Cristopher
No sé en qué momento volví a quedarme dormido, pero cuando despierto encuentro a mi abuela nuevamente en la habitación, sentada en una silla al lado de mi cama y, para mi total sorpresa, la llorona, de quien empiezo a tener una leve sospecha sobre quién puede ser, se encuentra de pie en la esquina más alejada de mi cama.
Intento hablar para preguntar qué m****a es la que ocurre, pero mi garganta me raspa al intentarlo y hace que un quejido de m****a salga de mi, lo que consigue llamar la atención de ambas mujeres. De inmediato esos ojos verdes, enrojecidos por el llanto, quedan fijos en mí, segundos antes de que ella vuelva a apartar la mirada.
—Me alegra que ya estés despierto, hijo— Mi abuela, hace que desvíe la mirada de la mujer para llevarla hasta ella que me tiende un vaso de agua que lleva dentro un pitillo y con mucho cuidado de no ahogarme empiezo a beber para aliviar mi garganta.
Cuando creo que ya puedo hablar sin que mi voz salga desgastada, vuelvo a intentarlo. Mis primeras palabras parecen no ser lo que la llorosa mujer esperaba.
—Alguien puede decirme ¿Por qué m****a, sigo en una camilla? y ¿Qué hace esta mujer aquí?
No grito, ni levanto la voz porque no es necesario, mi sola presencia siempre ha sido suficiente para conseguir transmitir el mensaje que quiero y esta vez no ha sido la excepción. Miro, con total satisfacción, como la llorosa mujer me mira entre sorprendida y asustada.
Mi abuela, parece darse cuenta de lo que pasa por mi mente e interviene a tiempo, justo antes de que yo vuelva a hablar.
—Crhistopher, ella es Ab..
—Abigail— termino de decir por ella, consiguiendo la atención completa de ambas mujeres.
Mi abuela me está viendo totalmente sorprendida y deduzco por su mirada brillante que debe estar armándose toda una película en su cabeza, una película que seguro incluye más romance de lo que puedo soportar.
—No te hagas una novela en la cabeza, abuela.— le digo de inmediato— Si se su nombre es solo porque lo escuché mientras estaba inconsciente, al parecer la mujer tiene el hobby de ir a llorar enfrente de los enfermos.
Sé, de inmediato, que mi abuela no estaba enterada de la visita de la chica porque sus ojos se abren con sorpresa y su ceño se frunce en molestia justo antes de llevar sus ojos hacia la chica que parece haberse encogido en la esquina de la habitación. Se ve como un corderillo asustado que está a punto de ser enviado al matadero.
Si yo soy intimidante, entonces mi abuela puede serlo el doble, por algo sigue siendo la matrona de la familia Dimas, aunque yo sea el próximo a ser nombrado líder y heredero al haber muerto mis padres.
—Creo haber sido muy clara al decir que no podías venir a verlo hasta que yo te lo dijera— La voz pausada de mi abuela consigue poner incluso mi piel de gallina.
Este giro inesperado de la situación sí que consigue llamar mi atención. Estoy deseoso de ver cómo va a reaccionar la chica ante la rabia de mi abuela.
Sin embargo, su reacción consiguió sorprenderme y mejorar solo un poco la imagen que tengo de ella. La chica, aunque sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas se mantiene erguida y con la vista en mi abuela antes de hablar.
—Tenía que verlo, yo… yo no podía casarme sin haberme al menos presentado ante quien sería mi nuevo marido.
Un momento… ¿marido? ¿Qué m****a significa eso? Antes de que mi abuela pueda hablar, mi voz truena en todo el lugar, pues esta vez sí que he gritado.
—¿Marido? ¡Qué m****a quieres decir con qué nuevo marido!
Esta vez no solo es la llorona quien se pone nerviosa, veo como mi abuela se remueve incómoda en su lugar antes de fijar sus ojos oscuros tan parecidos a los míos, en mi.
