A la mañana siguiente Camila se despierta de primero y por lo frío que se siente su cuerpo trata de arroparse más, ya que es temporada de invierno y por lo cual ella siempre duerme muy abrigada y por eso se le hace muy extraño sentir lo helado de la madrugada.
Con su mano busca la sábana para envolverse más, pero no la encuentra, y es entonces cuando abre del todo los ojos para buscarla y ve a un hombre que está dormido a su lado, él está boca abajo y completamente desnudo.Dirige su vista hacia su cuerpo y se lleva sus manos a la boca para ahogar el grito que sale de imprevisto de su garganta, ¡ella también está sin una prenda de ropa que le cubra su cuerpo!
Sigue en busca de la dichosa sábana perdida, pero no la ve por ningún lado — ¡maldición! ¿Qué fue lo que me sucedió y quien será este hombre, y que hago en esta cama con él? —se pregunta en su mente, y es que son tantas las interrogantes que no sabe ni cómo va a obtener una respuesta para cada una de ellas.Al fin logró localizar la sábana, está tirada en el suelo junto a su ropa y la de… la de ese tipo desconocido.La chica está demasiado asustada, —espero que este hombre no se haya propasado conmigo y me haya abusado. —maldice internamente a sus compañeros de trabajo, ya que ninguno la pudo cuidar, sabiendo que es la segunda vez que toma alcohol y en la primera también se emborrachó con solo dos cervezas. —Sí, lo sé, soy pésima para andar en fiestas y mucho más para el consumo de las bebidas embriagantes, pero se me hace raro que la primera vez que tomé alcohol no me sentí tan mal como anoche, nunca me había sentido tan desesperada por tener sexo. —comentó en voz baja mientras seca una lágrima que baja por su mejilla.Ella no tiene ni la menor idea de donde sea este lugar, los rayos del sol entran por las aberturas de una puerta que al parecer conlleva a un jardín, le parece que conociera ese lugar y aunque trata de recordar, no da en exactitud con su ubicación, debe ser por el tremendo dolor de cabeza que le está matando y no le permite recordar.
Con sumo cuidado se deslizó por la cama, recogió su ropa interior y se la colocó, pero hubo algo que le llamó la atención, una pequeña porción de mancha de sangre que tiene en la entrepierna. — ¡Dios mío, te ruego que no sea lo que me estoy imaginando! —exclama en voz baja y se voltea en dirección a la cama en donde se acaba de levantar. Su corazón se quiebra en pedazos porque allí, en la camera de color blanco, está la prueba de que en realidad sí pasó algo no deseado entre ese hombre y ella.Su cuerpo se estremece al pensar en un posible embarazo y las lágrimas amenazan con salir a flote por lo decepcionada que se siente, pero trata de detenerlas porque ahorita no está para estar de chillona por algo que ya pasó, ahora lo que le urge hacer es salir de ese maldito lugar y de la presencia de ese cavernícola que aún está dormido.No le puede ver la cara a ese hombre y considera que así es mucho mejor —que vergüenza si es alguien a quien conozco, ¿cómo lo voy a mirar a la cara después? —Comenta en silencio mientras intenta abrir la puerta, pero esta no abre, por más esfuerzo que haga en darle vuelta al llavín, no se puede, al parecer está bajo llave.Su cabeza está analizando la situación y por estar concentrada buscando un sitio para poder escapar, no se ha dado cuenta de que el hombre ya se ha despertado y está sentado en la orilla de la cama viéndole de una forma muy rara. — ¿Cómo lo hizo sin hacer ruido? —pues no se sabe, no se dio cuenta cuando él se sentó, seguramente no es como la chica que al despertar hace técnicas de estiramiento para poder levantarse.El hombre, al verla, tomó una fotografía que Camila hasta ahora se percata de que estaba sobre la mesita al lado de la cama y se le queda viendo a ella y luego dirige su mirada hacia el papel. —Aunque Camila no tiene idea de quién o qué cosa está figurado en ese pedazo de papel, pero por su expresión debe de ser algo muy importante o delicado.— Tú no eres la misma chica que vino hace unas horas. —gruñó el hombre. —Camila se quedó pasmada sin entender nada, pues hasta donde ella recuerda estaba con sus compañeros de trabajo y después de eso ya no recuerda nada.— ¿De qué habla, Señor? No se haga el idiota y acepte que usted abusó de mí. —le respondió de la misma forma y con el mismo tono de voz que él le habló, y le importa un carajo si ese hombre se molesta porque le hable así. —Pero en este momento, ella no está para sus tonterías de quinta.— Ja, ja, ja no seas idiota tú, zorrita de m****a. Y has que tu cómplice me devuelva todo el dinero que le pagaron por acostarse conmigo. —Dice ese hombre con tono frío, mientras hace el intento por levantarse, pero como está desnudo no lo hace, seguramente por pena o quizá por educación.