P.O.V Anabela.
Después de que este hombre viniera y dijera todo esto, no sé cómo decirle a mi hija la verdad. Sé que hice mal en no contarle nada, pero su padre es todo un monstruo, un demonio que el solo hecho de pensar en el siento como todos los vellos de mi cuerpo se erizan al recordar los amargos recuerdos y un escalofrío recorre mi espina dorsal. Regresó a la realidad enfocándome en mi hija. La veo aquí, sentada enfrente de mí, mirándome atentamente, esperando ver qué es lo que digo y si es verdad; sé que es muy lista e intentará saber si miento o no. —Hija, creo que ya es el momento de decirte toda la verdad —le digo. Veo cómo me mira sin siquiera pestañear. —Espero que me lo digas —menciona y noto cómo me mira. —Es verdad lo que acaba de decir ese hombre, Vladímir no es tu padre biológico. —Confirmó sintiendo una amargura en mi boca—. Tu padre es ese hombre, Dante Ferrara; él es hermano de tu tía Laura. Mencionar ese nombre me causa disgusto y unas fuertes ganas de llorar. —¿Entonces mi tía sabía que yo soy hija de su hermano? —me preguntó. —No, ella no lo sabe. Verás, varios años atrás, la familia Accardi y la familia Ferrara tuvieron una disputa por culpa de mi madre. Entonces ese hombre, Dante, me secuestró, me hizo creer que yo le importaba, que le gustaba, pero fui muy débil. Caí rápidamente en sus garras, me entregué a él, pensé que le importaba, pero no —digo eso y siento como se me hace un nudo en la garganta aun si encuentro el valor para seguir hablando—. Después él demostró su verdadera cara, me dijo que todo era por venganza. —volver a decir eso hace que ese mismo dolor que sentí hace años mi corazón se haga presente—. Después me enteré de que estaba embarazada de él, pero decidí ocultárselo y fue lo mejor porque él me torturó, me violaron y me vendieron a un club —una lagrima baja por mi mejilla al hacer memoria de cómo esos hombres me tocaban sin importar que yo les rogara no hacerlo—. En ese lugar me trataron de lo peor, cuando se enteraron de que estaba embarazada, me provocaron un aborto clandestino donde perdí a tu hermano —otra lagrima baja y el dolor en mi vientre vuelve a reaparecer—. Me puse muy mal y ellos, pensando que estaba muerta, me tiraron a la basura. —Me detengo y cierro los ojos; llegan a mí de nuevo esos horribles recuerdos. Me abrazo a mi misma intentándome dar valor a mi misma después de todo por lo que pase. —Entiende que todo lo hice por tu bien pensando en lo mejor para ti. —Entonces yo tenía un gemelo o gemela —añade. —Sí, hija, pero me arrancaron a tu hermano o hermana y no pude defenderlo. —Me detengo para verla; veo que me mira atentamente. —¿Qué pasó después de que te creyeran muerta? —me interroga y me mira con lágrimas en los ojos. —Vladímir me encontró casi muerta, él me salvó la vida y desde ese día nunca se ha separado de mí —le cuento mirándolo te reojo y viendo ese rostro que me motivo a seguir adelante después de toda esa oscuridad. —Entonces le mentiste a mi padre y le hiciste creer que yo era su hija. —Al decirme eso me duele. —No, hija, yo lo supe todo desde el inicio; yo acepté a tu madre y a ti. Así que no pienses mal de tu madre. Los dos no queríamos que supieras la verdad de quién es tu padre, porque él solo ha provocado sufrimiento a tu madre y a toda la familia Accardi. Por culpa de ese hombre, tu abuelo murió —le cuenta Vladímir, poniéndose a mi lado. —Ese hombre no es mi padre, así que no le digan que es mi padre; el único padre que tengo eres tú, Vladímir, tú eres mi padre. ¿Por qué ese hombre dijo que no estaba muerto? ¿A