Ya era hora. Había practicado este momento con Sol casi treinta veces. Primero salían la niña de las flores de la casa, que era una sobrina de Alejandro, para ir hacía una gigante carpa en medio del hermoso jardín. Después irían las demás, quien era Sol y unas primas de la familia Ferreira, que caminarían por el pasto elegantemente. Y al final estaba yo, sola. No había un hombre o padre, que me acompañara hacía el altar. De pequeña siempre soñé con este momento, deseando que mi padre tomara mi mano y me llevara hacía las manos de mi esposo, pero era solo yo con un ramo de rosas. Suspire profundamente mientras dejaba salir algunas lágrimas, pero no tantas como para arruinar mi maquillaje. Este era mi destino, la puerta estaba abierta para que yo pudiera salir y dejar todo esto atrás, pero no fui a esa dirección, sino que salí por la puerta del jardín para caminar hacía la enorme carpa, mientras veía las rosas que la pequeña sobrina de Alejandro fue dejando en el pasto. Estaba usan
La fiesta comenzó bastante bien, supuse que todos estaban festejando como mexicanos, bebiendo mucho y bailando con la música del DJ. Yo estaba bailando aferrada a Alejandro, mientras una balada se escuchaba. De pronto Alejandro se había convertido en mi persona preferida, pero desgraciadamente fuimos interrumpido. Los dos nos separamos con dolor, para poder ver a la persona que nos estaba esperando. Por mala suerte no era una persona, que fuera del agrado de los dos, es más no puedo pensar en alguna persona, que pueda soportarlo. Era Ronaldo junto a su mujer de cabello pelirrojo.–Bueno, al fin se han casado. –Dijo sin más mientras Alejandro y yo lo mirábamos con cara de pocos amigos.–Si nos casamos. –Dije en voz alta. –Espero que nos felicites.–Pero claro, mi querida Belle. –Su esposa lo mira enojada, ya que cuando habla conmigo su voz cambia. –Deseo que su matrimonio sea duradero y fuerte.–Y así será. –Alejandro habla. –Le seré fiel a mi esposa, espero que puedas decirle a la tuy
Alejandro no tuvo que conducir tanto, llegamos a las calles de Reforma para quedarnos en uno de los hoteles más hermoso del México. Era un hotel hecho de vidrio en donde de inmediato reconocieron a Alejandro, llamándolo por su apellido al igual que a mí. Supuse que el hotel ya estaba avisado de que estaríamos teniendo nuestra noche de bodas en el lugar, lo cual hizo que el manager del lugar, se acercara a felicitarnos. Alejandro acepto sus felicitaciones, para después dirigirnos a el ultimo piso del lugar, que era una clase de pent-house, que tenía una vista hermosa hacía la ciudad.Y mientras yo estoy observando, no puedo evitar ser sorprendida por Alejandro, quien me carga entre sus brazos fuertes.–¿Es necesario? –Pregunté llena de felicidad.–Es una tradición, el esposo debe cargar a su esposa hacía la cama.No puedo negar que, al estar en sus brazos, mi corazón y mi cuerpo se empezaron a excitar. Era imposible no estar excitada al tener a un hermoso hombre como tu marido. Cuando
Por el mañana despierto por el olor a comida, abro los ojos y lo primero que veo es que tengo un pétalo de rosa roja sobre mi nariz. De inmediato me levanto, teniendo en mente lo que había pasado anoche. Había hecho el amor con mi esposo por toda la cama. Sonrió como una tonta recordada todo lo que hicimos. Pero al final puedo recordar el dolor de los ojos de Alejandro, al saber lo que me había pasado. No podía olvidar las lágrimas que se paseaban por sus mejillas. Nunca pensé que un hombre como él, pudiera llorar al escucharme hablar.–Buenos días. –Escucho su dulce voz.De inmediato volteo hacía la puerta, para darme cuenta que estaba sosteniendo una charola con comida. Sonreí como una idiota al verlo, puesto que estaba usando solo un pants negro, mientras podía ver su estomago bien trabajado junto a sus brazos fuertes sosteniendo la comida.–Duermes demasiado. –Se sienta en la cama para ponerme la charola enfrente.–Es que me dejaste agotada. –Él de inmediato acaricio mi cabellera
