Cruzo los pasillos de la escuela y cada vez miraba en los interiores de cada salón, pero nada, la mujer sensual no estaba por ninguna parte y es que hasta aquel punto comenzaba a soñar con esas curvas perfectas, tenía que tenerla.
–Ezra –le llamó el entrenador a sus espaldas, este giro con el ceño fruncido –hoy vamos a tener práctica, te quiero a ti y al resto del equipo en la cancha a las 9 de la noche.
–¿Por qué a las 9? Las prácticas siempre han sido a las 8 –el entrenador que escribía algo en su tabla de deportes dejó de hacerlo para verlo a la cara.
–Porque la maestra de gimnasia ocupará el lugar a las ocho –los ojos azules de Ezra brillaron –el salón que ocupaba está en remodelación y nosotros le prestaremos por unas semanas el nuestro.
–¡Perfecto! –exclamo con una sonrisa ladina, el maestro lo noto.
–Ustedes tienen prohibido entrar a las prácticas de ellas –agregó al intuir las intenciones del moreno –Ya me dijo la maestra el arguende que armaron en las elecciones.
–La cancha es de todos –siseó, porque por ningún motivo se perdería de esa clase.
–El que seas el capitán del equipo no te da derecho a…
–Pero el ser profesor si le da derecho a andar tocando a la maestra detrás de bastidores –el maestro se puso blanco –¿verdad? Sería muy escandaloso que se supiera de su relación y que ambos fueran despedidos. ¿Me preguntó qué diría mi tío de todo esto? –se llevó la mano al mentón mirando hacia el techo de la escuela.
–¿Qué es lo que quieres Ezra? –el moreno sonrió.
–Nos permitirás estar en todas las prácticas de gimnasia.
–¿A todo el equipo?
–Si, a todos nosotros –sería demasiado sospechoso estar solamente él –Ya es cosa tuya lo que le inventes a tu nalga.
Se dio la media vuelta dejando al entrenador con la boca abierta, había hecho uso de un buen chantaje, pero sabía que lo valía, tenía que saber quién era ella. Camino a su salón imaginando cada una de las cosas que le haría una vez que la tuviera con él porque esa mujer sería suya sin embargo sus pensamientos se cortaron de golpe al ver una melena plateada sentada en la mesa pupitre dándole la espalda y riendo con la alumna vecina.
–Me habían dicho que en esta escuela no aceptaban a cualquiera –el pelinegro se levantó y giró hacia el muchacho que se le acercaba.
–Ezra… –murmuró Asher al verlo.
–¿Qué hace un Clarke en la escuela de mi tío? Se supone que Ustedes solo entran a internados –las cejas de Asher se juntaron –¿O acaso la flamante familia Clarke ha dejado de ser tan conservadora para unirse a los mortales?
–A ti eso no te importa –contesto Asher apretando la mandíbula.
–Mira Ricky ricón, aquí las cosas son muy diferentes de tu castillo de cristal –Ezra se acercó más a Asher mostrando lo altos que ambos eran, las chicas se aglomeraron alrededor observando los hermosos perfiles de ambos –no te metas en mi camino sino te quieres quedar sin dientes.
Pero Asher se cruzó de brazos con una amplia sonrisa en su cara provocando al moreno, que ahora apretaba los puños.
–Actúas así porque aún no superas lo de…
–A sus lugares –ordenó la voz del profesor que entraba y cerraba la puerta del salón –saquen su libro de historia universal en la página 33 haremos un resumen de…
Una última mirada asesina antes de tomar asiento y sacar sus cosas. Sin duda sería un largo día.
Llego casi a la hora exacta de la práctica, se metió en los vestidores y poco a poco se fue deshaciendo de la sudadera ancha, las tres camisas abajo y el pans deportivo, sacó el leotardo azul y se lo colocó haciendo una mueca al sentirlo apretado del busto pero no le dio importancia se dirigió hasta el espejo sacó el lápiz que sostenía sus cabellos y los dejó caer como una cascada, mostrando una melena larga hasta la cintura con unos ondulados bien marcados, sacó el cepillo solo para recogerlo en una alta coleta que transformó en un bonito chongo, tomó unos pasadores y echó todo su fleco hacia atrás, se quitó los lentes y guardó la maleta, apenas salió del vestidor chocó contra alguien más alto que ella quien la tomó por la cintura. Madison iba a protestar, a reclamar hasta que esos penetrantes ojos azules la vieron con un destello brillante, lo reconoció.
–Perdón –le escuchó decirle, Madison puso sus manos en el pecho en un intento de alejarlo porque curiosamente lo sentía acercarse.
–Deberías de fijarte por donde vas –y se zafó del agarre en su cintura, el muchacho de larga cabellera negra se hecho hacia atrás con una sonrisa –casi me tiras.