qué se refirió? —Nos dicen ambos y vemos que baja la mirada. —Después de que tu padre me salvó, me cortejó por semanas yo estaba tan dolida con el corazón roto que me negué al amor nuevamente; sin embargo al transcurrir del tiempo empecé a sentir cosas por tu padre y el me dijo que me amaba y a mi bebé también que él nos protegería. Así que también fue una de las razones por las cuales acepte su propuesta yo necesita protección no sentir miedo —digo esperando que entienda—. Al poco tiempo nos casamos, esperé a que nacieras con mucha ilusión y poco despues tomé la decisión de llevar acabo mi venganza contra ese hombre así que tú padre y tu tío me entrenaron para vengarme de todos los que me lastimaron. —¿Y lo hiciste? —Si me vengué de cada uno, dejé a ese hombre al final y lo maté; hasta tu padre le disparó. Pensamos que estaba muerto lo habíamos dejado tendido en el piso sobre un charco de sangre, pero por lo visto tiene más vidas que un gato. O eso es lo que ese hombre nos acaba de decir —continuó mirándola atentamente. —¿Dónde está esa familia? —Esa pregunta me saca dudas y no se si quiera darle la respuesta—. Respóndeme. —Ellos están en España —le respondi sin apartar la vista de ella esperando que me diga algo. Veo cómo se levanta de la silla. Se acerca a la puerta. —No se preocupen, no los buscaré; yo no quiero saber nada de esa familia. Si me disculpan, tengo muchas cosas que pensar. Ese hombre regresará en dos días y tengo que darle una respuesta —nos dice. —Hija —la detengo. —No te preocupes, madre, estoy bien. Y no estoy molesta contigo, sé que lo hiciste por mi bien; ese hombre te causó mucho daño y si yo lo hubiera vivido, también haría lo mismo —menciona y veo cómo sale del despacho. Abrazo a Vladímir. —Pero, amor, ¿por qué tiene que pasar esto, también felices que estábamos? Porque nos sigue atormentando esa familia —expresó entre sollozos. —Todo va a estar bien. ¿Sabes que yo doy la vida por mi familia? —me consuela. Pero no quiero que mi hija se sacrifique por nosotros; ella merece ser feliz. P.O.V Larissa Salgo del despacho de mi padre con esos papeles en mis manos. Llegué rápidamente a mi cuarto. Cierro la puerta con llave; necesito pensar bien en todo. Me dejo caer en el piso y comienzo a llorar. Todo esto parece una pesadilla; veo esos papeles donde dice que estoy comprometida con un hombre que no conozco y no sé quién es. Pasé un buen rato llorando, hasta que por fin me tranquilizó comprendiendo todo esto y me levanté del piso. Voy hacia dónde está mi escritorio y me siento con los papeles frente a mí. Los leo atentamente para saber si tengo alguna escapatoria o qué consecuencias pasarán si no acepto. Llega el día siguiente. He dormido muy poco. Me pongo mi ropa simple. Mi cabeza no deja de dar vueltas. Escucho que alguien toca la puerta. —Hija, te traje el desayuno. —Es mi madre, pero yo no tengo hambre. Tengo que pensar muy bien porque las consecuencias son muy graves. —No tengo hambre, mamá —le respondo. —Hija, debes de comer —declaró, pero ya no le contestó. Todo el día escucho los pasos y las voces de los molestos de mis hermanos. No quiero hablar con nadie. —Hola, prima, soy yo, Kira. —Escucho la voz de mi prima. Rápidamente, me acerco a la puerta y la abro. La jalo de la mano y la meto en mi habitación. Cierro la puerta. Me volteo con mi prima y la abrazo. —Gracias por venir, prima —le agradezco y me separo para verla. Miro a mi querida prima de cabello castaño oscuro y esos ojos azules como los de mi madre y la duda se hace más fuerte. —Mírate cómo estás, pareces un