Thomas Morgan aceptó el nuevo trato con Amadeus. Las circunstancias lo obligaron a ceder y obedecer cada una de las indicaciones del CEO que solo deseaba ser el CEO bancario más poderoso del país y no dejar una migaja para la competencia.
Elena por su parte tramaba la manera de obligar a Amadeus para que la mansión Blackwood le perteneciera en lo absoluto y expulsar a la familia Blackwood era su único objetivo.
Mientras Isabella pronunciaba en la mansión. —No me soporto a esa estúpida un día más en esta mansión.
Rebeca Gray en compañía de Isabella Blackwood. Susurró. —No deberías de hablar de esa manera, podría escucharnos y estaremos en problemas.
Rebeca Gray muy contrario a su hermano era la mejor amiga y aliada de Isabella. Eran muy unidas y la rivalidad entre sus hermanos no les importaba en lo más mínimo, debido a que desde muy jóvenes ambas familias eran entrañables, pero la vida dio giros inesperados y cada uno de los hermanos Gray contaba con sus propias opiniones en cuanto a la familia Blackwood.
Elena escuchó la conversación entre Rebeca e Isabella sin que ellas se percataran de su presencia, el embarazo le estaba proporcionando ciertas habilidades y facultades a Elena que ni ella misma sabia reconocer por su condición de humano.
Isabella con una enorme incertidumbre en su rostro e intrigada por la situación, no dejo de preguntarse delante de su amiga. —Estoy segura que Elena no lleva en su vientre el hijo del imbécil de mi hermano, pero no he logrado descifrar. ¿Cómo es que lo oculta? ¿Acaso ella podría ser una hibrida?
Rebeca tras escuchar las preguntas de su amiga respondió con certeza. —¿Si así fuera? Seguramente no se podría escapar de mis habilidades, pero estoy más que segura que ella no es más que una simple mortal. ¿Aunque? No te has puesto a pensar algo muy importante.
—¿Importante? ¿Qué estás pensando Rebeca? —preguntó Isabella tras sujetar las manos de Rebeca.
Rebeca cruzó sus piernas y tras un sorbo de té, ella mencionó. —El embarazo es la clave. ¿si ella está realmente embarazada de tu estúpido hermano? Entonces ese hibrido es el que está absorbiendo cualquier habilidad que podríamos usar en su contra.
La respuesta y teoría de Rebeca no le sentó nada bien a Isabella, por lo que ella respondió con molestia. —Según tu teoría también aduces que ese bastardo es hijo de Amadeus y puedes tener la certeza, ¡que eso no es así! Así que me niego a creer en esa tontería. Elena debe estar usando brujería para evitar ser descubierta.
Elena obteniendo toda la información al respecto y tras no soportar el hecho que buscaban la manera de descubrir su traición, no soportaba la conversación que se estaba desarrollando y que podría llegar a una clara determinación en su contra. —Entonces, dada la conversación debo asumir que ambas se encuentran en mi contra y eso es una clara declaración de guerra.
Ambas quedaron estupefactas por no haber detectado a Elena. —¿Cuánto has escuchado de la conversación Elena? —preguntó Rebeca tras levantarse repentinamente de su asiento.
Elena con el teléfono en la mano derecha y su mano izquierda en su vientre. —Lo suficiente como para llamar a Amadeus y hacerle saber que su hermana se encuentra con la hermana de su rival. ¡Tramando en contra de su heredero!
Isabella ofuscada por la situación se molestó y reclamó. —¡No te atrevas m*****a! Aunque después de todo sería tu palabra contra la mía.
Elena sonrió y exclamó con determinación. —Ciertamente seria mi palabra contra la tuya, pero puedes estar segura que Amadeus cree ciegamente en mí y sobre todo que llevo su heredero en mi vientre y eso, ¡ni tu ni tu familia lo puede cambiar m*****a zorra!
Isabella se ensaño con Elena y deshaciéndose de sus vestimentas tras transformarse en la loba gris plateada de la familia, se lanzó hacia Elena y con la punta de sus garras a punto de incrustarse en el vientre de Elena, ella susurró. —¡Voy hacerte pedazos m*****a perra! De mi hermano me encargaré después.
En ese instante se escucha en la entrada de la habitación donde se encontraban. —¿Qué es lo que sucede aquí?
Rebeca observó la presencia de la voz femenina a su espalda y exclamó con la mirada hacia el piso. —¡Señora Blackwood!
Linda Blackwood restó importancia a Rebeca y exclamó con extrema molestia dirigiéndose hacia su hija. —¡Isabella! Acabo de preguntarte. ¿Qué es lo que sucede aquí? ¿Por qué increpas a Elena de esa manera? Amadeus fue claro contigo y espero que de esto no se entere.
