Laura mira el vientre de su hermana y siente mucho odio en su interior, con todas las necesidades que tenían y Fiorella había decidido tener a ese mocoso para agraviar más su situación.
—No te basta con todas las deudas que nuestra madre nos dejó, para que vengas a ponerte a tener un bebé que evidentemente no puedes mantener.
—Laura, estas siendo muy cruel conmigo. ¿Porque eres así? ¿Qué te he hecho? —le dice entre lágrimas.
—Darme problemas, siempre me has estado dando problemas y ya no pretendo continuar resolviéndolos. Ya estas grande, así que o regalas a ese niño al nacer o te largas de aquí Fiorella.
—También es mi casa, Laura—añade limpiando sus mejillas —. No puedes echarme de esta manera y menos esperando un bebé.
La castaña mayor se le queda mirando a su hermana fijamente, no estaba dispuesta a seguir soportando a Fiorella con su estúpido embarazo. Y menos pretendía ayudarla cuando ese mocoso llegara al mundo.
—No me interesa que seas dueña, yo no pretendo ayudarte con ese niño. Ya perdí mucho tiempo con la enfermedad de mi mamá.
—Somos una familia, no puedes hablar así. Estas siendo una mala persona, soy tu hermana no una desconocida.
—Regala al mocoso o te vas, tú decide.
—No pienso regalar a mi bebé, eso nunca sucederá Laura.
—Muy bien, Fiorella.
La castaña se marcha yendo directo a su cuarto, dejando a Fiorella en el corredor con el corazón en la mano y los sentimientos a flor de piel. Suaviza su vientre con amor y sonríe entre lágrimas.
—No pienso regalarte a nadie, tu eres mi bebé y de nadie más.
Luego mira de soslayo la puerta del cuarto de su hermana, Fiorella quiso pensar que su hermana estaba muy sentida por la muerte de su madre. Quizás todos los problemas de las deudas la tenían así de mal humor.
No creía posible que ella pensara de esa manera con respecto a su bebé, era su sobrino y ella su hermana. No los podía echar a la calle como si no fuesen familia, luego piensa en sus palabras.
“No podrás mantener a ese niño”
Fiorella piensa en esa posibilidad, pero recuerda que así como su madre salió adelante con dos hijas ella podía hacerlo con su bebé aunque no tuviera el apoyo de su hermana. Solo necesitaba pensar bien las cosas y tratar de encontrar un empleo hasta que le fuese permitido trabajar.
Pero sabía que aquello era una posibilidad muy baja…
Se da la vuelta para ver la cocina y en ese momento recuerda a aquel hombre que le tendió la mano bajo la tormenta… recuerda esa mirada y luego b**e esos pensamientos de su cabeza.
Frota su rostro para encaminarse hasta su cuarto.
[…]
Aurelio mira fijamente la pantalla de su ordenador concentrado en el documento que lee cuando escucha que alguien irrumpe en su oficina, el CEO levanta únicamente la mirada para ver a su mano derecha entrar.
—Señor Ferretti.
—¿Has averiguado lo que te pedí?
—Sí señor, pero los registros del cementerio son confidenciales. No me dieron tanta información sobre esa familia —el castaño frunce el ceño.
—¿Qué quieres decir con eso?
—No me han dado la dirección de la casa de la señora que han sepultado. Según ellos son políticas.
Aurelio resopla mientras se inclina hacia atrás, como era posible que le costara tanto dar con Fiorella. No sabía porque, pero se sentía muy preocupado por esa mujer, en eso el CEO mira la fotografía en su escritorio y amusga un poco los ojos.
—Necesito que la encuentres, es importante que des con esa dirección.
—Sí, señor.
Su mano derecha se marchó entre tanto Aurelio gira la silla para ver hacia la calle, en toda la noche no había logrado dormir pensando en Fiorella y su bebé. Quizás había perdido la razón, pero su preocupación por ellos dos le preocupaba más.
Era una extraña y no lograba sacársela de la cabeza y más cuando se enteró de que esperaba un bebé.
—Por dios Aurelio, ¿Qué demonios estás haciendo?
[…]
Esa mañana Fiorella salió de casa temprano, aunque se sentía muy mal para hacerlo. No obstante, pensó en su hijo y decidió salir a buscar trabajo. A pesar de tener solo 4 meses ya le estaba costando caminar como lo hacía antes.
