Es demasiado para manejar, cuando el hombre que me tocó me gusta, pero, me parecía absurdo reaccionar así por un leve toque a mi cuerpo con ropa. No debo darle demasiada importancia a algo así.
‘Sí es injusto que me haya tocado con ropa y que deba durar un mes de abstinencia’ me digo mentalmente y quiero golpearme por pensar en algo así.Estoy completamente loca, pero, eso es claro al ver que sigo sonrojada por ese toque leve y deseo un poco más de ello. Por lo que, suspiro profundo deseando que solo sea algo de un rato. Por fortuna, me recupero rápido y termino de ayudar a hacer la cena mientras mi jefe se marcha a darse una ducha para comer limpio. Mi mente se distrae un poco con las conversaciones de los empleados, mientras Taddeo y yo nos quedamos a ayudar en lo que podamos, o sentarnos cuando ya estoy cansada de estar de pie.— El señor posiblemente cancele esa fiesta. &md‘¡¿Qué tonterías acabas de decir, Shantelle?!’ me grito mentalmente.Mi jefe se acerca peligrosamente a mí y yo no retrocedo. Por lo que, pronto quedamos a centímetros de tocarnos. Algo que parece demasiado peligroso, al punto que se me olvida como respirar.— ¿Es ese el único requisito, Shantelle? — pregunta mi jefe y yo me siento demasiado pequeña para poder estar tan cerca de su grandeza y no precisamente por su estatura.— Señor…‘Debes arreglar esto, antes de que él lo malinterprete o te metas en más problemas. Así que, di algo, Shantelle. Necesitas arreglar esto’ me digo mentalmente.Pero, nada lógico sale de mi cabeza, es como si me hubiese bloqueado y por eso, no sé qué más puedo decir.— Tres semanas. — dice mi jefe y yo lo observo aturdido.— ¿
Un mes despuésLas dolencias de mi cirugía pasaron al igual que algún riesgo de que fuera cancerígeno o tuviera alguna otra complicación en mi interior. Sonriente, salgo de la clínica donde tuve que estar como compañero Taddeo, porque no quiso quedarse en casa.Sabiendo que debo convencerlo de ir a la escuela, le digo al chofer que nos lleve a un parque que queda frente a una gran escuela. Mientras los dos comemos helados, veo como los autos se detienen en el colegio donde una mujer saca uno a uno a los niños.— ¿Qué ves, mami? — pregunto mientras veo como algunos padres corren hacia el parque con su hijo y juegan con este cerca de nosotros.— No es nada. — digo sonriente.— ¿Qué pasa? ¿Qué te hace feliz? — pregunta Taddeo y yo peino su cabello.— Me parece lindo que un pequeño entre a una escuela.
Como puedo, protejo al pequeño que observa desafiante al hombre frente a mí. La sorpresa del señor Marsello, es reemplazado por enojo, uno que muestra levantando su mano listo para reprender al pequeño. — Es evidente que eres una madre soltera que no sabe criar a su bastardo, pero, ahora mismo cambiaremos eso. Hoy sabrás pequeño maleducado que es ser criado como se debe. — dice el hombre con enojo y yo agarro su mano con fuerza. No me gusta que agarre con brusquedad a Taddeo y sé que le está doliendo porque se queja. Por eso, al ver que no lo suelta e incluso, me lo arrebata de mis brazos, no dudo más y golpeó con fuerzas el costado de su abdomen. El hombre me observa con enojo y la seguridad se interpone entre mi atacante y yo, pero, ver como agarra con fuerza a Taddeo, me enloquece y por ello, golpeó a uno de los guardias con mi codo en su estomago y otro lo golpeó en su entrepierna. Todos miran sorprendidos lo que hago, no soy una mujer violenta, todos saben eso, pero, no puedo
El chófer de su auto nos abre la puerta y siendo cuidada por los dos, subo al auto donde Taddeo toma mi mano llorando y observándome con preocupación. Sonrío intentando tranquilizarla, pero, no me es posible.—Mi culpa — dice el pequeño yo niego. —No es tu culpa, cariño. Ese hombre actuó mal, solo es eso. — digo y él niega.—Soy débil, no te protegí.— dice Taddeo y yo acaricio su mejilla. —Claro que lo hiciste, gracias a ti estoy a salvo. Ahora, no lo pienses demasiado y vayamos a casa.—Vamos para el hospital. — me corrige Kendrick —Por favor no. Solo me lastimé levemente, no es necesario ir al hospital por algo tan pequeño. — digo y los dos niegan. —Debes ser revisada. —Llamaré a algún médico en línea para que me haga una video llamada así estaremos seguros de que todo está bien. — digo y los dos niegan.—No es negociable, debes ir a un hospital.—Ya he ido muchas veces, por favor, no me lleven allá, estoy bien, solo tomaré una pastilla para el dolor y todo
