AbigailNunca lo había visto tan molesto, ni siquiera cuando supo quién era yo reaccionó de esta forma y el hecho de que esté en una silla de ruedas no lo hace menos intimidante, de hecho parece haber crecido mientras me ve con rabia y eso hace que el pánico se dispare por todo mi cuerpo como un mecanismo de defensa.Intento hablar para defenderme y decir que no lo he hecho de manera intencional, pero las palabras parecen haberse evaporado de mi boca y en su lugar solo dejo salir un balbuceo asustado que no dice nada.—No… yo no.. vine a leer, no estaba…—¡¡BASTA!! SOLO CÁLLATE.Su grito me hace cerrar la boca de golpe. El corazón me está latiendo muy fuerte y el instinto parece haberse activado en mi, pues nunca me había sentido tan acorralada y aterrorizada como ahora. Sus ojos reparan finalmente en el libro que sigo sosteniendo con fuerza y de un solo movimiento lo arrebata de mis manos y veo como mueve las hojas con desesperación y aún sin que me lo diga sé qué es lo que está bu
AbigailUn idiota, eso es lo que Christopher es. No puedo creer todo lo que ha pasado en menos de una hora, todo por culpa de una fotografía, de la que al parecer él no quiere que la gente se entere, eso me tiene aún más curiosa. La herida en mi frente terminó siendo minúscula, solo que algunas veces las más pequeñas son las que más sangran antes de ser curadas.Son ya pasadas las diez de la noche y no consigo conciliar el sueño, he estado dando vueltas en la cama, pero lo único que hago es pensar. Pienso en la pequeña personita creciendo dentro de mí, en el tipo de vida que va a tener al nacer en un hogar tan disfuncional como este y a pesar de todo mentiría si no digo que lo quiero, que estoy anhelando tener a alguien que me mire con ojos de amor. Resignada a que el sueño no vendrá pronto, decido salir al patio trasero y tomar un poco de aire fresco, a lo mejor eso me ayuda a despejar todos los pensamientos que me pesan y consigo descansar algo. Cuando llego me quedo sorprendida
AbigailLa mañana siguiente llega más rápido de lo que me hubiera gustado. La verdad tengo cero ganas de salir para verle la cara al bipolar y petulante de mi esposo. Él va a terminar por enloquecerme.Algunas veces pienso que las cosas están mejorando, que podemos llegar, al menos, a tener una relación cordial, pero entonces abre la boca y me demuestra cuán equivocada estoy. Él tiene todo lo que detesto de una persona, aunque no puedo negar que tiene un aspecto impresionante, de esos que nos hacen a las mujeres babear y tener deseos impuros, pero suele quedar eclipsado por su actitud tan mierda. Dejando salir un pequeño suspiro me miro en el espejo, ya me he bañado, cambiado, peinado e incluso arreglado la habitación. Hago toda una rutina de mañana, más larga de lo normal, tratando de hacer tiempo para no tener que salir, y eso es debido a dos cosas.La primera es que tengo vergüenza de ver a Christopher a la cara. De solo recordar que ayer prácticamente lo desnudé, mis mejillas s
AbigailCreo que Christopher ha perdido la cabeza. El médico fue muy claro cuando dijo que debía dejar que sus piernas se recuperarán al menos por un mes antes de intentar caminar normalmente otra vez. Por eso no entiendo a qué ha venido esta petición.—El médico que dijo que forzarte podía retrasar más la recuperación—le digo, aunque sé que no es eso lo que quiere escuchar.Estoy muy segura que mi comentario está a punto de sacar a relucir su peor cara. Esa, en donde pierde la compostura y se comporta como un bruto, por eso, antes de que pueda abrir la boca y lastimarme, levanto mis manos enfrente suyo para que me deje terminar de hablar.—Una razón, solo dame una razón para que esto tenga sentido y entonces lo haré sin quejarme.Sé que le está molestando que lo enfrente, pero me he dado cuenta que parece molestarle más cuando no le contestó y cedo a todo lo que me dice. Finalmente lo veo suspirar y sé que por primera vez he ganado frente a él.—La empresa es un nido víboras y adula
