Amadeus se sentía débil e indefenso ante Elena, sus sentimientos lo estaban trastornando y transformándolo en un hombre dócil ante la belleza y el amor que repentinamente sentía por Elena. Por su parte Liam descubrió que el CEO Blackwood cedía y era fácil de manipular, pensando de inmediato la manera en la cual podría afianzarse de la fortuna Blackwood con la ayuda de Elena.
Amadeus con un temor inexplicable en su interior le mencionó a su esposa antes que ella se marchara. —Me comunicaré con tu padre y nos reuniremos para realizar los trámites para el cierre de sus acciones en mi poder, espero que eso sea suficiente para ti Elena.
Elena satisfecha tras las palabras de su esposo, se apresuró a responder. —Es lo que necesito para que nuestro matrimonio deje de ser un simple compromiso y se convierta en un verdadero hogar. ¿No lo crees?
Amadeus parecía estar ahora a merced de Elena, por lo que susurró al oído de su esposa tras acercarse y anhelar un beso de sus labios. —¿Qué has hecho para que me enamore de ti? ¡Jamás me habría enamorado de una mujer como tú!
Elena con su encanto acaricio su rostro y besó lentamente su rostro hasta caer en sus labios y susurrar con una voz candente. —Podría ser la humana que no esperabas que apareciera en tu vida y convertirme en todo aquello que podrías desear.
Elena dejó a Amadeus en su oficina y se retiró de inmediato sin mediar media palabra más con su esposo y dejar la situación cortada entre ambos sin opción a una reacción del CEO que cedía su espíritu fuerte ante una mujer humana.
Liam queriendo detener a Elena mientras se paseaba por los pasillos de la empresa, no le fue posible tras la constante aparición del escolta y la negativa de Elena de acercarse a su amante.
Horas más tarde Elena se encontraba en su habitación planeando como conseguir que Amadeus sacara a su familia de la mansión o trasladarse a otra mansión donde solo ellos habitaran y así evitar a la hermana de Amadeus que sospechaba, pero pretendía acercarse con buenas intenciones.
Elena se preguntó tras recibir la llamada de Liam. —¿Qué es lo que deseas Liam?
Liam furioso y con celo ante la negativa de Elena de acercarse en la empresa, le reclamó de manera soez. —¡Como te has atrevido a esquivarme e ignorarme mientras visitabas a tu marido! No juegues conmigo Elena, de lo contrario revelaré que ese hijo que esperas me pertenece.
La amenaza de Liam provocó un serio disgusto en Elena y ella respondió con braveza. —¿Qué has mencionado? ¿Acaso eres un imbécil? ¿Cómo se te ocurre que prestaría atención a un simple empleado de limpieza en presencia de mi escolta y siendo la esposa del CEO más importante del país?
Liam ofendido por la respuesta de Elena le respondió con premura. —Estas pretendiendo jugar con fuego Elena, que te quede claro que tengo tu matrimonio en mis manos y todo tu teatro se puede venir abajo en cuanto lo decida, así que no pretendas seducir a Amadeus sin mi consentimiento.
Elena comenzaba a sentir que podría dominar a un lobo despiadado, así como a un aparente ser humano enamorado del dinero más que de ella, por lo que resolvió las dudas de su amante. —¡Amadeus no me interesa en lo más mínimo! Eso es lo que deberías de tener más que claro, acabo de resolver lo de las acciones de mi familia que era el primer paso, ahora debo ganarme por completo el corazón de Amadeus para luego destruirlo y manipularlo a mi antojo. Solo de esa manera conseguirás la riqueza que anhelas.
Liam desde ese instante sospechó lo que parecía ser inevitable que podría suceder con Elena. La inevitable avaricia que nació inesperadamente en ella tras descubrir que era capaz de manipular a un hombre lobo y CEO despiadado.
Entonces Liam exclamó. —Me parece bien que intercedas por tu familia, pero no se te olvide que es nuestro futuro y el de nuestro hijo. Trata la manera de ser más precavida y no despertar sospechas en Amadeus y su familia.
Elena sin bajarse de su posición mencionó lo que era importante para ella y se lo hizo saber inmediatamente a Liam. —Deseo que te conviertas en mi escolta, de esa manera podríamos pasar más tiempo juntos y Amadeus no sospecharía jamás de lo nuestro.
Liam no aceptaba esa idea o deseo de Elena, por lo que acotó al respecto. —¡No considero que esa sea una buena opción, Elena! Nos expondríamos demasiado tras tener que cruzar miradas y caminos con la familia de Amadeus. ¡Podría perjudicar enormemente nuestros planes!
Liam sabiendo que significaba un riesgo inminente e innecesario, que corría por su condición y que Elena desconocía por completo, por lo que ella adujo en ese instante que no se trataba más que el temor de Liam a perder lo que hasta ahora podría haber conseguido. —He depositado en tu cuenta un adelanto, espero que lo disfrutes y por favor no lo malgastes.