Elena muy molesta y temiendo por su vida, pero aún más que descubrieran su traición, dijo al respecto. —¡Amadeus sabrá al respecto de esta enorme ofensa en su contra! Ahora si me permiten debo saber sobre el estado de salud del heredero de esta m*****a familia luego del feroz y directo ataque que me provocó esta m*****a estúpida.
Elena caminó alrededor de dos metros y se desmayó cayendo en los brazos de Linda Blackwood tras la rápida reacción y evitar que cayera al piso por su embarazo. —¿Te has dado cuenta lo que has provocado Isabella? Ayúdame a llevarla con el medico de inmediato, antes que pierda al que dice que es el heredero. —mencionó Linda con ironía mientras Elena consiente escuchó las palabras de su suegra.
Isabella se negó a ayudar a su madre y Rebeca fue la que llevó con inmediatez a Elena con el medico quien la revisó y les hizo saber. —Observo mucho estrés en Elena, seguramente no se ha cuidado adecuadamente en cuanto a discusiones y descuidos con enojos. Deben procurar mantener la calma y no alarmarse, pero ella debe mantenerse en calma y en total reposo.
Linda Blackwood sentía que esa situación podría desencadenar problemas graves dentro de la familia, por lo que, ¿tras la salida del doctor? Linda le prometió a Elena. —Te prometo que Isabella no volverá a confrontarte.
Elena muy segura de ella misma, le respondió a Linda Blackwood. —¡Exactamente es lo que eso sucederá! No solo con ella.
Linda desconcertada por la respuesta de Elena le preguntó. —¿A qué te refieres con esa declaración?
—Es muy sencillo señora, le doy dos opciones. ¿Oh echa de la mansión a Isabella por su cuenta? O Amadeus sabrá también que usted duda de mi embarazo. —respondió Elena sin desviar la mirada de su suegra.
Linda no bajó la mirada, con un tono amenazante y desafiante. Linda Blackwood confrontó a Elena. —Podría destruir a tu familia entera y hacer que pierdas la vida como si se tratara de un accidente. Si lo entiendes. ¿Verdad?
Elena no sabía cómo responder a la amenaza de Linda, provocando temor en su interior. Sin embargo, se armó de valor y dijo en ese instante. —Seguramente podría llevarlo a cabo. Sin embargo, no lo hará porque sabe perfectamente que su hijo, ¡que es mi esposo, jamás Lo creería! Así que le recomiendo que no se involucre más y, por cierto. Isabella debe marcharse hoy mismo de la mansión.
Linda Blackwood ocultó el enojo que le provocó las palabras de Elena, pero tragándose el orgullo se marchó de inmediato y considerando la opción que Elena le dio a escoger. Amadeus se enteró que Elena se encontraba con el médico y se dirigió de inmediato a la mansión. —¿Qué haces aquí tan temprano? —le preguntó Linda Blackwood con la sorpresa en sus ojos.
—¿Qué le ha sucedido a Elena? ¿Mi hijo se encuentra bien? —preguntó Amadeus con la preocupación en su mirada.
Linda se percató que su hijo no estaba actuando de manera repulsiva como acostumbraba, por lo que ella respondió con delicadeza. —No debes preocuparte hijo. La criatura se encuentra bien y solo requiere de reposo para que no se estrese en el vientre.
Amadeus sabiendo que todo sucedió por el altercado con Isabella, preguntó de manera compulsiva y su mirada ardía en furor. —¿Dónde se encuentra Isabella? ¿Dónde se encuentra? Se lo advertí y no permitiré una ofensa más para mi esposa.
Linda intentando calmar a Amadeus respondió. —No debes tomar decisiones a la ligera, deja que tu madre se encargue de todo, lo mejor para todos es que regreses a trabajar y me dejes a cargo a tu hijo.
Amadeus continuo su camino hacia la habitación, ignorando las palabras de su madre. cuando en el camino se cruzó con su hermana que le susurró con confianza. —¿Me buscabas?
Amadeus dando un salto, mismo salto que daba cuando atrapaba a sus presas. Se transformó en el lobo blanco con su espina dorsal encendida en llamas y acorralando el cuerpo de su hermana en la pared más alta de la mansión. —¡Te advertí que no te atrevieras a tocar a Elena! Solo por ser mi hermana, no significa que no pueda destrozarte.
—¡Amadeus! Suelta a tu hermana de inmediato. —gritó con angustia Linda Blackwood.
—No te atreverías, sabes perfectamente que, ¿si me haces daño? Nuestro padre podría destituirte de la familia. —mencionó Isabella con una sonrisa ante la mirada amenazante de Amadeus.
Amadeus omitió las palabras de Isabella e hizo un corte profundo en su pierna, antes de hacerle saber. —Te equivocas hermana. Soy el único que decide sobre ustedes. ¿Si nuestro padre se opone? Entonces también acabaré con su miserable vida.
