(Keira)Tyler iba junto a mí en los asientos de atrás del automóvil. Tania conducía con su prudencia habitual. El no parecía estar del todo feliz de tener que acompañarnos y era normal, le había ganado prácticamente haciendo trampa, pero fue fiel a su palabra y subió al auto rumbo hacia nuestro refugio.—Lo siento. —dije, encogiéndome de hombros. —Necesitaba ganar esa pelea.El me miró desconcertado.—¿Por qué te disculpas? —preguntó.—Hice trampa, usé una táctica engañosa para no tener que pelear. —respondí, apenada, claro que me hubiera gustado ganar de una manera limpia. —De no ser por eso, tu hubieras ganado.—No era un combate con reglas. No tienes porqué disculparte. Lo importante era ganar, después de todo y tu has cumplido con tu objetivo. —empezó a decir, con un tono irónico que no me permitía saber si era sincero o no.No contesté nada por unos segundos. El tenía una personalidad extraña, tenía tics nerviosos propios de un adicto. Me pregunté si en realidad sería una buena i
(Keira)No podría haberme imaginado que el hacinamiento en ese refugio llegaría a su límite tan rápidamente. Éramos demasiados conviviendo en un lugar tan estrecho. Sobre todo, los más afectados eran los miembros de la manada de Robert. Ellos tenían unas rutinas tan estrictas que no podían llevar a cabo al tener que compartir cada uno de los ambientes de la casa. Solo podían tener libertad y soledad afuera, en el jardín del campo.Se establecieron nuevas normas de convivencia. Como un día para cocinar para cada uno, otro día del lavado de los platos, la limpieza del baño y muchas otras cosas esenciales más.El que más problemas daba era Tyler, que era tan volátil que podía pasarse horas enteras ebrio sin rendir sus cuentas ni cumplir con sus tareas. Era el caso más difícil para Tania, porque ella se hizo cargo de él y tenía que hacer que se integrara.Zhang y Kal se peleaban todo el tiempo, en especial en la cena y el almuerzo, donde todos debíamos compartir el mismo espacio. Luego, C
(Abigail)El despertar de aquella mañana me pareció increíble. Había una bandeja de desayuno junto a mí, que dejó Nat muy temprano. Eso me sorprendió, nadie solía levantarse incluso más temprano que yo. Me pareció un detalle muy hermoso de su parte el traerme el desayuno a la cama. Entró a la habitación con una chaqueta de jean holgada y gastada, con una camiseta negra debajo y unos jeans muy oscuros. Me agradaba su forma de vestirse informal, lo hacía ver despreocupado y suelto.—Buenos días. —saludó, al tiempo en que se servía un vaso de zumo de naranja para beber a mi lado.Los wafles eran de vainilla y había toda clase de salsas.—Muchas gracias por todo esto. —dije, sonriendo.—No me agradezcas, has hecho mucho por nosotros y necesitas energía para todo lo que haces en el día. Mira, si no fuera por ti todos esos lobos seguirían sin un rumbo fijo.Era cierto, en los últimos días había entrenado a los lobos con rigurosidad y había rendido frutos. La disciplina los hacía mucho más f
(Nat)Esto parecía una auténtica locura, Kat estaba sobre Abigail y parecía que se estaban golpeando.—¿Qué hacen? Contéstenme ahora. —ordené, con muy poca paciencia, no había tiempo como para hacer esa clase de tonterías.Pero fue Kat la que respondió y por el contrario a lo que yo había creído, se quitó la blusa dejando sus senos al aire.—Estábamos jugando, querido. ¿Por qué nos interrumpes así? —preguntó ella, con una sonrisa seductora en el rostro.Abigail asintió con la cabeza.—Eso hacíamos. —dijo, al tiempo en que se quitó también la blusa.Ambas estaban semidesnudas en la cama, juntas, como si hubieran estado peleando. No me explicaba porque estaban haciendo esto.—¿Quieres jugar con nosotras? —preguntó Kat, al tiempo en que me observaba fijamente.No pude evitar sentirme atraído por esa escena, las dos eran increíblemente irresistibles y seductoras. Estaban juntas y sus intenciones eran confusas. Salí de allí cerrando la puerta a mi paso, buscando aclarar mi mente sin haber
