Después de esa extraña manera de terminar na conversación, descanso un poco en la habitación en el hotel, donde incluso Taddeo se queda dormido. Es el llamado a la puerta, el que me hace despertar solamente para ser atendida por el médico.— Todo está bien, ¿puede decirle eso al señor Cappelletti antes de que termine internándome solo por un leve dolor? — pregunto y el doctor me sonríe.— Es bueno que se preocupe por usted. Parece que no toma en serio los cuidados que debe tener para poder estar mejor. — dice el doctor.— Eso le digo yo. — dice mi jefe entrando a mi habitación, con un rostro tan agotado que tiene bolsas bajo sus ojos.‘Seguramente las cosas no están manejables en la empresa por el robo.’ Me digo mentalmente.— No es tan grave como me informó por teléfono, pero, si debe tener el cuidado correspondiente, para evitarnos un susto futuro. — dice el doctor y yo asiento.— Tomaré las medidas pertinentes. — dice mi jefe y yo lo observo fijamente.— Supongo que esto no me va a
Respiro profundo y me levanto con cuidado para ir hasta el baño y ducharme. Sabiendo que estoy bien y que tengo ropa limpia, me ducho y visto en el baño, deseando que mi jefe se haya dormido, para no tener un encuentro incómodo.Pero, mi suerte me golpea en el rostro y lo encuentro en el computador, cerca de la cama, escribiendo sin dejar de mirar la pantalla. Sus expresiones serias, me dicen que el problema sigue.Pero, me concentro en la camisa de seda que cae sobre sus músculos con tanta elegancia que se ve inmensamente genial. Sabiendo que no puedo quedarme con la boca abierta como antes, compruebo que mi boca está cerrada y camino hacia la cama.— Sobre la mesa están las pastillas que debes tomar ahora y vaso de agua. Ya he mandado a pedir una crema de avena, para que tu estómago no se resienta por tantas pastillas y estrés. — dice mi jefe y yo camino hacia estas para tomarlas como es
Sus besos aumentan mi calor y yo me sorprendo un poco cuando comienza a llevar sus manos a mis pechos, al punto que libera uno de estos de la tela de encaje que lo cubría. La vergüenza me invade.Pero, a él poco le importa y sin avisarme, pega su boca a este y con su mano libre, juega con el otro por encima de la tela de encaje, causando que esa parte de mi cuerpo quede completamente caliente.Me siento como si fuera lava, pero, una lava que no consume, si no que, es calentada para ser utilizada de la manera apropiada y vaya que me está utilizando de la mejor manera. De una que nunca olvidaré.— No lo hagas, no pases la línea si solo quieres que sea su niñera. — digo en un susurro.Aunque digo ello, lo que menos deseo es que no pase la línea. Por lo que, detengo mi respiración para prepararme cuando él se aleje, pero, no lo hace e incluso, lleva su mano, para adentrarse en mis pantalo
Definitivamente quiero que la tierra se abra y me trague, pero, es evidente que eso no solucionaría mis problemas. Por lo que, me alejo un poco para calmar la vergüenza que seguramente me ha enrojecido peor que un tomate.Pero, la insistencia del pequeño y el mal abordaje de su padre sobre el tema, hace que casi agonice de la vergüenza al escuchar el rumbo de la conversación que mi jefe ha direccionado de la manera incorrecta.— ¿Qué pasa si es así? ¿No quieres tener hermanos? — pregunta mi jefe.— No lo sé.— ¿Quién lo sabe entonces?— Mi mami, solo mía. — dice Taddeo con posesividad.— Por favor… él es… — intento decir.— Entonces, quieres decir que quieres ser hijo único, ¿no es así?— ¡Sí! — dice Taddeo con evidente molestia.— ¿No quieres una niña que proteger? ¿o un hermano a quien enseñarle a jugar o como hablar con las chicas? — pregunta mi jefe y yo siento que no soporto más, por lo que, me siento en uno de los sillones.Pero, al recordar que era lo que estábamos haciendo aqu
