Emily siempre ha estado enamorada de Dimitri el ahora prometido de su hermana. Cuando le toca ser la dama de honor en la fiesta de compromiso de su ahora cuñado decide que nunca más volverá a confiar en el amor. Cuando en esa misma fiesta se encuentra con Stefan Tiago el amigo de negocios de su padre. Tiago era el empresario más reconocido en todo Nueva York, dueño de media Manhattan y sobre todo tenía complejos de Arte en Brooklyn. Emily lo odiaba desde que Stefan la reprobó como una mala bailarina en su club de teatro en la universidad, pero cuando esté le propuso matrimonio después del accidenté en la piscina en la fiesta de compromiso, Emily se ve obligada aceptar el matrimonio o su carrera artística será destruida por el mismo Stefan, pero Emily no se quedará de manos cruzadas. Juro vengarse de Stefan Tiago por arruinarle el vestido que compro para la fiesta de su hermana. Los próximos 12 meses lo haría arrepentirse.
Leer más—Ojo que Filiberto me dijo que, si íbamos a tomar un café para pascuas, ¿tú lo crees Emily?, ¿yo saliendo con Filiberto?, si cuando estábamos en cuarto grado se comía los mocos. Y el muy indigno todavía se le ocurre decir que ya no se comía los mocos desde que paso a sexto grado como si con eso yo iba aceptar que saliera con él. Y no solo eso Emily, me dijo que me llevaba a mi restaurante favorito y que no me preocupara por la cuenta porque tenía dinero de sobra, y es verdad ya ves que está podrido en dinero.» Y…! Emily! ¡¿Me estás haciendo caso o no?! —pregunto Lola en el altavoz del iPhone que estaba en el mesón de la cocina.Emily se había pasado la última media hora escuchando o intentando escuchar los problemas de Dolores, a quien de Cariño le decían Lola, su prima era la definición de dramática y sobre todo una persona extrovertida y excéntrica. Los problemas de Lola tenían un nivel de gravedad, entre son lo suficientemente preocupantes tipo: Me han captado copiando en medio ex
La palabra compromiso le retumbo en la cabeza como la migraña.Emily tuvo que respirar y exhalar continuamente antes de que le diese un ataque de pánico o se iba a volver loca. Empujo a Tiago del pecho para tener más espacio personal o lo iba a tirar la lámpara de la mesa de noche en la cara si no se quitaba de su vista de una buena vez.—¿Qué acabas de decir? —cuestiono confundida dando paso a la frustración.—Lo que escuchaste Emily, no eres sorda, ¿cierto?, porque si lo eres tendría más sentido —comento Stephan poniéndose de pie para recargarse en el sillón y cruzar los brazos sobre su pecho.—No te cansas, cierto —inquirió Emily poniéndose de pie—. De ser una persona tan pero tan engreída y presuntuosa.Tiago sonrío, que un pequeño hoyuelo se dejó ver por la barba cortada, él miro hacia arriba para volver su mirada hacia ella.Emily no se inmuto ni por un segundo, le mantuvo la mirada como cualquier otro hombre, no iba a caer como él estaba acostumbrado a que las mujeres cayeran a
Ojo por ojo y diente por diente. Eran las palabras que decían todas las personas que tenían en cuenta cuando tenía un enemigo en el mundo, tal como la venganza es un plato que se sirve frio. Si a Emily le hubiesen dicho que un día después de la universidad se besaría con Tiago en una piscina los llamaría locos porque ni en sus peores pesadillas lo veía. Pero aquí estaba con una resaca y una migraña que la mataba. Emily se removió en su cama llena de cojines y sabanas de satín. Y si les fuera sincera no recordaba absolutamente nada de lo de ayer más que el hecho de lo mal que la había pasado. Se pasó la mano por la cara y los mechones de cabello ondulado se desparramaron por sus hombros y las almohadas. Las siestas, dormir y comer eran pasatiempos de vida que Emily disfrutaba y sobre todo beber alcohol cuando su vida se convertía en una m****a lo cual era más normal de lo que uno podía esperar. Emily no era la clásica millonaria donde esperaba en casa a conocer millonarios y salía de
Tiago iba hacer presencia en la boda de su hermana y eso le frustraba. Si algo que Emily no aguantaba más que verse como una servilleta en este día, era ver a Stephan con su arrogante sonrisa perfecta recordándole que no se volvería una actriz de renombre por una malteada.Emily se pasó toda la ceremonia bebiendo champagne y bailando con las niñas de las flores descalza. Las zapatillas la habían matado y lo que menos quería era tener ampollas. La boda de Stella en cierta manera se había completado, había venido el juez de la paz para casarlos en una ceremonia íntima donde los novios se dieron un pequeño beso en los labios después de decir sus votos matrimoniales entre el público.Fue demasiado cursi y meloso, tan meloso que Emily quería eso para su boda, pero ver al hombre que amaba casarse con otra mujer le había causado lágrimas en los ojos que la señora Irma le dio un pañuelo para que se limpiase las lágrimas.—Son tan hermosos, Verdad —aseguro la señora Irma mientras aplaudía emoci
No debía de estar aquí, nunca debió de haber aceptado la invitación de la boda pero tampoco era como si ella pudiese negarse ir a la fiesta de compromiso de su hermana. Emily se miró en el espejo de la sala de estar y miro el vestido rosa palo que su madre había criticado cuando lo compro en la tienda de bazar . No había nada de especial en ese vestido, era simple y con una falda de caída que le llegaba antes de la rodilla. Pero algo en el le dijo que era el indicado para la ocasión. La ocasión de la boda de su hermana con el chico que le gustaba a ella. “Que m****a” Emily no era de esas mujeres que se fijaban en hombres comprometidos o que robaba novios pero Dimitri era el chico con el cual había cursado la universidad. Al que había invitado a su primera obra de teatro y el muy cabrón se había enamorado de su hermana y no de ella. Se aliso las arrugas que podría tener su vestido. Ese vestido ahora era su compañía, y no podía sentir vergüenza comparar ese vestido de segunda mano co