Por suerte o por desgracia hoy era fin de semana y tenía que aprovechar a hacer todo lo que no había hecho en toda la semana. Despertarme con toda clase de malestares se estaba volviendo una rutina, una muy cansada y desgastante. Parecía muerta viviente, con un par de ojeras como koala y mi tez pálida por lo débil que me tenían los vómitos matutinos, no me podía permitir un doctor al menos hasta el próximo pago y tampoco consideraba que por un virus estomacal debía de pagar tanto dinero, ya para eso era mejor conseguir los remedios del libro de la abuela que tenía guardado en alguna parte de mi pequeño librero, la única cosa que tenía de ella y no recuerdo siquiera como conseguí. Estos dos días después de la cena fueron una m****a, y eso por no mencionar la parte horrible de ese día que me dejó llorando toda la madrugada hasta sacarme la última gota de líquido salado en mi rostro, Noah Thompson ni siquiera se tomó el detalle de dirigirme la palabra lo que restó de semana, pero no sol
Ver al señor Thompson acostado en mi cama sonaba a un plan para el futuro prometedor, se veía tan tierno, que me pasé toda la noche en el asiento al lado de mi cama observándolo, porque quizás, como el dijo, esa sea la última vez. Cerca de las 9 am me desperté de mi mala noche corriendo al baño que está en la puerta de al lado para evacuar lo poco que había comido ayer. Y es que había cambiado toda mi despensa y aun así no soportaba siquiera mirar ciertas comidas y el resto las evacuaba rápidamente al despertar. Estaba tan enfocada en no morir después de cada arqueada que ni siquiera me percaté cuando alguien más se posó en el marco de la puerta y me sobresaltó intentando apartar mi cabello para que no se mezclara con el vómito. -¡Sal de aquí! ¿Nunca has escuchado la palabra privacidad? -Le reclamé una vez pude hablar. -Al parecer tu tampoco queriéndote acostar conmigo en cada borrachera.Otra arcada me esfumó las palabras de mi boca y Noah apretó el agarre de mi cabello. Cuando
Después de que Noah dejara mi apartamento, un hueco se me hizo en el pecho, realmente no entendía a los hombres, un día son una cosa y a la mañana siguiente otra.Max mi perro estaba tranquilo como siempre mirándome con cara de tristeza como si comprendiera todo lo que había pasado. Pero yo no quiero la lástima de nadie ni siquiera la de mi único amigo perruno. Me fuí a mi habitación para un cambio de ropa rápido y gracias a mi nula vida social prendí N*****x para ver alguna comedia romántica que terminara de derrumbar la poca estabilidad psicológica que me quedaba. Cerca de las 5pm me había quedado dormida en el sofá, justo en la parte donde estaba la ropa de Noah horas atrás, y juraría que su perfume todavía se había quedado impregnado en la antigua tela. A juzgar por la poca luz que entraba por mi ventana, en el exterior debería de estar el sol puesto y casi listo para ir a dormir, y en medio de la casi oscuridad que había en la pequeña sala divisé mi celular que siempre se mante
Hoy era el supuesto gran día del viaje y la secretaria del señor Miller me había llamado temprano en la mañana para confirmar mi asistencia, hablarme sobre mi propósito en la reunión y comunicarme que un taxi me iba a estar esperando para cuando saliera del aereopuerto para llevarme directamente al hotel. El vuelo duró hora y media, pero al ser en primera clase fue extremadamente cómodo, me dió la oportunidad de estirar mis pies y recostarme a descansar un poco, esa mañana las náuseas no me dejaron dormir ni comer nada y los remedios de mi abuela aunque ayudaban en algo a lo largo del día no estaban siendo del todo efectivos.Washington era más bella de lo que esperé y había más calor del que me imaginé que haría también.A mí pesar no tendría tiempo de hacer turismo por la Casa Blanca o el Capitolio, lugares que siempre había querido conocer pero el taxista se tomó el atrevimiento de irme mencionando algunas de las estructuras relevantes que iban apareciendo en el camino a medida qu
