Camila se quedó perturbada al abrir los ojos y ver a aquella niña idéntica a la de su sueño, por lo que creyó que aún no ha despertado de esa pesadilla, se frotó sus ojos con la intención de despertar, pero no fue hasta que la niña le habló, salió de su miedo y cayó a la realidad.

— ¡Por Dios, niña!, ¿qué haces aquí tu solita?

— Por favor no me regañe ángel, yo… yo solo quería tocar su rostro porque es muy bonito y de verdad se parece mucho a los ángeles de los cuentos que mi mamita me cuenta. —La niña expresó su miedo, aferrada a su ropita y con su rostro dirigido al suelo.

— ¡Qué! No, no era a ti que te estaba regañando, era a otra persona. Ven aquí por favor y dormiremos juntas. —Le dijo Camila, ella se siente mal al ver que la niña está muy asustada. En realidad hasta ella está asustada y sudorosa por lo que en el sueño ha ocurrido.

— ¿Qué te pasó? ¿Por qué gritaste tan feo?

— Perdón querida, solo fue un sueño sin sentido.

— Pero tiraste de mi mano y estuviste a punto de golpearme