¿Sería redundante volver a maldecir mi vida? porque a estas alturas, según yo, lo único que me salía bien era que por fin eliminaba todas las deudas que me había dejado sumergida Max gracias a mi nuevo trabajo, habían pasado casi dos semanas desde que me ascendieron, así que mi primera paga me sirvió al menos para no morir en la pobreza extrema.
Esta mañana amanecí sintiéndome como la m****a, tuve que correr dos veces al baño porque al parecer la comida que tenía en el refri, más vieja no podía estar, así que hice la nota mental, hoy después de llegar de el trabajo cambiar por completo la despensa.Todo eso si llegaba a tiempo y no me despedían, porque los 30 minutos haciendo arcadas digamos que no me dejaron mucho margen para llegar temprano. Con respecto a mi jefe, las cosas se están tornando un poco extrañas, después de nuestro pequeño altercado en el estacionamiento, su actitud ha cambiado un poco, nos reunimos casi a diario y se puede decir que es menos arrogante que antes. Claro, nuestra relación ahora es meramente profesional, y no me esta iendo nada mal, porque ese idiota está obsesionado con los números y me pide a diario que le ayude con algo en su oficina. A veces la parte ilusa e irracional que todavía llevo dentro me dice que más que para explotar todo mi talento, él lo hace para acercarse a mi. Y quizás me emocioné más cuando me invitó hoy a un almuerzo de negocios en uno de los restaurantes más elegantes de la Gran Manzana. Es tan sofisticado, que una reservación ahí lleva meses para poderse adquirir e incluso el nombre es tan complicado que hasta pronunciarlo hace que tenga que explotar mis neuronas. Eso, si logro mejorarme del estómago antes de que llegue la noche, porque ya me imagino haciendo el ridículo en medio de todos esos hombres trajeados. Mi día está pasando con normalidad, eso hasta que el jefe principal de contabilidad da un par de toques afuera de mi oficina personal. -¿Puedo entrar? -Sonó relajado, pero había algo en su voz que me ponía los pelos de punta y me puse en modo defensa, ese sujeto no me gustaba, tenía mala fama de acosador, además de los rumores de ser pareja de Nancy. Aclaré mi garganta un par de veces- Adelante señor Perkins ¿a qué debo el placer? Me regaló una de sus sonrisas torcidas, como si se creyera que todavía está en el high school y quiere conquistar a una de las porristas. -Siempre tan directa Luna, así me gustan. -Arqueó una ceja y se acercó lo más que pudo a mi puesto, pero no tomó asiento en las sillas de visitas, era asqueroso el olor a cigarro que llegaba aun así faltando cerca de un metro para llegar a mi.-No veo el porqué yo debería de gustarle, le ruego que utilice formalidades, estamos en el trabajo. Sip, defnitivamente sus intenciones no estaban siendo buenas. -Tranquila fierecilla, vine a traer estos papeles- Una fila de documentos reposó en la mesa y lo pude ver desde arriba intentando mirar en el escote de mi blusa- En la empresa entera está el rumor de que te acuestas con el jefe, por eso te ascendieron tan rápido. Claro que los que estábamos en la fiesta sabemos muy bien que pasó, a pesar de las amenazas del CEO para que no soltemos la sopa, pero va a ser muy difícil callar esa bomba, y más aún a esta boca -Dijo señalándose a su rostro.A veces deseo no ser tan estúpida y defenderme más. Pero el maldito miedo calándome los huesos y trayéndome malos recuerdos me invade haciéndo de mi una completa inútil. -¿Cuál es tu precio fierecilla? Dime, ¿cuánto dinero por una noche? habemos más de uno que nos morimos de ganas por seguirle los pasos al jefe y llevarse una pollita amarilla tan linda a la cama -Estaba tan cerca y me tenía sostenida por la barbilla, nos seguía separando el escritorio, el cual él estaba casi encima, una lágrima comenzó a brotar de mis ojos y comencé a mover mi cabeza de un lado a otro en señal de negación a pesar que a penas podía con la presión de sus dedos largos en los costados. -Suéltame por favor -Supliqué con un mar de lágrimas en mis mejillas y los ojos apretados porque no quería mirar, lo sentía demasiado cerca y el olor tan desagradable que emanaba me revolvió el estómago a pesar de que mi concentración estaba enfocada en el dolor que me provocaba su tacto.Se escuchó la puerta de fondo cerrarse de golpe y lo siguiente que sentí fue un tirón al frente provocado por Perkins en un intento de alguien más de alejarlo de mi. -¿Qué haces idiota?