–Pero no lo hice –agregó sin dejar de sonreír, viéndola de arriba abajo, sin lugar a dudas esa mujer era todo lo que un hombre de buen gusto quisiera tener a su lado y su cara, tenía un bonito rostro, pero sus ojos azules, ese azul cobalto la hacía resaltar más –mi nombre es Ezra –levantó su mano hacia ella en señal de estrecharla, pero la muchacha no reaccionó, sino que miró su mano y después lo vio a él con el ceño fruncido.
–¡Madison! –gritó la maestra a la distancia –Es tú turno, deja de platicar.
Así que se llamaba Madison. La vio darse la media vuelta dejándolo con la mano extendida pero no reprocho porque el verla caminar pago por completo la poca educación de la ojiazul, admiró por unos segundos como ese tremendo jamón se movía al son de sus pasos, definitivamente se convertiría en su nuevo pasatiempo.
Varios giros, tres vueltas completas, un salto con una vuelta al aire y un aterrizaje perfecto, el furor del equipo de basquetbol que observaba atónito causó cierto recelo en las demás integrantes.
–Bien Madison –dijo la maestra al aplaudirle también –ahora estoy segura de que contigo ganaremos las estatales –la azabache sonrió de lado –ahora quiero que me repitas la rutina –la muchacha asintió, volviendo a subir en la colchoneta.
–Reconozco que tiene un cuerpo tentador –Armand quien también observaba desde las gradas, se metió entre sus dos hermanos –si tuvieran que cambiarme de equipo sin duda esa niña sería mi opción.
–Pero ahora es intocable –murmuró Carl y girando su atención hacia Ezra quien veía atento la rutina de la pelinegra.
–¿Por qué? –pregunto Armand y los ojos de Carl señalaron a su perdido hermano –¡Oh! Es la nueva presa de Ezry. Y no lo culpo –los tres hermanos volvieron su atención hacia la muchacha que daba una doble pirueta en el aire.
Regresaba a los vestidores cuando de nueva cuenta vio a ese sujeto reclinado en la pared con los brazos cruzados y su larga cabellera negra a un lado de su hombro. Entrecerró los ojos y parándose lo más recta posible siguió su curso, era inevitable evadirlo pues estaba justamente a un lado de la entrada.
–¿Qué quieres? –le preguntó cuándo llegó hasta él, el moreno arqueó una ceja era la primera vez que una mujer le hablaba así.
–Me gustas –le soltó de repente, no pudo saber si lo qué le había dicho causo algún tipo de rubor porque ella estaba completamente sudada y roja de la cara, aunque por lo visto no era así ya que ella se había cruzado de brazos y sonreía de lado.
–Pues a mí no –siseó con fuerza –conozco perfecto a los hombres de tu tipo –era ella la que ahora lo veía de arriba abajo –los típicos niños populares guapos, que se mofan del número de mujeres que caen en su cama y que nos coleccionan como si fuéramos trofeos –Ezra arqueó ambas cejas –entiende una cosa Ezra yo no soy colección de nadie. Ahora quítate de mi camino que está vagabunda necesita cambiarse.
Lo paso de largo caminando con la mirada en alto, Ezra la siguió con la mirada ¿pero qué putas se creía esa mocosa? Era cierto que tenía unas riquísimas nalgas y unas buenas tetas pero eso no le daba el derecho de mofarse así de él y esa sería la última vez que la buscaba porque en la universidad había un sinfín de mujeres ansiosas por compartir un par de horas con él, como para estar perdiendo su tiempo con una creída con ínfulas de reina, apretó los puños y se alejó de aquel maldito lugar.
–¿Solo el jugo? –le preguntó el tipo de ojos negros y cabello a juego, Asher asintió.El hombre pasó el jugo por el láser marcando el precio en la caja registradora e Asher buscó su cartera para paga, en eso la campanilla de la tienda sonó.–Hola Killian –saludó la voz de una mujer justo a un lado de él.–Buenas noches señorita Naomi –contestó el sujeto –¿cigarrillos?–Me conoces bien.–En un momento.Entonces Asher dejó de ver su cartera y vio a la hermosa mujer que había hecho fila detrás de él, tuvo que mirarla dos veces y parpadear muchas más al confirmar que se trataba de su vecina, porque había visto lo suficiente para saber que era ella y con eso se refiera al inmenso trasero
Él aura de enfurecido no se le había pasado aún y sus hermanos lo notaron desde que había regresado bateado por esa mocosa, tan enojado estaba que no pudo ni concentrarse en la práctica y ahora llegaba al salón y veía a Asher otra vez sentado en la mesa de su pupitre, el puto colmo del día.–Oye tú, idiota –Asher se giró recibiendo un golpe directamente en su cara, haciéndolo caer de bruces por el impacto –ve a poner tu trasero hediondo en otro lado.–¿¡PERO QUE PUTAS TE PASA!? –bramó Asher poniéndose de pie de inmediato y agarrándose la mejilla golpeada, pero Ezra simplemente lo ignoro y se sentó sin verlo.–A sus lugares –el profesor entraba a prisa tomando asiento en su escritorio, ignorando las caras de los alumnos, hasta que vio a Asher de pie –Se&ntild
