por la casa.— Si necesita algo, puede decirnos. Estaremos con usted en todo lo que necesite. — dice la encargada de las mujeres en la casa.— Señorita, lamento haber sido tan desatento esa noche. Prometo que no volverá a suceder. — dice el mayordomo y yo niego.— Lamento haberles hecho pasar un mal momento. — digo y ellos de inmediato, me ayudan a entrar e incluso, se sientan en los muebles para colocar las almohadas perfectamente para que pueda descansar.La preocupación es tanta que incluso queda una de las chicas como vigilante. Por lo que, Taddeo me cuida y ella, como si fuera una pequeña de la que necesito doble cuidado, siendo algo incomodo.&lsq
Es demasiado para manejar, cuando el hombre que me tocó me gusta, pero, me parecía absurdo reaccionar así por un leve toque a mi cuerpo con ropa. No debo darle demasiada importancia a algo así.‘Sí es injusto que me haya tocado con ropa y que deba durar un mes de abstinencia’ me digo mentalmente y quiero golpearme por pensar en algo así.Estoy completamente loca, pero, eso es claro al ver que sigo sonrojada por ese toque leve y deseo un poco más de ello. Por lo que, suspiro profundo deseando que solo sea algo de un rato.Por fortuna, me recupero rápido y termino de ayudar a hacer la cena mientras mi jefe se marcha a darse una ducha para comer limpio. Mi mente se distrae un poco con las conversaciones de los empleados, mientras Taddeo y yo nos quedamos a ayudar en lo que podamos, o sentarnos cuando ya estoy cansada de estar de pie.— El señor posiblemente cancele esa fiesta. &md
‘¡¿Qué tonterías acabas de decir, Shantelle?!’ me grito mentalmente.Mi jefe se acerca peligrosamente a mí y yo no retrocedo. Por lo que, pronto quedamos a centímetros de tocarnos. Algo que parece demasiado peligroso, al punto que se me olvida como respirar.— ¿Es ese el único requisito, Shantelle? — pregunta mi jefe y yo me siento demasiado pequeña para poder estar tan cerca de su grandeza y no precisamente por su estatura.— Señor…‘Debes arreglar esto, antes de que él lo malinterprete o te metas en más problemas. Así que, di algo, Shantelle. Necesitas arreglar esto’ me digo mentalmente.Pero, nada lógico sale de mi cabeza, es como si me hubiese bloqueado y por eso, no sé qué más puedo decir.— Tres semanas. — dice mi jefe y yo lo observo aturdido.— ¿
Un mes despuésLas dolencias de mi cirugía pasaron al igual que algún riesgo de que fuera cancerígeno o tuviera alguna otra complicación en mi interior. Sonriente, salgo de la clínica donde tuve que estar como compañero Taddeo, porque no quiso quedarse en casa.Sabiendo que debo convencerlo de ir a la escuela, le digo al chofer que nos lleve a un parque que queda frente a una gran escuela. Mientras los dos comemos helados, veo como los autos se detienen en el colegio donde una mujer saca uno a uno a los niños.— ¿Qué ves, mami? — pregunto mientras veo como algunos padres corren hacia el parque con su hijo y juegan con este cerca de nosotros.— No es nada. — digo sonriente.— ¿Qué pasa? ¿Qué te hace feliz? — pregunta Taddeo y yo peino su cabello.— Me parece lindo que un pequeño entre a una escuela.
Como puedo, protejo al pequeño que observa desafiante al hombre frente a mí. La sorpresa del señor Marsello, es reemplazado por enojo, uno que muestra levantando su mano listo para reprender al pequeño. — Es evidente que eres una madre soltera que no sabe criar a su bastardo, pero, ahora mismo cambiaremos eso. Hoy sabrás pequeño maleducado que es ser criado como se debe. — dice el hombre con enojo y yo agarro su mano con fuerza. No me gusta que agarre con brusquedad a Taddeo y sé que le está doliendo porque se queja. Por eso, al ver que no lo suelta e incluso, me lo arrebata de mis brazos, no dudo más y golpeó con fuerzas el costado de su abdomen. El hombre me observa con enojo y la seguridad se interpone entre mi atacante y yo, pero, ver como agarra con fuerza a Taddeo, me enloquece y por ello, golpeó a uno de los guardias con mi codo en su estomago y otro lo golpeó en su entrepierna. Todos miran sorprendidos lo que hago, no soy una mujer violenta, todos saben eso, pero, no puedo
El chófer de su auto nos abre la puerta y siendo cuidada por los dos, subo al auto donde Taddeo toma mi mano llorando y observándome con preocupación. Sonrío intentando tranquilizarla, pero, no me es posible.—Mi culpa — dice el pequeño yo niego. —No es tu culpa, cariño. Ese hombre actuó mal, solo es eso. — digo y él niega.—Soy débil, no te protegí.— dice Taddeo y yo acaricio su mejilla. —Claro que lo hiciste, gracias a ti estoy a salvo. Ahora, no lo pienses demasiado y vayamos a casa.—Vamos para el hospital. — me corrige Kendrick —Por favor no. Solo me lastimé levemente, no es necesario ir al hospital por algo tan pequeño. — digo y los dos niegan. —Debes ser revisada. —Llamaré a algún médico en línea para que me haga una video llamada así estaremos seguros de que todo está bien. — digo y los dos niegan.—No es negociable, debes ir a un hospital.—Ya he ido muchas veces, por favor, no me lleven allá, estoy bien, solo tomaré una pastilla para el dolor y todo
Después de esa extraña manera de terminar na conversación, descanso un poco en la habitación en el hotel, donde incluso Taddeo se queda dormido. Es el llamado a la puerta, el que me hace despertar solamente para ser atendida por el médico.— Todo está bien, ¿puede decirle eso al señor Cappelletti antes de que termine internándome solo por un leve dolor? — pregunto y el doctor me sonríe.— Es bueno que se preocupe por usted. Parece que no toma en serio los cuidados que debe tener para poder estar mejor. — dice el doctor.— Eso le digo yo. — dice mi jefe entrando a mi habitación, con un rostro tan agotado que tiene bolsas bajo sus ojos.‘Seguramente las cosas no están manejables en la empresa por el robo.’ Me digo mentalmente.— No es tan grave como me informó por teléfono, pero, si debe tener el cuidado correspondiente, para evitarnos un susto futuro. — dice el doctor y yo asiento.— Tomaré las medidas pertinentes. — dice mi jefe y yo lo observo fijamente.— Supongo que esto no me va a