Lorena estaba sentada en el comedor comiendo tranquilamente cuando se metió el mismo tema de siempre:
—Hoy vi a tu amiguita, ¿por qué ya no llega a la casa? —comentó Marcela, la hermana mayor, mientras revolvía su comida.
—Creo que ya se dejaron, aunque, me parecía que hacían buena pareja. Yo digo que mis padres las hubieran aceptado, sabes que eso ya es bastante normal en estos días —soltó Flor mientras aguantaba una risotada.
—Niñas, ya dejen de burlarse de Lorena —regañó su padre.
—Hija, si eres lesbiana puedes decirnos, nosotros te apoyamos —soltó insistente la señora Durán.
—No soy lesbiana, mamá —refutó Lorena levantándose de la mesa.
—Ya se enojó la niña... —se burló Flor.
—Flor, deja de molestar a tu hermana —regañó el señor Durán.
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—Qué chica más rara —masculló Cristian observando detenidamente a una joven que estaba sentada en una banca mirando sus manos. Él se encontraba en la banca de enfrente con su compañero de clases, Camilo.
—Pero sabes que yo no quiero nada con ella, no sé cómo dejar esa relación de una vez por todas —decía su amigo.
—Oye, Camilo, mira a esa chica que está enfrente, es rara ¿no? —dijo Cristian.
—¿A mí qué?, es más raro que tú la observes y digas que es rara, no.… ¡Lo que pasa es que no me estás prestando atención! —soltó el muchacho enfadándose. En aquel momento vieron cuando la chica se levantó de la banca mientras hablaba sola y se marchó. Camilo y Cristian la siguieron con la mirada— bueno... eso fue muy raro.
Lorena era aquella chica, no estaba rara, sólo tenía mucha rabia porque había acabado de discutir con sus hermanas que siempre la molestan:
"Tener un novio, ¿tengo que mostrarles a ellas un chico para que dejen de decir que soy lesbiana?" pensó, acomodó su abrigo blanco y se agachó a mirar el lago que estaba frente a ella. Le gustaba apreciar la naturaleza, eso la hacía sentirse bastante tranquila.
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Lorena siempre se había caracterizado por ser una joven algo tímida que no tenía amigos, era bastante solitaria y callada. Con el paso del tiempo a su familia le pareció extraño que la joven tuviera ese tipo de comportamientos y que siempre estuviera con una chica igual a ella, pero con el transcurso de los meses esa niña no llegó más a su casa y no la volvieron a ver con Lorena. Ahora la joven siempre se encontraba sola y no hablaba ni con su familia. Llegaron a una conclusión y empezaron a molestarla con el tema de su sexualidad porque creyeron que era lesbiana y a la hora de comer, el tema se convertía en el postre.
—Ya me voy —dijo Lorena al estar a punto de salir de su casa, pero nadie le prestó atención. Llevó su mirada a la sala donde todos estaban sentados concentrados en el nuevo chisme que traía su madre.
—Así que el hijo de mi jefe tiene novia, lo que el señor quiere saber es quién es —dijo la señora.
—Lo que me dicen mis amigas de la oficina es que él nunca le muestra sus novias a su padre y por eso quiere conocer a esta chica, dicen que ella tiene familia trabajando en la oficina, sería bueno conocerlas y saber qué tipo de chica es su novia —explicó Marcela quien trabajaba en la misma empresa.
—¿Qué edad tiene? —inquirió Flor.
Lorena salió de la casa caminado rápidamente, puso sus auriculares en sus oídos y subió todo el volumen de la música. Se montó en su bicicleta para pedalear hasta el colegio que quedaba al otro extremo de la ciudad. En el salón de clases siempre la quedaban observando porque llegaba sudada y se limpiaba con un pañuelo amarillo que cargaba consigo.
—¿Acaso viene caminando desde su casa? —preguntaban las chicas con algo de asco.
—Tiene una bicicleta —respondió una joven.