espanto —me regaña y eso me saca una sonrisa. —Pues si a ti te pasara lo que me está pasando a mí, estarías igual —le digo. —¿Pues dime qué pasó? —La llevo hasta mi cama y las dos nos sentamos. —Pues estoy comprometida con un hombre que no sé quién es —declaró. —¡QUÉ! ¿Y eso cómo fue o por qué? —noto su asombro. —Pues mi padre hizo un arreglo para casarme con un hombre —le cuento. —Mi tío Vladímir hizo eso —repite levantándose de la cama. —No, fue otro hombre —corrijo. —¿Cómo que otro hombre? —Me mira confundida. —Primero quiero preguntarte algo, Kira: mi tía Laura tiene mucha comunicación con tu familia, los Ferrara. Necesito saber si ella sabía o tiene comunicación con ellos. —No, mi madre no tiene ninguna comunicación con mi abuela. Lo que sé es que mi abuela la corrió de la casa y no, ni los conozco. ¿Por qué? —Me mira atentamente. —Porque mi padre no es mi padre —le digo. No quiero decirle quién es mi padre, porque se lo dirá a mi tía Laura y no sé si ella tenga comunicación con ellos. —¿Entonces quién es tu padre? —me preguntó. —¿Prométeme que no le dirás a nadie? —le digo y ella cruza su meñique con mi meñique. —Te lo prometo, prima —me lo jura. —Mi padre es hermano de mi tía Laura, tu mamá —le cuento y ella se me queda mirando atentamente. —¡QUÉ! Como que uno de los hermanos de mi mamá es tu papá —me dice. —¿Hermanos? —La miro atentamente. —Sí, ¿quién es tu padre? Porque mi mamá tiene dos hermanos, Dante y Aarón —me cuenta. —Mi padre es Dante. ¿Pero tú cómo sabes si dices que no tienen ninguna comunicación? —Eso me parece sospechoso. —Porque mi madre me ha contado de su familia, pero no los conozco. —Bueno, eso me deja un poco más aliviada—. Pero ya, cambiando de tema... ¿Qué vas a hacer, vas a aceptar? —No lo sé, ni sé quién es ese hombre. Pero si no acepto, las consecuencias son terribles: un integrante de mi familia se va a tener que sacrificar en mi lugar y yo no quiero que nada le pase a mi familia —le digo y ella me mira atentamente. —Prima, me da tristeza que te pase eso. Pero piensa en tu felicidad —me consuela. —¿Cómo voy a pensar en eso si mi familia está en juego? —le expresé. Las dos nos quedamos mirando atentamente. Ella me conoce y sabe que se me ocurrirá algo.P.O.V Dante Veo a una mujer, con unos lindos ojos azules, un cabello oscuro, una piel blanca y unos labios hermosos. Pero ¿por qué me mira tan molesta? Trae un arma en sus manos. Observó que presionaba el gatillo. Siento la sangre saliendo de mí. Despierto completamente asustado con la respiración agitada, me toco el pecho donde me disparo, siento como estoy sudando. —Solo fue una pesadilla. —Respiró más tranquilamente. Me levanto de la cama y me voy al baño. Me tomo una ducha y me veo en el espejo. Observo mis cicatrices en el pecho de los disparos. ¿Por qué no recuerdo todavía nada? Solo recuerdo pequeñas cosas casi insignificantes. ¿Quién es esa mujer? ¿Por qué no puedo ver su rostro? ¿Por qué se me hace tan familiar? Porque siento que esa mujer lleva algo de mi pasado. Dejo mis pensamientos de lado. Termino de vestirme. Bajo las escaleras. Llego a la mesa y veo a mi familia sentada, desayunando. —Buenos días, madre, padre y hermano —les digo muy amablemente. —Buenos