—Quiere decir justo eso, esta chica, Abigail, es ahora tu esposa. — NO, NO, NO. Creo que estoy moviendo la cabeza, o tal vez lo he dicho en voz alta porque mi abuela me dice—. Si, si lo es. Y no creas que esa fue una decisión que tomé a la ligera, pero era necesaria. Tu eres mi heredero, Christopher y si no llegabas a salir de esto, nuestra dinastía quedaba en el aire, en cambio teniendo una esposa, que aun en tu condición pudiera darnos un heredero… entonces las cosas no estarían perdidas.
—¡Que! ¿Heredero? De eso nunca hablamos— La chica se ha despegado de la pared y aunque su voz no ha sido más que un murmullo asustado si que he conseguido escucharla, al parecer no he sido el único engañado después de todo.
Intento ponerme de pie y es ahí cuando recuerdo que no puedo moverme, que el maldito accidente que tuve parece haberme dejado verdaderamente jodido y eso es algo, que aunque no he querido demostrar, me tiene cagado hasta los huevos.
—Tranquilo, Christopher, tu cuerpo aún no ha reaccionado del todo, sigues con parálisis en tus zonas motrices, de la cadera hacia abajo.
Esa es una forma muy bonita de querer decirme que me he convertido en un maldito lisiado. Que estoy paralítico y hasta que se pueda hacer algo al respecto. Decido dejar esa conversación para después y volver a enfocarme en lo que estábamos.
—Muy bien—le digo a la mujer que me ha criado— , entiendo porque lo hiciste, es tu deber como líder de la familia, pero lo que no entiendo es como, sabiendo quien soy y como soy, pudiste escoger a una mujer como ella para mi.
Mi abuela sigue mi mirada y ambos vemos a la joven llorosa y asustada que no se ha movido de su lugar desde que empezamos a hablar.
—Ella se ofreció voluntaria— dice entonces mi abuela dejándome realmente sorprendido.
—Y ¿por qué demonios una desconocida haría algo como eso? Quién querría casarse con un hombre en mi estado.
—Al parecer el cargo de conciencia la trajo hasta nosotros, pues fue su padre el hombre con quien te estrellaste. Fue su padre el causante de que tú estés así.
NO. PUEDE. SER.
Todo lo que pensaba de esta estúpida mujer cambia en un segundo al saber quien es en realidad, porque si antes solo podía sentir fastidio y lastima por ella, ahora hay un sentimiento mucho más fuerte creciendo en mi cuando la veo: Odio.
Odio que sea la sangre que corre en sus venas la causante de mis desgracias. Me he convertido en un estorbo, en una m*****a carga y todo esto se lo debo a su padre. Su padre, ese mismo hombre que dijo tantas cosas que parecían no tener sentido antes de morir, pero que ahora me han puesto a dudar.
—Vete— le digo y ella da un respingo al escucharme, pero no se mueve. Lo que hace que mi cabreo sea mucho mayor— ¿Acaso es que estás sorda? Te he dicho que te vayas de aquí . ¡¡Ya!!
La chica reacciona al fin y sale prácticamente corriendo y, como no, llorando de la habitación. Su actitud sumisa y llorosa solo me pone de peor humor, no soporto a las mujeres histéricas ni lloronas.
Cuando por fin sale y estoy solo con mi abuela, fijo mis ojos en la mujer mayor y m*****a sea, si pudiera moverme libremente ahora mismo estaría reventando mis puños contra la pared.
—¿Qué te hizo pensar que tener precisamente a esta mujer de esposa sería una buena idea, abuela? ¡Quiero el divorcio!
Veo a la mujer negar con la cabeza y se que lo que sea que vaya a decirme no va a ser de mi agrado.
—Han pasado más de tres días desde el accidente, Christopher y en todo este tiempo tú no habías mostrado ninguna reacción o avance hasta justamente hoy, cuando ella se ha vuelto tu esposa y te ha venido a llorar en la habitación, así que puede que la chica sea la culpable de tu situación, pero también creo que te ha ayudado a despertar— No puedo creer que mi abuela pueda en verdad creer todo esto, que si bien deja que pensar, no es más que una casualidad, sin embargo sus siguientes palabras si me dan que pensar— Además ella es una excelente oportunidad para tener un heredero.
