(Narra Abigail)Mi cuarto en aquella casona era más grande de lo que pensé. Me dieron uno que contaba con propia suit de baño, con lo cual pude tomar un largo baño relajante después de todo lo que ocurrió.Él entró sin tocar la puerta. Yo me hallaba cubierta con las burbujas y la espuma dentro de la bañera. Casi suelto un grito al verlo allí.—Necesito que tengas esto. —dijo Nat, llevaba puesta su ropa sencilla pero sofisticada que lo caracterizaba. Empezó a leer una lista. —Estos son los lobos con los que deberás tener más cuidado…Comenzó a relatar una lista de aproximadamente cincuenta lobos que sería imposible de recordar solo con la memoria. No parecía importarle que era mi momento privado en el baño, lo cual me hizo enfadar.—Ahora no quiero escuchar eso. —dije, fastidiada y con el ceño fruncido.—Es que no podía esperar, verás, estoy muy entusiasmado por esto que ocurre. El que estés aquí, ayudándonos, parece un sueño… —me miró fijamente a los ojos. Si bien no estaba leyendo mi
Esa visión debía significar algo real y al inspeccionar en la biblioteca, me di con que el libro ya no estaba. En el había muchas claves para derrotarme. Salí corriendo hacia donde estaba Tania y Robert, para ir a anunciarles lo terrible que había ocurrido.—Tranquilízate, querida, habla más pausado o no podremos entenderte. —dijo Tania, apretando los labios.Eso me puso de un peor humor, yo era puro fuego y deseo de venganza en este momento.—Estoy diciéndolo. ¡Ella ha robado ese condenado libro! Allí había mucha información sobre mí…—Es solo uno de los libros, no ha tomado el resto. —intentó calmarme Tania, con una voz maternal paciente.No iba a funcionar. Mis colmillos se asomaban.—¡Esto es un desastre! —grité, con la garganta ardiente por las palabras que debían salir de allí.—Esto le dará la razón a Kat. Si cundes en pánico, estarás mostrando debilidad. —dijo Robert, esta vez habló el, con una severidad rotunda.—¿Entonces no hay que hacer nada? Comienzo a impacientarme, en e
(Jayden)El encierro tornaba mi mente un cubo de hielo helado. Ciertamente sentía que mi cerebro no era el mismo de siempre. Porque no me ejercitaba como antes, no podía leer los libros que me interesaban. Ni siquiera lograba conversar con alguien lo suficientemente listo. Solo recibía los insultos de Kat una y otra vez, así como las sucesivas burlas.—Buen día, Jayden. —dijo ella, riendo con sarcasmo. Empezó a dar vueltas en círculos por el cuarto, debía encontrarse aburrida.Reconocía cuando lo estaba, desde que era una niña si no encontraba algo que hacer daba vueltas en círculos hasta que lograba encontrar algo con lo cual divertirse. La vi horas con el ordenador, mirando vaya a saber qué.—¿No necesitan tu ayuda hoy? —pregunté, desde mi lugar en el suelo.Tenía el cabello largo y la barba crecida, necesitaba con urgencia afeitarme un poco e higienizarme. La muy cruel no me dejaba bañarme por miedo a que me escapara o intentara algo. Por lo cual solo me dejaban cambiarme de ropa y
(Narra Keira)—Si te soy sincera sigo creyendo que este es un pésimo plan. —dije, poniendo los ojos en blanco.Si me hubiera dicho desde un principio que tendríamos que ir a convencer a las personas, pero que solo yo podría hablar, definitivamente no habría asistido. Tania me había prácticamente engañado para estar allí y eso no era correcto. Eran tan extraños, esa familia me ponía ciertamente muy nerviosa y no quería aceptar sus reglas. Ya Abigail me había decepcionado mucho al enseñar su verdadera cara al huir y vender mis secretos, como un golpe demasiado bajo.—Ese derrotismo no te llevará a ningún lado, Keira. —Tania arrugó la frente. Podía ver en su expresión que no toleraba mucho mi manera de ser.Pero yo no podía cambiar quien yo era y ahora, me sentía acorralada. Estábamos entrando a la ciudad en este mismo momento.—Háblame del sitio a donde iremos y también del sujeto, al menos. —dije, mirando por la ventanilla. El paisaje de la ciudad siempre me ponía de mejor humor. El ai
