Al regresar, Eva y Astor ya fortalecían su unión con mucha más fuerza que antes, con la motivación de poseer un buen futuro.—Espero no encontremos a otras personas viviendo en casa. —dijo Eva, divertida, cuando regresaron al cuarto luego de su largo paseo.—Puede que esté llena de arañas, las telas irán ganando terreno. —Astor también se rio, era extraño verlo de tan buen humor, sus amigos apenas si lo reconocían. Todas las sonrisas eran para ella, porque con el resto del mundo seguía comportándose bastante hostil.—Vaya, tú si que estás lleno de alegría. —dijo Seth, bromeando al verlo con el ceño fruncido de vuelta, era demasiado duro como para ablandarse tan rápido. —Les traje más cosas, aquí hay toallas, ropa…Seth depositó lo que traía sobre una de las sillas de madera y miró a su alrededor, para ver si no habían causado algún desastre. Temía que Astor siguiera sufriendo esos episodios de descontrol e ira, lo conocía desde muchos años atrás y lo había visto causar mucho daño. Tem
Estaban acostados sobre la cama, con un nivel de relajación exquisito, bebiendo ese placer único. No querían irse de allí, mientras se cubrían con las mantas para descansar y cerrar a penas los ojos. Ella descansaba en su pecho, que la refugiaba del resto del mundo. Escuchaba los latidos de su corazón, que le pertenecía solo a ella.—Te amo. —le dijo él, mientras besaba sus senos con total suavidad. Ella le acarició el rostro, era muy tierno a pesar de su ferocidad.—Siempre voy a amarte. —contestó ella, hipnotizada con el amor que nacía y crecía en esa cama. Era la sensación que había esperado, sabía que era el único que podía hacerla sentir de ese modo. Era el motivo por el cual no había aceptado a Gale como compañero eterno, porque nunca hubiera sido amor, solo un deseo pasajero y fugaz. Solo con su oso tenía el corazón a mil, era suya por completo.Eva se probó la tiara, todavía desnuda y con el cabello ondulado porque seguía húmedo. Se miró en el espejo, era una condesa de cabell
En su caballo, tratando de pasar lo más desapercibido que fuera posible, con una capucha sobre sus ojos para tapar parte de su rostro. Felipe buscaba que las distracciones hicieran que nadie lo notara ni lo buscara, sabía que no dejarían que escapara de allí en paz. Al ver a Astor supo que lo haría pagar, pero él era más listo que eso, su cabeza iba a años luz de distancia, bajo su punto de vista al menos. Respiraba con algo de dificultad culpa de los nervios que le repercutían el tener que estar en el mismo lugar que ese hombre al que consideraba una bestia despiadada. Se había ganado la confianza de Seth, pero nunca podría hacer lo mismo con Astor.Ya estaba huyendo como un roedor atrapado cuando el rey lo encontró, en una posada, buscando provisiones para ocultarse sin planes algunos.—¿Ya te ibas? —preguntó el rey, desde su asiento, también estaba camuflado y disfrazado para que la gente no lo reconociera con tanta facilidad. Sonrió, con cierta ironía y negó con la cabeza. —Supong
Como si se tratara de una mala broma, mientras Gale y su prometida planeaban su boda, lo mismo pasaba en el castillo con Louis y Lilia. La mujer era indomable, por lo que las peleas abundaban siendo que él era afín a las sumisas.—Desvístete ahora. —ordenó Louis, con su sonrisa marcada en su rostro, mirándola de arriba abajo con detalle.—¿De que hablas? —preguntó Lilia, asqueada. Ella creía que el supuesto matrimonio era solo una farsa, una obra de teatro para el exterior.—Ya me oíste. —el se aproximó hacia ella y le quitó el vestido, tal como en su primer encuentro con Ruth. Lilia era una guerrera, no le sería tan fácil someterla, pero eso lo excitaba todavía más. Tocó uno de sus senos hasta que endureció el pezón, pero ella le arrojó una bofetada. —No te creas la farsa.Eso le fastidió enormemente.—Si te estaba gustando, no finjas que no. —dijo él, sonriendo con lascivia, estaba ansioso por probar su cuerpo, era nuevo para él. Quería tenerla solo porque sí, porque podía hacerlo y
