— ¿Perdón? —¿Y usted quien se cree que es para venir a darme órdenes a mi lugar de trabajo? —preguntó ella con evidente furia al momento que levantó la vista, pero luego guardó silencio al toparse con la mirada de aquel hombre al que esta misma mañana como despedida le gritó unas cuantas palabras ofensivas, creyendo que jamás volvería a ver a ese maldito con el que se acostó aquella noche cuando alguien puso una sustancia en su bebida —¡No, no puede ser! ¿Este maldito hombre qué está haciendo aquí? —se pregunta ella en su mente al ver de quien se trata esa voz.
— ¡Vaya!, la putita de la noche anterior, donde me la vine a encontrar trabajando como una santa inmaculada que no quiebra ni un tan solo plato en su casa, pero lo que nadie sabe es que te echas la vajilla completa, ¿verdad?
— Mire viejo, en primer lugar me respeta porque yo no soy una puta, ya se lo dejé claro y también se lo logré comprobar aquella noche con mi… con mi tesoro rojo con el que se manchó la sabana. —En segundo lugar, deje de buscarme para joderme la vida, ¿me entendió? —Yo soy una mujer muy ocupada, y no me puedo dar el lujo de perder mi tan valioso tiempo atendiéndole a usted.
— Ni que fueras tan interesante para mí, como para decir que yo te ando buscando hasta encontrarte. —vociferó el hombre, haciendo una mueca de asco con su boca.
— ¿Ah, no es así? —preguntó ella de forma irónica. —¿Y entonces, que le trae por aquí al flamante señor cojo? —¡Pero que de cojo no tiene nada cuando se trata de tener sexo!
— ¿A quién le estás llamando cojo? —preguntó el hombre, sintiendo como la sangre se le caliente, y aparece la furia reflejada en su rostro y en su cuerpo, que está a punto de levantarse, aunque no pueda y darle una buena arrastrada para que aprenda la lección y comience a tratar bien a las personas con discapacidad, y principalmente a él, que es el dueño de todo este lugar y de muchas empresas más. Pero como ella aún no lo sabe, actúa de esa forma.
— A usted se lo digo, ¿a quién más podría ser?, yo veo que solo estamos nosotros dos en esta oficina. —respondió ella, refiriéndose a su discapacidad antes mencionada.
— ¡Que te quede claro mujercita, estoy paralítico, no soy un puto cojo como tú me dices!
— Es la misma vaina con diferentes palabras, pero el significado es el mismo.
— Desde luego dices que en la cama no parezco enfermo, significa que recuerdas todo lo que pasó aquella noche, verdad, ¡maldita perra ofrecida!
— No, señor, solo son recuerdos vagos que se me vienen a la mente de vez en cuando, créame que me estoy esforzando para recordar un poco y saber quién fue la persona que me llevó hasta allí, aunque ya tengo una pista.
— Eres una mentirosa, tú misma te ofreciste a pasar la noche conmigo, tomaste el dinero y ahora le quieres echar la culpa a otra persona. —le acusó el hombre como siempre lo hace desde que la conoció.
— Mire viejo, descarado, mejor dígame que se le ofrece. Y dese prisa porque no tengo tiempo como para estar perdiéndolo con un hombre tan arrogante e ignorante como usted.
— Me gustaría saber desde cuando trabaja aquí, señorita; aunque de señorita ya no tenga ni el nombre, pero por mero respeto te llamaré así.
— ¿Perdón? ¿Y para qué quiere saber el tiempo que llevo aquí trabajando?, eso es algo que a usted no le importa.
— Claro que sí me importa, porque yo no permito que en mis empresas trabaje gente inoperante y anticuada, que no demuestra respeto al momento de tratar a los clientes o a sus propios subordinados a cargo.
— A mí no me interesa si en su empresa hace o deshace de la forma que usted quiera, aquí en este sitio mando yo. Además, yo dudo que usted maneje algún tipo de negocios sin que días después los lleve a la quiebra.
— Señorita, eso lo dice porque usted no me está entendiendo.
— Tampoco me importa entenderlo, señor. Por favor dígame a qué ha venido y retírese lo más pronto que se pueda.
— ¡Yo soy el dueño de este establecimiento de venta de celulares! —dijo el hombre sonriendo por la cara de sorpresa que ha puesto la chica.
