¿Qué puede hacer un hombre cuando, por un lado, le dicen que la pequeña que intenta criar como su hija clama por su presencia, mientras que, por otro lado, su esposa está teniendo una crisis cardiaca?

Nataniel se encuentra entre la espada y la pared, pero se puso a pensar en que la pequeña está sana y acompañada por el personal de trabajo en la mansión, mientras que Camila está sola y necesita de su apoyo.

Decidió ir a la clínica primero, pero en el momento en que él llegó le comunicaron que la paciente ya está estable y que no hay indicios de que vuelva a suceder un ataque al corazón.

— ¿Qué haces aquí de nuevo Nataniel? Te pedí que no te volvieras a aparecer frente a mí, por tu culpa es que me he puesto mal. —Le reprochó la mujer desde la camilla.

— No me digas eso por favor Camila, ahora solo quiero el bien para ti y no te haría nada malo, así es que no me eches la culpa y mejor dime cómo te sientes y si necesitas un cálido abrazo para que te mejores.

— Mira Nataniel, aquella noche