—¿Qué sucedió? —preguntó Eva nuevamente, la loba seguía mirando hacia el camino con los ojos fijos en el horizonte, sin escuchar con claridad nada a su alrededor.Gale entró a la casa y corroboró que el niño ya no estaba, la sangre manchaba todos los pasillos de afuera, Maya había acabado con todos. Llamó a Eva para hablar en privado.—Algo terrible ha ocurrido. —dijo él, mirando y olfateando la sala. Se percibía el ambiente tensionado.—El mercenario volvió, pero no comprendo que es lo que pasó exactamente, Maya está muy mal…Eva miró a Gale sin muchas esperanzas, creyendo que habían matado al niño y que por eso la loba había entrado en una crisis. Era lo más lógico, incluso Gale lo creía.—Esperaremos a que llegue Seth, para que pueda hablar con ella. Es el único que puede hacer algo… A nosotros no nos hablara.Gale miró a la condesa sin muchas esperanzas, el niño parecía haberse esfumado y no había nada que hacer.—Debes curarte esa herida. —le dijo a ella, inspeccionándola mientra
El conde soltaba sus risas y comentarios irónicos con tanta ligereza, que Eva quería golpearlo a cada minuto con más intensidad.—¿Acaso no estás feliz de verme? —le decía, guiñando un ojo, desde el suelo donde se hallaba inmovilizado. —¿Qué pretenden hacer conmigo?—Nada, por ahora. —Seth no quería que estuviera allí, hablando con libertad. —Gale, llévatelo y enciérralo, al mediodía le llevaremos el almuerzo.—Vaya, que considerados. —Felipe inspeccionaba todo a su alrededor con sumo detalle, no se le escapaba nada. Cuando Gale lo llevo, no opuso resistencia alguna, sabía que los lobos podían hacerlo pedazos en segundos y no se arriesgaría a hacer una jugada tan imprudente. Debía pensar en buen plan si quería salir vivo de allí.Eva se quedó a solas afuera de la casa, de rodillas en el suelo, con la decepción como un gran peso sobre su espalda. Allí, volvió a visualizar a su amado oso blanco regresando por el bosque, para estar a su lado nuevamente en un reencuentro romántico, que pa
El lobo olfateaba como un rastreador, buscando la mejor ruta y tratando de localizar más rápidamente a su padre. En su forma de lobo, Gale tenía un poco más de compostura en esos momentos y su ferocidad disminuía, intentando concentrarse para hallar el rastro correcto. Eva invadía sus pensamientos, su amada imposible que al fin le estaba dando una oportunidad, era su más grande deseo, era su mate.Mientras corría y se detenía buscando, no podía quitarse de la mente el recuerdo de cuando casi lo habían hecho, estando tan cerca, juntos y deseando más. Había visto en ella que sus ojos le pedían más, esa atracción que a él lo mantenía completamente enamorado.Su camino se desvió un poco de lo que pensó recorrer, encontrando un aroma que le resultó familiar y decidió seguir su instinto. Se detuvo en varias ocasiones, equivocándose de camino, sus sentidos no se hallaban del todo activos a causa de las fuertes emociones que concebía. En uno de los arroyos, se empapó y bañó para despabilarse
El castillo se miraba sombrío y gris desde adentro, incluso Ruth desde la prisión podía verlo. Los barrotes estaban oxidados, pero era lo único feo de su lugar. Había sido trasladada a una celda en mejores condiciones por órdenes del rey y aunque no era su lujoso cuarto, no estaba tan mal. Lo peor la aguardaba, la incertidumbre de no saber si sería ejecutada o condenada al exilio. El rey la había visitado por la noche, dejándole en claro que no tendría ni una pizca de piedad. El príncipe, por el contrario, la ignoró y no la visitaba conforme pasaban los días.Esperaba el regreso de su mercenario, con la esperanza de que al recuperar a Teo el príncipe volviera a tener un interés en ella. Mientras tanto, la luz del día le mostraba su soledad y su posible final. Pensaba en tantas cosas allí encerrada y sola, en especial por las noches. Eva era la responsable de su sufrimiento, con su manada de lobos salvajes que se esforzaron en desmoronar toda su vida. Todavía recordaba los rostros de M
