Quince días después… — Ahora sí, mi amor, te convertirás en mi esposa por amor. Este día no habrá contrato de por medio, ni trampas por parte de nadie, ahora lo hacemos porque nos amamos y queremos pasar juntos el resto de nuestros días. —Comenta Nataniel. — Así es amor, ha sido duro el camino, pero al final lo hemos logrado y aquí estamos, ya casi listos para casarnos como Dios manda. — ¿Qué te parece si antes de salir, nos echamos un rapidín? —Propone, comenzando a meter la mano por debajo del escandaloso y despampanante vestido. — ¡Qué! No, como crees. Vete mejor, Nataniel, ya no tarda en entrar tu madre y te regañará porque me estás viendo ya con el vestido y ella dice que es de mala suerte. — Ah, mi madre y sus creencias. —Se quejó Nataniel, dándole un beso a su futura esposa, y luego se retiró. Minutos después entró la señora Felicita y preguntó que si ha visto a su hijo, y es que ella lo ha estado buscando afuera y no lo encuentra. ¿Y cómo iba a dar con él, si estaba met
Camila de León es una chica muy amada y respetada por todos sus compañeros de trabajo gracias a su alta amabilidad y empatía para con ellos. Es por eso que esta noche han decidido llevarla a una discoteca y festejar su cumpleaños número veinte. A pesar de que a ella no le gusta ese tipo de diversiones, siempre les aceptó la salida para que ellos no se sientan mal por su rechazo.Ha salido a escondidas de su hermana mayor Tamara, aunque sí con el permiso de sus padres, ¡claro que a ellos poco o nada les importa su vida, por lo tanto, no le prohíben que salga temprano de la casa y regrese a medianoche o hasta el día siguiente! Pero gracias a Dios que ella no pertenece a esa clase de chicas irresponsables y casi nunca sale de la casa en horas que no sean de trabajo.Por el momento vive en casa de sus padres, pero muy pronto piensa independizarse porque ya cumplió su mayoría de edad y además, no soporta estar bajo el mismo techo con la egoísta de su hermana. Hoy ha venido a escondidas de T
Esta noche la joven Camila ha bebido más de lo normal y se siente muy mareada, decidió ir al baño a hacer pipí y a refrescar su rostro porque se siente calurosa y no para de sudar y… y su apetito sexual ha despertado a tal grado que siente necesitar urgente de un hombre. Su hermana mayor, que desde hace un buen rato la está espiando, decidió que era el mejor momento para actuar, se acercó a ella y la vio tambalearse, por lo cual de inmediato le ofreció su ayuda.— ¡Dios mío, hermanita! ¡Estás muy borracha! ¿A dónde vas tú sola? —Preguntó Tamara, la hermana mayor.— Voy al baño, Ja, ja, ja. —Balbuceó la chica, con voz de borracha.— ¡Ay, hermanita, yo te acompañaré porque es muy peligroso que tú andes solita por aquí, y además que te puedes perder entre tanta gente desconocida! —exclamó casi al instante la chica, fingiendo estar preocupada y ofreciéndole su ayuda.— No, tú no me acompañarás, prefiero ir sola que contigo. —respondió la chica que al final ya no podía ni mantenerse de pie
A la mañana siguiente Camila se despierta de primero y por lo frío que se siente su cuerpo trata de arroparse más, ya que es temporada de invierno y por lo cual ella siempre duerme muy abrigada y por eso se le hace muy extraño sentir lo helado de la madrugada.Con su mano busca la sábana para envolverse más, pero no la encuentra, y es entonces cuando abre del todo los ojos para buscarla y ve a un hombre que está dormido a su lado, él está boca abajo y completamente desnudo. Dirige su vista hacia su cuerpo y se lleva sus manos a la boca para ahogar el grito que sale de imprevisto de su garganta, ¡ella también está sin una prenda de ropa que le cubra su cuerpo!Sigue en busca de la dichosa sábana perdida, pero no la ve por ningún lado — ¡maldición! ¿Qué fue lo que me sucedió y quien será este hombre, y que hago en esta cama con él? —se pregunta en su mente, y es que son tantas las interrogantes que no sabe ni cómo va a obtener una respuesta para cada una de ellas.Al fin logró localizar