— ¿Cómo? —Preguntó ella atónita cuando él le mostró un carnet con el cual le confirma que él es el dueño, porque allí aparece el nombre del señor al que estaban esperando hoy y por el cual todos los empleados andan nerviosos porque absolutamente nadie lo conoce.
— Así como lo escuchas, temo decirte esta mala noticia, pero, ¡Estás despedida! —con su semblante serio, él le dio la desagradable noticia.
La chica se preocupó al escuchar esas palabras y de inmediato pidió aclarar el caso —¡Ay, no, señor! —por favor no me despida, yo le prometo que no soy así con los empleados y tampoco con nuestros clientes, si gusta puede preguntarles a todos los que trabajan aquí y ellos le darán una buena referencia de mí. —No es necesario que yo salga a preguntar a medio mundo como es tu comportamiento, suficiente con lo que he logrado ver y escuchar ahora. —Estás despedida, ve recogiendo tus cosas en este mismo momento. —Pues ni modo, ni que quiero trabajar en una empresa cuyo dueño es un maldito que quizá hasta me tomó en contra de mi voluntad, aprovechando que yo estaba drogada esa fatídica noche. —Ja, ja, ja, y quien te manda a que andes consumiendo sustancias si sabes que con el tiempo te pueden traer consecuencias. —¿Tú crees que te voy a creer esa mentira de que estabas drogada? —Tú estabas en todos tus cabales, allí quien estaba drogado era yo. —alegó el hombre. —Me largo de aquí, no pie
En la oficina se siente un ambiente tenso, el hombre ni siquiera le ha dirigido la mirada y mucho menos la palabra, está enfrascado en su celular, seguramente dando órdenes por doquier, de cómo desea que le hagan sus trabajos sucios los peones. La muchacha está muy nerviosa, sabe que a sus padres no les importará en lo absoluto que ella haya aceptado casarse con ese hombre, o quizá sí les importe en esta ocasión y se molesten porque ya no tendrán a la tonta quien les dé dinero para mantener la casa y sus vicios del padre que se mete a apostar en los juegos de azar el dinero que le quita a ella, sumando las compras un poco exageradas que hace su mamá y su hermana con el poco dinero que ella gana. La pobre Camila queda prácticamente en cero cuando recibe su pago el fin de cada mes, todo lo trabaja para su familia, para lo único que a ella le queda es para pagar el transporte que la traslada hasta la empresa donde trabaja. — Señor, me permite hacerle una pregunta. —solicitó temerosa de
El abogado Kervin se marchó de la oficina, Nataniel le informó a la chica que se prepare porque dentro de dos días dará una conferencia de prensa y ella deberá de estar a su lado y fingir que de verdad están comprometidos desde hace varios años. — Todo tiene que salir bien ese día, lo único que tú tendrás que hacer es verme con ojos de amor mientras yo esté hablando con los periodistas, al final de mi discurso tú tendrás que darme un beso, debemos de ser cautelosos para que todo parezca real, tienes que prepararte para fingir bien, aunque creo que no necesitas practicarte porque ya eres una experta en hacerlo. Si eres de las personas que sufren de nervios cuando están frente a una cantidad indeterminada de personas, deberás de comprar calmantes para ese momento. Recuerda que quiero que todo salga a la perfección, no quiero que cometas ni un tan solo error de tu parte. Tendrás que fingir ser una dama de la alta sociedad, no quiero que me vayas a avergonzar ese día frente a medio mund
Hoy es el día que se llevará a cabo la conferencia de prensa que ha preparado el señor Nataniel Kaffati, con el fin de aclarar los rumores y bueno, también mentir por su parte al decir que la muchacha de las fotos es su prometida y no una prostituta como ellos mismos la han catalogado. Cuando Camila se presentó ante él, notó que el hombre se puso serio y le hizo una mirada rara y retadora, ella cree que lo hace por la tensión del momento, pero no es así, el hombre se acercó hasta ella en su silla de ruedas y la cuestionó de inmediato. — ¿Por qué no te has venido con el vestido que te envié? —habló el hombre apretando los dientes por el enojo. —Eso sí que le cae mal a él, que no hagan las cosas como él las indica. — ¿Cuál vestido?, no entiendo a lo que se refiere. —Preguntó con el ceño fruncido y sus labios temblorosos. — El vestido que ayer te envié a tu casa. —Ese vestido que traes está horrible, debiste de tallarte el que yo te envié para tal fin. ¡No te ves nada agradable con lo
