Lorena se vio sentada en un sillón frente una señora que irradiaba imponencia, se sentía como un pobre cachorro intimidaba por un señor que estaba a punto de matarla.
La sala de estar era bastante grande y elegante, ya antes había estado en esa casa, tenía recuerdos de su niñez corriendo por aquella vivienda con alguien, su madre le había contado que la llevó de niña allí, también varias veces caminó cerca y la observó de lejos. Era de esos lugares los cuales uno se queda viendo al pasar por la calle, irradian elegancia, con solo verlo de lejos se sabe que quienes viven allí están forrados en dinero.
—Así que eres la novia de mi hijo —dijo la señora. En ese momento una empleada de servicio trajo unas tasas de té y las dejó sobre una mesita pequeña quien era la responsable de hacer distancia entre Lorena y la señora Julieta.
—Así es —contestó Lorena.
Cristian se estaba cambiando de ropa, por lo mismo solo estaban en la sala de estar ellas dos.
—¿Desde cuándo son novios? —comenzó la mujer el interrogatorio.
—Hace un año —respondió Lorena.
—¿Y por qué decidieron oficializar todo hasta ahora?
—Cristian… Él… Nosotros decidimos darnos un tiempo para ver si la relación sería duradera —explicó la joven, comenzaba a tener muchos nervios.
—Entiendo. Eres la hija de Camila, te recuerdo, eres la niña que se escondió con Cristian cuando tenía tres años —la señora Julieta tomó un pocillo de té y comenzó a beberlo, aunque, parecía que no tragaba nada.
—No me acuerdo de eso —musitó Lorena, sin embargo, la mujer la escuchó.
—Claro, eras muy niña, parecía que solo tenías tres o cuatro años, mi esposo les tomó una foto cuando los encontró —contó la mujer.
—Vaya, no sabía —soltó Lorena sorprendida.
—¿Y qué visiones tienes para un futuro con mi hijo? —preguntó Julieta.
—Ah… —Lorena no sabía qué decir— Cristian es un gran hombre, lo admiro mucho, pero, tengo muy claro que él tiene un mundo muy diferente al mío. Se va a ir a vivir a Inglaterra el otro año, soy consciente de eso; así que no puedo hacerme ilusiones de un futuro con él, Cristian es de una buena familia adinerada, yo no tengo nada de eso; debo de… luchar por poder salir adelante, ayudar a mi familia —Lorena estaba siendo muy sincera con la señora, además, sabía que eso era lo que ella quería escuchar—. Solo esperaré a ver qué es lo que pasa. Otra cosa que quisiera decirle —la señora Julieta miró con mucha concentración a la joven—, yo no estoy con su hijo por su dinero, no quiero que piense eso, como ya había dicho, admiro mucho a Cristian, me parece que es un gran hombre.
—Me gusta que tengas las cosas claras, Cristian tiene un gran futuro por delante, su relación no podría llegar a un matrimonio, él necesita organizarse con una joven de buena familia, ya sabes, la sociedad no estaría de acuerdo con su relación. Ahora los dos están jóvenes, yo podría tolerar el que estén juntos, pero tú lo has dicho, Cristian se va a ir a estudiar fuera del país, así que, dejarán de verse, sus vidas tomarán rumbos distintos. Mi esposo está contento con su noviazgo, claro, así Cristian no estará dando problemas con sus salidas a fiestas, es mejor tener a nuestro hijo de nuestro lado y si debemos aceptar esta relación pues… tendré que hacerlo.
—Entiendo —aceptó Lorena.
Era de esperarse, la madre de Cristian solía ser muy superficial, por más cambiada que estuviera Lorena, esa mujer nunca la aceptaría. Ella lo había dicho, solo era cuestión de tiempo para que esa supuesta relación terminara, a la joven lo único que le importaba era el que su familia no la molestara, no le interesaba Cristian.
A los cinco minutos, Cristian entró a la sala y la conversación giró en torno al viaje que había hecho su madre. Después, el señor Vides llegó y pasaron a cenar, allí el momento se volvió más agradable, aquel hombre era bastante divertido y estimaba mucho a Lorena, le conversaba sobre temas donde la joven se desenvolvía muy bien, así que pronto solo en la mesa se escuchaba a esos dos platicando como si fueran viejos amigos. La señora Julieta le impresionó el carisma con el que Lorena trataba a su esposo, Cristian estaba tranquilo al ver que todo daba buenos frutos.
Después de la cena, Cristian llevó a Lorena a un lugar tranquilo donde pudieran hablar, entraron a una pequeña sala donde había un piano y se podía apreciar un jardín trasero desde una pared de cristal, era iluminado por pequeños foquitos que le daban un toque romántico y muy tranquilo.
—Me dio la impresión de que mi madre está un poco escéptica, ¿qué hablaron? —dijo Cristian. Estaban sentados en un mueble frente a la pared de vidrio.
—Lo siento, me hizo muchas preguntas y no te conozco mucho, así que no fue fácil, además, no creo que sea porque no se crea la relación, en realidad no está de acuerdo con este supuesto noviazgo —confesó Lorena.
