IZAN RIBEIROCada palabra era cierta, no sé en qué momento sucedería, pero la próxima solo dirá mi nombre, solo el mío, hasta que quede sin voz. Alana es la perfección hecha mujer, es tan dulce y frágil al mismo tiempo. Estoy más que seguro que aquel turquíto nunca llegó más allá de un beso, Alana no comprendía lo que sucedía en su cuerpo. Mis tíos la reciben con abrazos. Ahora, sin Pavel, me veo obligado a llevar otro hombre para mantener la farsa. La primera persona a quien confiaré este secreto será a mis padres. Sé que siempre anhelaron verme caminar de nuevo, pero aún no sé qué palabras usar para asegurar su silencio. Mi tío me observa con una mezcla de determinación y amenaza apenas disimulada, y yo, prefiero ignorarlo mientras Alana se acerca al coche.—Nos vemos luego sí— sonríe y muere por darme un abrazo, lo sé, pero algo la detiene o solo no desea demostrar nada delante de todos.—Cuídate mucho, no dudes en llamarme. Estaré con mis padres — le digo con una sonrisa sol para
IZAN RIBEIRO Solo alcanzo a ver el lujoso carro de mi padre acelerando y alejándose de casa. Maldigo entre dientes mientras caminó rápidamente hacia mi coche.—Señor, a sus órdenes.—Anda y quédate con mi madre, no te apartes de su lado. No importa lo que haga, no la dejes sola.—Entendido.Asiente hacia mí y me quedo mirándolo unos segundos, Pavel me fuera nombrado la madre solo por conducir en Boston, aquí noto la diferencia de los que le interesa mi bienestar y los que no. Los motores se calientan y rugen, lo más exquisito y refinado en el mundo automotriz. Este coche lleva mi marca, mi sello, y mi padre tuvo que presenciarlo. No es un vehículo que pase desapercibido. Pagué una fortuna por traerlo aquí, quería que viera lo que soy capaz de crear. Intuyo hacia dónde pudo haber ido y aceleró, buscando atajos por las calles congestionadas de tráfico. Apretando con fuerza el volante, siento una sensación extraña en mi pecho. Ariel llega a mi mente y más que nunca comprendo el miedo y
El frío mordaz de Rusia lo recibe a Pavel con una bofetada al salir del aeropuerto, y un coche espera en la salida, con Tobías al volante. Pero la tensión en el aire es palpable, como una tormenta a punto de desatarse. La mano de Pavel se cierra alrededor de su cuello, la presión cortando el oxígeno.—¿Qué demonios haces aquí? ¿Dónde diablos está Ariel? —la voz de Pavel es un trueno, cargada de furia contenida.—Amigo... —la voz de Tobías apenas es un susurro, sofocada por la garra de Pavel—, está... está con Irina.Pavel lo suelta abruptamente, obligando a Tobías a apartarse del volante con un gesto brusco.—¡Muévete! —grita, su voz, es un eco ominoso—, y reza para que esa loca no le haya hecho ni un rasguño, porque si algo le pasa, el jefe no tendrá piedad de ti.—Triplicamos la seguridad, y luego Irina apareció buscando ayuda. ¡Le habían robado y no podía dejarla afuera con el maldito frío que hace! Sí, le prohibieron la entrada, pero no tenía el valor de dejarla en la calle, y Ari
Tras haber renunciado a su primer amor de infancia, por un trágico accidente que lo dejó atado a una silla de ruedas, Izan se volvió un hombre frío y calculador. El más temido de toda Europa, ganándose el cruel apodo de CISNE NEGRO, un apodo que evoca su ferocidad.Construyó un imperio automotriz con una nueva marca a temprana edad. Su vida da un giro inesperado cuando resurge una cláusula oculta en el testamento de su padre cuando decide tomar el control de sus empresas en vida, desencadenando una serie de eventos que cambiarán su destino.El tío de Izan, empeñado en proteger a su hija, busca la ayuda con su mejor amigo y padre del magnate para impedir que su pequeña se case, su mejor amigo revela la cláusula. Sin embargo, el plan se complica, no contaba que la dejara a merced de su sobrino, que, para tener la herencia y control de las empresas, la cláusula impuesta dicta; que ambos deben convivir un año antes de que cualquiera pueda casarse y así heredar el control de las empresas.
