Capitulo 02

Habíamos llegado a las Vegas y Sara y yo decidimos dormir en todo el viaje y es que había sido un poco largo, ambas estábamos cansadas de la noche anterior ella porque había salido todo el día y yo había estado en mi supuesta fiesta de cumpleaños.

Samuel su padre nos había despertado en una videollamada para decirme que todo iba a estar bien y que contaba con su apoyo, sin duda ese hombre era más mi padre que mi padre de verdad, tenía mucho que agradecerle, me había descubierto lo rápido que Había organizado todo.

Sara y yo salimos de compras ya comer, al llegar la noche estábamos listas para ir a una discoteca, nunca había venido a las Vegas pero Sara si y no paraba de decir lo maravillosas que eran y de enseñarme los lugares en dónde ella y su padre Solía ​​venir, no había duda que aquí disfrutan como reyes.

El papá de Sara era empresario y uno muy reconocido, su familia estaba en los primeros 5 más adinerados del país pero a pesar de ello no solían tener la actitud típica de las personas con dinero, eso fue lo que hizo acercarme a ellos.

Mi amiga había escogido para mí un vestido corto de color rojo que resaltaban mis curvas, no era algo que yo me colocara a menudo de hecho no es algo que yo me colocase, pero hoy era diferente, hoy tenía otros planos, otras ideas, hoy Quería disfrutar, ya había llorado lo suficiente cuando veníamos en el avión, sintiendo que todo había sido mi culpa, que quizás yo había fallado en algo pero ahora sabía que no era así y quería sentirme libre quería, hacer cosas que nunca hubiera hecho, quería disfrutar realmente mi vida y dejar de parecer que era perfecta porque no lo era y jamás lo sería.

Nos subimos al taxi y este nos llevó a la discoteca, eran las 10pm y parecía muy animado, al entrar me sorprendi de lo elegante que se veía la discoteca.

— Te dije que te encantaría, ven— Grito Sara a través de la música mientras tomaba mi mano y me llevaba a la barra.— Dame dos chupitos — le pidió al chico — ¿pueden darme una mesa en el balcón?— Pregunto.

El chico ascendió y llamo a una chica.

Nos dieron nuestros chupitos, Sara me tendió el mío.

— A la cuenta de tres— Le dije ella sonriendo— Uno.

— Dos

— Tres— Ambas ingerimos todo el contenido de ese pequeño vaso.

Mi garganta ardió y luego aquello se calmo, mi cuerpo sintió un cosquilleo.

Quería divertirme como nunca, se que hoy será una noche inolvidable, está es mi noche, es la noche para que disfrutar todo lo que no había podido en 25 años.

— ¿Están listas para ir al VIP?— Pregunto una chica acercándose, mi amiga y yo asentimos.

Ambas seguimos a la chica uniformada, un guardia de seguridad nos abrió la cinta y pudimos subir las escaleras, se notaba que lo exclusivo del lugar y lo costoso.

No era raro que mi amiga viniera a estos lugares.

Ambos tomamos asiento.

— Nos puedes traer 10 chupitos por favor— Pedí, Sarah me miró sorprendida y luego se carcajeo.— ¿Que? Es mi festejo pos - cumpleaños ¿No?— Ella ascendiendo.

La chica se retiró y Sara y yo nos levantamos a bailar juntas, el espacio era cómodo pero todos parecían estar haciendo negocios o solo mirando, aquí arriba estaba la gente estirada y yo quería bailar, quería divertirme con los de abajo que parecían estar pasándola muy bien.

Los chupitos aparecieron y luego desaparecieron rápido cuando Sara y yo nos tomamos todo, mi amiga solo seguía mis locuras sin quejarse.

— ¿Bajamos?— Me pregunto, asentí.

Ambas bajamos despacio por los tacones, sentía como mi cabeza volaba, mi cuerpo se sentía suave y me gustaba la sensación de no sentir ninguna preocupación y solo querer disfrutar de la noche.

Ambas entramos a la pista a bailar, no se en que momento ella y yo nos alejamos, pero solo seguí bailando, moviendo las caderas al ritmo de la música, todos estaban bailando solos o con alguna pareja yo solo estaba disfrutando del momento.

No sé por qué me había perdido estos momentos durante tanto tiempo me había rehusado tantos momentos en ir con Sara discotecas por el qué dirán por lo que la gente podía decir el verme pero ahora estaba lista para disfrutar de al menos este día, quería bailar quería tomar, quería disfrutar con mi amiga y con todo aquel que se acercara pero de forma sana.

Porque aunque la gente diga que no yo sé que sí se puede disfrutar de forma sana en una discoteca.

Decidí ir a la barra una vez que sentí el calor en mi cuerpo.

Pedí está vez un mojito, no era tan fuerte y me ayudaría a refrescarme.

— Déjeme decirle lo hermosa que se ve esta noche señorita — Me gire para ver quién me había dicho aquello al oído.

Era un hombre muy atractivo vestía de traje y no parecía tener más de 35 años, tenía una pequeña barba de algunos días y sus ojos verdes claro resaltaba en esta pequeña oscuridad, y aunque su ropa se veía costosa me preguntaba que hacia un hombre como el en este lugar

¿Negocios?

Sonreí y mis mejillas se calentaron sin poder evitarlo, culpe al alcohol por eso.

— Muchas gracias Señor.

— Oh no, nada de señor, mi nombre es Matias — Estiró su mano, la tome.

— Soy Aiala — El beso mi mano.

— Que nombre tan curioso y único, como tú ¿Bailas conmigo alaia?— Asentí.

