— Es tu turno. — Elijah me codea mientras que a través del monitor pude escuchar el llanto de nuestro bebe. — Ya yo le di comer, debe ser un pañal sucio, así que es tu turno. — Respondo, mientras que me acomodó aún más en la cama. — Odio cambiar pañales. — Pues es tu culpa por haberme embarazado. Hacía aproximadamente 4 meses que Leandro había llegado a nuestras vidas, un hermoso hombrecito sano que llenaba nuestro hogar con alegría y amor. Leandro Morgan Star, un nombre que llevaba la historia de nuestra familia y que nos recordaba la bendición que era tenerlo entre nosotros.Desde su llegada, nuestra rutina había cambiado por completo. Los días estaban llenos de risas, llantos y momentos inolvidables mientras nos adaptábamos a nuestro nuevo papel como padres. Aunque a veces era agotador y desafiante, no cambiaría nada por el mundo.Sentí como Elijah se levantó de la cama y se acercó a la pequeña cuna que descansa a los pieceros de nuestra gran cama matrimonial. — ¡Demonios Lean
Elijah lavaba sus manos tintadas de rojo, mientras que en su rostro se podía ver el enojo, cuando él estaba así de furioso era mejor dejarlo solo y que se le pasara todo rastro de amargura, pero esta vez no lo iba a dejar pasar.— ¿Estás bien? — Le pregunto mientras me recuesto en el marco de la puerta. — Largate de aquí Alicia. — Ruge mientras que me mira a través del espejo. — Bueno… estás utilizando el baño y necesito usarlo.— Hay 5 más dentro de la discoteca Alicia, no me jodas aún más la puta noche. — Bramo enojado. Pero no me moví y eso lo molesto. — ¡Lárgate! No me moví ni un centímetro a pesar de estar muriendome del miedo. Elijah tiene un carácter fuerte que lo convierte en una persona determinada, no sé que hizo para estar embarrado hasta los antebrazos de un líquido rojo. — ¿La otra persona quedó peor? — Bromeo.Elijah cierra la llave del lavamanos, toma una toalla de papel y comienza a secarlas, para luego girarse y verme con sus característicos ojos fríos y sin sent
Una noticia cambió por completo mi mundo, y la única persona que me quedaba en este mundo se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte, pero lo más triste de todo esto es el rumbo que tuve que tomar para ayudarlo. Le sonrío a los comensales de la mesa y llevó la orden a la cocina donde trabajaba. Y es que yo Alicia Star, soy una recién graduada en medicina, y he estado buscando trabajo desde hace tres meses dentro de mi campo de trabajo, pero ha sido un caso perdido, hasta que hace dos semanas atrás diagnosticaron a mi padre con cáncer y la sesiones de quimioterapia cuesta mucho dinero, cosa que no tengo en estos momentos. — ¿En que piensas? — Monica, se acerca a mi lado y me codea para despertarme un poco. — Estoy cansada. — Respondo en un tono apagado. — Esto de tener dos trabajos me esta matando. — No entiendo porque simplemente no pides un préstamo en el banco. — ¿Y después como lo pago? — Tienes este trabajo ¿No? — Si, pero mi sueldo únicamente se iría en la cuota
— Quiero nietos.Es lo primero que me dice mi padre moribundo al momento de sentarme junto a él en su cama de hospital. Este tema italiano de la familia es un gran problema para mi, y siempre debo recordarle a mi padre que ya no nos encontramos en Sicilia y que de este lado del mundo, la familia es algo relativo. — Papá, ya hemos hablado acerca de cómo me siento con respecto a tener una familia. — Entonces no me dejas de otra Elijah. — Me miró con severidad. — Para ser mi sucesor deberás tener un hijo y si no lo haces, tu hermano tomará su lugar como el siguiente. — ¡No puedes hacerme esto! — Me levanto de golpe de mi asiento. — He estado trabajando para ese día durante 14 años, mientras que Michele va y se divierte con todas sus putas, no tiene ni idea de lo que sucede en nuestros negocios.— Es tú desición. — Simplemente responde mi padre. — Hazlo lo antes posible para ver nacer a mi nieto. — Papá yo no quiero pasar por lo mismo que tuviste. — Me siento nuevamente en mi silla. —
“Esta noche solo eres para mi”Aquellas palabras me dejaron por completo desequilibrada, me remuevo en mi cama sin poder dormir, porque la cara del señor Elijah Morgan seguía caminando por mis recuerdos y es que es básicamente imposible sacarlo de mi sistema. Bufo, tomo mi teléfono y busco el nombre de Elijah por el buscador. Una cantidad infinita de información apareció,acerca de mi jefe, desde citas que tuvo con muchas mujeres, hasta los supuestos negocios turbios de su familia. Abro una imagen en donde aparece sonriendo y una fuerte corriente fría recorre todo mi cuerpo , nunca en mi vida he conocido a un hombre tan hermoso como lo es Elijah Morgan y me aterra el hecho de haber pasado tiempo a su lado. Mi teléfono vibra en mis manos y en la notificación aparece el texto de un número desconocido. “Gracias por ser mi compañía, espero verte más seguido” pd: Elijah Morgan. Simplemente palidecí, apague mi teléfono y hundí mi rostro en la almohada. ¿Cómo había conseguido mi número?