— De verdad se lo digo, Señor, que yo no le estoy entendiendo nada. —Camila fue sincera con él, porque de verdad que no sabe de qué se trata ese juego.— Mira, a esta persona le pagaron para que hiciera lo que te acabo de mencionar, pero como debe de ser una cualquiera al igual que tú y por eso te mandó a que le cubras su turno y ella irse a putear a otro lado. —puntualizó el hombre y le extendió la fotografía, pero debido a la molestia que la chica siente en ese momento no se la quiso tomar.— Tenga mucho cuidado con su trato hacia mi persona, señor. —Yo no soy nada de lo que usted me acusa. —le reprochó al hombre que ya la tiene harta con sus ofensas y acusaciones sin valor ni efecto.— ¡Ah no! ¡Si así son todas las putas! Ellas se creen unas santas y tú no eres la excepción, con solo ver el dinero hacen lo que sea, mira que hasta fuiste capaz de intercambiarte con la otra chica ¡Qué asco de mujer son ustedes las de la vida alegre! —exclamó con evidente asco el hombre, haciendo un ademán con su boca.— Mire viejo idiota, no le permito un insulto más, solo es cuestión de que voltee a ver hacia el lado en que yo dormí y se dará cuenta de que está muy equivocado. —Le dijo la chica, pero con mucha vergüenza, ya que le da pena que a su edad aún siga siendo virgen, bueno hasta hace unas horas lo era y ahora ya no.El hombre movió su torso y se dio cuenta de que lo que ella le estaba diciendo era cierto, pero no dijo nada, el muy descarado no quiso reconocer que se había equivocado, no fue digno de pedirle tan siquiera una disculpa por lo que dijo anteriormente, y bueno, para la chica fue mejor porque no seguiría escuchando esa voz tan áspera con aire de arrogancia que tiene. — ¿Ahora dígame si soy una puta como usted me ha estado catalogando? —le preguntó, pero el muy maldito la ignoró.— ¡Abra la puerta, por favor! ¡Yo necesito salir de aquí! Y espero no volver a verlo nunca más en mi agradable vida. —Dijo la chica sin siquiera pedirle que le volviese a mostrar la dichosa fotografía que él acaba de colocar de nuevo en la mesita. Total, debe de ser una de las damas de compañía de ese lugar y ella ni las conoce.— ¡Hazme el favor y alcánzame el resto de mi ropa!. —Pidió el hombre con voz de mando.— ¿Perdón? ¿Y desde cuándo yo soy su criada? —le reclamó Camila desde el lugar donde se encuentra de brazos cruzados. —Levántese usted solito y recójala del suelo. —Le renegó de forma tajante.— ¿Acaso ves que yo me puedo levantar? —Créeme que si yo lo pudiera hacer, jamás le pediría un favor a una puta recién follada. —Al caer en cuenta de la condición del hombre, Camila se compadeció de él y levantó la ropa del suelo, pero eso sí, se la hizo tirada en su cara y sonrió por su maldad. Mientras que él se quedó serio viendo como la chica goza, pero en parte Camila lo hizo por los nervios que tiene de saber que ha tenido sexo con un desconocido y lo más vergonzoso es que no recuerda nada y quizá haya sido ella misma la que abusó de él más bien porque estaba muy borracha.— Más te vale que me la hayas alcanzado, de lo contrario yo no te iba a rogar y me iba a levantar desnudo, y no creas que solo a recoger mi ropa me iba a levantar. —dijo el hombre moviendo sus cejas, pero al final rodó los ojos aduciendo que es una broma. —Pero Camila quiso molestarlo por un rato y tomarlo de burla, —¿Así, y cómo se supone que vendría hasta mí, si tal parece que no puede caminar? —Ella le está dando a entender que no le tiene miedo, pero si supiera ese idiota que para que no se levantara y la obligara a ver su cuerpazo de infarto, es que ella se apresuró a alcanzarle su ropa.—¿Acaso no ves que me puedo movilizar con ayuda de una silla? —respondió el hombre malencarado, rechinando los dientes.— Disculpe Señor y cambiando de tema, ¿usted vio cuando yo llegué aquí o sabe si alguien me trajo hasta usted? —le preguntó la chica, ya que no sabe a quién más pedirle información.— Yo solo sé que tú estás ocupando un lugar que no es tuyo. —Dijo el hombre y le señaló la corbata que también está tirada en el suelo para que se la alcanzara, la chica para que él fuera a abrir rápido la puerta se la alcanzó sin protestar.— ¡Quiero salir de esta habitación!— ¿Y qué esperas? Hace rato lo hubieses hecho. No creas que yo te llevaré en mi auto hasta donde tú vives.— De mi parte ya no estuviera aquí, Señor, pero la puerta está bajo llave y necesito que abra para poder largarme de su asquerosa presencia.— ¿De mí qué? —dijo el hombre acercándose furioso en su silla de ruedas que con mucha facilidad se ha sentado en ella, llegó hasta donde la chica está y la acorraló entre la puerta y él, la haló del brazo hasta caer sentada sobre su musculoso cuerpo. —maldita yo y mi boca que dice todo lo que no debería de decir. — Se regaña en su mente.Sí, ese hombre desconocido no puede caminar, es un lisiado que utiliza una silla de ruedas para poder movilizarse.