Un opaco rayo de luz proveniente del exterior me despertó, por el color supongo que es uno de los más naranjas que aparecen justo en los últimos minutos que vemos al gran astro en el cielo. Miro a mi alrededor y lo primero que noto es a Noah enroscado a mi como una serpiente que no deja escapar a su presa una vez la tiene entre su cuerpo, su despeinado cabello deja caer un par de mechones pegados en su frente, donde justo antes hubo sudor producto de una agetreada tarde. Así, dormido y relajado se veía todavía más guapo, cada una de las manifestaciones de mi jefe me gustaban, sí, no podía negar lo enamorada que estaba de él, más, que después de este día, que sí me acordaba de cada detalle que pasó en esta cama, iba a encabezar cada sueño erótico que se le ocurriera a mi cabeza.Uno de mis dedos se deslizó por el brazo desnudo que me rodeaba, su piel era una mezcla entre bronceada y blanca que dejaba mucho que desear, y sus músculos no hacían más que darle forma a esa bestia provocado
Noah y yo nos habíamos montado en un Range Rover negro que al parecer había rentado y nos dirigíamos a la parte central de la cuidad. Por mi cabeza pasaba constantemente la palabra cita, aunque él ni siquiera la hubiera mencionado, pero es que vamos joder, era obvio. Una emoción, de esas que te hacen gritar me inundó, y tuve que aguantar como campeona para no explotar y que se me notara lo feliz que me hacía que iba a tener una cita por primera vez. El auto se estacionó en uno de los parqueos públicos del centro de la ciudad y ambos nos bajamos. -Vamos -Noah se acercó a dónde estaba parada esperando sus órdenes y me tomó de la mano. Y sí, tenía razón, ese solo gesto ablandó cada parte de mi, era algo que Max, mi primer y único novio no acostumbraba a hacer, de hecho, ni siquiera se molestaba en mostrar alguna muestra de cariño que no fuese un beso a secas de pico una o dos veces al día ¿Estas son cosas que hacen las parejas de verdad? Supongo que sí, supongo que siempre estuve en
Ya era el maldito día de la conferencia y estaba algo nerviosa. Supuestamente tenía que comentarle acerca de mis métodos a los grandes hombres de negocio de todo el Estado, más de uno estaba obsesionado con eso y ya me habían llegado tres correos de empresas diferentes ofreciéndome puestos, ese tal Miller sí me estaba haciendo propaganda, aunque yo no pensaba cambiarme de trabajo. Me levanté perezosa pero con una sonrisa en los labios mientras me acordaba de anoche...Después de la cita habíamos terminado haciendo otras clase de cosas en el carro rentado en el parqueo. Por suerte nadie se percató de eso, hubiera muerto de la vergüenza y hubiera sido un escándalo tremendo. Definitivamente la parte de ''salir'' no la estábamos llevando del todo como una pareja normal. No habíamos hablado de nada sobre nuestra siguiente cita, pero que importaba, era más lindo dejarse llevar. El vestido gris reposaba desde anoche en una percha en el pequeño clóset de la habitación, y en una esquina est
La tarea que menos me agrada de viajar es desempacar todas mis maletas, odio cuando cada cosa está tendida esperando a que mis manos, que no tienen nada de magia para hacerlas volar, las acomode en los cajones dobladas.Pero no podía vivir en la mugre todo el tiempo, así que en esos momentos me encontraba organizando. Esa mañana me había despedido de Noah de la única forma que mejor nos entendemos ya que no nos veríamos en aproximadamente una semana porque tendría que viajar al otro lado del mundo, China para ser exactos. Íbamos a estar cerca de 20 horas sin comunicarnos, pero me prometió que cada vez que tuviera un segundo libre me escribiría. ¿Quién iba a decir que un hombre tan imponente y helado por dentro sería tan tierno y cursi?Un arrebato me recorrió de la cabeza a los pies y como niña chiquita di brinquitos en el lado de la cama donde estaba sentada. Nunca antes cuando era novia de Max me había sentido como si volviera a ser una niña. Mi perro me miraba desde la puerta co