- Esa voz, era él, él me salvó. Abrí lentamente los ojos y lo ví, su porte elegante contrastaba con la situación que tenía delante.Noah agarrado del cuello del traje del señor Perkins.El puño del CEO estaba alzado en el aire con intenciones de romper la mueca de miedo que tenía reflejado el jefe de contabilidad. -Por favor no lo hagas- Logré pronunciar luego de ver que la lucha interna del señor Thompson por golpear o no a mi atacante se había vuelto en contra del otro e iba a comenzar la pelea. Bajó el puño y me miró como si recién se hubiese percatado de mi presencia. La rabia que hasta ahora estaba instalada en sus pupilas se aclaró y tras un brusco empujón se apartó del otro hombre. Lo ví apretar los dientes como si quisiera aguantar una maldición -Demás está decir que si esta escena se repite con cualquier mujer del edificio usted estará automáticamente en la calle -Su voz era tensa, y una punzada me atravesó el pecho, quizás fue la decepción de saber que aquella imitación a superhéroe la haría con cualquiera que perteneciera a su empresa. El señor Perkins aceptó sin siquiera dirigirle la palabra y se encaminó a la puerta principal la cuál dejó atrás después de un sonoro tirón. Mientras Noah seguía parado en medio de la oficina debatiéndose algo en su cabeza, quizás el hecho de que se arrepentía de casi haber golpeado a uno de sus mejores empleados por alguien como yo, o por sabrá Dios que cosas. En estos momentos me hubiese hecho falta la ayuda de mi abuela que no se si era porque yo era muy pequeña y le creía todo o porque en realidad tenía razón y leía las mentes de todas las personas para saber que rayos pasaba por la suya.Los ojos del CEO se devolvieron a mi y bajé la cabeza -Perdón por meterte en problemas, te juro que... -Intenté justificarme aun con la voz quebrada, presa del miedo, pero no pude continuar, su brusco regaño me frenó.-¿Cómo mierdas me vas a pedir perdón Eva?- Me tuteó extremadamente irritado. -Ese malnacido quería aprovecharse de ti ¿y me pides perdón? ¿Qué acaso no sabes gritar? Podía haber entrado alguien antes y ayudarte. ¿Saben cómo se siente una niña pequeña cuando sus padres la regañan? Así estaba yo en estos momentos, confundida, nauseabunda y regañada. -¿Por qué no te defendiste? ¿Tus padres no te enseñaron el daño que pueden llegar a hacer los viejos verdes en esos caso? ¿Qué acaso no te dijeron que no dejaras que extraños se acercaran a ti? -No tuvieron tiempo, vale. No todos tuvimos el privilegio de crecer con ellos, además, yo me sé defender sola, solo necesitaba más tiempo-¿Acaso estaba tomando el papel de papá en el juego? ¿Quién se creía para hablarme como si fuera mi progenitor?Miró un extremo a otro de la habitación incómodo en lo que se acomodaba la corbata que estaba suelta del encontronazo -Lo siento, pero esta clase de situaciones no me agradan. A veces no se lo que digo. -Su intento de disculpa fue aceptado por un leve sonido en mi garganta pero él hizo caso omiso como si solo hablara consigo mismo y siguió intentando acomodar la tortura en su cuello, parecía nervioso, así que me acerqué a él a intentar ayudar. Suavemente aparté sus manos, que cedieron ante mi toque que imagino estaba congelado.-Yo te ayudo. La cercanía me dejaba apreciar su perfume y se sentía realmente agradable y en paz, la verdad estaba empezando a amar ese olor tan masculino y a la vez divino a colonia con toques de madera y menta, su respiración seguía agitada y me dificultaba un poco cerrar el nudo, aunque quizás también era porque mis manos temblaban y ni siquiera medí lo que estaba haciendo hasta que fue demasiado tarde. Cuando terminé y mis manos viajaron por su pecho en un intento de alisar la corbata, descargas eléctricas se deslizaron por mis dedos, no se si se debían a la estática de aquella tela de una calidad superior a las que había visto en mi vida, o por el hecho de la tensión entre ambos. Luego de segundos de haber terminado mi tarea sus manos aprisionaron las mías, y mis ojos verdes, un tanto asustados y cristalizados todavía por las lágrimas levantaron la mirada a los 1:90 cm que tenía delante de mi, para encontrarme unos azules con varias emociones mezcladas, entre ellas diría que confusión. Su respiración se podía sentir perfectamente desde mi posición, y de manera agitada pasó a ser un tanto intensa y entrecortada en lo que se le oscurecían los iris color cielo, y fracciones de segundos bastaron para que comenzara a descender lentamente sin apartar la vista de mí como si ambas miradas tuvieran imanes opuestos