Ahora se cansaba muy rápido y más cuando no se estaba alimentando, únicamente llevaba en el estómago lo que había comido ayer en aquella oficina. Era una locura, estaba embarazada y su hermana le negaba que probara de sus alimentos.
Antes de empezar a caminar por la ciudad, la joven fue esa mañana a visitar a su madre y conversar un poco con ella… aunque no la podía ver, esperaba que la oyera y la ayudara a entender a Laura.
Cuando la castaña llega a la tumba de ella nota que hay otro enorme ramo de rosas rosadas sobre su tumba. Inmediatamente a Fiorella se le nublo la mirada, ella no tenía para comprarle flores, pero alguien si le dejaba.
Busca con la mirada a alguna persona y no ve a nadie en aquel lugar, luego ve el lugar donde su madre reposa y nota que era la lápida más hermosa y la única que tenía unas flores tan estrambóticas.
Fiorella se sienta en la grama divisando que estaba muy limpia y la lápida pulida, la joven sonríe a la vez que llora.
—No sé quién hace esto mamá… pero me alegra de que tengas cosas lindas.
En ese instante se derrumba a llorar como una niña, estaba cansada de tanto y no tenía el apoyo de nadie. Embarazada de un hombre que la uso, y odiada por su propia hermana.
[…]
La mano derecha de Aurelio esperaba en la oficina del cementerio para hablar con el gerente, puesto que la secretaria se rehusaba a darle más información acerca de la fallecida…
Entre tanto esperar, el moreno mira a través del cristal hacia lo ancho del terreno de grama y a lo lejos nota a una mujer sentada justo donde él había dejado las rosas que su jefe le mando a comprar.
Frunce el ceño y decide salir de la oficina para poder ver mejor a aquella joven, en ese instante se da cuenta de que era la misma chica que estaba en la oficina de su jefe. Todo nervioso y apresurado saca su móvil y marca el número de Aurelio.
—Dime…—responde Aurelio del otro lado de la línea.
—Señor —el joven relame sus labios —. La joven, la joven que busca está aquí en el cementerio.
Aquellas palabras hicieron que Aurelio se pusiera en pie rápidamente.
—¿Estás seguro?
—Completamente seguro, señor.
—No dejes que se vaya, salgo para allá.
Cuelga la llamada y sale corriendo de su oficina con el corazón latiendo a toda prisa.
[…]
Luego de un largo rato de charla con su madre, Fiorella se pone en pie. Limpia sus lágrimas con el dorso de la mano y mira un momento más el nombre de su mamá grabado en la lápida. Al darse la vuelta ella da un respingo de asombro.
—¡Qué difícil es dar contigo! —Fiorella no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo, ¿Cómo era posible? —. ¿Cómo estas, Fiorella?
La castaña parpadea varias veces al mirar a aquel castaño del café parado delante de ella.
—¿Qué está haciendo aquí?
—¿Por qué te has ido ayer? Cuando regrese a la oficina ya no estabas.
—Debí irme —su fría respuesta lo impaciento.
—Fiorella…
—¿Qué es lo que quiere?
Aurelio noto un poco de recelo en ella, era evidente que no le agradaba su presencia y aquella teoría le hizo sentirse del asco.
—Lo siento, no he querido asustarte.
—Ya lo ha hecho, ¿Cómo me encontró?
—Hace unos meses estuve en este cementerio, y te he visto justo aquí parada —mira la tumba, notando aquel ramo de rosas que el mismo mando a comprar.
La joven mira la lápida con amor.
—¿Y que con eso?
—¿Es tu madre?
—Si.
—Lo siento mucho.
—Gracias —ella aplana los labios al mismo tiempo que baja la mirada.
No le resultaba incomodo que él estuviera allí, pero si sospechoso, ¿Qué buscaba de ella? estaba embarazada, una aventura era imposible de creer.
—Yo debo irme.
—¿Puedo llevarte?, he venido en mi coche —ella lo mira fijamente notando ese lunar en su rostro y aquella mirada iluminada y no supo porque, pero le pareció un hombre muy atractivo.
—¿Por qué? No me conoce, soy una extraña para usted.
—Me llamo Aurelio, puedes decirme así.