Llegar sin previo aviso, solo preocupo a su hermana al verlo con sus ojos de angustia, Sergio la saluda y busca con la mirada a Felipe, su mejor amigo y, esposo de su hermana, solo él, es la solución. Pero, se consigue con una jovencita de cabello crespo que salta a sus brazos. —Tío, ¿qué haces aquí? ¿Mi tía y mis primos han venido contigo? Estoy muy aburrida— le hace pucheros y hala de su brazo para que tome asiento—, tío, estoy estudiando ruso, mi padre dice que cuando sea mayor viajaré a vivir con mi hermano. Sergio ríe al ver lo imperativa que es Maia, sonríe y Samantha que nota que nada está bien, con una mirada Maia comienza a hacer berrinches. Sergio, acaricia su cabello rizado sonriendo con melancolía al viajar al pasado. —Mami, pero… —Cariño, vine solo por trabajo, pronto verás a tus primos. Maia termina por levantarse y mira a su madre con súplica, Sergio al verla que desea quedarse interviene. —Sam, déjala, solo quiero hablar con Felipe. ¿Está en casa? —Maia c
El regreso a Boston no fue agradable, sentirse como era el foco de las miradas, cada una de ellas clavándose como agujas en su piel. Izan Ribeiro había regresado, ya no era aquel niño dulce, comprensivo, ahora era un hombre, un bloque de hielo que no mostraba ni un atisbo de felicidad.Le pide a Pavel que se detenga un momento antes de llegar a la empresa de su padre. No tiene idea de qué le aguarda en la oficina, pero se prepara mentalmente mientras peina su largo cabello castaño oscuro. Pavel le entrega unos guantes de cuero negro.—Señor, su madre estará muy feliz de verlo, no deja de llamar— comenta e Izan le pide con la mirada que continúe. —Mi madre, siempre está feliz de verme —responde con sarcasmo. —Es diferente, señor, no será a través de una pantalla. Izan guardó silencio, evitó por años ver a su madre. Pavel no comprende por qué un hijo no ha de querer ver a su madre. El que creció siendo un niño huérfano era su deseo más grande de tener una madre. Sin embargo, Izan sol
Alana contempló el vestido que su hermana buscó para ella, trató de sonreír, pero le resultaba imposible. Este día sería especial e importante, Jasiek pediría su mano. Divagaba en su mente buscando las palabras correctas para explicarle que viviría con su mejor amigo y ahora enemigo, solos bajo el mismo techo, delante de los ojos de él y de su padre. Sería un insulto, una deshonra; son muy apegados a sus costumbres.Melissa dejó el último accesorio encima de su cama. Fantaseaba con ser la mejor diseñadora de modas y aunque tratara de ocultar su buen gusto la delataba. Se sentó a su lado y colocó su mano encima de la suya, en señal de apoyo.—No debes preocuparte. Quien ama de verdad lucha, y si Jasiek te ama realmente, entenderá y luchará, porque nuestro padre no se lo puso fácil.—Me ama, lo sé, pero esto sobrepasa todas sus costumbres. Por Dios, Melissa, viviré con Izan, solo nosotros dos, ¿entiendes eso?Melissa rio y cubrió sus labios, sus mejillas se tornaron rojas y se levantó p
La mirada de desaprobación en los ojos de Jasiek, en el Sr. Rashid su padre, y la burla evidente en los de Izan no paraban de pasar por su mente. Después de horas de discusión, se encontraba atada al asiento de cuero del lujoso automóvil de Izan, mientras él, impasible, ocupaba el asiento delantero. Evitaba mirarlo, concentrándose en los edificios a su alrededor. Esta situación no era lo que había planeado; tenía escrito cada faceta de ella y esta cláusula no estaba en ella, vivir con Izan menos y ahora, necesitaba hablar con Jasiek, temiendo que no pudiera perdonarle lo sucedido y que pensara lo peor de ella, lo conocía lo suficiente y el temor corría por sus venas. Piensa en todo lo que no pudo traer consigo, y sus ojos se llenan de lágrimas, sin embargo, decide no soltar ni una delante de Izan. Los dos hombres de cabellos largos que tenía frente, la ignoraban por completo. Mira al que parece Thor y sus manos se vuelven un puño, así que comienza a dar patadas a su asiento y tambi