Dante:
El día había llegado tan rápido como un rayo y estoy tan jodidamente nervioso. Observo mi reflejo en el espejo y aliso mi traje y la corbata negra. No debería vestirme tan formal para una situación como esta, pero quiero lucir bien, puesto que será la primera y última vez que me case. Una vez terminando el contrato, no pienso buscar otra mujer, estoy seguro de que Lory podrá estar tan cómoda como lo estaré yo y podremos vivir en perfecta armonía a pesar de no amarnos. En caso contrario, no pienso volver a pactar otro matrimonio por contrato. —Hombre, se hace tarde. —aparece Lucas a mis espaldas. —Hora de irnos. Debemos pasar por Lory. Suelto un largo suspiro y me alejo del espejo. —Luces como todo un novio. —afirma. —Estarás bien. Salgo detrás de él para llegar al exterior. Lucas va por el auto y lo espero en el umbral. Mi vida está por dar un giro radical y no sé lo que me depara el destino a partir de esta decisión tan precipitada, pero al menos tendré mucho contenido para plasmar en mis libros. El auto se detiene frente a mi y me monto en la parte trasera. Emprendemos camino a casa de Lory. En el transcurso de la semana pasé a visitarla un par de veces para acordar día y horario en la que sería la boda, también para dejar la argolla que será mía, entre otras cosas más. Esa chica parece muy inocente, pero es capaz de entender mis insinuaciones. Cada vez que hago un comentario en doble sentido, sus mejillas se sonrojan. Me pregunto a qué saben sus labios cada vez que la observo remojarlos, también me cuestiono como será tocarla, cada vez que tensa los muslos por alguna insinuación de mi parte. Noto cada pequeño detalle, pero no cruzo los límites. 5 años de diferencia y siento que estoy haciendo algo malo, puesto que no aparenta esa edad, parece más una chicuela de 18 años. Cuando hemos llegado al vecindario de la chica, le envió un mensaje de texto para notificarle que es hora de salir. Bajo del auto en espera de su llegada. Las manos me sudan, así que las limpio contra los costados de mi pantalón. Observo mi corbata y la aliso. Alzo la vista y me encuentro a Lory vestida con un vestido blanco, largo de seda, tirantes delgados, un escote sutil y zapatillas beige; el cabello peinado en ondas y una diadema de flores adorna su cabeza, agregando puntos extras a su maquillaje natural que resalta sus facciones. No me permito apartar la vista de ella, luce tan increíblemente sensual que me seduce con solo mirarla. El vestido resalta sus peligrosas curvas y solo me tienta. —¿Dante? —dice mi nombre y me saca de mi trance. —Lo siento… Estás increíble. —admito. —También luces muy bien. —halaga mi esfuerzo. La invito a subir al auto, abriendo la puerta para ella; cierro cuando está adentro. Rodeo el auto y me monto. Lucas arranca hacia el registro civil. —Él es Lucas, mi mánager y chofer personal. Es la única persona en la que confío plenamente y a partir de hoy, a cualquier lugar que necesites ir le pedirás a él que te lleve, ¿entendido? —Entendido. Mucho gusto, Lucas. —saluda cortésmente. —Soy Lory, aunque me imagino que eso ya lo sabes. —dice avergonzada. —Un placer, Lory. ¿Cómo se te ocurrió aceptar casarte con el hombre más apático del planeta? Es que es alérgico al amor, dios, es como si… —Lucas…—advierto. —Ya, ya, perdón. La mujer a mi lado suelta una risita divertida, pero no dice nada. La contemplo por unos segundos, su perfil es excepcional. Sin duda ha sido favorecida por la diosa afrodita. Cuando hemos llegado a nuestro destino, el auto se detiene en el estacionamiento. Bajo y rodeo el coche, abro la puerta para ella y sale, no sin antes dedicarme una sonrisa. La guío hacía el edificio, no sin antes asegurarme de no haber olvidado la argolla. Lucas nos sigue por detrás como si de un guardaespaldas se tratará. Con cada paso que doy hacia el gran edificio, mi corazón se acelera. ¿Por qué estoy tan nervioso? ¿Es por el hecho de que me casare con una completa desconocida? Esto es lo más descabellado que he hecho en mi vida. Mis padres se deben estar retorciendo en