ChistopherLa abuela nos da una mirada reprobatoria nada más vernos llegar, no sé si es por la hora o porque no estoy usando la maldita silla.—Llegan tarde— me dice, aunque sé que quiere decir algo más, pero por la cantidad de personas se abstiene.—Nos atrasamos— le digo sin darle más explicacionesDesde el momento en que tomamos asiento una cantidad importante de personas se giran en nuestra dirección, unos se acercan y saludan amablemente y otros tantos no tienen reparos en mirar a la mujer a mi lado y burlarse descaradamente de ella.Para muchos no es un secreto que este matrimonio ha sido arreglado. Tal vez no sepan las razones, pero estoy seguro que saben que por amor ni es,Así duramos al menos la primera hora, entre saludos y burlas. Miradas y coqueteos de algunas mujeres y en todo momento ella permanece en silencio. Cuando le doy una mirada a ella, me encuentro con que está ignorando a todos de manera olímpica. Eso me hace recordar el plan que hice al venir.Con disimulo sa
AbigailDurante todo el camino no he podido dejar de pensar en lo que ha ocurrido. Es que no entiendo qué es lo que él esperaba conseguir con esto ¿Humillarme? ¿Hacer que me quiera divorciar? ¡Ja! pues para eso no necesita hacer todo este circo, si no fuera por el hecho de que su abuela tiene a mi madre, entonces ya le habría firmado su estupido divorcio.El taxi me deja finalmente enfrente de la casa en que vive el animal de Christopher y cuando estoy frente a su puerta agradezco enormemente que me hayan dado el código acceso al llegar, porque de lo contrario me habría tenido que tragar mis palabras y buscarlo para que me abra y eso ni muerta lo hago, primero duermo debajo de un puente. Nunca me había sentido tan humillada en mi vida. Para tratar de calmarme preparo la tina y me sumerjo en ella tratando de olvidar el mal rato que he pasado. Justo cuando estoy empezando a relajarme siento que golpean con fuerza la puerta de la habitación y no tengo que ser un genio para saber de quié
AbigailEl amanecer llega más pronto de lo deseado, pero esta vez no pienso quedarme escondida o haciendo tiempo en mi habitación, no, hoy me arreglo de manera sutil, recogiendo mi cabellera castaña en una cola alta, usando un jean de tiro alto y una sencilla blusa de mangas largas negra, me calzo los tenis y salgo de la habitación.Anoche me tuve que quedar en la que es su habitación actualmente, pues no había ninguna otra adaptada para dormir. Debo decir que sentir su olor en la almohada toda la noche por poco me lleva a la locura. Él me está llevando a la locura, no sé en qué momento me volví masoquista.Hago mi camino hasta la cocina con la frente en alto, sin embargo, cuando estoy a punto de entrar escucho la voz grave y atronadora de mi esposo llamarme desde el comedor.—¿A dónde vas, llorona? La comida está servida. ¿O es que las agallas de anoche se han ido ya?Aprieto la quijada y trato de recitar algún mantra para tener paciencia, antes de entrar en el comedor. Cuando lo hag
ChristopherLlegar a la empresa junto a Abigail no es algo que tuviera en mis planes. Sin embargo, debo aceptar que entrar junto a ella hace que mi ansiedad sea menor al notar como todos me ven en silla de ruedas.Esta vez ni aunque quisiera hubiera podido dejar atrás la silla. Luego de haberse excedido en la fiesta y después subiendo esas endemoniadas escaleras, el dolor se volvió insoportable.Entramos juntos al enorme edificio de Dimas S&C: Soluciones y Construcciones Empresariales y todos los empleados se ponen en pie al verme entrar. Desde la recepcionista hasta los oficinistas.—¡Señor Dimas, está de vuelta! — Grita Nataly, la chica de recepción.Yo simplemente le doy una mirada y ella parece darse cuenta de lo imprudente que acaba de ser, porque de inmediato baja su mirada mientras que yo simplemente sigo de largo mi camino agradeciendo que la silla es automática y nadie debe empujarme,.Puedo sentir el repiqueteo suave de los pasos de Abigail siguiéndome hasta que entramos al