—¿Un adelanto? —preguntó Liam con incertidumbre. —¿Por qué no lo mencionaste antes? Estaba a punto de vender el alma por dinero. Gracias Elena y te prometo que lo utilizaré de buena manera. —exclamó Liam con un tono de voz diferente y lleno de alegría.
Liam revisó su cuenta de banco y confirmó el depósito de Elena, contrario a lo prometido se marchó hacia los casinos más bajos del país a jugar su suerte.
Liam acostumbraba a jugar en los casinos y apostar su sueldo, por lo que su ambición más grande era poder apostar en grande para conseguir aparentes ganancias monumentales, mismas que no conseguía hasta el momento. ¡Ni apostando pequeño para lograr recuperar lo invertido! Era la ilusión de un lobo perdedor y ambicioso.
Amadeus se quedó en la oficina y canceló todas sus citas de ese día, las palabras de Elena lo mantenían inquieto y desesperado no sabía que hacer al respecto para no ceder por completo las acciones que arrebató a la familia de Elena.
Todo apuntaba que Amadeus no contaba con otra opción más que ceder a la amenaza de Elena. —¡Señor Morgan! —exclamó Amadeus al teléfono.
—¡Amadeus Blackwood! ¿En qué puedo servirle señor? ¿Sucede algo? —preguntó Thomas Morgan con nervios y temor al rompimiento del matrimonio con Elena.
—Necesito que se presente de inmediato a las oficinas del banco, tenemos asuntos que resolver de extrema urgencia. —respondió Amadeus con la voz fuerte y sin titubear un solo segundo, colgando de inmediato la llamada y dejando intriga en el señor Morgan.
El padre de Amadeus se encontraba presente y ante la situación que se les estaba presentando le preguntó. —¿Qué es lo que piensas hacer hijo? No puedes permitir que una simple humana se interponga en nuestros planes y negocios.
Amadeus se negó a responder, esperando que Thomas Morgan se presentara cuanto antes a las oficinas Blackwood.
El temor del padre de Elena era más que evidente, pero no debía negarse a reunirse con el CEO Blackwood sin importar el motivo que trataran en la reunión debía mantener la calma y asumir cualquier responsabilidad.
Una hora más tarde se presentó Thomas Morgan a la oficina del CEO, en presencia del vicepresidente del banco, el padre de Amadeus. —He venido en cuanto se me hizo posible CEO Amadeus.
Amadeus observando hacia la ventana y su padre a la expectativa de lo que ocurriría en el lugar, mencionó con amabilidad. —Siéntase cómodo, suegro. —¿Suegro? —se preguntó Oliver Blackwood. —¿Cómo es posible que mi hijo trate así a un insignificante humano? Esto es realmente el colmo. —exclamó Oliver con asombro y desaprobación en su mente sin hacérselo saber a su hijo.
Thomas Morgan sintiendo temor se acomodó en la silla más próxima al escritorio de Amadeus y espero atentamente las indicaciones del CEO.
Amadeus con su característico carácter recio y arrogante, inicio la conversación. —Este día he recibido la visita de dos de los Morgan, espero que no se les una un tercero. Aunque su esposa no se entrometería en nuestros asuntos. ¿Oh me equivoco señor Morgan?
—En lo absoluto señor Amadeus, pero si me lo permite. ¿Cuál fue el motivo de la visita de mi hija? —preguntó con incertidumbre Thomas Morgan.
—Su hija amablemente me solicito que cumpliera con el arreglo matrimonial de regresar las acciones de su banco a su dueño, en este caso sería usted. Suegro. —mencionó de manera sarcástica Amadeus Blackwood.
Thomas Morgan se sintió amenazado ante las palabras de Amadeus y sospechó que todo podría complicarse para ellos si no desaprobaba la petición de su hija. —Lamento mucho la acción de mi hija. ¿Si usted me lo permite? ¡La reprenderé y le haré saber el lugar que debe ocupar en su familia!
Amadeus con la palma de su mano golpeó el escritorio y exclamó con furia mientras sus ojos se encendían al rojo vivo. —¡Elena solo puede ser reprendida por mí! Le queda prohibido levantarle la voz a mi esposa. Ella ahora es mi propiedad y nadie puede siquiera atreverse a reprender a mi esposa.
Thomas Morgan se atemorizó al instante y preguntó con precaución. —Entonces, ¿Qué es lo que desea que haga al respecto?
—Muy simple señor Morgan. Usted se presentará a su banco como siempre ha ocurrido durante años, seguirá siendo el presidente del banco Morgan LTD. Conservará su lugar y sus acciones. Sin embargo, me encargaré de los ingresos y le entregaré lo acordado.