Llegamos a Paris, Francia. Alejandro tenía razón, no era lo mismo viajar por mi sola, que estar al lado suyo. De inmediato fuimos recibidos por un hombre de traje negro y lentes de sol oscuros. –¡Soyez le bienvenu! –Nos da la bienvenida mientras los dos bajamos del jet.–Merci. –Le agradecí al entenderle de inmediato. El hombre se quita los lentes al verme, dejándome ver unos enormes ojos azules, mientras que su cabellera era negra –¡Quelle belle jeune femme! –De inmediato hizo un cumplido de mi belleza, mientras Alejandro nos miraba a los dos con enojo. –Rupert, ¿Por qué no hablas español? –El tal Rupert se da cuenta que ha estado coqueteando con la esposa de su amigo.–Perdóname, es que no pensé que su esposa hablara francés. –Pues si lo hace. –Le dice de inmediato. –Se crio en este lugar. –¿En serio? –Me mira mientras yo asentía con la cabeza. –Pero bueno, me presentare de nuevo. Soy Rupert, yo cuidare de ustedes y les enseñare los mejores lugares a donde ir. Aunque creo que
Por la mañana me despierto, pasando mis manos por la cama, notando que no estaba Alejandro a mi lado. De inmediato me levanto para ponerme una bata, que estaba colgada al lado de la cama. Con pies descalzos camino hacia la sala, encontrándome con que Alejandro ya estaba vestido con un traje color gris, mientras está hablando por teléfono. Miró el reloj y son las nueve de la mañana.—¿Alejando? —Llamé su atención, él al verme de inmediato cuelga el teléfono.—Mi amor. —Dijo con sorpresa para caminar hacia mí y besar mis labios.Yo aún sigo adormilada, así que recargo mi cabeza con la de él.—¿Qué haremos hoy? —Le pregunté abriendo los ojos de par en par.Alejandro me mira por unos momentos, para después responde.—Es una sorpresa. —Besa una vez más mi frente, para después decime:—Ve y cámbiate.Yo hice caso, así que arrastre mies pies hacía la habitación, para tomar una ducha. Al terminar de ducharme, salgo a la habitación notando que había una caja gris grande y una pequeña sobre la
—Belle, yo no soy el chico bueno. —Se acerca hacia mí, pasando sus manos mientras su bella boca tiene gotas de sangre. —Soy un monstro, debes saberlo. Haría cualquier cosa por la persona que amo.—Te amo también, pero fue demasiado.—Pará mí no lo fue. —Sé aferra a sus creencias. —Hay personas que solamente maceren morir o ser torturados, estaba pensando en un castigo peor.—Vámonos. —Le pedí con miedo subiéndonos al auto, para regresar a nuestro hotel.Yo no sabía que pensar, la persona que más amaba en el mundo, había matado por mí. ¿No se supone que de eso trata el amor? En realidad, no sabía, ya que había sido muy literal lo que había pasado.Al llegar a la habitación lo único que puedo hacer es ir al baño, creía que Alejandro había tomado una decisión apresurada. Pero después simplemente lo entendí, Alejandro era un hombre de la mafia, quizás su vida había sido tan dura, que fue capaz de matar por su esposa. Y a pesar de que quería pensar, escucho como la puerta suena dos veces.
Salimos a la azotea del lugar, que tenía una hermosa vista a la luna y las estrellas. Tomar su mano me hacía sentir como si estuviera volando. No quería nada más que esta al lado de mi esposo mafioso. No me importaba cuantas personas él haya matado, lo amaba demasiado. Casi a morir.Posa sus manos por mi cara y me besa, mientras el viento frio nos cubre. Me sentía la mujer más amada de este mundo, pasando mis manos por su cabellera sedosa. –Tenemos que irnos. –Me dice entre besos. –No puedo esperar más tiempo.Yo solo sonreí mientras tomaba su mano con fuerza. Alexander como un niño me hacen correr con él, metiéndonos en la fiesta y esquivando a miles de personas, para poder salir de la enorme mansión. Era realidad, los dos queríamos un momento a solas.Cuando llegamos a la salida podemos ver a nuestro chofer fumando un cigarro. Por supuesto que lo asustamos, ya que nos vio correr hacía la limusina como un par de locos. ¿Quién demonios se querría ir de una fiesta tan exclusiva como