Linda no sabía cómo detener a Amadeus, la desesperación en su mirada era inminente. —Isabella no continúes con tus estúpidas palabras, pide perdón de inmediato.
Elena tras escuchar el alboroto, salió repentinamente y sin temor dijo en tono de orden para su esposo. —¡Amadeus! Déjala en paz. —¡Elena! —susurró Linda tras observarla.
Amadeus soltó a Isabella, desplomándose al piso con la herida proporcionada por su hermano. Elena volvió a mencionar. —Amadeus, dejemos que tu madre se haga cargo del asunto, estoy segura que ella ya tomó la decisión que mencionó en la habitación. ¿Es así o me equivoco?
Amadeus volvió a su forma humana y tras abrazar el vientre de Elena le preguntó a su madre. —¿Cuál es esa decisión madre?
Linda observando a su hija tendida sobre el piso y tras miradas de odio hacia Elena, ella gritó sin opción alguna. —¡Isabella! Tienes terminante prohibida la entrada y permanencia en esta mansión, quedas expulsada de la familia por tus constantes ofensas al heredero de la familia.
Isabella indignada por la decisión de su madre y la actitud de Amadeus, se sacudió el cuerpo y tras sanar sus heridas instantáneamente, procedió a retirarse hacia su habitación. Todo indicaba que no existía marcha atrás y Elena de momento ganó la primera batalla en contra de la familia Blackwood.Amadeus abrazando a Elena con cuidado le preguntó con preocupación en su voz. —¿Te encuentras bien? ¿Nuestro hijo se encuentra bien?Elena aferrándose a la espalda de Amadeus comenzó a llorar con un sentimiento insostenible y respondió entre lágrimas. —Por un instante me imaginé que perdería a nuestro hijo.Linda Blackwood sonrió con desagrado tras escuchar la respuesta de Elena y susurró entre labios. —Maldita hipócrita! —alejándose de inmediato del lugar para dirigirse con Isabella.Amadeus junto a Elena se marcharon a la habitación para entrar en privacidad y hablar al respecto, aunque Elena pretendía continuar su plan para desterrar a la familia del CEO de la mansión y quedarse en complet
Oliver Blackwood no podía creer lo que escuchaba. Oliver se estremeció ante tal noticia que su esposa e hija le dio a conocer y se marcharon sin esperar una posible resolución de su parte.Se dirigió a toda prisa hacia el centro de la mansión para exigir una respuesta a lo sucedido, para exigir una convincente explicación para haber expulsado a su familia de la mansión de la cual pertenecía a la familia Blackwood.Linda e Isabella Blackwood se dirigieron a la mansión de los Gray donde Rebeca se encontraba a la espera de su llegada, con la certeza que su hermano no se podría entrometer en sus asuntos y decisiones.Isabella a su llegada a la mansión Gray. —¡Te agradezco que nos recibieras por el momento! Estaremos no más de tres días para luego unirnos a la familia en el oeste.Rebeca mostró calidez a la llegada de su amiga e igualmente de Linda, por lo que respondió con amabilidad. —Es un placer que se encuentren presentes y esta también es su casa por si desean hospedarse por más tiem
Oliver observó a su hijo con desprecio y con inmensa ofensa tras declarar a su nuera la beta de la familia Blackwood. Convirtiéndola en ejecutar el poder dentro de la familia y mansión y posiblemente en la empresa bancaria de la familia.El padre de Amadeus con extremo arrepentimiento, mostró su desaprobación. —¡No puedes hacer esto Amadeus! ¿Cómo pretendes pasar sobre mi autoridad y la de tu madre? ¿De haber previsto que la situación cambiara drásticamente con este matrimonio arreglado? ¡Jamás lo hubiera permitido y propuesto!Amadeus soltó a su padre e ignorándolo le hizo saber. —No necesito de tus arrepentimientos. Dejaste de ser importante y de tener autoridad el día que me nombraste el Alpha de la familia Blackwood. Así que, ¿si deseas permanecer en esta mansión? Deberás apegarte a las reglas y mis condiciones, comenzando con respetar a mi esposa y heredero.Oliver no podía creer lo que escuchaba de la boca de su hijo, con orgullo y prepotencia dijo. —No permitiré que me humilles