Fiorella traga saliva en seco, no sabía que esperar de ese hombre y tampoco la razón por la cual la había buscado. Era casado, ¿Qué quería de ella? y en ese momento pensó en algo que le puso los vellos de punta.
Toca su vientre y piensa en algo realmente descabellado, ¿acaso quería a su bebé? Rememora las horribles palabras de Laura y luego ve a Aurelio, ¿él y su esposa estarían buscando a un bebé para adoptar?
Su corazón se le iba a salir del pecho, si eso era así no podía estar cerca de ese hombre. Pero al dar un paso hacia atrás, Fiorella comenzó a ver borroso, y poco a poco su vista se fue oscureciendo.
Cuando de pronto ya no supo nada más…
Aurelio al ver que Fiorella lo miraba de una manera sospechosa da un paso hacia ella, pero al notar que ella palidece y que de un momento a otro se derrumba corre a su rescate sujetándola por la cintura.
—¡¿Fiorella?!
Se había desmayado y su rostro estaba muy pálido. Aurelio la carga en sus brazos y camina con pasos fuertes hacia su coche, su mano derecha al ver que lleva a la chica en sus brazos se alarma.
—Señor…
—La llevaré a la clínica, sígueme.
El CEO conduce lo más rápido y prudente que puede a la clínica más cercana, Fiorella aun no había despertado y eso lo estaba angustiando… saca a la chica del coche en cuanto detiene el coche llevándola al interior de la clínica donde fue atendida de inmediato.
—Señor Ferretti…
—Ve a llenar los datos y paga todo lo que necesiten hacerle a ella.
—Si.
Aurelio se quedó en la sala de espera a por noticias de Fiorella, la verdad es que estaba muy pálida. El CEO rasca su nuca al sentirse culpable de ese desmayo.
Luego de una hora, al fin Aurelio tiene respuesta sobre Fiorella. Cuando ve salir a un doctor se pone en pie.
—La paciente que está embarazada, ha dicho que se llama Fiorella.
—Yo la he traído, doctor.
—Ha dicho que no tiene familiares esperándola.
—Yo la traje, quiero saber cómo está su salud y la del bebé.
—Criticas, ambos están pasando por un mal momento. La paciente necesita alimentarse mejor, por ella y por la salud del bebé.
Aquella noticia le cayó como un balde de agua fría a Aurelio.
—¿Qué quiere decir? —Aurelio frunce el ceño.
—Ella no está comiendo adecuadamente.
—¿Cuántos meses tiene?
—Cuatro meses.
—¿La dejara internada?
—Por un día, ella ha pedido que no, pero no le voy a dar de alta hasta esperar como pasa la noche. Le pondremos suero y otras vitaminas para que recupere un poco las fuerzas, pero eso no será suficiente, la joven necesita tomar sus vitaminas y alimentarse.
Aurelio asiente. Eso estaba bien.
—¿Yo puedo entrar a verla?
—No quiere ver a nadie.
—Por favor, solo quiero despedirme de ella.
El doctor cierra la carpeta mientras observa a Aurelio.
—Tan solo 10 minutos le daré…
Al final Aurelio fue conducido al cuarto que le fue asignado a Fiorella. En cuanto el CEO abre la puerta la ve acostada en la cama mirando hacia la ventana, él hace lo mismo notando que empezaba a llover.
—Llueve de nuevo —Fiorella gira el rostro para verlo a él y de inmediato palidece —. Tranquila —levanta ambas manos quedándose justo bajo el marco de la puerta —. Fiorella, yo no quiero hacerte daño.
Ella lo mira con recelo, después de pensar aquellas cosas ante de desmayarse ahora le daba miedo la presencia de ese hombre.
—No debió traerme a este lugar, es muy costoso y yo no tengo como pagarlo.
—No debes preocuparte por eso.
—No quiero deberle nada.
—No te cobrare Fiorella.
Ella traga saliva y esas benditas ganas de llorar están a flor de piel.
—Estás enferma, tú y tu bebé. Supongo que el doctor ya te lo ha dicho —ella mira hacia la ventana para ver la lluvia deslizarse por el cristal de la ventana.
—¿Qué es lo que quiere? Si está buscando que le dé a mi bebé a su esposa y usted está equivocado, puedo tener necesidades, pero no pienso regalar a mi hijo.