–¡MALDITO! ¡VEN ACA! –vocifero Asher al encontrar una de sus camisas favoritas toda rasgada, Madison entraba con la cara como un tomate cuando un ágil Mustafa cayó en sus brazos, mostrándole los dientes a un feroz Asher –¡HIJO DE TU…!–¿¡Porque estas molestando al gato!? –Asher cayó de golpe, dio un paso hacia atrás cuando presintió el miedo recorrer su espalda al notar el semblante maligno de Madison.–Madison… que te…–¡TÚ, LE TOCAS UN SOLO PELO A MUSTAFA, Y YO TE CORTO LOS HUEVOS ASHER! –el platinado abrió los ojos de súbito al escuchar a su amiga, su amenaza era real lo veía en aquel brillo en sus ojos –¡Ahora quítate que quiero ir a bañarme!Asher se hizo a un lado con miedo ¿Por qué
Fingía leer mientras él se aferraba al control de su videojuego, llevaba días planificando como decirle e incluso había ensayado frente al espejo y a pesar de tener días de anticipación para invitarlo lo postergó hasta ese momento.–Asher… –le llamo, cerrando el libro y sacando de entre las páginas el pase rosado.–¿Qué? –le respondió mientras levantaba el control a lo alto sin dejar de ver la televisión.–Mañana es mi competencia –comenzó a decirle mientras se levantaba de la silla con el corazón latir a toda velocidad.–Ajá… ¿y luego?–Bueno… yo quería…–¡Mierda! –exclamó al pararse repentinamente del sofá y lanzar el control a
¿En qué momento había considerado que era buena idea ir? ¿Por qué había accedido al cambio repentino de su ropa? Probablemente fuera porque ese tal Armand le inspiraba confianza, a lo mejor por ser gay o porque de verdad no quería sentirse sola en ese momento, lo cierto era que ahora mismo se movía entre un inmenso mar de gente que bailaba al ritmo de la canción que retumbaba sexy bitch de David Guetta avanzaron hasta detenerse en una mesa circular hasta el fondo del lugar, mesa que ocupaba Ezra y otros miembros del equipo de basquetbol que ya reconocía.–Siéntate en donde tú quieras Madi –le dijo Armand.Mala idea, definitivamente mala idea el llevar ese revelador vestido purpura que sumamente pegado a sus curvas no dejaba nada a la imaginación, se limitó a sentarse junto a Armand que ahora levantaba la mano llamando a un mesero.
Los días transcurrieron según él: normal. Después de aquel evento en la discoteca se limitó a seguir observándola de lejos, sintiéndose victorioso de encontrar en sus mejillas ese rubor que sabía él provocaba cuando se percataba de que la veía y sin proponérselo comenzó a conocerla mejor, había aprendido que cuando se enojaba su nariz se arrugaba un poco, que al reír dos hoyuelos se marcaban en sus mejillas y que el azul cobalto de sus ojos a veces solía confundirse con un gris puro, asimiló que Madison a pesar de llevar todos esos harapos no dejaba de ser una mujer bonita; Asher de verdad era un verdadero idiota al no ver todo lo que su amiga tenía, porque sí, sabía ahora todo acerca de esos dos: compartían el alquiler en uno de los edificios del bulevar, ambos estaban estudiando una carrera contraria a la que sus familias les impusieron, ten&i
Tres maldecidos meses en los que se sorprendió pensando en ella, una y mil veces se repetía lo que su hermano Carl le decía se acabara una vez que te la cojas si, tenía que hacerlo ya porque de seguir así se volvería loco y más porque sabía que ella era parte clave de todo lo que estaba armando en contra de Asher, tenía que ser así, no podía desviarse de sus intenciones originales ni mucho menos detenerse averiguar los miles de cosas que le inquietaban de ella.–Regreso después –dijo antes de salir de su casa con la cabeza hecha un lío.No podía dar marcha atrás ahora que había avanzado tanto.Empezó con explicarle el porqué de su engaño, porque ya no había necesidad de mentir, no después de escuchar a la casera las mil y una de veces que vio salir a Asher del edif
Sábado y domingo usados únicamente para comprar lo que nunca en su vida compro, desde zapatillas de marca hasta lencería provocativa, cada conjunto que uso, cada prenda que adquirió lo hizo con toda la intención de sorprender a esos dos, también se había tomado la molestia de comprarle unas cuantas cosas al futuro bebé de Nancy en recompensa por el cambio para cuando el piso era ya demasiado noche, Mustafa ronroneo a sus pies y Madison se dispuso a colocar todo lo nuevo. Y llego lunes e Asher y Naomi no llegaron temprano, supuso lo harían por la tarde o noche así que eligió algo provocativo, ese margen de tiempo solo de daba espacio para empezar a maquilar su plan.Su ego creció al sentirse observada por muchos pares de ojos la mayoría de los hombres. Una falda azul marina completamente pegada a sus caderas y glúteos, con un blanco superior que dejaba ver un abdom