Busqué por todos los modos que pudiéramos ponernos de acuerdo en esta reunión, cosa que parecía ciertamente imposible. Los gritos abundaban y cada vez eran más, nadie podía entrar en razón y tampoco se podía hacer que Iker cambiara de opinión.En el momento de la pausa antes de que la discusión siguiera. Sentí que era necesario que hablara con Robert. Era el más fuerte en sus convicciones y tenía que optar por intentar convencerlo por mi cuenta.—No podrás encontrar flexibilidad en un viejo como yo, Keira. —dijo, apenas me vio. Él se hallaba solo, parado al lado de su automóvil favorito—No diga eso, usted no es un viejo. —dije, pero al segundo me di cuenta de que no tenía sentido. Él sonrió.—Bueno, es amable de tu parte. —su voz arrastraba melancolía.—Esto no debe estar pasando, usted sabe que necesitamos cada segundo para prepararnos. No ganaremos si nos dividimos.—Comienzo a creer que esta lucha no es mía. —contestó él.—Pero si lo es, usted prometió que me protegería ante todo
No me quedaba en claro si se burlaba de mi o de los poderes de Kat, pero se había ahogado con esa carcajada por minutos y comenzaba a fastidiarme. Al parecer le parecía un problema muy tonto, bajo su punto de vista tan despreocupado.—Bah, si no vamos a entrenar me voy. —dije, molesta.—No, te quedas aquí y aguantas esta risa. Mira, vas a decirme que no es divertido. Nunca creí que alguien pudiera sentirse intimidado con la inseguridad. Si no fortaleces tu amor propio, entonces estás perdida en cualquier aspecto de la vida. ¿No te parece? —preguntó, mirando con severidad. Ahora no parecía estarse burlando.Asentí, claro que lo sabía. Pero no era para mí tan sencillo, a veces a lo largo de mi vida sentía una montaña de inseguridades que no se marchaba con nada. Esa falta de amor propio a veces me ahogaba y cuando creía que se había marchado, regresaba con más fuerza. El miedo al rechazo, las burlas y el fracaso eran tan difíciles de expulsar de mi vida. Sabía que era un impedimento en
(Kat)Los celos que me invadían constantemente me hacían tener una pesadez insoportable. Esa Abigail parecía hacerlo todo bien. Era mucho más linda que yo sin tener que hacer nada y con casi cien años, lo cual era lo más injusto de todo. Era una loba que además era buena peleando. Por más que se recogiera el pelo de manera sencilla y se pusiera una ropa deportiva y fea robaba más la atención de Nat, como si el estuviera teniendo algún tipo de atracción.No podía soportar su mirada frente a la mía y como debía aceptar su presencia en la casona. Era el momento de luchar, atacar directamente al enemigo para así separarnos al fin. Era una loba vieja, debía regresar con su antigua manada y dejarnos en paz.Salí afuera de mi cuarto con esa premisa. El odio que sentí cuando Jayden abandonó la casona no se comparaba con nada, se había burlado de mí y ahora estaba en mi objetivo al igual que Keira. Sabía que estaríamos listos para cuando llegara el momento y venceríamos a esa condenada demonio
(Keira)El entrenamiento de Tyler resultó sumamente eficiente. Con el pasar de las horas, logré enfriar mi cabeza por medio del razonamiento lógico que el poseía. El tenía una inteligencia muy extraña, sus teorías y modos de pensar eran diferentes, lo que hacía que mi cabeza se confundiera y al mismo tiempo, dejaba atrás los viejos condicionamientos que antes poseía.—Aprendes más rápido de lo que pensé. —dijo Tyler, riendo. —Creo que no perderás en el primer round.—Oye, no tengas tan poca fe. —bromeé.Al terminar el horario de entrenamiento me retiré hacia el campo, donde Iker supervisaba la construcción de la casa móvil de los nuevos visitantes. El me besó apenas me vio, haciéndome girar por el aire. Comenzaba a acostumbrarme a que así fuera nuestra relación, como si fuéramos dos amantes que no tenían nada raro en su vida. Pero era totalmente distinto y eso parecía unirnos mucho más. Nuestros encuentros apasionados cada vez se repetían más, éramos adictos el uno con el otro a esa p
