IZAN RIBEIRO Solo alcanzo a ver el lujoso carro de mi padre acelerando y alejándose de casa. Maldigo entre dientes mientras caminó rápidamente hacia mi coche.—Señor, a sus órdenes.—Anda y quédate con mi madre, no te apartes de su lado. No importa lo que haga, no la dejes sola.—Entendido.Asiente hacia mí y me quedo mirándolo unos segundos, Pavel me fuera nombrado la madre solo por conducir en Boston, aquí noto la diferencia de los que le interesa mi bienestar y los que no. Los motores se calientan y rugen, lo más exquisito y refinado en el mundo automotriz. Este coche lleva mi marca, mi sello, y mi padre tuvo que presenciarlo. No es un vehículo que pase desapercibido. Pagué una fortuna por traerlo aquí, quería que viera lo que soy capaz de crear. Intuyo hacia dónde pudo haber ido y aceleró, buscando atajos por las calles congestionadas de tráfico. Apretando con fuerza el volante, siento una sensación extraña en mi pecho. Ariel llega a mi mente y más que nunca comprendo el miedo y
El frío mordaz de Rusia lo recibe a Pavel con una bofetada al salir del aeropuerto, y un coche espera en la salida, con Tobías al volante. Pero la tensión en el aire es palpable, como una tormenta a punto de desatarse. La mano de Pavel se cierra alrededor de su cuello, la presión cortando el oxígeno.—¿Qué demonios haces aquí? ¿Dónde diablos está Ariel? —la voz de Pavel es un trueno, cargada de furia contenida.—Amigo... —la voz de Tobías apenas es un susurro, sofocada por la garra de Pavel—, está... está con Irina.Pavel lo suelta abruptamente, obligando a Tobías a apartarse del volante con un gesto brusco.—¡Muévete! —grita, su voz, es un eco ominoso—, y reza para que esa loca no le haya hecho ni un rasguño, porque si algo le pasa, el jefe no tendrá piedad de ti.—Triplicamos la seguridad, y luego Irina apareció buscando ayuda. ¡Le habían robado y no podía dejarla afuera con el maldito frío que hace! Sí, le prohibieron la entrada, pero no tenía el valor de dejarla en la calle, y Ari
Los roles se habían invertido: los conocidos se habían convertido en enemigos. Muchas cosas sucedían a sus espaldas, y una persona que se había alejado años atrás luchó con uñas, dientes y puños para infiltrarse en ese mundo. Sabía que en algún momento Izan necesitaría de él, especialmente tras descubrir su pequeña debilidad, su hija. Pavel, al mando de su equipo, se adentra en un territorio prohibido. Mientras avanzan, la nieve cubre sus vehículos blindados. Los hombres que emergen de los arbustos no los atacan; en cambio, les permiten el paso, como si supieran de antemano que vendrían.El Ruso, reunido con sus hombres, cruza los brazos sobre su pecho. Su cabello suelto brilla bajo la luz, y piensa en la ironía: «Después de su padre, ahora el hijo hace tratos conmigo, y creía podría burlarse en mi cara» Espera ansioso conocer al hijo de Felipe Ribeiro. Su antigua Zuka (Mujerzuela, amante) solía decir que el chico era el vivo retrato de su padre, uno de los mejores fabricantes de c
Luego de Izan irse, Melissa lleva a Alana a un lugar apartado, no podía dejar que la vieran en ese estado. Alana no paraba de llorar, y en ese momento, la que llevaba la batuta era Melissa.—¡Basta, deja de llorar! ¡Debes aceptar que tiene una hija! ¿Qué mal te hace eso? Piensa en positivo: no tendrás que dañar tu figura.Alana la miraba haciendo pucheros. Su hermana sabía cuánto le dolía. Izan es su amor de infancia, y ahora saber que tenía una hija era más fuerte que cualquier otra revelación.—¡Me engañó! ¡Izan me engañó! —gritó, haciendo un ademán de irse. Melissa la zarandeó de nuevo, su corazón latiendo con fuerza.—No te engañó, solamente ocultó un pequeño detalle. Recuerda que cada quien siguió con su vida. Alana, ¿dejarás que se vaya por la borda lo que han alcanzado juntos? ¿Lo dejarás solo cuando él ha estado contigo y has cambiado tanto gracias a él?Alana dio un largo suspiro y miró sus pies.—Duele...—Tranquila, tendrás tiempo para asimilarlo— «y yo también tengo años p