No sé como explicar realmente lo que estoy sintiendo en estos momentos con respecto a Alicia, por alguna extraña razón me siento malditamente imponente por lo fácil y rápido que le dio su número a aquel chico en el restaurante donde trabaja. Simplemente quería colocarla sobre mis rodillas y darle unos buenos azotes en el culo por haber hecho aquello, pero no podía actuar de aquella forma, porque después de todo soy su jefe, pero aun así tengo esa necesidad de decirle que desde ese momento no iba a ver más nadie más que a mi. A la vez fue una bendición que su amiga la cajera llegara a mi, con ella podía descargarme todas las ganas que llevo encima gracias a Alicia, la llamaré al caer la noche, la invitare al club y luego iremos al cuarto piso para tener un buen sexo. — Jefe, debemos irnos. — Anunció Harold sacándome por completo de mis pensamientos. — Dijeron que Michele estaba de vuelta en la ciudad. De inmediato mi cuerpo se tenso. Durante muchos años, mi hermano menos consider
¡Pero qué demonios estaba haciendo!Exclamé para mis adentros al aceptar besar a mi maldito jefe… tapo mis labios con la mano tratando de asimilar mi comportamiento tan lascivo, mis padres no educaron para ser una lanzada, siempre me recordaron que debía permanecer puro para el hombre con el que me casaría algún día. Y de hecho mientras que mi jefe me lleva por un largo pasillo, mis piernas reaccionan por sí solas, como si no quisieran separarse de él. Al llegar al fondo de la habitación Elijah abre la puerta dejándome ver su oficina, entramos sin soltar nuestras manos, para luego sentir el portazo de la puerta.— ¿En que habíamos quedado? — Elijah se pega a mi y en mi trasero pude sentir su verga dura. Aquello definitivamente encendió en mí una llama de la cual sentía que no había vuelta atrás, pero no iba a ocurrir en ese momento. Así que me deshago de sus brazos. — No. — Niego con mi cabeza mientras peino todo mi cabello hacia atrás.— ¿Qué sucede? — Él me miró confundido. — ¿
Entró al restaurante y de inmediato supe que era una taquería, y dentro solo había unos cuantos trabajadores y dos personas comiendo plácidamente a las 3 de la mañana .— Buenas noches ¿En que podemos ayudarla? — Un chico se acerca a mí con una sonrisa amable. — ¡Hola! — Saludo igualmente amable. — Puedes dejar los menús, mi acompañante aún está en el auto. — Señalo el auto que se estaciono del otro lado de la calle. — Ok, yo estaré cerca para cuando pidan la comida. El chico se aleja y comienzo a inspeccionar la carta, hasta que siento su presencia detrás de mí. — Eres una calienta vergas. — Susurra a mi oído. Para luego caminar enfrente de mi con una gabardina de color negro y tapando su ingle. Suelto una carcajada y él me mira con cara de pocos amigos. — No te enojes. — Le digo. — Tómalo como un favor. — ¿Favor? —Se ríe con incredulidad. — Favor, es que ahora mismo me chupes la verga y así podré llenar tu linda boquita rosada de mi leche. Justamente sentí mi boca reseca.