Thomas Morgan sentía que no podría rechazar tal acción, por lo que preguntó. —¿Qué debo hacer si Elena se entromete en las cuentas bancarias de lo que sería su herencia? Ella podría descubrir que todo es una farsa.
Amadeus lo meditó un segundo y respondió. —Le puedo asegurar señor Morgan que mi esposa no se enteraría, ¡siempre y cuando usted le asegure y afirme que le he devuelto lo que les pertenecía antes del matrimonio! A menos claro que a usted se le dé por traicionarme. ¿Traicionaría mi confianza, señor Morgan?
Thomas Morgan llevando su mano al pecho respondió. —¿Cómo se le ocurre que podría hacer eso señor Blackwood? Le juro que eso no sucederá.
Amadeus alargó sus manos y tras expulsar sus garras apretando el cuello de Thomas Morgan exclamó sin desviar la mirada amenazante. —Espero que eso no suceda señor Morgan, de lo contrario tenga en consideración que eliminaré su apellido para siempre. Comenzando por su esposa y luego por su hija, convirtiéndola en una incubadora mientras nace mi heredero.
Thomas Morgan aceptó el nuevo trato con Amadeus. Las circunstancias lo obligaron a ceder y obedecer cada una de las indicaciones del CEO que solo deseaba ser el CEO bancario más poderoso del país y no dejar una migaja para la competencia.Elena por su parte tramaba la manera de obligar a Amadeus para que la mansión Blackwood le perteneciera en lo absoluto y expulsar a la familia Blackwood era su único objetivo.Mientras Isabella pronunciaba en la mansión. —No me soporto a esa estúpida un día más en esta mansión.Rebeca Gray en compañía de Isabella Blackwood. Susurró. —No deberías de hablar de esa manera, podría escucharnos y estaremos en problemas.Rebeca Gray muy contrario a su hermano era la mejor amiga y aliada de Isabella. Eran muy unidas y la rivalidad entre sus hermanos no les importaba en lo más mínimo, debido a que desde muy jóvenes ambas familias eran entrañables, pero la vida dio giros inesperados y cada uno de los hermanos Gray contaba con sus propias opiniones en cuanto a
Isabella indignada por la decisión de su madre y la actitud de Amadeus, se sacudió el cuerpo y tras sanar sus heridas instantáneamente, procedió a retirarse hacia su habitación. Todo indicaba que no existía marcha atrás y Elena de momento ganó la primera batalla en contra de la familia Blackwood.Amadeus abrazando a Elena con cuidado le preguntó con preocupación en su voz. —¿Te encuentras bien? ¿Nuestro hijo se encuentra bien?Elena aferrándose a la espalda de Amadeus comenzó a llorar con un sentimiento insostenible y respondió entre lágrimas. —Por un instante me imaginé que perdería a nuestro hijo.Linda Blackwood sonrió con desagrado tras escuchar la respuesta de Elena y susurró entre labios. —Maldita hipócrita! —alejándose de inmediato del lugar para dirigirse con Isabella.Amadeus junto a Elena se marcharon a la habitación para entrar en privacidad y hablar al respecto, aunque Elena pretendía continuar su plan para desterrar a la familia del CEO de la mansión y quedarse en complet
Oliver Blackwood no podía creer lo que escuchaba. Oliver se estremeció ante tal noticia que su esposa e hija le dio a conocer y se marcharon sin esperar una posible resolución de su parte.Se dirigió a toda prisa hacia el centro de la mansión para exigir una respuesta a lo sucedido, para exigir una convincente explicación para haber expulsado a su familia de la mansión de la cual pertenecía a la familia Blackwood.Linda e Isabella Blackwood se dirigieron a la mansión de los Gray donde Rebeca se encontraba a la espera de su llegada, con la certeza que su hermano no se podría entrometer en sus asuntos y decisiones.Isabella a su llegada a la mansión Gray. —¡Te agradezco que nos recibieras por el momento! Estaremos no más de tres días para luego unirnos a la familia en el oeste.Rebeca mostró calidez a la llegada de su amiga e igualmente de Linda, por lo que respondió con amabilidad. —Es un placer que se encuentren presentes y esta también es su casa por si desean hospedarse por más tiem