Lorena escuchaba lo que decían aquellas chicas. "Malditas riquillas, ¿por qué mis padres tuvieron que meterme en este colegio?" pensó Lorena mientras se echaba fresco con una libreta.
—Para que consigas un buen partido que mejore el renombre de nuestra familia —explicó su mamá en la noche cuando le arreglaba la ropa en el closet.
—Yo creo eso es imposible, con esa cara de piedra con la que siempre anda no creo que ningún chico le preste atención —dijo Flor recostada en el marco de la puerta.
—¿Y tú cómo sabes que eso nunca va a pasar? —preguntó Lorena.
—Porque soy tu hermana mayor —respondió Flor.
—¿Por qué hija? ¿Ya tienes un pretendiente? —inquirió la señora Durán terminando de meter la ropa en el closet.
Todas hicieron silencio y Lorena tragó en seco.
—Claro que no... ¿Quién se va a fijar en esa rara? —soltó Marcela cruzada de piernas sobre la cama.
—Si Lorena se consigue un novio, yo podré ir a la luna —se burló Flor. Las dos hermanas soltaron la carcajada.
—¿Te acuerdas aquella vez cuando estaba pequeña y obligó a que un niño le diera un beso? —preguntó Marcela a su hermana.
—Ay, sí, pobrecito, el niño terminó llorando —Flor soltó una gran carcajada.
—Lorena sólo conseguirá novio si apunta un arma a la cabeza del pobre chico —chistó Marcela.
—Yo creo que él primero se mata antes que estar con ella.
—¡Tengo novio! —gritó Lorena. Todas la miraron bastante serias, se empezaron a observar y después soltaron la carcajada— se llama Cristian, tiene 18 años, es alto, blanco, cabello negro y estudia en el colegio. ¡Ah…! También está en el grupo de natación del instituto —agregó la muchacha montándose en toda una nube al ver que había cumplido su objetivo. Sus hermanas y su madre hicieron silencio.
—¿Eso es cierto? —inquirió su padre entrando al cuarto.
La madre de Lorena pegó un grito de emoción.
—¡Es el hijo de mi jefe! —gritó.
—No creo mamá —negó Marcela haciendo un gesto de confusión.
—¡Claro que sí, Cristian tiene una novia que tiene la edad de Lorena, la familia de la joven trabaja en la empresa y Cristian estudia en el mismo colegio, recuerda que está en el grupo de natación! ¡Es él!
—¡Es cierto, el hijo de nuestro jefe se llama Cristian, él estudia en tu colegio y tiene 18 años, entonces son ciertos los rumores que se corren en la empresa, Cristian tiene una novia que tiene familia trabajando en nuestra empresa! ¡Y esas somos nosotras! —dijo Marcela.
Todos llevaron su mirada a Lorena.
—¡Hija, te has ganado la lotería! —gritó la señora Durán.
—¡Por fin voy a tener un ascenso! —gritó Marcela, abrazó a su hermana— ¡gracias hermanita! ¡Por eso te amo!
"M****a, ¿en qué problema me he metido?" pensó Lorena viendo cómo se estrellaba contra la horrible realidad que se le avecinaba.