(Keira)Hablar con Jayden me dejó confundida y no precisamente con mis sentimientos. Era mucho más que eso, estaba sembrando un intento de compasión en mi interior. Mi corazón no era duro como una roca, sus palabras si hicieron que me preguntara si era cierto que Kat estaba sufriendo mucho.El intento de compasión se desvaneció al ver a Ema y Greg de la mano, al regresar al interior de la casa. Ellos fueron los que más sufrieron la ira de esa desgraciada. Recordé a Kat con las cadenas en sus manos, ahorcándolos a los dos y disfrutando de su dolor.Ema me saludó con un abrazo.—Estoy feliz de que estes recuperándote. —dije, al tiempo en el que la estrechaba entre mis brazos.Una alarma por parte de Greg nos hizo entender que alguien se acercaba al refugio. Eran dos autos importados de color negro, con los vidrios polarizados. Estos se acercaron a unos metros del refugio y estacionaron sin reparo alguno. Parecían tener total confianza. Los lobos de inmediato se pusieron en alerta, bloqu
Busqué por todos los modos que pudiéramos ponernos de acuerdo en esta reunión, cosa que parecía ciertamente imposible. Los gritos abundaban y cada vez eran más, nadie podía entrar en razón y tampoco se podía hacer que Iker cambiara de opinión.En el momento de la pausa antes de que la discusión siguiera. Sentí que era necesario que hablara con Robert. Era el más fuerte en sus convicciones y tenía que optar por intentar convencerlo por mi cuenta.—No podrás encontrar flexibilidad en un viejo como yo, Keira. —dijo, apenas me vio. Él se hallaba solo, parado al lado de su automóvil favorito—No diga eso, usted no es un viejo. —dije, pero al segundo me di cuenta de que no tenía sentido. Él sonrió.—Bueno, es amable de tu parte. —su voz arrastraba melancolía.—Esto no debe estar pasando, usted sabe que necesitamos cada segundo para prepararnos. No ganaremos si nos dividimos.—Comienzo a creer que esta lucha no es mía. —contestó él.—Pero si lo es, usted prometió que me protegería ante todo
No me quedaba en claro si se burlaba de mi o de los poderes de Kat, pero se había ahogado con esa carcajada por minutos y comenzaba a fastidiarme. Al parecer le parecía un problema muy tonto, bajo su punto de vista tan despreocupado.—Bah, si no vamos a entrenar me voy. —dije, molesta.—No, te quedas aquí y aguantas esta risa. Mira, vas a decirme que no es divertido. Nunca creí que alguien pudiera sentirse intimidado con la inseguridad. Si no fortaleces tu amor propio, entonces estás perdida en cualquier aspecto de la vida. ¿No te parece? —preguntó, mirando con severidad. Ahora no parecía estarse burlando.Asentí, claro que lo sabía. Pero no era para mí tan sencillo, a veces a lo largo de mi vida sentía una montaña de inseguridades que no se marchaba con nada. Esa falta de amor propio a veces me ahogaba y cuando creía que se había marchado, regresaba con más fuerza. El miedo al rechazo, las burlas y el fracaso eran tan difíciles de expulsar de mi vida. Sabía que era un impedimento en
(Kat)Los celos que me invadían constantemente me hacían tener una pesadez insoportable. Esa Abigail parecía hacerlo todo bien. Era mucho más linda que yo sin tener que hacer nada y con casi cien años, lo cual era lo más injusto de todo. Era una loba que además era buena peleando. Por más que se recogiera el pelo de manera sencilla y se pusiera una ropa deportiva y fea robaba más la atención de Nat, como si el estuviera teniendo algún tipo de atracción.No podía soportar su mirada frente a la mía y como debía aceptar su presencia en la casona. Era el momento de luchar, atacar directamente al enemigo para así separarnos al fin. Era una loba vieja, debía regresar con su antigua manada y dejarnos en paz.Salí afuera de mi cuarto con esa premisa. El odio que sentí cuando Jayden abandonó la casona no se comparaba con nada, se había burlado de mí y ahora estaba en mi objetivo al igual que Keira. Sabía que estaríamos listos para cuando llegara el momento y venceríamos a esa condenada demonio