Ya era el maldito día de la conferencia y estaba algo nerviosa. Supuestamente tenía que comentarle acerca de mis métodos a los grandes hombres de negocio de todo el Estado, más de uno estaba obsesionado con eso y ya me habían llegado tres correos de empresas diferentes ofreciéndome puestos, ese tal Miller sí me estaba haciendo propaganda, aunque yo no pensaba cambiarme de trabajo. Me levanté perezosa pero con una sonrisa en los labios mientras me acordaba de anoche...Después de la cita habíamos terminado haciendo otras clase de cosas en el carro rentado en el parqueo. Por suerte nadie se percató de eso, hubiera muerto de la vergüenza y hubiera sido un escándalo tremendo. Definitivamente la parte de ''salir'' no la estábamos llevando del todo como una pareja normal. No habíamos hablado de nada sobre nuestra siguiente cita, pero que importaba, era más lindo dejarse llevar. El vestido gris reposaba desde anoche en una percha en el pequeño clóset de la habitación, y en una esquina est
La tarea que menos me agrada de viajar es desempacar todas mis maletas, odio cuando cada cosa está tendida esperando a que mis manos, que no tienen nada de magia para hacerlas volar, las acomode en los cajones dobladas.Pero no podía vivir en la mugre todo el tiempo, así que en esos momentos me encontraba organizando. Esa mañana me había despedido de Noah de la única forma que mejor nos entendemos ya que no nos veríamos en aproximadamente una semana porque tendría que viajar al otro lado del mundo, China para ser exactos. Íbamos a estar cerca de 20 horas sin comunicarnos, pero me prometió que cada vez que tuviera un segundo libre me escribiría. ¿Quién iba a decir que un hombre tan imponente y helado por dentro sería tan tierno y cursi?Un arrebato me recorrió de la cabeza a los pies y como niña chiquita di brinquitos en el lado de la cama donde estaba sentada. Nunca antes cuando era novia de Max me había sentido como si volviera a ser una niña. Mi perro me miraba desde la puerta co
M****a, m****a, m****a era en lo único que pensaba, delante de mi el señor Thompson, padre de Noah, me miraba con recelo.Me levanté lo mejor que pude cuidando que el mareo de haber inhalado tanto humo no me tirara a un costado y pasara una vergüenza de las que normalmente me suceden, aunque mis tacones altos no me ayudaban mucho.-Un placer señor Thompson. -Mi voz estaba torpe, pero al menos pude formular algo, supongo que él entiende que todavía estoy aturdida por el incidente que casi colapsa su edificio. El hombre, aún más imponente que su hijo me dedicó una sonrisa de lado, justo como las que me dedicaba Noah en un principio, solo que esta vez todavía más cargada de frialdad. -Al parecer usted descubrió algo grande Eva- Señaló con su mano a todos los que estaban lesionados de alguna manera o sucios, como supongo que estoy yo en parte. -Espero que valga la pena haber destruido parte de mi empresa y mi gente. Miré a mi alrededor y tenía razón, estaba hecho un desastre, las person
Sam, el chofer, estacionó el Roll Royce negro en el frente de la lujosa mansión en la que ya había estado antes, hacía unos minutos atrás había ido a casa, tomé un baño rápido y me vestí con algo más cómodo, aunque mi definición de esa palabra definitivamente contrastaba con aquella majestuosidad. La vista de día dejaba ver más detalles, como el hermoso color blanco y las rosas rojas de los jardines que hacían un contraste lujoso. Un jóven estaba enfrascado con unas tijeras de podar en hacer que un arbusto tuviera una forma redondeada perfecta, si es que eso era posible. Era guapo, lo admito, su cuerpo bañado por el sudor por el sol del medio día brillaba, reluciendo unos músculos bien trabajados y una piel bronceada y sus cabellos rubios miel hasta los hombros le daban un aspecto salvaje. Sam me ayudó a entrar las maletas hasta el recibidor, dónde otro jóven que no había visto antes las tomó y las llevó escaleras arriba. Parada como estatua estaba Petra, ahora, sin los efectos sec
