Los esposos están preocupados, ya que no saben qué explicación dar sobre su discusión, pero la señora Felicita sospecha que debe ser algo malo porque ellos dos se voltean a ver el uno al otro como si estuvieran confabulando un plan con solo la mirada.

— Ellos están peleando, señora, ayude al pobre ángel para que este señor ya no la regañe. —Comentó la pequeña, interrumpiendo aquel ambiente de desesperación y tensión.

— ¡Qué! ¿Y esta belleza de dónde ha salido? —Preguntó la señora al percatarse que detrás de la puerta se esconde la pequeña.

— Él es mi papá. —Bromeó la niña.

— ¡Nataniel! ¿Es de verdad lo que ella dice? —Cuestionó la señora con una mano en la cintura y la otra en el corazón.

— Mamá, no te agites por favor, te va a dar un infarto, lleva con calma cada cosa que poco a poco te iremos explicando.

Nataniel le contó a su madre todo lo que ha estado pasando con Brenda y le pidió perdón por no haberla escuchado cuando en aquel tiempo ella le juraba que esa mujer no le convenía c