sus tumbas al ver semejante estupidez que estoy cometiendo. En el interior del edificio, buscamos el ascensor y al llegar a el, esperamos a que llegue a la primera planta. —¿Estás nerviosa? —cuestiono al observar el tic que ha comenzado en su mano derecha. —¿Es tan obvio? —responde con otra pregunta. —Lory, te advierto de una buena vez. Una vez firmando el acta matrimonial, conocerás al verdadero Dante D’Lion. Nada de lo que escribo me define como soy en realidad, así que espero no me hayas idealizado, porque te llevarás una gran decepción. —sentencio con severidad en las últimas palabras. —¿Entonces has estado fingiendo amabilidad todo este tiempo? —cuestiona, decepcionada. —No, he estado siendo genuino contigo. Creo que no planteé bien mis palabras; lo que quiero decir es que conocerás facetas mías que nadie más que Lucas conoce. —aclaro. —Créeme cuando te digo que es el ser más apático del planeta. Huye ahora que puedes, aún hay tiempo. —se mofa Lucas. —Aunque quisiera, firme ese contrato. —responde Lory con una risa nerviosa. Las puertas del ascensor se abren y nos adentramos. Presiono el número 6 y el elevador cierra. El tiempo se siente eterno para llegar al piso correspondiente. El nerviosismo me corroe con más intensidad. Me mentalizo con la idea de que es un matrimonio falso y debo estar calmado, pero eso solo incrementa mi ansiedad. Observo a la chica a mi lado, quien juega con sus manos y hace ejercicios de respiración. Parece que ambos tenemos serios problemas de gestión emocional. Las puertas se vuelven a abrir y salimos de inmediato. Me acerco a la recepción y notifico nuestra llegada. Cuando nos llaman para ingresar al área de ceremonias, intento mantenerme sereno. Tomo la mano de Lory para aparentar que somos una pareja de verdad; ella se sorprende ante aquella acción, pero no aparta su mano. Mientras caminamos al pequeño altar, clava sus uñas con firmeza en el dorso de mi mano, tenso los músculos al sentir el escozor en la zona afectada. La jueza está frente a nosotros, lista para dar inicio. El día de hoy contraería matrimonio con Lory Steel, sin saber lo que nos esperaba en el futuro.Dante:Nunca había contemplado como sería casarme, puesto que en mi juventud es lo menos que deseaba; de adulto, era algo que evitaba a toda costa, puesto que el matrimonio se acaba tan rápido como el amor.Ahora, estoy aquí, frente a una completa desconocida, más bien, frente a una de mis lectoras, que solo llevo una semana de conocer trivialmente, y me cuestiono si es una buena decisión.Aunque fuese una mala decisión, ya estoy metido hasta el cuello en esto, ambos estamos frente al pequeño altar, escuchando a la jueza.—Estamos aquí para unir en matrimonio a Dante D'Lion y Lory Steel. En primer lugar, voy a dar lectura al acta matrimonial: Siendo las 3 pm, del día 5 de Agosto del 2024. Comparecen quienes acreditan ser Dante y Lory, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización recaída en el expediente número 73948.Mi mente divaga, al momento que clavo mi vista en los ojos grisáceos de aquella pequeña mujer, tomando sus manos entre las mías, mientras la ansiedad
Dante:Observando la reacción de Lory, caigo en cuenta de que esperaba cualquier cosa menos ese comentario. Estoy siendo totalmente honesto con ella, y así ha sido desde un inicio; incluso antes de nuestra boda le advertí y aún así asumió el riesgo.Debo admitir que me he comportado como un completo cretino, pero aún así, ella me sigue tratando de manera cortés, exceptuando sus constantes gritos de madre regañona. Ha seguido las reglas al pie de la letra, pero sigue interrumpiéndome de una u otra forma cuando estoy escribiendo.Observo a la mujer ante mí, contemplando sus ruborizadas mejillas y el brillo peculiar en sus ojos.¿Qué pasará por su mente? Creo que nunca lo sabré, pero si sé lo que pasa por la mía y son pensamientos demasiado candentes para su gusto.—¿C-castigarme? —tartamudea.—Así es, Lory.Aprecio su pequeño y delgado cuerpo vibrar cuando la nombro. Justo ese mismo efecto tengo yo cuando ella dice mi nombre.—¿Castigarme de qué manera? —cuestiona con inocencia.¿En ser