P.O.V Calem Después que regresó mi abuelo, me dijo que ya había visitado a la familia de la que, según es mi prometida. Comprendo que cada vez más estoy amarrado a esto. —¿Todavía sigues pensando? —Escucho la voz de mi abuelo—. Y ya deja de tomar, no vas a arreglar nada con eso. Me alejo de la mesa donde están las bebidas y volteo a ver a mi abuelo. Viendo su cabellera blanca y su rostro lleno de arrugas. —Para ti es fácil de asimilar todo, abuelo; no eres el que está obligado a casarse. —Le doy otro trago a mi vaso. —No te preocupes, ya conocí a tu prometida y estoy seguro de que te va a encantar, es muy bella. —Mi abuelo piensa que con esas palabras me va a motivar, pues está equivocado. —A mí no me interesa nadie que no sea mi Clara —se lo digo firmemente. —Pues a mí no me importa si tienes a tu Clara como amante; a mí solo me importa cumplir mi palabra y, además, será una unión muy beneficiosa. Ahora, ¿de qué está hablando mi abuelo? —¿A qué te refieres con benef
P.O.V Larissa (Momentos antes de enterarme que estaba comprometida con un extraño) —¿Qué hay arriba? —le pregunté a mis hermanos porque por mi cumpleaños me han traído a un club nocturno. —Arriba es donde el pecado y la lujuria se unen —responde Dimitry. —Cállate, Dimitry. Verás, hermanita, si ves que cada escalera está iluminada con un color. La del lado derecho está iluminada de rosa para las mujeres; que quieran hombres dispuestos a darles placer y la de la izquierda está iluminada de azul para los hombres, donde encontrarán mujeres encantados de complacerlos —me explica Garald. —¿Pero no pasa nada si una mujer sube al lado azul? —le pregunté y los dos me miran sorprendidos—. Hey, no soy lo que piensan; a mí me gustan los hombres. —Bueno, como sea, hermanita, no pasa nada; aquí respetan las preferencias de cada persona —me dice mi hermano Garald. Seguimos caminando hasta llegar al bar. Veo que el barman se acerca a mis hermanos; no escucho lo que le dicen, pero después
P.O.V Calem Después de años de estar con mi novia estoy listo para contarle todo a mi abuelo ya es momento de que sepa de mi amada. Así que lo busco por toda la casa hasta que lo encuentro en su despacho sentado mirando algunos documentos. Y sin esperar mucho hablo antes de que sea interrumpido. —Hola abuelo —lo saludo. —Hola hijo —me responde. —Abuelo quiero decirte algo —digo. —Claro dime. Camino por la habitacion nervioso sintiendo como mis manos sudan. —Abuelo, quiero que conozcas a mi novia Clara y que me ayudes a pedir su mano —le cuento muy contento. —¡Qué! —Veo asombro en la cara de mi abuelo. —¿Tiene algo de malo, abuelo? —indagó. —Pues creo que ya es momento de lo que sepas —me dice y eso me confunde. —¿Qué pasa, abuelo? —le pregunté. —Tú no puedes casarte con esa mujer porque tú estás comprometido con otra mujer —me explica mi abuelo y siento como si me cayera un balde de agua fría. —¡QUÉ! Pero, ¿cómo —le digo, sorprendido? —Tú estás compr
P.O.V Calem Después de una noche muy larga. Me desperté con un ligero dolor de cabeza. Todo ese día me la pasé pensando en qué podría hacer con respecto a lo de que estoy comprometido con una mujer que no conozco. Pero también estuve pensando en esa mujer tan testaruda y desobediente que conocí. Me alegra que mi Clara no sea así. No podría convivir con ella si fuera así. Me alegra no tener que lidiar con una mujer así, porque no sé qué haría. Pero después de todo un día de pensar en muchas cosas, hoy estoy dispuesto a hablar con mi abuelo e intentar arreglar eso. Busco a mi abuelo y veo que se está preparando para salir. Pero él no me había dicho que saldría. —¿Vas a salir, abuelo? —le preguntó. —Vamos a salir, tú tienes que ir conmigo, vamos a ir por tu prometida. —Eso hace que me moleste. —¡Yo no iré, abuelo! —protestó molesto. —Ya te he dicho que no me levantes la voz. Mira, si no quieres ir, no vayas, pero tú te vas a casar con ella —me regaña y veo cómo se march