¿En qué momento había considerado que era buena idea ir? ¿Por qué había accedido al cambio repentino de su ropa? Probablemente fuera porque ese tal Armand le inspiraba confianza, a lo mejor por ser gay o porque de verdad no quería sentirse sola en ese momento, lo cierto era que ahora mismo se movía entre un inmenso mar de gente que bailaba al ritmo de la canción que retumbaba sexy bitch de David Guetta avanzaron hasta detenerse en una mesa circular hasta el fondo del lugar, mesa que ocupaba Ezra y otros miembros del equipo de basquetbol que ya reconocía.
–Siéntate en donde tú quieras Madi –le dijo Armand.
Mala idea, definitivamente mala idea el llevar ese revelador vestido purpura que sumamente pegado a sus curvas no dejaba nada a la imaginación, se limitó a sentarse junto a Armand que ahora levantaba la mano llamando a un mesero.
Los días transcurrieron según él: normal. Después de aquel evento en la discoteca se limitó a seguir observándola de lejos, sintiéndose victorioso de encontrar en sus mejillas ese rubor que sabía él provocaba cuando se percataba de que la veía y sin proponérselo comenzó a conocerla mejor, había aprendido que cuando se enojaba su nariz se arrugaba un poco, que al reír dos hoyuelos se marcaban en sus mejillas y que el azul cobalto de sus ojos a veces solía confundirse con un gris puro, asimiló que Madison a pesar de llevar todos esos harapos no dejaba de ser una mujer bonita; Asher de verdad era un verdadero idiota al no ver todo lo que su amiga tenía, porque sí, sabía ahora todo acerca de esos dos: compartían el alquiler en uno de los edificios del bulevar, ambos estaban estudiando una carrera contraria a la que sus familias les impusieron, ten&i
Tres maldecidos meses en los que se sorprendió pensando en ella, una y mil veces se repetía lo que su hermano Carl le decía se acabara una vez que te la cojas si, tenía que hacerlo ya porque de seguir así se volvería loco y más porque sabía que ella era parte clave de todo lo que estaba armando en contra de Asher, tenía que ser así, no podía desviarse de sus intenciones originales ni mucho menos detenerse averiguar los miles de cosas que le inquietaban de ella.–Regreso después –dijo antes de salir de su casa con la cabeza hecha un lío.No podía dar marcha atrás ahora que había avanzado tanto.Empezó con explicarle el porqué de su engaño, porque ya no había necesidad de mentir, no después de escuchar a la casera las mil y una de veces que vio salir a Asher del edif
Sábado y domingo usados únicamente para comprar lo que nunca en su vida compro, desde zapatillas de marca hasta lencería provocativa, cada conjunto que uso, cada prenda que adquirió lo hizo con toda la intención de sorprender a esos dos, también se había tomado la molestia de comprarle unas cuantas cosas al futuro bebé de Nancy en recompensa por el cambio para cuando el piso era ya demasiado noche, Mustafa ronroneo a sus pies y Madison se dispuso a colocar todo lo nuevo. Y llego lunes e Asher y Naomi no llegaron temprano, supuso lo harían por la tarde o noche así que eligió algo provocativo, ese margen de tiempo solo de daba espacio para empezar a maquilar su plan.Su ego creció al sentirse observada por muchos pares de ojos la mayoría de los hombres. Una falda azul marina completamente pegada a sus caderas y glúteos, con un blanco superior que dejaba ver un abdom
Nunca pensó que comprar acompañada sería más divertido que ir sola, Armand en más de una ocasión le había hecho reír al mostrarle aquellos conjuntos muy reveladores, prendas de todo tipo que Madison compraba por la expresa petición de su nuevo asesor de imagen.–Esto te quedara divino –le dijo mostrando un ligero negro junto con un vestido negro en estraple que era claramente corto, Madison volvió a reír –querida, tienes que hacer uso de esas buenas tetas y ese jamón que te cargas, cuando seas vieja te arrepentirás de no haberlo hecho.–Tú mandas –y le dio la tarjeta a la cajera quien gustosa volvió a pasarla por la máquina –pero… ¿Cuándo se supone que voy a usar todo esto? –Armand puso las manos en jarra.–Pues en todo momento, en la escuela,
Si pensaba que no podía a ver un peor día que el de ayer se daría cuenta que estaba muy equivocado pues su tortura apenas empezaba. Lo primero que hizo al llegar a la casa fue caminar hasta la cocina y abrir el refrigerador, tomó el cartón de leche y se lo empinó, dando unos sonoros tragos del líquido y de repente la silueta alta de un hombre caminar por la sala le hizo escupir de golpe toda la leche, escapándose incluso por la nariz y el imbécil se había detenido solo para burlarse de él.–¿¡Qué haces tú, aquí!? –le preguntó a Ezra que terminaba de abrocharse los botones de su camisa.–¿Tú que crees? –le guiño el ojo y le sonrió de manera ladina, se acercó a Mustafa que descansa en sus patas traseras en la barra de la cocina y le acarició con dos
Llego a la escuela haciendo rechinar las llantas de su mustang, le valió un reverendo cacahuate que muchos pares de ojos se fijaran en lo mal estacionado del coche porque ahora mismo se encaminaba con fuerza hasta el salón de Madison, su furia incremento cuando no la encontró entre el grupo de alumnos en el salón, se giró en búsqueda de la melena negra con rosa, tenía que estar ahí, ella jamás, nunca en su vida había faltado a una sola clase.–Si buscas a Madi no la vas a encontrar aquí –la voz del maldito afeminado solo incendio su interior.–¿¡Quién!? –era obvio que no había entendido el término que uso Armand quien con burla reía cada vez más.–¡Ash! ¿Qué no lo sabes? –le dijo moviendo sus manos exageradamente cerca de su rostro quien rolo
–¡PUTA MADRE! –vocifero al escuchar el tono del buzón en su celular.Enojado era poco, emputadisimo era la palabra correcta ¿de cuándo haca se le dificultaba mantener contacto con Madison? Media noche y ella no había llegado al departamento y eso no era todo, aun no procesaba del todo ese cambio en radical en ella, mucho menos su supuesta relación con Ezra, de todos los malditos hombres de la universidad ¿Por qué él? Y de repente noto que lo que tenía en verdad eran celos ¿él? ¿Celos? ¿De Madison? Se masajeo las cienes con violencia, aspiro con fuerza e intento relajarse y poner en orden cada de las emociones que en ese momento sintió y entonces se dio cuenta que ni siquiera en Naomi había pensado en todo el santo día ¿de verdad Madison lo había impactado tanto? ¿O acaso era culpabilidad lo que sintió? En e
Los ojos de Ezra no eran azul cielo como los de ella, más bien se asemejaban a dos perfectos zafiros, grandes y brillantes, admitía: le gustaba y por si fuera poco le atraía bastante, no como el tipo de atracción hacia Asher que era cálida, tierna y sensible sino más bien aquella que era cargada en deseo, pasión e incluso lujuria, sí, en definitivo esa era la sensación que el moreno de larga trenza, cabellos negros y corpulento cuerpo provocaba en su interior sin embargo no era tonta, el que se hubiera vestido como una no significaba que lo era, porque Ezra no había considerado un pequeño error en su trazado plan; Madison era astuta y por supuesto que durante todos los años de amistad con Asher había aprendido lo que era tratar con un verdadero cabrón mujeriego, ella sabía perfectamente que estaba jugando ¿Por qué? Tenía algunas pistas, la primera su amigo: A