(Abigail)No podía creer que habría llegado el momento de enfrentarlos. Todo lo que conllevaba esa lucha estaba cayendo al fin. Era un gran cambio en mi vida y no sabía si estaba lista todavía. Los lobos que entrené eran feroces, tenían una habilidad para el combate. Conté ciento cincuenta lobos bajo mi mando. Había logrado combinar los ataques de los grupos para que trabajaran en equipo. El trabajo fue muy duro para mí, coordinar y hacer que aprendieran de mi disciplina era complicado. Eran muchos y yo era solo una persona, entrenando todas esas tropas desaliñadas. Sus vidas habían tomado un rumbo desastroso que tuve que enderezar.Para mi fortuna, aprendían rápido. Tuve que centrar toda mi atención en hacer que me obedecieran al pie de la letra, para que los conocimientos de combate ingresaran más fácilmente a su cabeza.Al lavarme el rostro por tercera vez, me convencí de que estábamos listos y teníamos que atacar lo antes posible, era cierto. Las novedades no eran buenas, si Iker
(Iker)Las llamadas que hice de camino a la casa de seguridad brindaban un poco más de ese anonimato que se necesitaba para desenvolver una guerra de tal magnitud. Si bien era evidente que no podríamos ser invisibles, podíamos tener una mínima ventaja si no había riesgos de que pudieran vernos. No podía arriesgarme a mover a Gala, el edificio en el que se encontraba era bastante más seguro que estar en movimiento. En la casa había muchas trampas por si alguien quería entrar sin autorización. Los sistemas de defensa se activarían en los protocolos correspondientes. Esperaba que así fuera, que hubiera tomado la mejor decisión con respecto a la protección de la pequeña.Los demás vecinos debían ser desalojados antes de que llegáramos allí. Mi tropa de asesinos a sueldo también tenía un plan trazado para encontrar las debilidades del bando contrario. La tecnología que yo comercializaba tenía muchos hilos para tirar y aprovechar, con lo cual ellos estarían listos para disminuir las tropas
(Keira)—¡Baja de ahí! ¡Cobarde! —gritaba Kat, al tiempo en que intentaba escapar de las garras de Greg, que la perseguía a lo largo de esa calle.Me quedé en el aire para encontrar un hueco en el tiempo y así, poder sacar a gala de esa casa. Solo así no correría peligro, pero debía estar muy segura y actuar rápido. Si no lo hacía, estaría peor que en la casa de seguridad.Mis alas estaban respondiéndome bien, para mi buena fortuna. El entrenamiento con Tyler daba sus frutos. El me había hecho cuestionarme muchas cosas que me ayudaron a dejar de sabotearme a mí misma.No podía encontrar a Nat por ninguna parte, no debía perder cuidado en protegerme de su control. Si me tomaba por sorpresa, las cosas se pondrían mucho peor. Tomé aire y me elevé todavía más. Me sentía como una cobarde, pero Iker había aconsejado que buscara el momento para rescatar a Gala desde el cielo. Solo yo podía hacerlo. En cierto modo, no quería hacerle daño a ningún lobo y no pelear era más tranquilizador para m
(Narra Zhang)—¿Estás seguro de poder con esa misión? —preguntó Jayden, el muy desgraciado seguía con el tupé de querer darme órdenes.—No eres nadie para preguntar eso. —solté, con rabia.—Pero soy tu familia, me importaría si mueres hoy. —dijo él, con un tono casi melancólico.Últimamente no lo soportaba, se había hecho más débil de lo que creía que podía llegar a ser. La verdad no comprendía lo que le estaba sucediendo. No quedaba mucho del alfa que era nuestro líder en nuestra manada. Había cambiado mucho, su voz incluso sonaba más débil. Desde que Keira apareció en su vida, su carácter cambió demasiado.—Sí, pero no eres el alfa. —dije con desprecio. —Apenas si eres un lobo.El bajó la cabeza.—He tenido muchas decepciones. —empezó a decir, casi nostálgicamente. —Pero eso me hizo darme cuenta de las cosas. ¿Sabes? Antes les daba mucha importancia a las jerarquías. Mi familia se fragmentó, la mujer que amo está con otro hombre, nadie me respeta…—Y aún así sigues aquí, dando lasti