intentando unirse por el magnetismo.Bastaron otros segundos más que parecieron eternidades para que sus labios rojos y carnosos tocaran precaminosos los míos y los acariciara como si fuese seda, de un lado a otro, provocando cosquillas en la parte baja de mi estómago, que ya de por si parecía que tenía una zoológico entero dando vueltas. Una leve succión en el labio bajo provocó más en mi que todos los orgasmos que había tenido antes, fue como una revolución de sensaciones que se esparció por todo mi cuerpo a medida que aumentaba la intensidad y el deseo.En otras palabras, con solo un beso mi jefe provocó más placer que todo el que había sentido en mi vida. A partir de aquí, ya no había marcha atrás, después de ese beso me di cuenta que estaba enamorada de Noah Thompson hasta la última molécula de mi organismo, solo me quedaba una opción para no morir sin ser correspondida, una opción que parecía ser la cosa más imposible del mundo; descubrir como enamorar al CEO.La cena estaba siendo aburrida, y a pesar de que la apariencia del lugar iba mucho más allá de los estándares de elegancia de los que yo había visitado antes, las raciones minúsculas de comida en mi plato me hacían desear no volver más, aunque por suerte está vez no pagaría nada, el anfitrión principal era uno de los inversionista, que dicho sea de paso quedó impactado con mi trabajo. Y no es para menos, llevaba trabajando en él varias semanas lo mejor que podía, de hecho mis días solo se debían al trabajo y a mi mascota, a penas tenía tiempo de vivir. En toda la cena el señor Thompson ni siquiera me dedicó una mirada, estaba sombrío, distante y enfocado en lo que los demás hombres hablaban aunque no era nada de otro mundo la verdad, solo cosas banales acerca de negocios y propiedades, en uno que otro momento me incluían para felicitarme por mi trabajo y que les diera mi opinión sobre cosas que prácticamente encontraba innecesarias, aunque supongo eran formalidades para no dejarme ca
Por suerte o por desgracia hoy era fin de semana y tenía que aprovechar a hacer todo lo que no había hecho en toda la semana. Despertarme con toda clase de malestares se estaba volviendo una rutina, una muy cansada y desgastante. Parecía muerta viviente, con un par de ojeras como koala y mi tez pálida por lo débil que me tenían los vómitos matutinos, no me podía permitir un doctor al menos hasta el próximo pago y tampoco consideraba que por un virus estomacal debía de pagar tanto dinero, ya para eso era mejor conseguir los remedios del libro de la abuela que tenía guardado en alguna parte de mi pequeño librero, la única cosa que tenía de ella y no recuerdo siquiera como conseguí. Estos dos días después de la cena fueron una m****a, y eso por no mencionar la parte horrible de ese día que me dejó llorando toda la madrugada hasta sacarme la última gota de líquido salado en mi rostro, Noah Thompson ni siquiera se tomó el detalle de dirigirme la palabra lo que restó de semana, pero no sol
Ver al señor Thompson acostado en mi cama sonaba a un plan para el futuro prometedor, se veía tan tierno, que me pasé toda la noche en el asiento al lado de mi cama observándolo, porque quizás, como el dijo, esa sea la última vez. Cerca de las 9 am me desperté de mi mala noche corriendo al baño que está en la puerta de al lado para evacuar lo poco que había comido ayer. Y es que había cambiado toda mi despensa y aun así no soportaba siquiera mirar ciertas comidas y el resto las evacuaba rápidamente al despertar. Estaba tan enfocada en no morir después de cada arqueada que ni siquiera me percaté cuando alguien más se posó en el marco de la puerta y me sobresaltó intentando apartar mi cabello para que no se mezclara con el vómito. -¡Sal de aquí! ¿Nunca has escuchado la palabra privacidad? -Le reclamé una vez pude hablar. -Al parecer tu tampoco queriéndote acostar conmigo en cada borrachera.Otra arcada me esfumó las palabras de mi boca y Noah apretó el agarre de mi cabello. Cuando
Después de que Noah dejara mi apartamento, un hueco se me hizo en el pecho, realmente no entendía a los hombres, un día son una cosa y a la mañana siguiente otra.Max mi perro estaba tranquilo como siempre mirándome con cara de tristeza como si comprendiera todo lo que había pasado. Pero yo no quiero la lástima de nadie ni siquiera la de mi único amigo perruno. Me fuí a mi habitación para un cambio de ropa rápido y gracias a mi nula vida social prendí N*****x para ver alguna comedia romántica que terminara de derrumbar la poca estabilidad psicológica que me quedaba. Cerca de las 5pm me había quedado dormida en el sofá, justo en la parte donde estaba la ropa de Noah horas atrás, y juraría que su perfume todavía se había quedado impregnado en la antigua tela. A juzgar por la poca luz que entraba por mi ventana, en el exterior debería de estar el sol puesto y casi listo para ir a dormir, y en medio de la casi oscuridad que había en la pequeña sala divisé mi celular que siempre se mante