Abigail Decir que Christopher está enojado sería quedarse corto, nunca había visto una persona que pudiera infundir tanto miedo, y mucho menos en su estado, como lo infunde él. Por Dios, el hombre está postrado en una cama, probablemente no vuelva a caminar y aún así me dio la sensación de que iba a pararse y matarme en cualquier momento. Probablemente habría salido corriendo antes de esa habitación de no haber sido por la noticia del “heredero” que se supone debo engendrar. Y es que ¡Santo padre! En ningún momento se habló de niños, la abuela nunca los mencionó cuando hablamos ayer y el imbécil de mi ex marido tampoco dijo nada, sin embargo, si he aprendido es que en el juego de la vida no se puede confiar en nadie. Estoy dando vueltas en mi habitación como león enjaulado, ya ha amanecido y probablemente es la hora del desayuno, pero luego de haber tenido esa conversación en la madrugada con mi ahora esposo y su abuela no he conseguido pegar ojo. Si he dormido unas dos hor
Abigail Al dar mis datos a la enfermera que se encuentra en la recepción, esta me dice que ya todo está listo para mi revisión y me pide un momento antes de llamarme al consultorio. Estoy a punto de tomar asiento, cuando veo a mi peor pesadilla acercarse hacia mí, no sé qué demonios está haciendo aquí, si esto es una casualidad o él lo ha planeado, pero lo próximo que sé es que el imbécil de mi ex marido está de pie enfrente de mí con una sonrisa tan falsa como su alma. No puedo creer que hace menos de un mes estaba en las nubes, creyendome en un cuento de hadas con el hombre que creía amar, y ahora al verlo solo pueda sentir odio y desprecio. —Abigail, ¿qué haces aquí, te encuentras bien?—Como toda respuesta decido quedarme callada y él chasquea la lengua en molestia al notarlo. —Solo estoy tratando de ser amable, no debes ser tan rencorosa, lindura. Sus palabras encienden un odio enorme dentro de mí y siento muchas ganas de golpearlo, pero aún más de golpearme por haber sido ta
ChristopherEstoy a punto de enloquecer. Cómo si haber despertado de un accidente sin poder mover mis piernas no fuera suficiente, esta última semana ha sido un desastre total. He tenido no solo que hacerme a la idea de que mi cuerpo no funciona como debe y que estoy postrado en una cama hasta lograr completar mi recuperación, sino que además debo aguantar a una mujer llorando todo el maldito día.Abigail lo único que hace es verme con sus ojos vacíos y su cuerpo desgarbado y sin fuerza. Cada vez que la veo solo quiero sacudirla y hacerla reaccionar, me enerva su actitud, su presencia, y en especial su quejumbrosa personalidad.No hemos cruzado más de dos palabras desde que ha empezado a “ayudarme” en mi recuperación, y es que ni eso consigue hacer bien. Se equivoca con los ejercicios, me ensucia al momento de ayudarme a comer y como un demonio, ni siquiera es capaz de verme desnudo y ayudarme a bañar. Debo admitir que cuando analicé la idea de ella atendiendome creí que al menos po
Abigail Atender a Christopher se ha convertido en una completa tortura. Sé, con cada día que pasa, que mi depresión se hace más notoria y eso a él parece molestarle por alguna razón, pero por más que intento recomponerme no lo consigo. No encuentro fuerzas para salir adelante. No tengo una vida por la cuál luchar, un amor para el cuál vivir, ni una familia a la que aferrarme. Bueno, no, miento. Eso sí lo tengo. Tengo a mi madre. Es por ella que estoy haciendo esto, por ella estoy expiando todos mis errores al no haberme dado cuenta la clase de hombre con el que me casé, pero lo cierto es que no tenía cómo saberlo. Él parecía ser un marido ejemplar, no había manera que supiera que su avaricia era tan grande. Trato de alejar esos pensamientos de mi mente y en su lugar me apresuro a salir de mi habitación, que está exactamente al lado de la de mi esposo, para ir a darle su tratamiento del día. Tengo que tragar saliva con fuerza porque solo pensar en verlo hace que la depresión que
