Transcurría otra mañana sin novedades. Seth se despertó temprano y vigiló los alrededores, tratando de buscar un indicio de Gale o de Víctor. Luego, al regresar, controló que Felipe siguiera en su cuarto. Seguía durmiendo, como de costumbre, pero se despertó al verlo.—Quiero desayunar. —ordenó el conde, en su tono de voz altanero que fastidiaba a todo el mundo. —Pero antes debo ir al baño.Seth soltó un gruñido, estaba harto de atenderlo. Ahora que Gale había partido, solo él se debía encargar del prisionero. Maya estaba delicada, su espíritu se había quebrado un poco y no quería exponerla a ese hombre tan desagradable. Y Eva tampoco quería ayudarlo, ya había dejado en claro que no quería ver a su esposo bajo ningún punto. Por lo que era el único que debía estar a su servicio, como si estuviera en un hotel o una posada, lo que hacía que se pusiera de muy mal humor.Eva, en su cuarto, transitaba otra etapa de su enfermedad, que todavía no daba indicios de irse. Antes sufría de insomni
Para Eva, lo más triste no sería haberse desmayado y caído en el cuarto donde encerraban a su esposo, quedando expuesta y debilitada. Lo que más le afecto, fue que cuando abrió los ojos, tratando de recuperarse, Seth y Felipe la llevaban a su cuarto.—¿Qué paso…? —preguntó ella, mirando a Maya, que estaba a su lado en su habitación. Respiró con detenimiento, aclarando su vista, el desmayo había sido instantáneo y no se recuperaba del todo.—Te has caído, como un desmayo… Felipe ha avisado a Seth. —contestó la chica, que seguía en su duelo interno, pero se encontraba preocupada por Eva.—No entiendo. ¿No escapó? —Eva se desconcertó, había creído que el gallina de su esposo aprovecharía esa oportunidad para mandarse a mudar de inmediato.—No. No huyó, sino que ayudó a traerte y asistirte. —Maya contestó con algo de pena, sabía que era un asunto delicado.—Ese desgraciado… —maldijo ella, con una impotencia en el alma que la agotaba. Lo odiaba, su forma de manipular a la gente era brillan
Maya se convirtió de forma instintiva, con su loba agresiva y con sed de venganza.—¿Qué hace el afuera? —preguntó Eva, a los gritos, con una desesperación que la mareaba.Seth se puso hostil, pensando en cómo podían actuar con tanta irracionalidad. Felipe se había quedado helado al ver a la loba, allí, a punto de devorarlo. En la mente de Maya, Felipe también le había robado a su hijo Teo y debía vengarse, verlo suelto era un insulto y no razonaba luego de que su mente pasara por tantos duelos.—Pagarás por lo que has hecho. —gruñó la loba, con los colmillos preparados para atacar. Desde su perspectiva, el conde era lo que tenía más a mano para vengarse. Su esposo era débil, ella debía ponerle un fin al asunto.—¿Qué demonios crees que haces? —preguntó Seth, que no podía creer lo que veía. Las chicas nunca salían de sus correspondientes cuartos.—Lo que tú no has podido hacer, acabar con el enemigo. —gruñó Maya, sin el sentido común que la caracterizaba, ese tiempo había quedado sepu
El acuerdo fue pactado con varias discusiones de por medio, no habiendo más opciones razonables. Era difícil de aceptarlo, no lograría sobrevivir si no encontraba esa cura que imaginaba en su mente. Eva se quedó en su cuarto con la nueva premisa, el pacto era certero y debían llevarlo a la perfección. Seth aclaró que no dejaría que nadie partiera hasta que mostraran una vitalidad, aunque fuera un poco más normal, para que no se desmayaran por el camino. Por lo que ambas damas debían volver a tener una rutina y una alimentación normal antes de marcharse. Él se quedaría en el refugio, custodiando al prisionero y aguardando noticias de los demás. En un principio no aceptó que su esposa fuera, pero no había muchas opciones, nadie quería quedarse a cargo de Felipe.Esa mañana despertó con una ilusión, poder salvarse. Salió de la cama con más ligereza y se vistió con una túnica abrigada, para no resfriarse por el clima poco amable. Bajó a la cocina y se preparó unos huevos revueltos con jam