Aquellas palabras petrificaron al Aurelio.
El CEO mira fijamente a Fiorella, ella ni siquiera lo miraba. —Fiorella, yo no te estoy ayudando por lo que estás pensando —ella frunce un poco el ceño —. No estoy aquí porque quiera hacerme con tu bebé, la verdad es que no entiendo porque dices una cosa tan descabellada como esa; y otra cosa, ¿de dónde sacas que tengo esposa? —Fiorella ensancha la mirada y decide mirarlo al fin. Ella percibe que Aurelio había ingresado por completo en la habitación y no dejaba de mirarla. —Pero… —Yo no estoy casado. —Escucha—el CEO levanta ambas manos en gesto de paz —. Esta tarde necesitas descansar y estar tranquila por el bien de tu bebé, por esa razón no hay problema con que te quedes en esta clínica y seas atendida adecuadamente. Solo quiero que sepas que no estoy aquí con malas intenciones. —No entiendo porque está haciendo esto, es que ni siquiera me conoce como para prestar este tipo de ayuda a una desconocida embarazada. Siempre hay algo que l
Mattias le sonríe a la secretaria de Aurelio justo cuando se detiene ante ella para que anunciará su llegada, Aurelio lo había mandado a llamar y él ya se imagina las razones. —Señor Ferretti, el señor Mattias ha llegado —la secretaria lo anuncia. —Hazlo pasar. En cuestión de nada Mattias ya estaba en su oficina mostrando una sonrisa impertinente. —¿A que debo tu llamada? —He oído que quieres comprar la parte de mi otro socio. —Estas muy bien informado. —Es mi compañía, lo sé todo Mattias. —Digamos que si estoy interesado en comprar, la verdad es que no me interesa vender mi parte así como mi padre lo llego a pensar en algún momento. Aurelio se cruza de brazos ante su respuesta. —¿Cuánto quieres por ceder tu porcentaje? ¡Lo pagaré! —Mattias sonríe al mismo tiempo que niega. —No venderé, Aurelio —ambos se miran fijamente. —Te daré un tiempo para pensarlo, cuando lo hayas pensado bien búscame. La arrogancia y confianza de Aurelio cabreaba a Mattias. Él sabía que ese sujeto t
Fiorella camina hasta la sala observando que Aurelio no estaba por ningún lado, echa un vistazo en la cocina y es cuando repara en una bolsa marrón y al lado de esta yacía una nota. Ella se acerca al mesón para tomar la nota, era de Aurelio.“Lamento haberte dejado sola en casa, pero de verdad tuve que ir a la oficina. No te preocupes, regresare cuanto antes. Descansa y come un poco”—Pero que pasa con este hombre, ¿tiene por costumbre dejar sola a las personas extrañas?Frunce el ceño al mirar la bolsa, la curiosidad la lleva a abrirla y fue entonces que el aroma de la misma revuelve su estómago que la empuja a correr de vuelta al baño.[…]Firma con un poco de prisa los documentos que su secretaria dejo sobre su escritorio para poder regresar a casa, aunque sospechaba que Fiorella no se iría, pero con ella nunca se sabía. Aurelio no quería arriesgare a que se le perdiera una vez más esa mujer.Culmina por firmar los papeles, deja todo en orden para ponerse en pie, pero justo en ese
El resplandor del sol se filtra por la ventana y aquellos reflejos fulminaron el rostro de Fiorella logrando que girara su cuerpo hacia el otro lado. Sin embargo la castaña ya se encontraba despierta desde hace mucho tiempo.No dejaba de pensar en lo que debía hacer para sobrevivir con su bebé. Ahora no contaba con un techo donde refugiarse, y aunque buscase de nuevo a su hermana estaba segura de que Laura la volvería a rechazarAbraza la almohada como intentando aferrarse a ella, se sentía muy preocupada por la situación en la que estaba pasando. Sin hogar, sin trabajo, sin dinero y con un bebé en camino no la tenía nada fácil.Mira la salida de la habitación con estremecimiento en su interior, sabía que luego que saliera de esa recámara ya no habría vuelta atrás. Cierra los ojos y respira profundamente hasta que consigue ánimos para levantarse de la cama.Antes de encaminarse al cuarto del baño, Fiorella escucha que Aurelio toca la puerta lo que la lleva a sobresaltarse. Pone una ma