Christopher —¡Deja de hablar estupideces, mujer!— Mi grito la hace dar un respingo. Puedo sentir como mi rostro se ha enrojecido muchísimo a causa de la rabia. Pero es que no puedo creer su mentira y descaro— Puede que seas una llorona patética, pero creeme que si te hubiese embarazado lo recordaría y estoy bastante seguro que no te he tocado un maldito pelo y que nunca en mi vida te había visto antes del accidente, así que ni siquiera intentes inventar algo como eso.Y es verdad. Dios, aunque es desesperante, patética y llorona, no voy a negar que es una belleza. Estoy bastante seguro de que si la hubiera conocido en otro escenario no hubiera dudado un solo segundo en acercarme a ella.Sin embargo, mientras veo ahora como ella muerde el interior de su mejilla con nervios, cualquier interés desaparece. No me gustan las mujeres sin carácter. Puede que a algunos hombres les guste tener sumisas a sus mujeres, pero yo, que me considero un tiburón en los negocios, necesito a mi lado a al
Abigail Ocultar un embarazo no puede ser tan difícil, he leído un montón de libros donde la protagonista consigue incluso tener el hijo sin que el padre se entere, así que ¿Qué tan difícil puede ser ocultarlo por unos meses? Me he instalado en mi antigua habitación, la que queda en el ala médica, pues Christopher sigue recibiendo terapia y debe quedarse en la silla de ruedas hasta que quede totalmente recuperado. Me he estado debatiendo entre si debo o no preguntarle qué estaba haciendo mi ex marido aquí, pero no he encontrado el momento. Antes, cuando fui a ayudarlo con las terapias, parecía que tenía ganas de matar al primero que lo molestara, pero ya no puedo más, estoy por ir a hacerme el eco que me agendaron ayer, pero no podré irme tranquila si no consigo hablar con él. Necesito saber si esto tiene algo que ver con mi madre. Llenándome de valor camino hasta la puerta continua y toco dos veces hasta que escucho su voz grave y malhumorada desde adentro. —Pase. Tomando un r
ChristopherNecesitaba volver a sentir algo de normalidad o iba a enloquecer. Ciertamente amo a mi abuela, pero seguir viviendo con ella iba a terminar haciendo que las cosas entre los dos se vuelvan más tensas de lo que ya son. No puede seguir metiéndose en mi vida de la manera en que lo hace.Llegamos hasta la entrada de la casa y no paso por alto el pequeño jadeo que Abigail deja salir cuando sale del auto. Ella tiene los ojos muy abiertos y su boca está ligeramente abierta mientras mira lo que hay frente a ella.Yo por mi parte la miro a ella. Esta es una de las pocas veces en que no parece un muerto viviente, de hecho su reacción la ha hecho verse más humana que cualquier día de las semanas anteriores.—Esta casa es impresionante— dice, pero no creo que lo haya hecho de manera intencional o con la intención de hablar conmigo. Sin embargo, decido responderle.—Me encargué de diseñarla yo mismo.Mis palabras consiguen hacer que ella gire su rostro hacia mi. Gracias a Dios ella es b
AbigailNunca lo había visto tan molesto, ni siquiera cuando supo quién era yo reaccionó de esta forma y el hecho de que esté en una silla de ruedas no lo hace menos intimidante, de hecho parece haber crecido mientras me ve con rabia y eso hace que el pánico se dispare por todo mi cuerpo como un mecanismo de defensa.Intento hablar para defenderme y decir que no lo he hecho de manera intencional, pero las palabras parecen haberse evaporado de mi boca y en su lugar solo dejo salir un balbuceo asustado que no dice nada.—No… yo no.. vine a leer, no estaba…—¡¡BASTA!! SOLO CÁLLATE.Su grito me hace cerrar la boca de golpe. El corazón me está latiendo muy fuerte y el instinto parece haberse activado en mi, pues nunca me había sentido tan acorralada y aterrorizada como ahora. Sus ojos reparan finalmente en el libro que sigo sosteniendo con fuerza y de un solo movimiento lo arrebata de mis manos y veo como mueve las hojas con desesperación y aún sin que me lo diga sé qué es lo que está bu