Seth buscó a Felipe, que había desaparecido por completo de la escena en batalla cuando llegaron a la ciudad y la encontraron sitiada. Los dos lobos jóvenes que lo acompañaban seguían a su lado, lo habían adoptado como alfa al parecer. El diagnostico del médico fue desalentador para Gale, ahora no podría volver a ver de ese ojo, quedando ciego de él y sin poder encontrar forma de salvarlo, la flecha lo dañó demasiado. Afortunadamente, se hallaba estable y despertaría en unos días, cuando los sedantes salieran de su cuerpo. Su prometida lo miraba con mucha pena, pero su atracción por él no disminuía, a ella siempre le habían parecido fascinantes los lobos y Gale era muy guapo y joven. Se sentó a su lado, cuidando que no le faltara nada. A la joven le decían esmeralda por el color de sus ojos, pero su nombre era Lucía. —¿Cómo está? —preguntó Seth, cuando volvió de su búsqueda, miró a su amigo, que se hallaba colapsado del dolor.—Dice que no sabe si se pondrá bien. —respondió Astor, s
Esa idea no se le había pasado por la cabeza a pesar de que ahora le parecía tan evidente. Ciro no tenía los libros en las manos y mucho menos la fe, pero sabía algo mejor. Eva ya no era solo una humana, había absorbido y asimilado parte de los poderes de Astor, lo que la hacía mitad bestia. No tenía que curarla como a una humana como la primera vez.—¿Cómo pude ser así de ciego? —se preguntó a si mismo y todos lo miraron extrañados, porque estaba hablando solo. Tomó otro frasco y comenzó a mezclar algunos polvos. Debía intentar con esa opción.Astor tuvo que salir, no aguantaba el aroma de los sahúmos tan invasivos y sus ojos parecían cegarse con el humo. Quería devuelta a su dama, volver a sentirla entre sus brazos, escuchar su risa y percibir su tacto, volver a despertar a su lado. Había pasado tanto tiempo desde que se marchó, a pesar de que vigilaba los alrededores y a veces la veía, era tan lejana, no podía tocarla ni sentirla, como si una barrera los separara. Era por su bien,
Astor observaba por la ventana como la ciudad restablecía su orden habitual, parecía como la paz regara las calles, sin saber cuanto tiempo perduraría. La gente empezaba a salir de vuelta a su rutina, luego de haber sufrido ese ataque sorpresivo. La causa de esa maniobra era lograr atrapar a los más importantes del grupo, ejecutar a Gale, el nuevo príncipe y a la condesa, a quien Lilia deseaba acabar con sus propias manos por haberla engañado. No sabían cuando volverían a sufrir otro ataque de esa magnitud, debían prepararse para lo peor. Al casarse, Lilia y Louis habían forjado una alianza insuperable, si reunían a sus dos ejércitos serían muy difíciles de enfrentar, casi imposible. Los dos también eran muy impulsivos, podían esperarse cualquier cosa de esa unión. Eva llevaba durmiendo casi dos días enteros desde que se recuperó, intuían que era para que repusiera por completo sus energías. Astor no pegaba un ojo por las noches, custodiándola como su fiel guardián.—¿No ha despertado
—No creí que fueras tú, si te soy sincera, pensaba que era un sueño producto de una lenta muerte… —Eva estaba con la voz un poco débil, pero se esforzaba por hablar.Astor le había preparado un té con miel para aliviarla, para que poco a poco su garganta sanara de ese estrangulamiento. Le dolía al tragar y también a veces respirar, ese hombre la había apretado demasiado fuerte, no lo olvidaría nunca.—Toma de a pequeños sorbos… —le explicó él, era muy cuidadoso, lo que contrastaba con su extrema rudeza, al lado de su dama la trataba con mucha delicadeza. —¿Por qué volviste? —preguntó Eva, tenía muchos interrogantes para hacerle, la verdad era que no podía aceptar su regreso, así como así, había mucho que debía explicarle.—No voy a poder convencerte de que me perdones. —Astor tenía poca elocuencia, pero era sincero, la miraba con los ojos brillantes. Claro que tenía la esperanza de que lo perdonara en un instante, pero sabía que no era real, Eva merecía tener su duelo. —He sido un co
