En el castillo, Eva era transportada hacia su cruel y fría torre del pasado, sin saber que le auguraba el futuro, deseando que el plan saliera perfecto. Al mismo tiempo, los mercenarios enviados por Ruth se encaminaban al refugio para buscar a Teo y acabar con todos a su paso.Maya estaba cocinando la cena, para poder dormir temprano, sin imaginarse que su vida se vería amenazada en unos días. Se habían quedado los dos solos, esperando el regreso de los héroes y con el corazón preocupado.En el reino, Seth esperaba el momento indicado para atacar por fin, con paciencia y sin mucha esperanza. Los lobos estarían listos también, esperarían el aullido para atacar y dar el paso final, su declaración de guerra sería fatídica. La música de una escena que parecía no tener final feliz, un ejército aplastando a una manada de lobos, la condesa que volvía a su prisión, un hijo que regresaba a la tutela de unos desastrosos padres. Un incierto futuro, Seth sentía el sudor helado que le caía por la
Los lobos todavía esperaban el momento preciso para atacar, los guardias permanecían inamovibles. El rey parecía haberse retirado, al igual que el príncipe, con todo su séquito. El silencio aumentaba la tensión, Seth comenzó a sentir un particular escalofrío en su espalda, desconfiando de todo a su alrededor. Escuchó los susurros, las voces de mando por lo bajo, algo andaba mal.Uno de los soldados más importantes se dirigió hacia el frente, enfrentándose cara a cara con Seth, pero se quedó por completo inmóvil. Solo lo miraba, sin decir palabra alguna, Seth quedó desconcertado. El hombre tenía una mirada dura, fría, seguiría cualquier orden que se le diera, se veía en su mirada. Víctor comenzó a temer que todo el plan saliera mal en unos pocos segundos. Gale, intentaba usar su fuerza de voluntad para recuperarse y poder pelear con todas sus fuerzas en el momento que fuera necesario.El soldado seguía allí, parado en frente de Seth, con la mirada clavada en él. Luego de una espera que
Los mareos no disminuían, tanto que creyó que se caería del caballo. Eva luchaba por mantenerse estable, la herida sangraba y a pesar de no ser demasiado profunda, estaba bajándole la presión a tal punto que ya veía el panorama borroso. Su esposo la había jodido hasta el último momento, su consuelo era que ya no tendría que verlo nunca más al volver al refugio. Gale la había salvado, eso retumbaba en su mente y estaba agradecida, el siempre hacía todo por ella, dando su vida sin esperar nada a cambio. Era el hombre más dulce que había conocido, considerado y leal, aparte de tener un buen sentido del humor y una chispa en sus ojos. Se preguntó si algún día podía llegar a amarlo, olvidar a Astor y dejar el pasado atrás. Por más que lo intentaba seguía pensando en su hombre enigmático, su lazo era tan fuerte que lo sentía a su lado por más que no estuviera. La confusión reinaba en su pecho, pronto debería tomar una decisión. Tratando de mirar al frente, siguió hacía el lago, el punto de
El lago reflejaba el rostro impaciente de la condesa, que ya no tenía más cadenas encima. Eva maldijo a Felipe por su herida una vez más, luchando por no quedarse dormida en la espera. Tuvo ese tiempo para pensar en todo lo sucedido, habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo. Si cerraba los ojos podía volver a la torre donde la mantenían cautiva, rodeada de humillaciones y burlas. Rememoraba su hambruna y su falta de amor, junto con la violencia con la que todos la trataban, como si no mereciera un trato digno. Ruth había sido una de sus torturadoras, junto con Angela y también Lilia, pero las dos primeras estaban obteniendo lo que se merecían. Solo debía vengarse de Lilia, que creía que era su aliada y no podía soportar que siguiera subestimándola. Eva suspiró, porque también con el mar de recuerdos llegaron los momentos vividos con Daren, en ese corto lapso de enamoramiento juvenil. Se preguntó si lo elegiría antes de que, a Astor, pero no tenía forma de saberlo con exactitud.A