Oliver observó a su hijo con desprecio y con inmensa ofensa tras declarar a su nuera la beta de la familia Blackwood. Convirtiéndola en ejecutar el poder dentro de la familia y mansión y posiblemente en la empresa bancaria de la familia.El padre de Amadeus con extremo arrepentimiento, mostró su desaprobación. —¡No puedes hacer esto Amadeus! ¿Cómo pretendes pasar sobre mi autoridad y la de tu madre? ¿De haber previsto que la situación cambiara drásticamente con este matrimonio arreglado? ¡Jamás lo hubiera permitido y propuesto!Amadeus soltó a su padre e ignorándolo le hizo saber. —No necesito de tus arrepentimientos. Dejaste de ser importante y de tener autoridad el día que me nombraste el Alpha de la familia Blackwood. Así que, ¿si deseas permanecer en esta mansión? Deberás apegarte a las reglas y mis condiciones, comenzando con respetar a mi esposa y heredero.Oliver no podía creer lo que escuchaba de la boca de su hijo, con orgullo y prepotencia dijo. —No permitiré que me humilles
La luz del sol iluminaba tenuemente la habitación mientras el aire estaba cargado de una tensión casi palpable. Isabella se paseaba cerca de la ventana, tras haber descubierto las intenciones de Rebeca. Su mente procesando las palabras de Rebeca mientras trataba de sofocar el torbellino de emociones que ésta había provocado en su interior.El deseo latente que Rebeca había encendido en ella seguía ardiendo, pero el resentimiento hacia Elena comenzaba a tomar fuerza, convirtiéndose en una necesidad casi visceral de vengarse. Rebeca, aún despojada de su ropa, se acercó con una sonrisa que mezclaba malicia y satisfacción. Sus ojos destellaban con la certeza de que había logrado plantar una semilla de intriga y complicidad en Isabella. —¿Lo ves, querida? —dijo Rebeca, inclinándose cerca de Isabella, su voz un susurro que acariciaba más que el oído. —Elena no es tan intocable como aparenta. Ese hijo es la clave para desenmascararla, y nosotras somos las únicas que podemos lograrlo. Isab
Isabella cerró la puerta con un giro rápido asegurándose de que no quedaran testigos. Giró hacia Rebeca, su mirada con una mezcla de emoción y preocupación. —Este Liam Evans puede ser tanto una bendición como una maldición. —murmuró Isabella, tamborileando los dedos sobre las sabanas.Rebeca, aun sosteniendo la carta original, se inclinó hacia adelante, su voz baja pero decidida. —Primero debemos investigar quién es y cuál es su conexión con Elena. No quiero que esto nos explote en la cara.Isabella asintió lentamente, pero su mente ya estaba a varios pasos adelante. —Podemos usar a uno de los asistentes de Amadeus para acercarnos a él. Ellos sabrán más sobre cualquier sombra en su pasado o quién podría ser lo suficientemente temerario como para amenazarlo.—Y mientras tanto. —agregó Rebeca con una sonrisa peligrosa. —haremos que Elena se acerque más a nosotras. ¿Entre la presión que siente por su embarazo y las grietas que ya muestra? Tarde o temprano se quebrará. —añadió Rebeca.—¿Y
Isabella se quedó en silencio por un momento, evaluando las palabras de Rebeca. Finalmente, asintió con determinación.—Tienes razón. ¡¿Si la carta ya no está en nuestras manos?! debemos centrarnos en encontrar a ese tal Liam Evans. Él es la clave para exponer a Elena y recuperar nuestra ventaja. Rebeca sonrió con satisfacción, sabiendo que había convencido a Isabella. —Conozco a alguien que puede rastrearlo. Liam no puede esconderse mucho tiempo. Isabella se inclinó hacia ella, su voz baja y conspiradora. —¿Y qué hay de Elena? ¿Qué harás si decide actuar primero? —Elena está atrapada en su propia red de mentiras. —respondió Rebeca con confianza y una sonrisa dibujada en su pálido rostro. —Probablemente esté buscando formas de ocultar su secreto o asegurarse de que Liam no diga nada. Eso nos da tiempo para adelantarnos. Mientras discutían sus planes, Elena conducía a toda velocidad por una carretera oscura, su mente en caos. La carta de Liam seguía en su bolso, las palabras grabad
La brisa helada de la madrugada envolvía el auto mientras Rebeca e Isabella regresaban a la mansión Blackwood. El silencio entre ellas estaba cargado de emociones contradictorias: satisfacción, ira y un deseo creciente de justicia. Isabella apretaba con fuerza el volante, como si quisiera descargar toda la tensión acumulada en el frío metal. Rebeca, sentada a su lado, no podía ocultar una sonrisa triunfal.—Finalmente lo sabemos todo —murmuró Rebeca, rompiendo el silencio. Sus ojos brillaban con un destello peligroso. —Elena ha cometido el error definitivo. Liam Evans es su amante, y ahora tenemos la pieza clave para destruirla.Isabella con su semblante más serio. —¡Esto es solo el comienzo! Elena sigue siendo una Blackwood, y Amadeus no la abandonará sin luchar. Debemos ser cautelosas. ¿Si ella sospecha que tenemos pruebas? Podría adelantarse y jugar sucio.Rebeca sonrió suavemente, un sonido cargado de sarcasmo. —¿Jugar sucio? Elena no tiene ni la mitad de nuestra astucia y fuerza.