Llevaba la noche entera dando vueltas en la cama, apenas amaneció busqué en los registros de la empresa y el único Rafael Rey que figura es uno de los accionistas minoristas. Su foto me pareció familiar, su apellido era el mismo, y provenía de Orlando en Florida, era mucha coincidencia, así que rebusqué entre las fotos antiguas que habían en Internet de mi familia, a penas pude encontrar un par donde estabamos todos, me dio tanta nostalgia que las lágrimas no me dejaron apreciar casi la instantánea en un principio.Me costó trabajo enfocar miembro por miembro, los abuelos estaban en una esquina abrazados y sonrientes, mamá acariciando la gran barriga de quien iba a ser el primer hijo varón de ambos, papá con un brillo en los ojos maravilloso y debajo de ellos yo, con un par de coletas rubias largas y sedosas, a lado nuestro estaba creo que la tia Julia, que falleció días después de esa foto y en el fondo...El tío Rafael, tenía unos 10 años menos, pero era exactamente el mismo hombre,
Dicen que cuando las personas están al borde de la muerte, antes de tocarla, una luz blanca las ciega y luego van al cielo. En mi caso, había sentido un disparo, sin dolor absoluto y aun no veía nada delante de mi. Había calma y paz, hasta que el ruido de unas sirenas me aturdió. Abrí los ojos de golpe y ahí estaba, con mis manos creando una especie de pared entre la realidad y yo mientras Sam tiraba el arma al suelo y levantaba las manos. Delante de mí nuestros dos atacantes yacían unos con una bala en la sien y el otro con golpes y sangre por todos lados. Las lágrimas me invadieron y comencé a llorar como loca. Alguien me colocó una manta por la espalda haciéndome dar un brinco y como si fuera mi soporte emocional me apreté contra el cuerpo y dejé que me llevara cargada hasta una de las ambulancias que tenían las puertas abiertas detrás de mi en el callejón. -¿Estás bien? -El paramédicos me sacó de mis ideas. Solo asentí y comenzó a examinarme. A lo lejos Sam le explicaba a la p
Despertarme con la noticia de que Max iba a estar conmigo en aquella casota me levantó muchísimo el ánimo, a tal punto de que me encontraba a esas alturas sentada en el césped perfectamente cortado del patio, tirándole un juguete a mi perro y esperando a que lo recogiera y me lo entregara. Su pelaje dorado brillaba con el poco sol que las nubes en el cielo dejaban salir y se le veía felíz, desde cachorro siempre vivió en el departamento, sin ver apenas la luz del exterior y eran contadas las veces que pude llevarlo a interactuar con la naturaleza. Definitivamente verlo así me estaba haciendo ser felíz también a mi sin siquiera notarlo. La hierba a mi lado se hundió, dejándome saber que alguien más había tomado asiento, despedía un aroma a Margaritas y de lejos se sentía que su aura estaba herida, pero que no quería perder la lucha y hundirse en la miseria. -¿Puedo intentarlo yo? -Su voz estaba cansada, como si hubiera pasado toda la mañana llorando y sus ojos me decían que mis pensa
Mientras más tiempo pasaba en la gran casa de los Thompson más me integraba a la familia, excluyendo al señor Thompson padre de la lista de personas para las que soy grata. Estaba trabajando desde casa, pues se me tenía prohibido vover al edificio hasta que Noah llegara e intentara solucionar todo.Y no sé si fue por la distancia o porque nos extrañamos realmente, pero entre mi jefe y yo estábamos creando un vínculo bastante dependiente. Cada vez que ambos teníamos un segundo libre o teníamos una videollamada o un mensaje, literalmente no nos separábamos de los teléfonos, y a mi me resultaba tierno, me sentía como una de mis amigas de la secundaria revisando el W******p a cada segundo con una sonrisa. Literalmente después de mucho tiempo me sentía feliz aunque con respecto a Bela no, sus moretones habían comenzado a disminuir, pero aun así, estaba muy deprimida desde que se enfrentó a su padre y este le dijo que fuera fuerte, que ese sería el precio a pagar por tener una vida de lujo