Lorena estaba sentada en una banca del colegio viendo como unos chicos jugaban fútbol."¿Quién será ese chico? —pensó la joven—. El hijo del jefe de mi madre. Lo único que recuerdo de ese señor es que una vez llegué a su casa y partí un florero muy costoso haciendo que alguien se cortara. Pero nunca vi a su hijo porque se iba de viaje en sus vacaciones, así que tiene que ser un chico bastante refinado que debe ser muy popular y engreído, lo peor es que ahora tiene novia. Esa chica me va a dar una paliza cuando se entere que yo armé todo este problema". En aquel momento el balón con el que estaban jugando los estudiantes golpeó a Lorena en la frente haciendo que cayera de espaldas de la banca golpeándose fuertemente con el suelo, no escuchó nada por un momento, sólo vio que un joven con unos hermosos ojos grises le hablaba bastante asustado. El sudor corría por su frente y su cabello negro estaba húmedo, sus labios eran de un rosado oscuro y lo hacía ver sumamente lindo.—¿Este es el
Lorena siguió al chico, quería acercarse y explicarle la situación, pero se le hacía imposible, nunca estaba solo. En los descansos un joven siempre lo acompañaba y por veces se le acercaban otros muchachos que, seguramente eran sus amigos más cercanos.—Vamos Lorena, tienes que ser fuerte y decirle —dijo para sí. Le dio la impresión de que la observaban, miró a su derecha y se dio cuenta que un joven de ojos verdes la miraba extrañado, era el chico que siempre estaba con Cristian (Camilo)— esto... —trataba de pensar algo que explicara su comportamiento.Estaba en el restaurante del colegio y nadie la acompañaba como para que estuviera hablando.—Tranquila, puedes seguir hablando sola —Camilo siguió su camino.Lorena quedó algo apenada en su mesa mientras observaba el recipiente vacío de vidrio frente a ella “¿por qué mi madre me metió en esta escuela de riquillos? —pensó mientras dejaba caer su mirada hasta sus manos—, en el otro colegio nadie se burlaba de mí, tampoco les importaba
—Así que el tal Cristian ahora ya es tu novio —soltó Marc.Lorena estaba sentada en su cama comiendo unas papitas mientras hablaban por videollamada.—En realidad, no somos nada, es más como ser socios, yo lo ayudo a él a poder salir sin ningún problema de su casa y yo gano la gran tranquilidad que siempre quise tener en mi hogar. En todos estos días mis padres me tratan muy bien y hasta Flor dejó que me echara su perfume, ¿puedes creerlo?—No puedo creerlo, los dos se están utilizando para su beneficio propio, ¡esto está emocionante!, parece como una de esas historias que leo, ¿será que al final se terminarán enamorando? —soltó Marc emocionado y dejó salir un pequeño grito.—Si estuvieras aquí podrías ver esta historia de cerca, pero como no quieres mudarte –refunfuñó Lorena.—Ah… ¡de eso te quería hablar!, amiga, voy a mudarme, ya estoy haciendo todo el papeleo del colegio, menos mal que decidí hacerlo a principio de año, ¡así que, por fin vamos a estar juntos! —Marc soltó un gran g
Lorena se vio sentada en un sillón frente una señora que irradiaba imponencia, se sentía como un pobre cachorro intimidaba por un señor que estaba a punto de matarla.La sala de estar era bastante grande y elegante, ya antes había estado en esa casa, tenía recuerdos de su niñez corriendo por aquella vivienda con alguien, su madre le había contado que la llevó de niña allí, también varias veces caminó cerca y la observó de lejos. Era de esos lugares los cuales uno se queda viendo al pasar por la calle, irradian elegancia, con solo verlo de lejos se sabe que quienes viven allí están forrados en dinero.—Así que eres la novia de mi hijo —dijo la señora. En ese momento una empleada de servicio trajo unas tasas de té y las dejó sobre una mesita pequeña quien era la responsable de hacer distancia entre Lorena y la señora Julieta.—Así es —contestó Lorena.Cristian se estaba cambiando de ropa, por lo mismo solo estaban en la sala de estar ellas dos.—¿Desde cuándo son novios? —comenzó la muj