Tome un trago de mi mojito y lo deje en la barra camine con el hasta la pista, la música llegaba a mis oídos así que me moví al ritmo de esta, su cuerpo estaba muy pegado al mío y yo lo estaba disfrutando, el con solo mirarme me hacía sentir como ha mucho no me sentía deseada, me gire para poder ver su rostros y sus ojos me miraban de forma muy intensa, no podía negar que me sentía algo nerviosa pero el alcohol en mi cuerpo me hacía actuar como jamás solo había, hecho.

El coloco sus manos en mis caderas y yo lo dejé hacerlo, le sonreí y aquello había sido una invitación.

Hoy era el día de disfrutar y de ser la Alaia que no podía ser en mi vida real, hoy sería mi verdadero yo después de todo jamás iba a volver a verlo de nuevo.

Me acerqué lentamente y coloqué mis labios justamente en su oído, podía sentir como su corazón latía rápidamente tenía que admitir que esta sensación que estaba teniendo en este momento me encantaba, sentir que era yo la que tenía el poder, sentir que era yo la que ponía nervioso a un hombre como él, atractivo, elegante que se veía que podía tener a la mujer que él deseara y sin embargo estaba aquí buscando estar conmigo pero sería yo quien tomara la decisión final.

Quizás le diría que sí o quizás solo jugaría con él y me regresaría al hotel que seguramente sería la segunda opcion.

Diversión sana era algo que tenía que recordar al final de la noche.

...

Los rayos del sol pegaron en mi rostro cosas que me molestó.

— Sara por favor cierra las cortinas — Pedí pero no hubo respuesta, abrí los ojos para levantarme y cerrarlas yo misma pero me sorprendió ver qué no estaba en la habitación del hotel en que habíamos pasado todo el día.

¿Dónde estoy?

Me levanté de forma brusca mi cabeza dolió, tome mucho alcohol de eso no hay duda.

¿Porque tome tanto?

Tuve que imaginarme que como no suelo consumir tanto alcohol el simple hecho de tomar algo me iba a embriagar fácilmente.

Mire a todos lados y solo ví ropa en el suelo ¿Por qué me quite la ropa?

Ay no.

Levanté la sábana que tapaba mi cuerpo.

Ay no.

Estaba desnuda!

¡¿Me había acostado con alguien?!

No

No

Se supone que solo era diversión sana ¡Esto no es diversión sana!

Mire a mi lado con algo de miedo y ahí estaba un hombre dormido, rápidamente lo reconocí era el hombre con el que había bailado, los recuerdos llegaron a mi mente al menos una parte de ellos, había algo que no lograba recordar por ejemplo como había llegado hasta aquí ¿Y dónde estaba mi amiga? Recuerdo que lo último que supe de ella fue cuando bailabamos.

Me levanté con cuidado de no despertarlo pero ver un anillo en mi dedo me hizo gritar espantada.

Ay no!

No

Dime qué no hice eso.

Se veía lujoso y no parecía ser falso.

M****a no!

Dime qué esto no es real.

No puede ser real!

No pude a verme casado con un completo desconocido

¿Acaso estaba muy loca? Bueno estaba borracha.

Ay nooo!

— Que pasa?— Aquel hombre me miró como si estuviese loca— Aún no te vas? Gustavo te pagará al salir

Y a este m****a que le pasa?

¿Me pagará al salir? Y la imagen que tenía de noche del hombre poderoso que tenía la mujer que deseaba y me había caído, este de hecho sí parecía ser un hombre poderoso pero parecía ser un hombre poderoso que contrataba ¡puras prostitutas! qué asco

— No soy ninguna prostituta!— Grite como histérica— Solo me emborrache.— Trate de justificame y no se porque lo estaba haciendo no tenía que hacerlo.

— Disculpa use mal mis palabras, Gustavo te pagará el taxi para que te vayas a tu casa

— Gustavo tendrá que hacer más que pagar el taxi — No sabía quién era Ignacio pero sus palabras solo me decían que este hombre solía hacer esto muy a menudo — Tendrá que pagar un divorcio.

El frunció el ceño

— Eres casada?

— Eso parece — Le enseñe el anillo en mi dedo.

El tomo mi mano y miro el anillo.

Quite mi mano bruscamente al darme cuenta que seguía desnuda, busque mi ropa y me la coloque.

— que significa eso?

— No lo sé — Dije sinceramente — Pero antes de conocerte no lo tenía

— Estás insinuando que tú y yo...

— No lo sé! Ya te dije que no lo sé, debo irme — Tome mis cosas y me fui lo mas rápido que pude escuchando sus gritos.

No sabía cómo lidiar con esto por eso me iba, no sabía siquiera si esto era real, necesita un baño, dormir, comer y luego mi cerebro pensaría que hacer.

Ay Dios!

No me pude haber casado ¿O si? Que tan borracha tuve que haber estado.

Tome un taxi y mientras me montaba pensé en como iba a localizar a este hombre después si era cierto que nos habíamos casado, no sabía pero no era algo por lo que iba a preocuparme en este momento.

Saque dinero de mi cartera que para mi suerte no la había perdido, tenía 20 llamas de Sara, al llegar al hotel subí lo más rápido que pude a mi habitación, mi amiga estaba dormida en el sofá.

— Dios llegaste!— Se despertó por el sonido de la puerta. Se veía muy aliviada — ¿Por qué me dejaste sola? Pensé que algo te había pasado, dijimos que íbamos a regresar juntas y yo parecía estar muy borracha

Cómo fue que me alejé tanto de Sara? Por qué me alejé de Sara?! seguramente la belleza y el atractivo de ese hombre me había hecho hacer cosas estúpidas por eso es que no solía salir el alcohol es muy mala compañía para mí no hay duda de eso

— Amiga creo que me he casado— Solté la bomba.

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