(Keira)—Sigo sin entender como puedes pensar, Tania, que yo abandonaría la comodidad de mi vida para ir a pelear. Sabes que no me gusta pelear ni luchar en enfrentamientos de lobos. No me he transformado en años. —dijo Tyler, con los ojos fijos en ella, desafiante. Parecía un humano normal, con adicciones y problemas de inestabilidad. No había rastros de ferocidad en su mirada en lo absoluto.—Creí que tu etapa de renegar de tu naturaleza había llegado a su fin cuando casi mueres. —dijo ella, buscando que recordara esa parte de su vida. —Ser un lobo te salvó la vida.—Bueno, ahora ya no lo necesito más. Tengo trabajos de vez en cuando para pagar mis cosas, viajo, me muevo a pie o en autos alquilados. Me gusta mi vida, pago rentas pequeñas en sitios estrechos. No puedo pedir más. —Tyler señaló la computadora que le habían dejado para reparar. —Quizá a ti te parezca aburrido, pero soy bueno en mi trabajo, reparo cosas, no las romperé más.—Pero sabes que esta no es una vida para un lob
(Iker)—Tenemos que hablar ahora, hermano. —dijo Kal, al tiempo en que se esforzaba por fastidiarme.Lo seguí por el pasillo hasta el jardín, parecía ser el único lugar que no estaba plagado de gente. Esto no tendría que seguir ocurriendo si pudiéramos ir a alguna de mis mansiones, donde el espacio sobraba. Pero este anonimato que había que seguir me impacientaba, tener que estar todos amontonados era insoportable.—Dime. —dije, enfocándolo. —¿Qué es lo que quieres? —pregunté. Quería que fuera directo al grano.—No creo que estés actuando bien, he visto lo que le hiciste a Charlie, casi lo has matado. —empezó a decir Kal, con su prudencia característica.Otra vez esa necesidad de cuestionar mis órdenes y mi forma de proceder.—¿Quieres desafiarme? —pregunté. —Podrías ocupar su lugar y estar recuperándote.—No, sabes que no. Somos hermanos, joder, es que no puedes solo escucharme y ya. Busca tu prudencia, hoy más que nunca necesitamos aliados para pelear en esta guerra.—Bueno, estoy v
(Keira)No podía creer ni entender lo que estaba diciendo ese lobo. Tyler había declarado que solo se uniría a nuestras filas si yo peleaba contra él y no solo eso, tenía que ganarle. Yo no era una guerrera hábil en combate, no contaba con experiencia peleando y eso se notaría. El parecía entrenado por años y sus movimientos habían sido casi imposibles de ver para mí. No sabía que haría, pero Tania me apretó el brazo, haciéndome entender que no tenía otra opción.—No tengo todo el tiempo del mundo. —dijo Tyler, molesto por tener que esperar.—Necesito un minuto. —dije, yéndome hacia un costado con Tania, para poder hablarle a solas. —No podré hacerlo. —le dejé en claro, esto era una autentica locura y no había manera de que saliera bien. —Ganar será imposible.—Eres un demonio Keira, puedes tener muchas posibilidades de ganar. Si no buscas la manera, perderás la posibilidad de que se una a nuestras filas. Piensa, no es tan difícil que al menos lo intentes. Recuerda que el derrotismo n
(Keira)Tyler iba junto a mí en los asientos de atrás del automóvil. Tania conducía con su prudencia habitual. El no parecía estar del todo feliz de tener que acompañarnos y era normal, le había ganado prácticamente haciendo trampa, pero fue fiel a su palabra y subió al auto rumbo hacia nuestro refugio.—Lo siento. —dije, encogiéndome de hombros. —Necesitaba ganar esa pelea.El me miró desconcertado.—¿Por qué te disculpas? —preguntó.—Hice trampa, usé una táctica engañosa para no tener que pelear. —respondí, apenada, claro que me hubiera gustado ganar de una manera limpia. —De no ser por eso, tu hubieras ganado.—No era un combate con reglas. No tienes porqué disculparte. Lo importante era ganar, después de todo y tu has cumplido con tu objetivo. —empezó a decir, con un tono irónico que no me permitía saber si era sincero o no.No contesté nada por unos segundos. El tenía una personalidad extraña, tenía tics nerviosos propios de un adicto. Me pregunté si en realidad sería una buena i