Llegó con el modesto carruaje preparado, en aquella ciudad no había tanta ostentosidad como en el castillo de Louis, donde Eva había vivido tantos años encerrada en su triste y sombría torre. Sin embargo, le parecía un lugar mucho mejor, más tranquilo y con menos violencia. Los lobos estaban conviviendo bastante bien con los humanos allí, los más agresivos o introspectivos se retiraban a las afueras y los demás se mezclaban entre las personas, los que eran más sociables.Astor tomó a su dama y la cargó, a pesar de que ella le insistió para ir caminando, no quería que se esforzara de más y sufriera más dolor. El día estaba soleado y corría una brisa fresca, se preguntaba a donde irían y esperaba que pudieran hablar más sobre esos temas que los incomodaban. Habían pasado mucho tiempo separados, Eva se había apoyado en Gale y ahora sentía algo de culpa también por ello.—Llegamos, condesa. —dijo Astor, dejándola entre los almohadones de terciopelo que eran mullidos y cómodos.—Gracias po
Al regresar, Eva y Astor ya fortalecían su unión con mucha más fuerza que antes, con la motivación de poseer un buen futuro.—Espero no encontremos a otras personas viviendo en casa. —dijo Eva, divertida, cuando regresaron al cuarto luego de su largo paseo.—Puede que esté llena de arañas, las telas irán ganando terreno. —Astor también se rio, era extraño verlo de tan buen humor, sus amigos apenas si lo reconocían. Todas las sonrisas eran para ella, porque con el resto del mundo seguía comportándose bastante hostil.—Vaya, tú si que estás lleno de alegría. —dijo Seth, bromeando al verlo con el ceño fruncido de vuelta, era demasiado duro como para ablandarse tan rápido. —Les traje más cosas, aquí hay toallas, ropa…Seth depositó lo que traía sobre una de las sillas de madera y miró a su alrededor, para ver si no habían causado algún desastre. Temía que Astor siguiera sufriendo esos episodios de descontrol e ira, lo conocía desde muchos años atrás y lo había visto causar mucho daño. Tem
Estaban acostados sobre la cama, con un nivel de relajación exquisito, bebiendo ese placer único. No querían irse de allí, mientras se cubrían con las mantas para descansar y cerrar a penas los ojos. Ella descansaba en su pecho, que la refugiaba del resto del mundo. Escuchaba los latidos de su corazón, que le pertenecía solo a ella.—Te amo. —le dijo él, mientras besaba sus senos con total suavidad. Ella le acarició el rostro, era muy tierno a pesar de su ferocidad.—Siempre voy a amarte. —contestó ella, hipnotizada con el amor que nacía y crecía en esa cama. Era la sensación que había esperado, sabía que era el único que podía hacerla sentir de ese modo. Era el motivo por el cual no había aceptado a Gale como compañero eterno, porque nunca hubiera sido amor, solo un deseo pasajero y fugaz. Solo con su oso tenía el corazón a mil, era suya por completo.Eva se probó la tiara, todavía desnuda y con el cabello ondulado porque seguía húmedo. Se miró en el espejo, era una condesa de cabell
En su caballo, tratando de pasar lo más desapercibido que fuera posible, con una capucha sobre sus ojos para tapar parte de su rostro. Felipe buscaba que las distracciones hicieran que nadie lo notara ni lo buscara, sabía que no dejarían que escapara de allí en paz. Al ver a Astor supo que lo haría pagar, pero él era más listo que eso, su cabeza iba a años luz de distancia, bajo su punto de vista al menos. Respiraba con algo de dificultad culpa de los nervios que le repercutían el tener que estar en el mismo lugar que ese hombre al que consideraba una bestia despiadada. Se había ganado la confianza de Seth, pero nunca podría hacer lo mismo con Astor.Ya estaba huyendo como un roedor atrapado cuando el rey lo encontró, en una posada, buscando provisiones para ocultarse sin planes algunos.—¿Ya te ibas? —preguntó el rey, desde su asiento, también estaba camuflado y disfrazado para que la gente no lo reconociera con tanta facilidad. Sonrió, con cierta ironía y negó con la cabeza. —Supong