— Aléjate de mi vista, por favor. —le exigió Camila al hombre mientras trata de levantarse de sus piernas, pero este la acerca aún más a él, hasta que sus bocas quedaron muy cerca, casi pegados sus pechos y sintiendo sus respiraciones, bueno, quizá la de la chica era la que hasta se lograba escuchar porque estaba demasiado nerviosa y su corazón no paraba de brincar sofocado por la situación.— No putita, no creas que te volveré a follar. ¡Me das asco! —exclamó el hombre entre susurros, mientras sus labios rosan los de la chica cuando habla, casi mordiéndolos, ya que está demasiado cerca de su boca.Con un fuerte empujón la chica lo hizo hacia atrás y se levantó, él se empezó a reír a carcajadas, eso hizo que la chica se sintiera demasiado ofendida y maldijera internamente a quien sea que le haya hecho esa trampa.El hombre intentó abrir la puerta, pero tampoco pudo, a todo eso Camila estaba muy callada y ahora era él quien estaba muy desesperado por salir. Le volvió a acusar de ser la
— ¿Perdón? —¿Y usted quien se cree que es para venir a darme órdenes a mi lugar de trabajo? —preguntó ella con evidente furia al momento que levantó la vista, pero luego guardó silencio al toparse con la mirada de aquel hombre al que esta misma mañana como despedida le gritó unas cuantas palabras ofensivas, creyendo que jamás volvería a ver a ese maldito con el que se acostó aquella noche cuando alguien puso una sustancia en su bebida —¡No, no puede ser! ¿Este maldito hombre qué está haciendo aquí? —se pregunta ella en su mente al ver de quien se trata esa voz. — ¡Vaya!, la putita de la noche anterior, donde me la vine a encontrar trabajando como una santa inmaculada que no quiebra ni un tan solo plato en su casa, pero lo que nadie sabe es que te echas la vajilla completa, ¿verdad? — Mire viejo, en primer lugar me respeta porque yo no soy una puta, ya se lo dejé claro y también se lo logré comprobar aquella noche con mi… con mi tesoro rojo con el que se manchó la sabana. —En segundo
La chica se preocupó al escuchar esas palabras y de inmediato pidió aclarar el caso —¡Ay, no, señor! —por favor no me despida, yo le prometo que no soy así con los empleados y tampoco con nuestros clientes, si gusta puede preguntarles a todos los que trabajan aquí y ellos le darán una buena referencia de mí. —No es necesario que yo salga a preguntar a medio mundo como es tu comportamiento, suficiente con lo que he logrado ver y escuchar ahora. —Estás despedida, ve recogiendo tus cosas en este mismo momento. —Pues ni modo, ni que quiero trabajar en una empresa cuyo dueño es un maldito que quizá hasta me tomó en contra de mi voluntad, aprovechando que yo estaba drogada esa fatídica noche. —Ja, ja, ja, y quien te manda a que andes consumiendo sustancias si sabes que con el tiempo te pueden traer consecuencias. —¿Tú crees que te voy a creer esa mentira de que estabas drogada? —Tú estabas en todos tus cabales, allí quien estaba drogado era yo. —alegó el hombre. —Me largo de aquí, no pie
En la oficina se siente un ambiente tenso, el hombre ni siquiera le ha dirigido la mirada y mucho menos la palabra, está enfrascado en su celular, seguramente dando órdenes por doquier, de cómo desea que le hagan sus trabajos sucios los peones. La muchacha está muy nerviosa, sabe que a sus padres no les importará en lo absoluto que ella haya aceptado casarse con ese hombre, o quizá sí les importe en esta ocasión y se molesten porque ya no tendrán a la tonta quien les dé dinero para mantener la casa y sus vicios del padre que se mete a apostar en los juegos de azar el dinero que le quita a ella, sumando las compras un poco exageradas que hace su mamá y su hermana con el poco dinero que ella gana. La pobre Camila queda prácticamente en cero cuando recibe su pago el fin de cada mes, todo lo trabaja para su familia, para lo único que a ella le queda es para pagar el transporte que la traslada hasta la empresa donde trabaja. — Señor, me permite hacerle una pregunta. —solicitó temerosa de