— Aléjate de mi vista, por favor. —le exigió Camila al hombre mientras trata de levantarse de sus piernas, pero este la acerca aún más a él, hasta que sus bocas quedaron muy cerca, casi pegados sus pechos y sintiendo sus respiraciones, bueno, quizá la de la chica era la que hasta se lograba escuchar porque estaba demasiado nerviosa y su corazón no paraba de brincar sofocado por la situación.— No putita, no creas que te volveré a follar. ¡Me das asco! —exclamó el hombre entre susurros, mientras sus labios rosan los de la chica cuando habla, casi mordiéndolos, ya que está demasiado cerca de su boca.Con un fuerte empujón la chica lo hizo hacia atrás y se levantó, él se empezó a reír a carcajadas, eso hizo que la chica se sintiera demasiado ofendida y maldijera internamente a quien sea que le haya hecho esa trampa.El hombre intentó abrir la puerta, pero tampoco pudo, a todo eso Camila estaba muy callada y ahora era él quien estaba muy desesperado por salir. Le volvió a acusar de ser la
— ¿Perdón? —¿Y usted quien se cree que es para venir a darme órdenes a mi lugar de trabajo? —preguntó ella con evidente furia al momento que levantó la vista, pero luego guardó silencio al toparse con la mirada de aquel hombre al que esta misma mañana como despedida le gritó unas cuantas palabras ofensivas, creyendo que jamás volvería a ver a ese maldito con el que se acostó aquella noche cuando alguien puso una sustancia en su bebida —¡No, no puede ser! ¿Este maldito hombre qué está haciendo aquí? —se pregunta ella en su mente al ver de quien se trata esa voz. — ¡Vaya!, la putita de la noche anterior, donde me la vine a encontrar trabajando como una santa inmaculada que no quiebra ni un tan solo plato en su casa, pero lo que nadie sabe es que te echas la vajilla completa, ¿verdad? — Mire viejo, en primer lugar me respeta porque yo no soy una puta, ya se lo dejé claro y también se lo logré comprobar aquella noche con mi… con mi tesoro rojo con el que se manchó la sabana. —En segundo
La chica se preocupó al escuchar esas palabras y de inmediato pidió aclarar el caso —¡Ay, no, señor! —por favor no me despida, yo le prometo que no soy así con los empleados y tampoco con nuestros clientes, si gusta puede preguntarles a todos los que trabajan aquí y ellos le darán una buena referencia de mí. —No es necesario que yo salga a preguntar a medio mundo como es tu comportamiento, suficiente con lo que he logrado ver y escuchar ahora. —Estás despedida, ve recogiendo tus cosas en este mismo momento. —Pues ni modo, ni que quiero trabajar en una empresa cuyo dueño es un maldito que quizá hasta me tomó en contra de mi voluntad, aprovechando que yo estaba drogada esa fatídica noche. —Ja, ja, ja, y quien te manda a que andes consumiendo sustancias si sabes que con el tiempo te pueden traer consecuencias. —¿Tú crees que te voy a creer esa mentira de que estabas drogada? —Tú estabas en todos tus cabales, allí quien estaba drogado era yo. —alegó el hombre. —Me largo de aquí, no pie
En la oficina se siente un ambiente tenso, el hombre ni siquiera le ha dirigido la mirada y mucho menos la palabra, está enfrascado en su celular, seguramente dando órdenes por doquier, de cómo desea que le hagan sus trabajos sucios los peones. La muchacha está muy nerviosa, sabe que a sus padres no les importará en lo absoluto que ella haya aceptado casarse con ese hombre, o quizá sí les importe en esta ocasión y se molesten porque ya no tendrán a la tonta quien les dé dinero para mantener la casa y sus vicios del padre que se mete a apostar en los juegos de azar el dinero que le quita a ella, sumando las compras un poco exageradas que hace su mamá y su hermana con el poco dinero que ella gana. La pobre Camila queda prácticamente en cero cuando recibe su pago el fin de cada mes, todo lo trabaja para su familia, para lo único que a ella le queda es para pagar el transporte que la traslada hasta la empresa donde trabaja. — Señor, me permite hacerle una pregunta. —solicitó temerosa de