En la prisión, Ruth maldecía a Eva en todos los idiomas que conocía, ella era la culpable de todo. La habían traicionado demasiadas veces, incluso su amante el cual creía que la amaba. Todo era falso, el príncipe la había entregado y dejado sola, ella era la madre de su hijo y eso ahora poco le importaba. Lo vio entrar en su celda con un plato de comida humeante, a simple vista parecía un guisado de carne con algunas papas.—Vete. —le dijo, con su cabello enmarañado y el rostro con ojeras, se veía como una prisionera, pero seguía siendo bonita.—No. No me digas que hacer. —Louis entró sin reparar en que lo estaba echando, a él no le importaba. —Vas a tener que decirme toda la verdad.El carcelero estaba lejos, el príncipe lo había mandado a vigilar otro sector para hablar completamente a solas. Ruth supo que no tenía opción, debía obedecerlo para tener oportunidad de sobrevivir.—Lo siento, no debí ocultártelo… La verdad es que… —No pudo continuar, Louis la interrumpió besándola con i
El día que llegó la carta de Felipe, habían pasado casi tres semanas desde que Astor había huido. Sucedieron muchas cosas, entre muchas el agrupamiento de los lobos del sur con muchas otras manadas. Se habían agrupado detrás de las montañas y eran cientos, cada vez llegaban más exiliados buscando un lugar donde ocultarse. Felipe aplicó una fuerza increíble para acabar con todos, enviando sus tropas para capturar o matar a cualquiera que estuviese en el reino. Por lo tanto, el acuerdo era de gran necesidad. La carta confirmaba el encuentro, que se llevaría a cabo en tres días, en las afueras de la ciudad, en la entrada del castillo, justo en la torre de Eva, para que le trajera viejos recuerdos.—¿Nerviosa? —le preguntó Maya, ya casi era la hora de partir, llegarían en varios días y debían ir con tiempo para resguardarse y también reunir refuerzos. Era un golpe sumamente importante y peligroso, tenían los nervios de punta.—Sí. —Eva se ruborizó, no quería ver a su esposo de nuevo. Feli
Gale subió al caballo con la mujer a la que amaba, diciéndose que no podía dejarla sola y nadie logró convencerlo de lo contrario. Seguía caminando con dificultad, pero estaba arriba del caballo y hablar con Eva le resultaba lo mejor del mundo. El dolor disminuía con los días, la herida cicatrizaba rápidamente.—Siempre quieres salirte con la tuya. —bromeó Eva, a pesar de sentir un poco de vergüenza de estar ahora tan juntos de nuevo. Se sentía impura, como si hubiera cometido una infidelidad a pesar de que con Astor su relación era dudosa e inestable.—Es cierto, en todo sentido. —la abrazó más fuerte y apoyó su cabeza en sus hombros, para hacerle cosquillas. Ella no pudo contener una carcajada, era su punto débil. —Amo cuando te ríes.—Bueno, que me espantas. Relájate un poco. —Eva lo miró haciendo una mueca sarcástica, no podía olvidar su encuentro tan cercano, su miembro tan dentro suyo, como casi lo habían hecho en su cuarto. Era muy seductor y estaba ganándole. Se preguntó porqu
La joven dentro de su celda, rogaba por un final un poco más amable. Ruth veía como la carroza real se acercaba desde su ventana, ahora estaba en una celda donde podía ver el sol. No quería esto, era muy incomodo y humillante, pero Louis quería que fuera así. Tampoco había hablado con su hermana sobre la verdad y como le había mentido en la cara.Justo pensaba en ello cuando Angela entró a su estrecho lugar, con un rostro desmejorado y ojeroso. Las bolsas debajo de sus ojos revelaban su cansancio y el enojo, lloraba cada noche al pensar en su hermana y su esposo revolcándose por ahí. Angela había vivido en un mundo de fantasía, Louis había jugado con ella y no la respetó como se debía. Estaban comprometidos y tenían hijos, nada de eso le importó.—¿Cuándo ibas a decírmelo? No puedo creer que me hayas mentido en la cara de ese modo, yo te confié mi humillación.—Angie… Lo siento… —Quiso decir, pero no era suficiente, solo hacía que ella se enfadara más.—Me lastimaste y seguiste hacié