Hoy era el supuesto gran día del viaje y la secretaria del señor Miller me había llamado temprano en la mañana para confirmar mi asistencia, hablarme sobre mi propósito en la reunión y comunicarme que un taxi me iba a estar esperando para cuando saliera del aereopuerto para llevarme directamente al hotel. El vuelo duró hora y media, pero al ser en primera clase fue extremadamente cómodo, me dió la oportunidad de estirar mis pies y recostarme a descansar un poco, esa mañana las náuseas no me dejaron dormir ni comer nada y los remedios de mi abuela aunque ayudaban en algo a lo largo del día no estaban siendo del todo efectivos.Washington era más bella de lo que esperé y había más calor del que me imaginé que haría también.A mí pesar no tendría tiempo de hacer turismo por la Casa Blanca o el Capitolio, lugares que siempre había querido conocer pero el taxista se tomó el atrevimiento de irme mencionando algunas de las estructuras relevantes que iban apareciendo en el camino a medida qu
Un opaco rayo de luz proveniente del exterior me despertó, por el color supongo que es uno de los más naranjas que aparecen justo en los últimos minutos que vemos al gran astro en el cielo. Miro a mi alrededor y lo primero que noto es a Noah enroscado a mi como una serpiente que no deja escapar a su presa una vez la tiene entre su cuerpo, su despeinado cabello deja caer un par de mechones pegados en su frente, donde justo antes hubo sudor producto de una agetreada tarde. Así, dormido y relajado se veía todavía más guapo, cada una de las manifestaciones de mi jefe me gustaban, sí, no podía negar lo enamorada que estaba de él, más, que después de este día, que sí me acordaba de cada detalle que pasó en esta cama, iba a encabezar cada sueño erótico que se le ocurriera a mi cabeza.Uno de mis dedos se deslizó por el brazo desnudo que me rodeaba, su piel era una mezcla entre bronceada y blanca que dejaba mucho que desear, y sus músculos no hacían más que darle forma a esa bestia provocado
Noah y yo nos habíamos montado en un Range Rover negro que al parecer había rentado y nos dirigíamos a la parte central de la cuidad. Por mi cabeza pasaba constantemente la palabra cita, aunque él ni siquiera la hubiera mencionado, pero es que vamos joder, era obvio. Una emoción, de esas que te hacen gritar me inundó, y tuve que aguantar como campeona para no explotar y que se me notara lo feliz que me hacía que iba a tener una cita por primera vez. El auto se estacionó en uno de los parqueos públicos del centro de la ciudad y ambos nos bajamos. -Vamos -Noah se acercó a dónde estaba parada esperando sus órdenes y me tomó de la mano. Y sí, tenía razón, ese solo gesto ablandó cada parte de mi, era algo que Max, mi primer y único novio no acostumbraba a hacer, de hecho, ni siquiera se molestaba en mostrar alguna muestra de cariño que no fuese un beso a secas de pico una o dos veces al día ¿Estas son cosas que hacen las parejas de verdad? Supongo que sí, supongo que siempre estuve en
Ya era el maldito día de la conferencia y estaba algo nerviosa. Supuestamente tenía que comentarle acerca de mis métodos a los grandes hombres de negocio de todo el Estado, más de uno estaba obsesionado con eso y ya me habían llegado tres correos de empresas diferentes ofreciéndome puestos, ese tal Miller sí me estaba haciendo propaganda, aunque yo no pensaba cambiarme de trabajo. Me levanté perezosa pero con una sonrisa en los labios mientras me acordaba de anoche...Después de la cita habíamos terminado haciendo otras clase de cosas en el carro rentado en el parqueo. Por suerte nadie se percató de eso, hubiera muerto de la vergüenza y hubiera sido un escándalo tremendo. Definitivamente la parte de ''salir'' no la estábamos llevando del todo como una pareja normal. No habíamos hablado de nada sobre nuestra siguiente cita, pero que importaba, era más lindo dejarse llevar. El vestido gris reposaba desde anoche en una percha en el pequeño clóset de la habitación, y en una esquina est