Después de esa extraña manera de terminar na conversación, descanso un poco en la habitación en el hotel, donde incluso Taddeo se queda dormido. Es el llamado a la puerta, el que me hace despertar solamente para ser atendida por el médico.— Todo está bien, ¿puede decirle eso al señor Cappelletti antes de que termine internándome solo por un leve dolor? — pregunto y el doctor me sonríe.— Es bueno que se preocupe por usted. Parece que no toma en serio los cuidados que debe tener para poder estar mejor. — dice el doctor.— Eso le digo yo. — dice mi jefe entrando a mi habitación, con un rostro tan agotado que tiene bolsas bajo sus ojos.‘Seguramente las cosas no están manejables en la empresa por el robo.’ Me digo mentalmente.— No es tan grave como me informó por teléfono, pero, si debe tener el cuidado correspondiente, para evitarnos un susto futuro. — dice el doctor y yo asiento.— Tomaré las medidas pertinentes. — dice mi jefe y yo lo observo fijamente.— Supongo que esto no me va a
Respiro profundo y me levanto con cuidado para ir hasta el baño y ducharme. Sabiendo que estoy bien y que tengo ropa limpia, me ducho y visto en el baño, deseando que mi jefe se haya dormido, para no tener un encuentro incómodo.Pero, mi suerte me golpea en el rostro y lo encuentro en el computador, cerca de la cama, escribiendo sin dejar de mirar la pantalla. Sus expresiones serias, me dicen que el problema sigue.Pero, me concentro en la camisa de seda que cae sobre sus músculos con tanta elegancia que se ve inmensamente genial. Sabiendo que no puedo quedarme con la boca abierta como antes, compruebo que mi boca está cerrada y camino hacia la cama.— Sobre la mesa están las pastillas que debes tomar ahora y vaso de agua. Ya he mandado a pedir una crema de avena, para que tu estómago no se resienta por tantas pastillas y estrés. — dice mi jefe y yo camino hacia estas para tomarlas como es
Sus besos aumentan mi calor y yo me sorprendo un poco cuando comienza a llevar sus manos a mis pechos, al punto que libera uno de estos de la tela de encaje que lo cubría. La vergüenza me invade.Pero, a él poco le importa y sin avisarme, pega su boca a este y con su mano libre, juega con el otro por encima de la tela de encaje, causando que esa parte de mi cuerpo quede completamente caliente.Me siento como si fuera lava, pero, una lava que no consume, si no que, es calentada para ser utilizada de la manera apropiada y vaya que me está utilizando de la mejor manera. De una que nunca olvidaré.— No lo hagas, no pases la línea si solo quieres que sea su niñera. — digo en un susurro.Aunque digo ello, lo que menos deseo es que no pase la línea. Por lo que, detengo mi respiración para prepararme cuando él se aleje, pero, no lo hace e incluso, lleva su mano, para adentrarse en mis pantalo
Definitivamente quiero que la tierra se abra y me trague, pero, es evidente que eso no solucionaría mis problemas. Por lo que, me alejo un poco para calmar la vergüenza que seguramente me ha enrojecido peor que un tomate.Pero, la insistencia del pequeño y el mal abordaje de su padre sobre el tema, hace que casi agonice de la vergüenza al escuchar el rumbo de la conversación que mi jefe ha direccionado de la manera incorrecta.— ¿Qué pasa si es así? ¿No quieres tener hermanos? — pregunta mi jefe.— No lo sé.— ¿Quién lo sabe entonces?— Mi mami, solo mía. — dice Taddeo con posesividad.— Por favor… él es… — intento decir.— Entonces, quieres decir que quieres ser hijo único, ¿no es así?— ¡Sí! — dice Taddeo con evidente molestia.— ¿No quieres una niña que proteger? ¿o un hermano a quien enseñarle a jugar o como hablar con las chicas? — pregunta mi jefe y yo siento que no soporto más, por lo que, me siento en uno de los sillones.Pero, al recordar que era lo que estábamos haciendo aqu