En el castillo, Eva era transportada hacia su cruel y fría torre del pasado, sin saber que le auguraba el futuro, deseando que el plan saliera perfecto. Al mismo tiempo, los mercenarios enviados por Ruth se encaminaban al refugio para buscar a Teo y acabar con todos a su paso.Maya estaba cocinando la cena, para poder dormir temprano, sin imaginarse que su vida se vería amenazada en unos días. Se habían quedado los dos solos, esperando el regreso de los héroes y con el corazón preocupado.En el reino, Seth esperaba el momento indicado para atacar por fin, con paciencia y sin mucha esperanza. Los lobos estarían listos también, esperarían el aullido para atacar y dar el paso final, su declaración de guerra sería fatídica. La música de una escena que parecía no tener final feliz, un ejército aplastando a una manada de lobos, la condesa que volvía a su prisión, un hijo que regresaba a la tutela de unos desastrosos padres. Un incierto futuro, Seth sentía el sudor helado que le caía por la
Los lobos todavía esperaban el momento preciso para atacar, los guardias permanecían inamovibles. El rey parecía haberse retirado, al igual que el príncipe, con todo su séquito. El silencio aumentaba la tensión, Seth comenzó a sentir un particular escalofrío en su espalda, desconfiando de todo a su alrededor. Escuchó los susurros, las voces de mando por lo bajo, algo andaba mal.Uno de los soldados más importantes se dirigió hacia el frente, enfrentándose cara a cara con Seth, pero se quedó por completo inmóvil. Solo lo miraba, sin decir palabra alguna, Seth quedó desconcertado. El hombre tenía una mirada dura, fría, seguiría cualquier orden que se le diera, se veía en su mirada. Víctor comenzó a temer que todo el plan saliera mal en unos pocos segundos. Gale, intentaba usar su fuerza de voluntad para recuperarse y poder pelear con todas sus fuerzas en el momento que fuera necesario.El soldado seguía allí, parado en frente de Seth, con la mirada clavada en él. Luego de una espera que
Los mareos no disminuían, tanto que creyó que se caería del caballo. Eva luchaba por mantenerse estable, la herida sangraba y a pesar de no ser demasiado profunda, estaba bajándole la presión a tal punto que ya veía el panorama borroso. Su esposo la había jodido hasta el último momento, su consuelo era que ya no tendría que verlo nunca más al volver al refugio. Gale la había salvado, eso retumbaba en su mente y estaba agradecida, el siempre hacía todo por ella, dando su vida sin esperar nada a cambio. Era el hombre más dulce que había conocido, considerado y leal, aparte de tener un buen sentido del humor y una chispa en sus ojos. Se preguntó si algún día podía llegar a amarlo, olvidar a Astor y dejar el pasado atrás. Por más que lo intentaba seguía pensando en su hombre enigmático, su lazo era tan fuerte que lo sentía a su lado por más que no estuviera. La confusión reinaba en su pecho, pronto debería tomar una decisión. Tratando de mirar al frente, siguió hacía el lago, el punto de
El lago reflejaba el rostro impaciente de la condesa, que ya no tenía más cadenas encima. Eva maldijo a Felipe por su herida una vez más, luchando por no quedarse dormida en la espera. Tuvo ese tiempo para pensar en todo lo sucedido, habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo. Si cerraba los ojos podía volver a la torre donde la mantenían cautiva, rodeada de humillaciones y burlas. Rememoraba su hambruna y su falta de amor, junto con la violencia con la que todos la trataban, como si no mereciera un trato digno. Ruth había sido una de sus torturadoras, junto con Angela y también Lilia, pero las dos primeras estaban obteniendo lo que se merecían. Solo debía vengarse de Lilia, que creía que era su aliada y no podía soportar que siguiera subestimándola. Eva suspiró, porque también con el mar de recuerdos llegaron los momentos vividos con Daren, en ese corto lapso de enamoramiento juvenil. Se preguntó si lo elegiría antes de que, a Astor, pero no tenía forma de saberlo con exactitud.A