El lobo acechaba su presa, un regalo del destino que casi no llevaba custodia. Su sed de sangre era intensa, haciendo que acabara fácilmente con los cinco soldados que resguardaban el carruaje ostentoso proveniente de la realeza. Gale espera encontrar al príncipe o al rey en su interior, aunque su mente se hallara nublada por la ira irracional.No diferenció a quien había matado, sino que atacó sin piedad a todos los que estaban adentro. Con el rojo de la sangre en todo su pelaje, se aseguró de haber derrotado a todos los que allí viajaban. Con el corazón ardiente se marchó por las calles, buscando una salida rápida. Las personas gritaban del terror, había un lobo del norte acechando su ciudad y había cometido demasiados asesinatos. La turba comenzó a llegar desesperada, con el miedo sobre sus ojos ante la bestia despiadada. Gale se defendió, con la violencia inmanejable en sus colmillos y en sus garras, nadie podía pararlo.Siguió avanzando, con una velocidad que la muchedumbre no lo
El frío le caló los huesos haciendo que titiritara, el viento entraba por una ventana abierta que no podía levantarse a cerrar. Parecía que la nieve caía sobre él, como si estuviera sepultado y a punto de quedarse congelado. Tosió y le dolió de inmediato el diafragma, soltando una maldición. Gale abrió los ojos, percatándose de que se hallaba en su forma humana.—Yo debía estar muerto… —dijo en voz alta, a pesar de estar a solas.Miró a su alrededor, se hallaba en un cuarto lujoso que debía pertenecer al castillo. Su cama era extremadamente cómoda, con unas mantas gruesas que lo abrigaban a pesar de que su debilidad lo hacía sentir helado y una almohada mullida y confortable. A su lado había una mesa con comida que nunca en su vida habría probado, preparadas por los chefs del castillo. Lo habían atrapado, pero no se hallaba en una prisión. Respiró hondo para intentar levantarse, lo que hizo que se sintiera aún más frustrado. Seguía sedado y no tenía un control completo sobre sus piern
Transcurría otra mañana sin novedades. Seth se despertó temprano y vigiló los alrededores, tratando de buscar un indicio de Gale o de Víctor. Luego, al regresar, controló que Felipe siguiera en su cuarto. Seguía durmiendo, como de costumbre, pero se despertó al verlo.—Quiero desayunar. —ordenó el conde, en su tono de voz altanero que fastidiaba a todo el mundo. —Pero antes debo ir al baño.Seth soltó un gruñido, estaba harto de atenderlo. Ahora que Gale había partido, solo él se debía encargar del prisionero. Maya estaba delicada, su espíritu se había quebrado un poco y no quería exponerla a ese hombre tan desagradable. Y Eva tampoco quería ayudarlo, ya había dejado en claro que no quería ver a su esposo bajo ningún punto. Por lo que era el único que debía estar a su servicio, como si estuviera en un hotel o una posada, lo que hacía que se pusiera de muy mal humor.Eva, en su cuarto, transitaba otra etapa de su enfermedad, que todavía no daba indicios de irse. Antes sufría de insomni
Para Eva, lo más triste no sería haberse desmayado y caído en el cuarto donde encerraban a su esposo, quedando expuesta y debilitada. Lo que más le afecto, fue que cuando abrió los ojos, tratando de recuperarse, Seth y Felipe la llevaban a su cuarto.—¿Qué paso…? —preguntó ella, mirando a Maya, que estaba a su lado en su habitación. Respiró con detenimiento, aclarando su vista, el desmayo había sido instantáneo y no se recuperaba del todo.—Te has caído, como un desmayo… Felipe ha avisado a Seth. —contestó la chica, que seguía en su duelo interno, pero se encontraba preocupada por Eva.—No entiendo. ¿No escapó? —Eva se desconcertó, había creído que el gallina de su esposo aprovecharía esa oportunidad para mandarse a mudar de inmediato.—No. No huyó, sino que ayudó a traerte y asistirte. —Maya contestó con algo de pena, sabía que era un asunto delicado.—Ese desgraciado… —maldijo ella, con una impotencia en el alma que la agotaba. Lo odiaba, su forma de manipular a la gente era brillan