En cuanto acostó a Fiorella en la cama noto su extrema palidez, toca su frente sintiendo que estaba a temperatura normal, pero justo en ese momento la joven castaña comienza a despertar percibiendo que él la estaba tocando.Inmediatamente aleja la mano de su frente para quedársele mirando.—¿Te sientes mal? ¿Quieres que te traiga un poco de agua?—Sí creo que me siento bien —dice sentándose en la cama, Aurelio hace lo propio y ambos se quedan en silencio.—Me has asustado —decide decir algo, pero sin mirarla.—No puedo ser tu esposa, Aurelio—en ese instante él voltea para verla —. No me puedo casar con alguien que no conozco y tú tampoco puedes someterte a esto.Aurelio resopla, escarba en su cerebro buscando una manera de convencerla de que lo mejor para su bebé y para ella era que lo hicieran. A menos que…—Hagamos algo, sé que no tienes a donde ir y tampoco tienes como defenderte, tu estado de embarazo va corriendo y pronto no podrás encontrar un empleo en el que puedas estar de ma
Antes de poder cerrar la puerta percibe la presencia de Fiorella, justamente salía del corredor con expresión de dormilona, sus cabellos alborotados y los ojos semi abiertos. Aurelio la inspecciona de abajo hacia arriba enterneciéndose por completo por ella.Verla con esa cara de dormida fue encantador, realmente esa mujer era adorable.Fiorella frota sus ojos, había tenido una larga siesta y ahora en esos momentos su estómago rugía. La joven al levantar la mirada percibe que Aurelio estaba de pie en la entrada llevándola a detenerse.—Hola —lo saluda con sorpresa.En ese instante Aurelio repara en la manera que Fiorella se encontraba vestida esa noche, la verdad es que sus atuendos lo hicieron tragar saliva en seco. A pesar de estar embarazada, esa mujer era preciosa.—He salido un poco antes de la oficina—fija sus ojos en los de ella, trataba de olvidar que ella usaba unos chores muy cortos y una blusa ajustada.—Yo… bueno, me he quedado dormida.El CEO cierra la puerta sintiendo al
Aurelio se atreve a rozar los labios de ella con el pulgar de su mano consiguiendo que Fiorella abriera un poco su boca para él. Automáticamente baja la mirada hacia ellos, luego la sujeta por el mentón al mismo tiempo que observa sus ojos.—¿Tu qué? —musita con voz ronca entre tanto va aproximándose a su boca—. Dímelo antes de que te bese de nuevo, Fiorella —añade.A ella solo se le escapa un gemido al sentir la respiración de Aurelio cerca de sus labios llevándola a cerrar los ojos, y esa fue la señal de aprobación que el castaño tomó para probar una vez más la boca de esa mujer.Sin pensarlo, vuelve a besarla tanteando de a poco sus labios. Fija su boca contra la de ella al mismo tiempo que acuna su mejilla con la mano y pega un poco más su cuerpo contra el de ella. Inmediatamente siente el pequeño bulto de Fiorella contra su estómago, pero eso no lo detuvo.Aurelio afianzo aquella unión apretando su cuerpo contra el de Fiorella, ella por su parte se mantuvo algo rígida, con las ma
Aurelio percibe inmediatamente que Fiorella había tomado su respuesta de otra manera, el CEO refuerza el agarre de su cintura para impedir que ella se alejara más de él.—No es lo que estás pensando.—¿Y qué es lo que estoy pensando? —ella lo observa con recelo.—Crees que lo hago por lastima y no es así.—Yo no creo nada —la joven voltea el rostro, pero Aurelio la hace mirarlo a los ojos.—No lo hago por eso, te lo puedo jurar Fiorella.En ese instante el castaño acuna ambas mejillas de ella manteniéndole la mirada fija.—No quiero que seas mi esposa por tenerte lastima, deseo que lo seas porque quiero me preocupo por ti. No puedo explicarlo, pero no quiero que pases trabajo con tu bebé.—Eso es igual a tenerme lastima, y no quiero convertirme en tu esposa porque sientas ese tipo de sentimientos. No estás en la obligación de nada para conmigo o con mi hijo.Ella hace amago de levantarse, pero Aurelio se lo impide volviéndola a sentar sobre su regazo. El CEO le mantiene la mirada sin