En las sombras que lo ocultaban, el lobo negro pasaba casi desapercibido en esa ciudad vacía por la noche helada. Observó que la ciudad había cambiado mucho, tanto que no supo bien como actuar al respecto. La gente temía salir después de las seis de la tarde por los supuestos peligros de lobos rondando, que Louis había esparcido por medio de comunicados reales. Olfateó el miedo a su alrededor, luego de que Gale matara a la princesa y a Angela las cosas habían empeorado, el temor era muy grande. Seth se preguntaba que pensaría la gente de la ciudad de Lito si pudieran saber la verdad sobre su nuevo príncipe lobo, que no era tan inofensivo como parecía. Andaba con un sigilo típico de él, porque era el mejor cuando se trataba de explorar el terreno sin ser visto. A pesar incluso de tener muchas preocupaciones rondándole por la cabeza, como el paradero de Felipe, lo asustaba que pudiese traicionarlos y perjudicarlos de alguna forma.Al dejar a Maya en la ciudad, otra vez, su corazón se es
Seth bajó del balcón del hijo que dejó ir hacia tan poco tiempo, sin poder evitar sentirse mal al respecto. Era muy humano, su instinto siempre sería querer protegerlo a pesar de todo, su naturaleza era esa, no podía ir contra lo que tenía dentro. Volvió a su forma humana, para intentar pasar desapercibido entre las personas que podían verlo, estarían buscando un lobo. Su mente se atascaba de pensamientos, quería volver y salvar a ambos niños, tal como debió hacer en un principio, antes de todas las conspiraciones.No tuvo más tiempo para reflexionar, la bolsa en la cabeza y el humo hicieron que se durmiera al instante, solo pudo ver como lo arrastraban en contra de su voluntad. El tic tac que yacía en su cabeza lo mareaba, hasta que perdió por completo la consciencia. Desapareciendo de las calles, Seth cayó en un pozo en sus propios sueños y alucinaciones.—Despierta, Seth. —dijo una voz, entre sus mares internos de confusión.No comprendía muy bien lo que decía, creía que era parte
Eva despertó al lado del hombre que amaba, con el miedo a que ya no estuviera, buscándolo entredormida, creyendo que solo era un lindo sueño. Astor seguía allí, la abrazó cuando la vio asustada y la mantuvo acurrucada entre sus fuertes brazos. Se estaban quedando en el castillo, porque era más seguro para ella, mientras esperaban que Seth regresara de la exploración y pusieran en marcha el rescate. Debía faltar poco para que volviera, les quedaba poco tiempo.Los rayos del sol iluminaron el rostro de la condesa, que sonrió al sentir el calor que su hombre oso le proporcionaba. Era su hogar, Astor tenía los ojos abiertos, la contemplaba con la mirada enamorada y arrepentida. Ella sabía que él tenía una gran culpa que poco a poco dejaba atrás, el dejarla tanto tiempo le había dejado secuelas.Él besó sus labios y la rodeó para sentirla con todo el cuerpo, buscando esa suavidad. Ella sonrió, amaba que estuvieran pegados en uno con el otro, era la mejor forma de despertar. Deslizó su mano
¿Por qué siempre se comportaba de ese modo? Se preguntaba Gale, furioso con Astor, sus exigencias no tenían sentido alguno para él. Pese a su obstinación, no era lo que mas lo aturdía, sino que era eso que no quería reconocer. No quería que Eva se marchara, tenerla cerca lo tranquilizaba. Era un secreto, ese sentimiento que seguía creciendo en su interior, con el amor que no se eclipsaba, aunque deseara que desapareciera con todas sus fuerzas. No entendía por qué la seguía amando, la mujer que la luna puso a su lado y luego la alejó para siempre. No podía hallar una razón, porque de eso se trataba el mismísimo amor, de algo que nacía y no se podía controlar su crecimiento. Sin contestar ni asegurar nada, se marchó del cuarto para dejar de verlo, para ver si así dejaba de sentirse tan impotente. Astor no lo siguió, no eran sus modos.—¿Sucede algo? —preguntó la joven, su prometida, mirándolo con esos ojos esmeraldas tan encantadores.—No, tuve un pequeño desacuerdo, nada más. —contest