Nataniel subió el volumen del audio para escucharlo mejor, — ¡Qué te has creído m*****a perra! ¿Dónde te has metido? Se supone que hoy ibas a anunciar tu compromiso con el hombre al que te vendí, te hemos estado esperando casi todo el día y tú no apareces, incluso llamé a tu comprador y me dijo que él no ha quedado de reunirse contigo. — ¡Ven a casa de inmediato, eres una mentirosa! ¿Quién fue el que te envió un vestido junto a una nota? —Creímos que era el hombre al que te vendí, pero no es así. —¡Ay de ti Camila, si te estás viendo con otra persona y te estás burlando de nosotros! —Vuelve a casa de inmediato y ya verás lo que te espera. Decía aquella voz masculina que destellaba odio y enojo en contra de la pobre Camila. El señor Nataniel se quedó pálido y con la boca abierta por todo lo que ese señor le ha dicho a su prometida —¿A caso es cierto lo que ella me comentó, que en su casa no la quieren? ¿Cómo es eso de que a ella la vendieron a un hombre, si ya está comprometida conmig
Al reconocer la voz de aquel hombre, Camila se puso de pie y arrastras llegó hasta la puerta, por un momento se le cruzó por la mente que ese hombre la ayudaría al verla en su miserable situación, pero cuando notó que él la vio sin un atisbo de emoción, su corazón dolió. Entonces muy decepcionada tomó su bolso de las manos que el hombre le extendió, se dio la media vuelta y se fue a su habitación, allí se encerró y lloró amargamente, por el dolor de los golpes, por su desdicha de formar parte de esta familia tan rara y por ser la prometida de ese hombre sin sentimientos y el cual le acusa de querer sacarle dinero por las fotografías que alguien publicó con la intención de hacerles daño a ambos. — Esa mujer tiene sobre su cuerpo el vestido que yo le envié a Camila. —se dijo en su mente Nataniel. —¿será cierto lo que mi prometida me dijo que no fue ella quien recibió el paquete, sino que su hermana? —¡Joder, pero qué carácter tan bonito el de esa muchacha, parece que fuese hermana mía
El señor Nataniel le pidió que se tranquilice porque solo está allí para hablar sobre su compromiso. — Aunque siempre lo dijo con su carácter de mandador. — Es que… si de verdad se trata de eso, ¿por qué no vamos a otro lugar? —le propuso ella, ya que no quiere que su padre los vea platicando y pregunte cuáles son las intenciones de su visita. — ¿Y aquí por qué no podemos hablar? —¿Qué no es aquí donde tú vives? —él ya ha notado su preocupación, pero como a eso es que él ha venido a este lugar, tiene que hacer lo posible para descubrir cuál es el temor que ella le tiene a su misma familia. — Sí, aquí vivo, pero es que mi padre no tarda en levantarse y me gustaría evitar que le trate como una calaña por su condición física, él es… él es muy desconsiderado. — No te preocupes, seguramente cuando él se levante, ya me habré ido yo. — Bueno, está bien, pero dígame de prisa que es lo que quiere que hablemos. — ¿Acaso quieres que en medio de la calle nos pongamos a hablar? — Ja, ja, ja,
Nataniel levantó del suelo el pantalón bañado de sangre que le quitaron a la muchacha, él lo va a tirar a la basura y enviará a cualquiera de sus escoltas a que le compren hermosas prendas de vestir para cuando le den de alta.Un papel salió volando de la bolsa trasera del pantalón, él lo levantó y al ver el logotipo de su empresa, se sintió extraño y lo abrió para leerlo.— ¡No lo puedo creer! tenía la esperanza de que no fueras tú la que había firmado el acuerdo de confidencialidad aquella noche, cuan equivocado he estado últimamente. —Te la tiras de muy humilde pero en el fondo eres una lagartona demasiado interesada en el dinero, no me extraña tu forma de ser, si al parecer todos en tu familia son así.Creo que hasta me puedo atrever a darle las gracias a Dios, por haberte quitado a nuestro hijo del camino, quizá tus intenciones solo eran usarlo para pedirme dinero a montones por toda una vida, quisiste tener un futuro asegurado, ¡pero se te fue el tiro por la culata!— ¿Cómo ha r