Me preocupo por lo que me dice, porque no sé realmente que prohibirle cuando mi cuerpo desea que seamos íntimos y después de eso, que tomemos distancia para no complicar las cosas. Pero, es claro que no puedo pedirle que sea su empleada con derechos, porque es evidente que no somos ni podemos ser amigos. Siendo así, nuestra única conexión el ser empleador y la empleada.Por lo que, todo ello complica mis deseos, porque si fuera alguien distinto, le pediría que saciáramos el hambre y finjamos que no pasó, pero, eso no es posible con mi jefe. Mucho menos, cuando su hijo me dice madre y a él no le importa.— Tienes razón, es por mi bien que se debe hacer dicho contrato, porque soy yo la que está en riesgo. — digo con preocupación.— Solo si lo ves así. — dice mi jefe y yo me marcho en busca de Taddeo.Esta es una conversación que no me interesa en lo absoluto hablar ahora, porque siento que tengo más desventaja de lo que normalmente tengo con él.‘Quizás sea porque te tocó hasta el alma
Mientras yo no puedo siquiera tragar mi saliva, los dos hombres Cappelletti, comen frente a mí como si nada hubiese pasado. Mi jefe, no pareciera que me hubiese besado al punto que casi termino siendo suya y el pequeño no muestra perturbación después de marcharse por un bebé inexistente.Si hay algo que debo aplaudir de los hombres Cappelletti, es la facilidad con la que superan las cosas que a una persona normal, le costaría largas horas de preocupación. Pero, ellos se ven tan tranquilos, que no se muestran perturbados en lo absoluto, algo muy distinto a mí.— Come pronto, Shantelle. La comida se va a enfriar y no va a saber agradable. — me dice mi jefe y yo intento tomar la cuchara pero, no puedo comer. Siento que en mi estomago hay un nudo tan grande que me impide siquiera digerir un poco de comida, por lo que, ataco a mi jefe.— Realmente no comprendo porque está usted aquí.— Debo estar donde se encuentra Taddeo, después de todo, soy su padre.— No te necesito. — dice Taddeo com
Al día siguienteEl sonido de un timbre hace que me despierte y deba limpiar la baba que dejé sobre mi brazo. Durante toda la noche me quedé en el escritorio pensando sobre lo que debía escribir como normas entre mi jefe y yo, pero, al final, el sueño me ganó.El timbre sigue escuchándose y yo me levanto, sintiendo que mi cuerpo va a partirse en dos por cuan mal dormí. Suspirando profundo, camino hacia la puerta, abriendo esta con molestia.— ¿Quién rayos toca tan temprano? — pregunto sin abrir los ojos para que la claridad no sea molesta.— Lindo peinado, señorita Pussi. — dice mi jefe y de inmediato, abro mis ojos encontrándome la sonrisa burlona de mi jefe.— S-señor Cappelletti. — susurro en un hilo de voz.— En el trabajo te veía siempre perfectamente arreglada y peinada, creo que hemos perdido esas buenas costumbres, como también, estar puntual.De inmediato, miro hacia mi cuerpo y maldigo internamente porque mi ripa esta desarreglada y me imagino que mi cabello esta peor.— En
Salimos del ascensor y de inmediato, entramos a la habitación, porque Taddeo fue tan inteligente que se llevó su propia tarjeta de acceso. Por ello, él me lleva hasta los muebles y me sonríe.— Puedes darte una ducha y yo comida. — dice Taddeo y yo asiento aturdida.Taddeo se aleja de mí, para caminar hacia su tableta donde escribe bastante concentrado.— Ve, mami. — dice Taddeo cuando ve que no me levanto y yo lo hago como si mi cuerpo se moviera solo.‘¿Qué es lo que les dan a los niños hoy en día para que sean tan independientes? A su edad yo seguía perdiéndome en la casa donde viví desde que nací.’ Me quejo mentalmente.Sabiendo que pensar de más no me va a ayudar a entender a los Cappelletti, entro a la ducha donde espero que mi cabeza se despeje un poco con el agua fría, pero, no es así. con tantas cosas en mi mente, voy a volverme loca.‘Lo mejor es que juegue un poco, quizás es eso lo que me hace falta para despejar mi mente.’ Me digo mentalmente.Salgo de la ducha y casi al m