El abogado Kervin se marchó de la oficina, Nataniel le informó a la chica que se prepare porque dentro de dos días dará una conferencia de prensa y ella deberá de estar a su lado y fingir que de verdad están comprometidos desde hace varios años. — Todo tiene que salir bien ese día, lo único que tú tendrás que hacer es verme con ojos de amor mientras yo esté hablando con los periodistas, al final de mi discurso tú tendrás que darme un beso, debemos de ser cautelosos para que todo parezca real, tienes que prepararte para fingir bien, aunque creo que no necesitas practicarte porque ya eres una experta en hacerlo. Si eres de las personas que sufren de nervios cuando están frente a una cantidad indeterminada de personas, deberás de comprar calmantes para ese momento. Recuerda que quiero que todo salga a la perfección, no quiero que cometas ni un tan solo error de tu parte. Tendrás que fingir ser una dama de la alta sociedad, no quiero que me vayas a avergonzar ese día frente a medio mund
Hoy es el día que se llevará a cabo la conferencia de prensa que ha preparado el señor Nataniel Kaffati, con el fin de aclarar los rumores y bueno, también mentir por su parte al decir que la muchacha de las fotos es su prometida y no una prostituta como ellos mismos la han catalogado. Cuando Camila se presentó ante él, notó que el hombre se puso serio y le hizo una mirada rara y retadora, ella cree que lo hace por la tensión del momento, pero no es así, el hombre se acercó hasta ella en su silla de ruedas y la cuestionó de inmediato. — ¿Por qué no te has venido con el vestido que te envié? —habló el hombre apretando los dientes por el enojo. —Eso sí que le cae mal a él, que no hagan las cosas como él las indica. — ¿Cuál vestido?, no entiendo a lo que se refiere. —Preguntó con el ceño fruncido y sus labios temblorosos. — El vestido que ayer te envié a tu casa. —Ese vestido que traes está horrible, debiste de tallarte el que yo te envié para tal fin. ¡No te ves nada agradable con lo
Nataniel subió el volumen del audio para escucharlo mejor, — ¡Qué te has creído m*****a perra! ¿Dónde te has metido? Se supone que hoy ibas a anunciar tu compromiso con el hombre al que te vendí, te hemos estado esperando casi todo el día y tú no apareces, incluso llamé a tu comprador y me dijo que él no ha quedado de reunirse contigo. — ¡Ven a casa de inmediato, eres una mentirosa! ¿Quién fue el que te envió un vestido junto a una nota? —Creímos que era el hombre al que te vendí, pero no es así. —¡Ay de ti Camila, si te estás viendo con otra persona y te estás burlando de nosotros! —Vuelve a casa de inmediato y ya verás lo que te espera. Decía aquella voz masculina que destellaba odio y enojo en contra de la pobre Camila. El señor Nataniel se quedó pálido y con la boca abierta por todo lo que ese señor le ha dicho a su prometida —¿A caso es cierto lo que ella me comentó, que en su casa no la quieren? ¿Cómo es eso de que a ella la vendieron a un hombre, si ya está comprometida conmig
Al reconocer la voz de aquel hombre, Camila se puso de pie y arrastras llegó hasta la puerta, por un momento se le cruzó por la mente que ese hombre la ayudaría al verla en su miserable situación, pero cuando notó que él la vio sin un atisbo de emoción, su corazón dolió. Entonces muy decepcionada tomó su bolso de las manos que el hombre le extendió, se dio la media vuelta y se fue a su habitación, allí se encerró y lloró amargamente, por el dolor de los golpes, por su desdicha de formar parte de esta familia tan rara y por ser la prometida de ese hombre sin sentimientos y el cual le acusa de querer sacarle dinero por las fotografías que alguien publicó con la intención de hacerles daño a ambos. — Esa mujer tiene sobre su cuerpo el vestido que yo le envié a Camila. —se dijo en su mente Nataniel. —¿será cierto lo que mi prometida me dijo que no fue ella quien recibió el paquete, sino que su hermana? —¡Joder, pero qué carácter tan bonito el de esa muchacha, parece que fuese hermana mía