—¿Te dijo que no nos quiere como pareja? —inquirió Cristian.
—Sí, dijo que tolera el que seamos novios ahora, ya que como te vas a ir a vivir a otro país el otro año… Pues… Por ahora acepta la relación, pero en un futuro no lo haría, ya sabes, el circulo social y esas cosas —se miraron fijamente.
—No es como que vaya a suceder, ¿qué le respondiste?
—Que yo entendía muy bien lo que decía, que aceptaba.
—Menos mal no te opusiste, se hubiera armado una guerra y eso no es lo que quiero, mientras se crean la historia y me dejen salir sin ponerme ningún problema, todo está bien —Cristian desplegó una sonrisa de satisfacción.
—Que bien, solo espero no tener problemas por esto —Lorena se cruzó de brazos. Comenzó a sentir un ligero dolor de cabeza.
—Claro que no —reparó el rostro de Lorena—. ¿Has tenido algún problema por esto?
—Tus amigos se me acercaron y me amenazaron hoy.
—¿Qué?, ¿quiénes?
—No sé sus nombres, pero te vi hablando con ellos hoy, estaban con otras chicas, los vi cerca de las canchas de fútbol, uno era de cabello castaño claro y el otro tenía el cabello negro —explicó Lorena.
—Camilo y Miguel —bufó Cristian un poco enojado— ¿qué te dijeron?
—Que… no te hablara en el colegio, al parecer ellos saben que no somos novios de verdad, me dijeron que no me fuera a ilusionar y otras cosas feas, me enfadé bastante. Cristian, espero que eso no se vuelva a repetir —Lorena comenzó a sentirse un poco mal, como aquella sensación de tener fiebre.
—No, no te preocupes, no se volverá a repetir, te necesito para terminar esto —hubo un minuto de silencio—. ¿Te sientes mal?
—Ah… Es que… No sé qué me sucede, me siento muy agotada y con dolor de cabeza —confesó Lorena. Cristian acercó una de sus manos a una mejilla de la joven, estaba ardiendo en fiebre.
—Sí, estás muy caliente, pediré algún medicamento, ya regreso —Cristian salió de la sala.
Laura estaba terminando de sacar unas cajas de su cuarto, tenía que terminar de instalarse en su nueva habitación, su madre estaba todo el día en el trabajo, la entendía, para poder sobrevivir había que hacer sacrificios. Salió al patio de la casa para echar las cajas en la basura. Al regresar, escuchó el timbre y al abrir la puerta que daba a la calle se encontró con un repartidor, era un sobre que estaba esperando su mamá desde hace dos días.—Firme aquí, por favor —pidió el hombre entregándole una planilla.—Bien —la joven así lo hizo. Entregó la planilla—, gracias.Al irse el joven, Laura quedó observando el sobre con la puerta abierta, al momento de cerrar para así retirarse de la sala, observó en la calle al hombre más hermoso que sus ojos habían visto. Acomodó sus lentes y su boca se entreabrió, era alto, de cabello negro, su piel se veía bronceada por el sol, llevaba en una de sus manos un libro, iba escuchando música con unos auriculares y traía una camisa azul clara de manga
“Le agrada más Lorena que yo” pensó el joven. Llevó sus ojos hasta la muchacha que comenzaba a acomodarse en la cama boca arriba con sus extremidades acaparando todo el espacio mientras su boca estaba abierta dejando salir un poco de saliva.—No se ve para nada enferma —musitó Cristian.Salió del cuarto rumbo a su habitación para así comenzar a alistarse, mientras se terminaba de cambiar su celular sonó.—¡Oye!, tu papá me dijo que la loca durmió en tu casa —escuchó la voz de Camilo.—¿Cuál loca? —preguntó Cristian mientras terminaba de abotonar la camisa blanca frente al espejo.—La chica esa, la rarita, no me acuerdo de su nombre —respondió Camilo con un tono bastante enfadado.—Estaba enferma. ¿Ya estás llegando a mi casa?—Sí, voy a sacar a esa loca de allí, mira que dormir en tu casa, mañana ya estará embarazada —Camilo colgó, miró por la ventana del auto y se dio cuenta que ya estaba frente a la casa de Cristian.Bajó del auto rápidamente y entró como si se tratara de su casa, s
—No le prestes atención, solo te está molestando la mañana —dijo Cristian ya aburrido de los celos de Camilo.—Como somos un grupo, nos gusta estar juntos —respondió Miguel.—¿Y por eso desayunan aquí? —inquirió Lorena.—Somos un grupo, es nuestro ritual —explicó Miguel con voz seria.—Ah… Entonces yo estoy en medio de su ritual —Lorena quería soltar la carcajada, debería de hacerlo, ellos se habían burlado mucho de ella.—Sí, eres la que quiere robarnos a Cristian —soltó Camilo.—Pero, no soy nada de Cristian —refutó la joven.—Dormiste aquí anoche, así que no entiendo mucho ese trato suyo, durmieron juntos —alegó Miguel mientras miraba su plato ya vacío.—¿En serio están celosos? —Lorena se cruzó de brazos.—¿Por qué? ¿No podemos? —discutió Camilo.—Si a tu mejor amiga se le acerca un tipo raro ¿no te enojaría? —preguntó Miguel.—Ella no tiene amigas —dijo Camilo.—¡Claro que sí tengo! —se enojó Lorena.—¿También es imaginario como tu supuesto novio? —inquirió Miguel.—¡Oye! —gritó
