4 años después Abigail. Estoy sentada en uno de los taburetes del jardín trasero viendo como mis dos personas favoritas se dan un chapuzón en la piscina. Oliver, mi hijo de ya 3 años está gritando y riendo mientras que Christopher, quien se ve tan sexy estando todo mojado y llevando únicamente ese bañador, lo chapucea en la piscina. No puedo evitar que mis hormonas se alboroten un poco al ver a mi hombre, aunque supongo que eso es normal en mi estado. Estoy de cinco meses de embarazo, llevando a la que será la más pequeña de las Dimas. Chistopher está simplemente eufórico con todo el tema de tener una pequeña princesa en casa y yo solo puedo lamentarme del pobre chico que se atreva a lastimar o incluso pretender a su hija. —Mami, ¡mira estoy nadando!— mi pequeño hijo me grita y yo solo puedo sonreír en respuesta. Lo amo tanto. No puedo creer que esta historia de amor que me hace tan feliz haya empezado como un cuento de terror. Casi parece que fue en otra vida cuando me vi
Con mucho cuidado se levantó de su cama y tomó su celular de la mesa de noche tratando de no despertar a la ingenua mujer que dormía junto a él.Cuidando sus pasos caminó hasta la sala y marcó el número que llevaba esperando su llamada desde ya un buen rato. No pasaron ni dos timbradas cuando una voz ronca y desgastada por el cigarro, y muy probablemente las drogas, le contestó del otro lado.—Pensé que no llamaría.—Te dije que lo haría. Ahora dime ¿Está hecho?El segundo en silencio que llenó la línea consiguió que los nervios comenzaran a dispararse por su cuerpo, pensando que lo peor pudo haber pasado. Si lo habían descubierto...—Está hecho, no hay manera que salga de esta. Para mañana será historia.El alivio se instaló en su cuerpo y una sonrisa perversa fue formándose en su rostro. Había llegado el momento de tomar el poder de todo lo que debía ser suyo. Había tenido que soportar a esta familia por mucho tiempo, pero el sacrificio valdría la pena si al final conseguía hacerse
Abigail Voy a casarme. Mi mente está en estado de pausa. Ni siquiera porque estoy llevando un hermoso vestido de novia, que no se como han conseguido hacer en tan poco tiempo, puedo creerlo. Solo ha pasado un día luego de que me presenté ante Marlén Dimas, la patrona de la familia Dimas, la mujer parecía iracunda al verme y en algún punto creí que iba a echarme a patadas, pero luego de la impresión inicial las cosas se calmaron y ella dejó en claro lo que quería: Una esposa para su nieto. Así él no morirá solo y cuando su esposa muera podrán ser enterrados juntos. La verdad, no entiendo por qué algo como eso es tan importante para ella, pero en vista de con quién estaba tratando no tuve más opción que aceptar. Además la vida de mi madre está en juego. Sin embargo, si hay algo que no pienso hacer es casarme sin haber visto antes a quien será mi nuevo esposo, entiendo que esto es un matrimonio arreglado del que no tengo salida, pero no me parece bien que hagamos esto sin que ni é
Abigail Los invitados se reducen a una cantidad inhumana de personas que están ocupando el inmenso jardín trasero de la mansión. La mayoría parecen ser amigas de Cristopher, que se encargan de verme con recelo, compañeros de trabajo que igualmente se ven cautelosos y gente del gremio en general: ricos desocupados que solo están a la espera de saber la comidilla de la semana. Estoy a punto de buscar un lugar donde ocultarme de la mirada de todos, cuando lo veo llegar. Mi ex marido entra en el jardín vistiendo un traje de tres piezas, que no le queda tan bien como él piensa, y trayendo de la mano a una mujer guapa que sonríe como tonta a todo lo que él dice. Esa parece ser su nueva pareja. Pese a todo lo ocurrido y al odio que siento por él, no puedo evitar que la situación me duela, porque esto significa que el año de matrimonio que pasamos juntos no fue siempre más que una farsa. Ellos siguen adentrándose al jardín como si fueran amigos íntimos de todos y cuando sus ojos quedan
