AbigailLlevo toda la tarde en la habitación del hotel con Christopher. Es como si no pudieras tener suficiente del otro y si ahora hemos hecho una pausa es porque aún tenemos cosas que hablar antes de que vaya a encontrarme con Mel.—¿Qué quieres hacer ahora?— me pregunta y yo detengo el bocado de comida que estaba a punto de meter en mi boca para verlo.—¿Comer?— le digo, haciendo énfasis en el cubierto en mi mano.Veo como él pone sus ojos en blanco al escucharme y lucha con la sonrisa que amenaza con formarse en su rostro.—Me refiero con nosotros, llorona. Parece que estás radicada aquí en Alemania y yo estoy en Londres, entonces te repito ¿Qué quieres hacer?Lentamente bajo el cubierto y sé que no tengo que pensar demasiado en mi respuesta porque sé lo que quiero: Lo quiero a él.Sin embargo, soy consciente que debo ser una persona responsable, no puedo jugar con lo que he conseguido aquí, hay muchas personas que dependen de mi empresa y no pienso defraudarlos.Pero entonces, un
Abigail La conversación con Melissa terminó siendo un enredo total en donde ella prácticamente no me dijo nada de manera clara, más allá de que un hombre parece que se ha obsesionado con ella y que James al intentar ayudar empeoró todo. Sin embargo, siento que hay mucho más que no me está diciendo. De hecho siempre ha sido así. Desde la universidad he sabido que su familia esconde varios secretos, pero no la he presionado en ello. De hecho, creo que su afán en ocultarlo de mi es más por… protegerme. Pero ahora mismo me encuentro muy preocupada. —Mel, ¿sabes que no soy de cristal, cierto?— le digo— Sea lo que sea que estés ocultando, puedo con ello. Ella me ve y traga en seco antes de alejar la mirada y comenzar a jugar con sus dedos. —Lo sé, es solo que no quiero que cambies la imagen que tienes de mi. Chasco mi lengua con molestia y me acerco mucho más a ella. —Eres mi mejor amiga, mi socia y serás la madrina de mi bebé. Nada de lo que me digas va a cambiar eso. Veo como sus
Christopher Voy a casarme. Realmente no creí que yo haría algún día algo como esto y mucho menos por voluntad propia. El matrimonio nunca pareció ser algo a lo que yo pudiera aspirar por amor porque ¿Quien amaría a alguien como yo? Pero entonces la llorona llegó a mi vida para enseñarme que a veces podemos estar equivocados. Me asomo por la ventana y veo como la playa privada ha sido decorada de manera mágnifica. Las rosas blancas y azules llenan el lugar y la pequeña tarima donde estará el sacerdote parece sacada de una película.Aún no puedo creer que hayamos hecho este viaje sólo para casarnos. Nos encontramos en México, específicamente en el hotel de Acapulco que adquirí hace ya tantos meses. La llorona quiso que aquí fuese donde celebraremos el matrimonio y que lo hiciéramos de la manera más privada posible, es por eso que los invitados no llegan ni a las 20 personas. Escucho que tocan mi puerta y antes de que pueda caminar hacia ella para abrir, esta se abre y la silueta de l
AbigailLos últimos tres meses han sido un cuento de hadas. Primero en México con esa fabulosa boda y ahora inaugurando la pequeña sede de mi empresa aquí en Londres.No sé cómo hizo Christopher para poder hacer esto realidad, pero no puedo estar más feliz. Por el momento solo tengo unos 30 empleados, pero sé que poco a poco, con mucho esfuerzo, esa cifra irá incrementando. Yo por otra parte me encuentro enorme. Hace una semana llegué a los ocho meses y no veo la hora de que este bebé, que ya sabemos será un varón, salga de mi cuerpo.Siento un par de manos rodearme la cintura desde la espalda y de inmediato tengo una sonrisa tonta formándose en mi rostro.Ese es el efecto que Christopher causa en mí. Me siento volando en una nube de romance.—¿Te ha gustado como quedó todo, llorona?—Me ha encantado— le respondo sin dejar de sonreír.Él me deja un beso en mi cuello y sus manos se posan sobre mi panza muy hinchada.—Me alegra mucho, esposa. Después veremos como me das tus agradecimi