Laura estaba terminando de sacar unas cajas de su cuarto, tenía que terminar de instalarse en su nueva habitación, su madre estaba todo el día en el trabajo, la entendía, para poder sobrevivir había que hacer sacrificios. Salió al patio de la casa para echar las cajas en la basura. Al regresar, escuchó el timbre y al abrir la puerta que daba a la calle se encontró con un repartidor, era un sobre que estaba esperando su mamá desde hace dos días.—Firme aquí, por favor —pidió el hombre entregándole una planilla.—Bien —la joven así lo hizo. Entregó la planilla—, gracias.Al irse el joven, Laura quedó observando el sobre con la puerta abierta, al momento de cerrar para así retirarse de la sala, observó en la calle al hombre más hermoso que sus ojos habían visto. Acomodó sus lentes y su boca se entreabrió, era alto, de cabello negro, su piel se veía bronceada por el sol, llevaba en una de sus manos un libro, iba escuchando música con unos auriculares y traía una camisa azul clara de manga
“Le agrada más Lorena que yo” pensó el joven. Llevó sus ojos hasta la muchacha que comenzaba a acomodarse en la cama boca arriba con sus extremidades acaparando todo el espacio mientras su boca estaba abierta dejando salir un poco de saliva.—No se ve para nada enferma —musitó Cristian.Salió del cuarto rumbo a su habitación para así comenzar a alistarse, mientras se terminaba de cambiar su celular sonó.—¡Oye!, tu papá me dijo que la loca durmió en tu casa —escuchó la voz de Camilo.—¿Cuál loca? —preguntó Cristian mientras terminaba de abotonar la camisa blanca frente al espejo.—La chica esa, la rarita, no me acuerdo de su nombre —respondió Camilo con un tono bastante enfadado.—Estaba enferma. ¿Ya estás llegando a mi casa?—Sí, voy a sacar a esa loca de allí, mira que dormir en tu casa, mañana ya estará embarazada —Camilo colgó, miró por la ventana del auto y se dio cuenta que ya estaba frente a la casa de Cristian.Bajó del auto rápidamente y entró como si se tratara de su casa, s
—No le prestes atención, solo te está molestando la mañana —dijo Cristian ya aburrido de los celos de Camilo.—Como somos un grupo, nos gusta estar juntos —respondió Miguel.—¿Y por eso desayunan aquí? —inquirió Lorena.—Somos un grupo, es nuestro ritual —explicó Miguel con voz seria.—Ah… Entonces yo estoy en medio de su ritual —Lorena quería soltar la carcajada, debería de hacerlo, ellos se habían burlado mucho de ella.—Sí, eres la que quiere robarnos a Cristian —soltó Camilo.—Pero, no soy nada de Cristian —refutó la joven.—Dormiste aquí anoche, así que no entiendo mucho ese trato suyo, durmieron juntos —alegó Miguel mientras miraba su plato ya vacío.—¿En serio están celosos? —Lorena se cruzó de brazos.—¿Por qué? ¿No podemos? —discutió Camilo.—Si a tu mejor amiga se le acerca un tipo raro ¿no te enojaría? —preguntó Miguel.—Ella no tiene amigas —dijo Camilo.—¡Claro que sí tengo! —se enojó Lorena.—¿También es imaginario como tu supuesto novio? —inquirió Miguel.—¡Oye! —gritó
—Gracias —soltó Camilo y después se ruborizó.Laura quedó sorprendida al escuchar toda esa conversación, era amiga de chicos populares y como si fuera poco, tenía un novio, era como si ahora fuera otra chica. Laura se enojó mucho, Lorena le había mentido, no creía que hubiera cambiado tanto de un día para otro y conversar de esa manera con unos chicos, estar tan arregladita, hablar sobre novios y su amigo cool, ¡esa chica se veía que tenía mucho dinero como todos los que estudiaban allí!Laura caminó lentamente por el pasillo bastante triste, se sentó en una banca que estaba por un parque y observó una foto que tenía en su celular con Lorena, era de esperarse, solo tenía un día de ser amigas; así que, en realidad no era amigas, solo conocidas. “Ella tiene un círculo social, amigos, novio, ¿por qué no me contó nada de eso? —pensó— claro, apenas nos estábamos conociendo, y yo que le iba a contar de mi amor platónico”. Laura alzó la mirada y a lo lejos vio algo que la dejó petrificada, e