Capítulo 34: Ser defendida
Como puedo, protejo al pequeño que observa desafiante al hombre frente a mí. La sorpresa del señor Marsello, es reemplazado por enojo, uno que muestra levantando su mano listo para reprender al pequeño.

— Es evidente que eres una madre soltera que no sabe criar a su bastardo, pero, ahora mismo cambiaremos eso. Hoy sabrás pequeño maleducado que es ser criado como se debe. — dice el hombre con enojo y yo agarro su mano con fuerza.

No me gusta que agarre con brusquedad a Taddeo y sé que le está doliendo porque se queja. Por eso, al ver que no lo suelta e incluso, me lo arrebata de mis brazos, no dudo más y golpeó con fuerzas el costado de su abdomen.

El hombre me observa con enojo y la seguridad se interpone entre mi atacante y yo, pero, ver como agarra con fuerza a Taddeo, me enloquece y por ello, golpeó a uno de los guardias con mi codo en su estomago y otro lo golpeó en su entrepierna.

Todos miran sorprendidos lo que hago, no soy una mujer violenta, todos saben eso, pero, no puedo
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