—Gracias —soltó Camilo y después se ruborizó.Laura quedó sorprendida al escuchar toda esa conversación, era amiga de chicos populares y como si fuera poco, tenía un novio, era como si ahora fuera otra chica. Laura se enojó mucho, Lorena le había mentido, no creía que hubiera cambiado tanto de un día para otro y conversar de esa manera con unos chicos, estar tan arregladita, hablar sobre novios y su amigo cool, ¡esa chica se veía que tenía mucho dinero como todos los que estudiaban allí!Laura caminó lentamente por el pasillo bastante triste, se sentó en una banca que estaba por un parque y observó una foto que tenía en su celular con Lorena, era de esperarse, solo tenía un día de ser amigas; así que, en realidad no era amigas, solo conocidas. “Ella tiene un círculo social, amigos, novio, ¿por qué no me contó nada de eso? —pensó— claro, apenas nos estábamos conociendo, y yo que le iba a contar de mi amor platónico”. Laura alzó la mirada y a lo lejos vio algo que la dejó petrificada, e
Lorena entró al baño y comenzó a buscar a la joven. Laura se había encerrado en una cabina mientras dejaba salir sus lágrimas.—Disculpa a Camilo, suele ser bastante imprudente, no fue su intención, no sabía que te gustara en verdad Miguel, solo lo hizo en broma —dijo Lorena, estaba muy preocupada por la muchacha.—Vete, no te quiero ver —ordenó Laura.—Yo te iba a contar hoy todo sobre lo que está sucediendo, ayer no lo hice porque recién nos estábamos conociendo, sé que actué mal al no decirte que hablo con estas personas, pero, en serio, no fue mi culpa, hoy me han sucedido muchas cosas que fueron imprevistas —trató de explicar Lorena—. Camilo es amigo de Cristian, un chico con el que tengo un trato, me hago pasar como su novia, pero todo es una farsa, hoy nos hicimos amigos, me acompañó todo el recorrido al
—Ay, Camilo, ¿por qué no comenzaste por ahí? —Lorena desplegó una enorme sonrisa—, claro que te voy a ayudar, soy una nerd para los números, en serio, ¡si vieras las notas tan perfectas que tengo en esas materias! —los ojitos de la joven comenzaron a brillar—. Pero, primero lo más esencial, ¿cuánto me vas a pagar al mes por ayudarte con las clases?—Lo que tú quieras, puedes poner la cifra que desees, aunque claro, entre más alta, más tiempo debes pasar ayudándome a que mis notas suban —explicó Camilo.Marc y Laura estaban sorprendidos al ver que esos dos estaban haciendo un trato.—Algo me dice que Lorena le encanta hacer tratos —susurró Laura.—Sí, le gustan los negocios —musitó Marc.Era la salida de clases, Marc y Lorena estaban caminando por la calle, como la jov
La tarde estaba transcurriendo bastante tranquila, nada fuera de lo común, Lorena le explicó y ayudó a Camilo con unas clases. Cristian se había marchado ya hace varias horas.—Bueno, yo me voy —Lorena se levantó de la silla y dejó salir un bostezo—. Estoy cansada.—Bueno, ya mañana seguimos. Ven a la misma hora, por favor —pidió Camilo mientras terminaba de recoger sus libretas de la mesa y las metía en su bolso.—Está bien —Lorena miró su ropa—. Voy a cambiarme.—No, quédate con esa. Mandé a tirar la que trajiste.—¡¿Qué?! ¡Oye…! —gritó Lorena.—Esa ropa la odié, no quiero volver a verla nunca más en mi vida —Camilo soltó una carcajada, puso su bolso en su hombro izquierdo y salió caminando de lo más
Laura con los ojos llorosos dobló la hoja rosada en dos y después la metió en el sobre, lo cerró y guardó la carta dentro de una libreta. Se levantó de la silla y caminó hasta su cama, tomó su celular que estaba sobre el colchón, buscó en la galería de éste algunas fotos que le había tomado a Miguel de lejos.Desplegó una sonrisa emocionada al ver las fotos del muchacho donde conversaba bastante alegre con Cristian y Camilo.—Debí tomarle fotos solo —balbuceó.Vio una foto donde Miguel posó a la cámara con una sonrisa desplegada saludando con una mano, de hecho, hasta se veía lindo. Ella le hizo zoom a la imagen y después soltó un grito de espanto, él se había dado cuenta que ella le estaba tomando fotos. Qué vergüenza..Lorena miró fijamente a Cristian basta