Luego de dejar a las chicas a salvo junto a Tobías, Marc se sube a su moto y se adentra en el oscuro bosque. El rugido del motor y los destellos de los faros iluminan el camino hacia el equipo del Ruso. Sabe que entre ellos hay traidores, pero no le teme a nadie. De ser un hombre débil, se ha convertido en una roca implacable. Ha subido peldaño por peldaño con la promesa de vengarse del hombre que le cambió la vida: Anthony Mancer, el padre de Alana, quien se había fugado de la cárcel hace unos meses.Marc siente un nudo en el estómago al no informar a Felipe para que ponga en alerta Sergio, él confía en encontrar a Mancer primero. Al final, piensa que un inválido no podría hacer mucho.Izan llega junto a Pavel y dos hombres más que esperan afuera. Sus figuras son imponentes: cada uno tiene el cabello largo, algunos rubios y otros cobrizos. Sus barbas espesas y sus ojos grises les dan un aire de ferocidad y misterio. Izan los observa brevemente, sus ojos recorriendo cada detalle, y co
ALANA GERBER ♛♥No sé cuántas horas han pasado, Tobías sigue fuera dando vueltas. El lugar al que nos trajo Marc es increíble, una casona preciosa, cálida y acogedora. Observo a la pequeña que está coloreando sentada en el suelo; no me ha dirigido la palabra desde que llegamos, ni siquiera me mira. Tiene la misma contextura que Izan cuando era niño, con sus cachetes regordetes y unos labios rosados, y su cabello castaño con destellos rubios. Es una niña hermosa.Me acerco a ella y me siento a su lado. Ha dibujado un coche rosa y muchos edificios, que podrían parecer garabatos, pero no lo son, son perfectos. Tiene un gran talento y no puedo negarlo.—Hola... Qué bonito dibujo —le digo, pero cierra el cuaderno con molestia—, ¿quieres algo de comer? Galletas con chocolate.Lo digo con cierta incomodidad. Levanta el rostro y me mira frunciendo el ceño y arrugando la nariz.—Es el carro de mi mami —dice, cruzándose de brazos—, y no quiero nada. Ya comí las calorías que podía.Parpadeo vari
—¿Puedes fingir ser su madre y quererla?Su agarre era firme y delicado, y mi corazón latía con fuerza ante la sinceridad de sus palabras, que parecían súplicas desesperadas.—No debes pedirme nada, Izan. Seré su amiga y su madre si ella me lo permite —lo miré durante unos segundos, y mis ojos se llenaron de lágrimas—, se parece mucho a ti...Izan pasó sus dedos por el cabello de la pequeña, con una ternura infinita, y luego regresó su mirada ardiente hacia mí.—Ven aquí.—No, no. Descansen, mañana hablaremos.—No, Alana. Creo que mereces saber algunas cosas —dijo con voz firme mientras se levantaba, colocaba a la niña en el medio de la cama y buscaba su camisa. Se la puso sin abotonarla, y mi mirada me traicionó, quedándose en su torso desnudo.Él sonrió con una mezcla de diversión y tristeza, y me tomó de la mano, llevándome fuera de la habitación. Caminamos por el pasillo de la hermosa posada, y cada vez me sorprendía más el derroche de plata que ostentaba Izan. Ni mi padre ni el s
—Jasiek, ¿cuándo uno quiere debe demostrarlo, no crees? —pregunta Alana con un tono suave, pero firme.Jasiek deja de escribir en su teléfono y levanta la vista, su expresión se endurece. Alana baja la mirada, sintiendo un nudo en el estómago, anticipando lo que vendrá. Lleva un vestido blanco que cae con sutileza por su figura, acompañado de un sobretodo rosa. Sus dedos se aferran con fuerza al libro, pero Jasiek se lo arrebata con un movimiento brusco.—¡Hey! ¡Devuélvemelo! —le pide, extendiendo la mano para recuperarlo. Observa cómo él abre el libro y lee las páginas marcadas. Sus mejillas se tiñen de rojo mientras continúa—. No soy cualquier mujer, amor. Soy tu novia. Hemos estado juntos durante años y no sé qué está pasando. Antes me dabas besos y ahora solo besas mi frente.Jasiek frunce el ceño y aprieta los dientes, deseando tomarla y hacer más de lo que está en esas páginas, pero no es posible. Su padre lo desheredaría y algunos de sus hermanos menores tendrían el poder.Con