4 años después Abigail. Estoy sentada en uno de los taburetes del jardín trasero viendo como mis dos personas favoritas se dan un chapuzón en la piscina. Oliver, mi hijo de ya 3 años está gritando y riendo mientras que Christopher, quien se ve tan sexy estando todo mojado y llevando únicamente ese bañador, lo chapucea en la piscina. No puedo evitar que mis hormonas se alboroten un poco al ver a mi hombre, aunque supongo que eso es normal en mi estado. Estoy de cinco meses de embarazo, llevando a la que será la más pequeña de las Dimas. Chistopher está simplemente eufórico con todo el tema de tener una pequeña princesa en casa y yo solo puedo lamentarme del pobre chico que se atreva a lastimar o incluso pretender a su hija. —Mami, ¡mira estoy nadando!— mi pequeño hijo me grita y yo solo puedo sonreír en respuesta. Lo amo tanto. No puedo creer que esta historia de amor que me hace tan feliz haya empezado como un cuento de terror. Casi parece que fue en otra vida cuando me vi
Con mucho cuidado se levantó de su cama y tomó su celular de la mesa de noche tratando de no despertar a la ingenua mujer que dormía junto a él.Cuidando sus pasos caminó hasta la sala y marcó el número que llevaba esperando su llamada desde ya un buen rato. No pasaron ni dos timbradas cuando una voz ronca y desgastada por el cigarro, y muy probablemente las drogas, le contestó del otro lado.—Pensé que no llamaría.—Te dije que lo haría. Ahora dime ¿Está hecho?El segundo en silencio que llenó la línea consiguió que los nervios comenzaran a dispararse por su cuerpo, pensando que lo peor pudo haber pasado. Si lo habían descubierto...—Está hecho, no hay manera que salga de esta. Para mañana será historia.El alivio se instaló en su cuerpo y una sonrisa perversa fue formándose en su rostro. Había llegado el momento de tomar el poder de todo lo que debía ser suyo. Había tenido que soportar a esta familia por mucho tiempo, pero el sacrificio valdría la pena si al final conseguía hacerse
Abigail Voy a casarme. Mi mente está en estado de pausa. Ni siquiera porque estoy llevando un hermoso vestido de novia, que no se como han conseguido hacer en tan poco tiempo, puedo creerlo. Solo ha pasado un día luego de que me presenté ante Marlén Dimas, la patrona de la familia Dimas, la mujer parecía iracunda al verme y en algún punto creí que iba a echarme a patadas, pero luego de la impresión inicial las cosas se calmaron y ella dejó en claro lo que quería: Una esposa para su nieto. Así él no morirá solo y cuando su esposa muera podrán ser enterrados juntos. La verdad, no entiendo por qué algo como eso es tan importante para ella, pero en vista de con quién estaba tratando no tuve más opción que aceptar. Además la vida de mi madre está en juego. Sin embargo, si hay algo que no pienso hacer es casarme sin haber visto antes a quien será mi nuevo esposo, entiendo que esto es un matrimonio arreglado del que no tengo salida, pero no me parece bien que hagamos esto sin que ni é
Abigail Los invitados se reducen a una cantidad inhumana de personas que están ocupando el inmenso jardín trasero de la mansión. La mayoría parecen ser amigas de Cristopher, que se encargan de verme con recelo, compañeros de trabajo que igualmente se ven cautelosos y gente del gremio en general: ricos desocupados que solo están a la espera de saber la comidilla de la semana. Estoy a punto de buscar un lugar donde ocultarme de la mirada de todos, cuando lo veo llegar. Mi ex marido entra en el jardín vistiendo un traje de tres piezas, que no le queda tan bien como él piensa, y trayendo de la mano a una mujer guapa que sonríe como tonta a todo lo que él dice. Esa parece ser su nueva pareja. Pese a todo lo ocurrido y al odio que siento por él, no puedo evitar que la situación me duela, porque esto significa que el año de matrimonio que pasamos juntos no fue siempre más que una farsa. Ellos siguen adentrándose al jardín como si fueran amigos íntimos de todos y cuando sus ojos quedan