Los días que transcurrieron de espera colmaron a Maya de una ansiedad fatal, haciendo que no lograra dejar atrás los pensamientos cargados de miedo. Miraba al pequeño Teo y su mundo cambiaba, tenía el instinto tan fuerte de querer protegerlo a toda costa y no comprendía muy bien porqué. Era un instinto maternal que tuvo desde que perdió a su hijo, hacía unos años, cuando su vida pareció terminar con ese final amargo. No se había rendido, seguía en la pelea y ahora tenía a alguien al cual proteger. Teo la veía como a una madre, pero todavía no olvidaba a la verdadera. A Maya siempre le parecía una ironía cruel que fuera su hijo, porque Ruth y ella estaban unidas por la muerte y la venganza desde el día en que le arrebató lo que más amaba. Ojo por ojo, un baile inestable, con vínculos rotos.Maya rememoró ese día con las lágrimas a punto de salir, no obstante, se detuvo al ver que Teo despertaba de su siesta e iba hacía la cocina. Era un niño con un apetito voraz, ella comprendía que se
En ese momento, no había guías que pudieran controlar la furia de una madre cuyo hijo fue arrebatado de este mundo, que estaba viendo como volvían a quitarle su oportunidad de volver a amar. El dolor de ese pasado que volvía a repetirse, una escala de sufrimiento inalcanzable, viendo el rostro de ese niño que se dejaba manipular por ese hombre que solo tenía una tarea que cumplir.Teo escuchaba al mercenario, pero al mismo tiempo se resistía a comprender lo que decía, era un niño muy pequeño. No quería irse del refugio, allí era muy feliz y tenía a sus padres adoptivos que lo amaban, pese a ello algo en su corazón le decía que debía conocer a sus padres de sangre. En su mente, la imagen de su padre no estaba tan manchada y era un completo misterio. Incluso creía que podría ir a visitarlo y luego volver con Seth y Maya, como si las cosas fueran tan sencillas.—Teo, no lo escuches, solo miente. —Maya intentó llegar a su consciencia, casi lográndolo, el niño la escuchaba.El mercenario t
—¿Qué sucedió? —preguntó Eva nuevamente, la loba seguía mirando hacia el camino con los ojos fijos en el horizonte, sin escuchar con claridad nada a su alrededor.Gale entró a la casa y corroboró que el niño ya no estaba, la sangre manchaba todos los pasillos de afuera, Maya había acabado con todos. Llamó a Eva para hablar en privado.—Algo terrible ha ocurrido. —dijo él, mirando y olfateando la sala. Se percibía el ambiente tensionado.—El mercenario volvió, pero no comprendo que es lo que pasó exactamente, Maya está muy mal…Eva miró a Gale sin muchas esperanzas, creyendo que habían matado al niño y que por eso la loba había entrado en una crisis. Era lo más lógico, incluso Gale lo creía.—Esperaremos a que llegue Seth, para que pueda hablar con ella. Es el único que puede hacer algo… A nosotros no nos hablara.Gale miró a la condesa sin muchas esperanzas, el niño parecía haberse esfumado y no había nada que hacer.—Debes curarte esa herida. —le dijo a ella, inspeccionándola mientra
El conde soltaba sus risas y comentarios irónicos con tanta ligereza, que Eva quería golpearlo a cada minuto con más intensidad.—¿Acaso no estás feliz de verme? —le decía, guiñando un ojo, desde el suelo donde se hallaba inmovilizado. —¿Qué pretenden hacer conmigo?—Nada, por ahora. —Seth no quería que estuviera allí, hablando con libertad. —Gale, llévatelo y enciérralo, al mediodía le llevaremos el almuerzo.—Vaya, que considerados. —Felipe inspeccionaba todo a su alrededor con sumo detalle, no se le escapaba nada. Cuando Gale lo llevo, no opuso resistencia alguna, sabía que los lobos podían hacerlo pedazos en segundos y no se arriesgaría a hacer una jugada tan imprudente. Debía pensar en buen plan si quería salir vivo de allí.Eva se quedó a solas afuera de la casa, de rodillas en el suelo, con la decepción como un gran peso sobre su espalda. Allí, volvió a visualizar a su amado oso blanco regresando por el bosque, para estar a su lado nuevamente en un reencuentro romántico, que pa