Se detuvieron para descansar en una zona donde el sol bañaba la hierba, para poder beber agua y comer algo antes de seguir. No iban a sobre exigirse, era un riesgo y podía echar a perder toda la misión. Maya miró al cielo, la claridad del celeste era alentadora.—Parece que nos tocaran lindos días. —dijo, sonriendo. Eva estaba compenetrada mirando uno de los árboles. Un cedro, alto e imponente. —¿Sucede algo? —preguntó desconcertada, parecía que estaba en un trance.Eva no respondió, no la oía, estaba concentrada en aquel cedro. Tenía una sensación en el pecho, algo había allí que la llamaba. Se aproximó hacia él con cuidado, inspeccionándolo con la mirada y contempló las grietas producidas por garras. El aroma seguía allí, era su hombre oso. Podía reconocerlo ahora, estaban conectados por algo incomprensible. Había estado allí recientemente, su olor le era tan sencillo de reconocer con sus sentidos agudizados.—¿No lo sientes? —preguntó a Eva, mirando a la joven, confundida por esta
En su habitación, Gale no notaba el paso del tiempo en lo absoluto, dormía por horas para reponer las energías. Su cuerpo no era el mismo, mucho menos en sus transformaciones, estaba conflictuado y se sentía tan extraño. Ese lobo que era ya no volvería a ser el mismo, apenas si recordaba las vidas que quitó en esa carroza, las almas a las cuales les arrebató el destino. En su cama intentaba no pensar en ese día, en que la sangre lo cubrió con sus enemigos y lo liberó de las ataduras mentales que tenía. La venganza, en cierto modo creía que estaba completa. Había asesinado a todos los que puso y eso haría feliz a su padre en el más allá, bajo su óptica. Tres veces al día una señora le traía su comida, con un carro entero para saciar su apetito. No recibía visitas, pero se iba enterando de las cosas conforme hablaba con la encargada de atenderlo.—Entonces, ¿Qué trae este nuevo día? —preguntó, con una capucha en sus ojos y sentado en el escritorio, estaba tomando un vaso de cerveza fre
La noche cayó en las redes de un posible tumulto, Gale miró su ropa, todavía en su cuarto y la examinó. No era presentable, eran trapos rotos y desgastados. Le trajeron prendas bastante elegantes, con las que se vistió sin problema alguno.Al verse en el espejo luego de tomar un baño y cambiarse, no se reconoció y dudó de si mismo. Parecía alguien de la realeza, o hasta un caballero. Se rio, pensando en que diría Seth si lo viera así, disfrazado de humano escondiendo por dentro un monstruo. Caminó por el castillo a sus anchas, sin importarle lo que allí sucedía, él era intocable en esos momentos y podía andar sin preocupaciones. Pasó por el cuarto matrimonial del príncipe, sintiendo esa puntada de culpa al haber asesinado a su esposa. ¿Sabría Louis que seguía con vida a pesar de sus crímenes? Sospechaba que el rey no había delatado su identidad humana a nadie y por eso no lo buscaban ni lo miraban con rencor. Se llamaba Angela y solo la había visto unos minutos antes de arrebatarle la
Las palabras del príncipe resonaban en la totalidad de la plaza. Las personas exigían la justicia que tanto deseaban, la mayoría creía a ciegas en las palabras de Louis y el niño, era la prueba viviente de que había que tomar las armas. Algunos estuvieron en desacuerdo, dudando sobre la veracidad de ese presunto hijo legitimo robado. Gale miró a su alrededor, las personas estaban enfadadas, sintiéndose engañadas y traicionadas. Teo no comprendía lo que sucedía, estando feliz de estar con su padre. Louis seguía hablando, explicando como su hijo había sido robado de los brazos de su madre cuando era un bebe, omitiendo por completo que su madre verdadera era su amante. El rey no sabía como reaccionar, se lo acusaba de traición directa y las personas pedían su cabeza. Louis lo señalaba como el parasito que había dañado y enfermado a toda la corona. Era un discurso largo, responsabilizaba a su padre y lo culpaba de fraternizar con los hombres lobo. Gale reconoció que era una buena estrateg