Dante:—Veremos si lo disfrutas el día que tengas mi polla entre las piernas, por bocona.Los labios de Lory se entreabrieron, dejando escapar un sensual suspiro que me erizó el vello corporal, mandando un torrente eléctrico sobre mi espina dorsal y despertando así, mis deseos más oscuros.Acerqué mi mano a su rostro, acunando su mejilla derecha; su cuerpo se estremeció, pero no se apartó. Posando el pulgar sobre su labio inferior, lo deslice hacia abajo y un pequeño jadeo la traicionó, provocando que mi miembro despertará dentro de mis pantalones.Nuestras miradas unidas, a la expectativa de que iba a suceder después.Finalmente, volvió en sus cabales y se apartó con sus mejillas tornándose completamente rojas.—Tendrás una de mis rodillas en las bolas antes de que siquiera puedas parpadear si vuelves a tocarme de esa manera. —amenazó.—Vamos, Lory, sospecho que lo disfrutaste.—No.—Puedes mentirte a ti misma, pero tu cuerpo te delató.—Imbécil.Ha pasado una semana desde entonces, y
Dante:Soy un escritor destacado que ha logrado sobresalir por las obras más azucaradas que he podido inventar.La verdad es que, no soy un hombre romántico, no soy una persona que se enamore. No creo en tal cosa como el amor, pero es lo que más vende, por lo tanto, he tenido que adaptarme a la temática más aclamada por el público.¿Cómo he logrado ser un escritor tan aclamado? Bueno, solo me siento en mi escritorio y comienzo a escribir los diálogos y escenas más clichés, azucaradas y nauseabundas que se me puedan ocurrir. Juro que si pudiera, vomitaría arcoíris.Mi libro más vendido ha sido “El amor como un árbol de cerezo.” Es mi más reciente obra y fue lo mejor que pude haber escrito. Las mujeres se vuelven locas al leer como un hombre se arrastra por la mujer que aman; algo que jamás pasa en la vida real, por eso les encanta ese cliché.El día de hoy tengo una firma de libros importante en una librería de gran prestigio, por lo que, necesito dar lo mejor de mí.Los medios comienz
Dante:La proposición ha tomado por sorpresa a Lory, puedo notarlo por la manera en que sus labios se entreabren y cierran repetidamente sin saber que responder, agregando que sus ojos grisáceos se han abierto grandes y sus pupilas se han dilatado.—P-p-pero señor. —tartamudea. —¿No es usted gay?Esa mierda de nuevo. Me lo preguntan en los en vivo que hago a través de mis redes sociales, me lo preguntan en las firmas de libro, y ahora me lo vuelven a remarcar.—Primero que nada, dejemos esa mierda de formalidades… Llámame Dante, me haces sentir viejo cuando me dices señor. En segunda, no soy gay, me encantan las mujeres y se lo puedo demostrar. —aquellas últimas palabras la hacen sonrojar. —Por último, justamente por eso necesito concretar este matrimonio, todo el mundo cree que soy homosexual y créame que no.La camarera se acerca con nuestras bebidas, agradezco por su servicio y se marcha.Lory toma su taza de café entre ambas manos y se la lleva a los labios. Observo cada movimient
Dante:—La escucho.—Censure todo lo sexual en el contrato. —alza la vista, posando sus grisáceos ojos en los míos.—¿Puedo saber por qué? El fin de esta unión es porque deseo un polvo fijo y una mujer que cumpla con su papel de esposa.Frunce el ceño ante mis palabras y niega, sus dedos viajan al puente de su nariz.—Señor, soy virgen. —susurra avergonzada. —No podría entregarle mi virginidad a alguien que no me amará y viceversa.Esas palabras no las esperaba para nada. ¿Virgen? Dios, santo. Eso la hace aún más perfecta.—¿Virgen a los 25? —pregunto.Me manda a callar, observando a su alrededor, asegurándose de que nadie ha escuchado. Vuelve la vista a mi y me fulmina con la mirada.—Si. Los hombres solo buscan donde meterla y a mi no me gusta perder mi tiempo, así que anule todo lo sexual.—Lo dejaré ahí por si en algún momento cambia de opinión. Soy demasiado paciente, así que esperare tranquilamente por el día en que usted desee cederme la llave de aquello que resguarda con tanto