La luz del sol iluminaba tenuemente la habitación mientras el aire estaba cargado de una tensión casi palpable. Isabella se paseaba cerca de la ventana, tras haber descubierto las intenciones de Rebeca. Su mente procesando las palabras de Rebeca mientras trataba de sofocar el torbellino de emociones que ésta había provocado en su interior.El deseo latente que Rebeca había encendido en ella seguía ardiendo, pero el resentimiento hacia Elena comenzaba a tomar fuerza, convirtiéndose en una necesidad casi visceral de vengarse. Rebeca, aún despojada de su ropa, se acercó con una sonrisa que mezclaba malicia y satisfacción. Sus ojos destellaban con la certeza de que había logrado plantar una semilla de intriga y complicidad en Isabella. —¿Lo ves, querida? —dijo Rebeca, inclinándose cerca de Isabella, su voz un susurro que acariciaba más que el oído. —Elena no es tan intocable como aparenta. Ese hijo es la clave para desenmascararla, y nosotras somos las únicas que podemos lograrlo. Isab
Isabella cerró la puerta con un giro rápido asegurándose de que no quedaran testigos. Giró hacia Rebeca, su mirada con una mezcla de emoción y preocupación. —Este Liam Evans puede ser tanto una bendición como una maldición. —murmuró Isabella, tamborileando los dedos sobre las sabanas.Rebeca, aun sosteniendo la carta original, se inclinó hacia adelante, su voz baja pero decidida. —Primero debemos investigar quién es y cuál es su conexión con Elena. No quiero que esto nos explote en la cara.Isabella asintió lentamente, pero su mente ya estaba a varios pasos adelante. —Podemos usar a uno de los asistentes de Amadeus para acercarnos a él. Ellos sabrán más sobre cualquier sombra en su pasado o quién podría ser lo suficientemente temerario como para amenazarlo.—Y mientras tanto. —agregó Rebeca con una sonrisa peligrosa. —haremos que Elena se acerque más a nosotras. ¿Entre la presión que siente por su embarazo y las grietas que ya muestra? Tarde o temprano se quebrará. —añadió Rebeca.—¿Y
Isabella se quedó en silencio por un momento, evaluando las palabras de Rebeca. Finalmente, asintió con determinación.—Tienes razón. ¡¿Si la carta ya no está en nuestras manos?! debemos centrarnos en encontrar a ese tal Liam Evans. Él es la clave para exponer a Elena y recuperar nuestra ventaja. Rebeca sonrió con satisfacción, sabiendo que había convencido a Isabella. —Conozco a alguien que puede rastrearlo. Liam no puede esconderse mucho tiempo. Isabella se inclinó hacia ella, su voz baja y conspiradora. —¿Y qué hay de Elena? ¿Qué harás si decide actuar primero? —Elena está atrapada en su propia red de mentiras. —respondió Rebeca con confianza y una sonrisa dibujada en su pálido rostro. —Probablemente esté buscando formas de ocultar su secreto o asegurarse de que Liam no diga nada. Eso nos da tiempo para adelantarnos. Mientras discutían sus planes, Elena conducía a toda velocidad por una carretera oscura, su mente en caos. La carta de Liam seguía en su bolso, las palabras grabad
La brisa helada de la madrugada envolvía el auto mientras Rebeca e Isabella regresaban a la mansión Blackwood. El silencio entre ellas estaba cargado de emociones contradictorias: satisfacción, ira y un deseo creciente de justicia. Isabella apretaba con fuerza el volante, como si quisiera descargar toda la tensión acumulada en el frío metal. Rebeca, sentada a su lado, no podía ocultar una sonrisa triunfal.—Finalmente lo sabemos todo —murmuró Rebeca, rompiendo el silencio. Sus ojos brillaban con un destello peligroso. —Elena ha cometido el error definitivo. Liam Evans es su amante, y ahora tenemos la pieza clave para destruirla.Isabella con su semblante más serio. —¡Esto es solo el comienzo! Elena sigue siendo una Blackwood, y Amadeus no la abandonará sin luchar. Debemos ser cautelosas. ¿Si ella sospecha que tenemos pruebas? Podría adelantarse y jugar sucio.Rebeca sonrió suavemente, un sonido cargado de sarcasmo. —¿Jugar sucio? Elena no tiene ni la mitad de nuestra astucia y fuerza.
Rebeca tomó la mano de Isabella con una delicadeza calculada, guiándola hacia el centro de la habitación. La tensión en el aire era palpable, cada movimiento cargado de intención. Sus ojos se encontraron, una batalla silenciosa entre el orgullo de Isabella y la indomable voluntad de Rebeca.—Sabes que no tienes escapatoria ahora, ¿verdad? —susurró Rebeca, su tono impregnado de una mezcla de dulzura y dominio.Isabella, lejos de mostrarse intimidada, alzó la barbilla desafiándola. —Nunca quise escapar, Rebeca. Estoy aquí porque lo decidí, no porque me hayas atrapado.Rebeca sonrió suavemente, pero en su risa había algo más que diversión. Había una promesa, un juramento no pronunciado. Se inclinó hacia Isabella, acariciando su mejilla con la yema de los dedos. —Siempre he admirado esa fuerza en ti, Isabella. Es una de las razones por las que no puedo dejarte ir.Isabella sintió cómo su piel se erizaba al contacto, pero se mantuvo firme, mirando a Rebeca con un desafío apenas contenido.