Cristopher No sé en qué momento volví a quedarme dormido, pero cuando despierto encuentro a mi abuela nuevamente en la habitación, sentada en una silla al lado de mi cama y, para mi total sorpresa, la llorona, de quien empiezo a tener una leve sospecha sobre quién puede ser, se encuentra de pie en la esquina más alejada de mi cama. Intento hablar para preguntar qué m****a es la que ocurre, pero mi garganta me raspa al intentarlo y hace que un quejido de m****a salga de mi, lo que consigue llamar la atención de ambas mujeres. De inmediato esos ojos verdes, enrojecidos por el llanto, quedan fijos en mí, segundos antes de que ella vuelva a apartar la mirada. —Me alegra que ya estés despierto, hijo— Mi abuela, hace que desvíe la mirada de la mujer para llevarla hasta ella que me tiende un vaso de agua que lleva dentro un pitillo y con mucho cuidado de no ahogarme empiezo a beber para aliviar mi garganta. Cuando creo que ya puedo hablar sin que mi voz salga desgastada, vuelvo a intenta
Abigail Decir que Christopher está enojado sería quedarse corto, nunca había visto una persona que pudiera infundir tanto miedo, y mucho menos en su estado, como lo infunde él. Por Dios, el hombre está postrado en una cama, probablemente no vuelva a caminar y aún así me dio la sensación de que iba a pararse y matarme en cualquier momento. Probablemente habría salido corriendo antes de esa habitación de no haber sido por la noticia del “heredero” que se supone debo engendrar. Y es que ¡Santo padre! En ningún momento se habló de niños, la abuela nunca los mencionó cuando hablamos ayer y el imbécil de mi ex marido tampoco dijo nada, sin embargo, si he aprendido es que en el juego de la vida no se puede confiar en nadie. Estoy dando vueltas en mi habitación como león enjaulado, ya ha amanecido y probablemente es la hora del desayuno, pero luego de haber tenido esa conversación en la madrugada con mi ahora esposo y su abuela no he conseguido pegar ojo. Si he dormido unas dos hor
Abigail Al dar mis datos a la enfermera que se encuentra en la recepción, esta me dice que ya todo está listo para mi revisión y me pide un momento antes de llamarme al consultorio. Estoy a punto de tomar asiento, cuando veo a mi peor pesadilla acercarse hacia mí, no sé qué demonios está haciendo aquí, si esto es una casualidad o él lo ha planeado, pero lo próximo que sé es que el imbécil de mi ex marido está de pie enfrente de mí con una sonrisa tan falsa como su alma. No puedo creer que hace menos de un mes estaba en las nubes, creyendome en un cuento de hadas con el hombre que creía amar, y ahora al verlo solo pueda sentir odio y desprecio. —Abigail, ¿qué haces aquí, te encuentras bien?—Como toda respuesta decido quedarme callada y él chasquea la lengua en molestia al notarlo. —Solo estoy tratando de ser amable, no debes ser tan rencorosa, lindura. Sus palabras encienden un odio enorme dentro de mí y siento muchas ganas de golpearlo, pero aún más de golpearme por haber sido ta
ChristopherEstoy a punto de enloquecer. Cómo si haber despertado de un accidente sin poder mover mis piernas no fuera suficiente, esta última semana ha sido un desastre total. He tenido no solo que hacerme a la idea de que mi cuerpo no funciona como debe y que estoy postrado en una cama hasta lograr completar mi recuperación, sino que además debo aguantar a una mujer llorando todo el maldito día.Abigail lo único que hace es verme con sus ojos vacíos y su cuerpo desgarbado y sin fuerza. Cada vez que la veo solo quiero sacudirla y hacerla reaccionar, me enerva su actitud, su presencia, y en especial su quejumbrosa personalidad.No hemos cruzado más de dos palabras desde que ha empezado a “ayudarme” en mi recuperación, y es que ni eso consigue hacer bien. Se equivoca con los ejercicios, me ensucia al momento de ayudarme a comer y como un demonio, ni siquiera es capaz de verme desnudo y ayudarme a bañar. Debo admitir que cuando analicé la idea de ella atendiendome creí que al menos po