1 ALICIA

Una noticia cambió por completo mi mundo, y  la única persona que me quedaba en este mundo se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte, pero lo más triste de todo esto es el rumbo que tuve que tomar para ayudarlo. 

Le sonrío a los comensales de la mesa y llevó la orden a la cocina donde trabajaba. 

Y es que yo Alicia Star, soy una recién graduada en medicina, y he estado buscando trabajo desde hace tres meses dentro de mi campo de trabajo, pero ha sido un caso perdido, hasta que hace dos semanas atrás diagnosticaron a mi padre con cáncer y la sesiones de quimioterapia cuesta mucho dinero, cosa que no tengo en estos momentos. 

— ¿En que piensas? — Monica, se acerca a mi lado y me codea para despertarme un poco. 

— Estoy cansada. — Respondo en un tono apagado. — Esto de tener dos trabajos me esta matando. 

— No entiendo porque simplemente no pides un préstamo en el banco. 

— ¿Y después como lo pago? 

— Tienes este trabajo ¿No? 

— Si, pero mi sueldo únicamente se iría en la cuota para el banco. — hablo. — Aunque en el club me ha ido muchísimo mejor. 

Efectivamente tengo dos trabajos que me permitan pagar las sesiones de quimioterapia para mi padre y sobre todo para suplir las necesidades básicas en casa. 

— ¿En serio es tan salvaje como dicen? — Monica pregunta con curiosidad. 

— Bueno, depende de la zona del club en la que estés, por ejemplo yo estoy en la zona general, donde atiendo a personas que no son miembros del club. 

— Es de esperarse, ese lugar es grandísimo y su dueño es un caramelito que hay que disfrutar. — Monica muerde su labio inferior. mientras que yo río. 

Aún no había tenido la oportunidad de conocerlo, pero la mayoría tiene la misma reacción que Monica. 

— ¡Alicia, mesa uno! — Llama el ayudante del chef. 

— Nos vemos luego. — le digo a Mónica para ir por el plato de comida. 

El primo de Monica fue quien me ayudo a conseguir el puesto de mesera en el club Gotic, es un gran edificio que se divide en secciones, la primera planta y donde yo estoy, es la zona donde se atienden a todas las personas “Normales” personas que únicamente tienen acceso a esa planta. La segunda planta es para miembros que pagan una membresía mensual y tener espacios exclusivos solo para ellos, pero el tercer y cuarto piso para mí son un misterio.

La paga es muy buena, y de hecho también dejan buenas propinas, así que no me quejo del lugar.

Sin embargo, tan pronto como cayó la noche, mis obligaciones de atender a personas nuevamente comenzaron, la música sonaba a todo volumen y resonaba en todo el lugar, las personas bailaban o iban y venían de la barra.

— ¡Alicia! — llama el gerente de piso quien es el primo de Monica. Dejó la bandeja que llevaba en mis manos a un lado y me acerco a él.

— ¿Qué sucede? — Le pregunto. 

— Chica, el jefe va a venir, él por lo general se queda una hora por cada piso y voy a necesitar que seas tu quien lo atienda.

— Eh… si, está bien, no tengo problemas. 

— ¡Excelente! — me sonríe emocionado. — Un pequeño detalle. — Sonríe con culpabilidad y rasca su nuca. — El jefe es un poco… peculiar, le gusta la perfección y su temperamento es bastante explosivo, así que por favor te pido que no cometas ningún error si no quieres ser despedida. 

— Walter. — Zapateo como una niña pequeña haciendo un berrinche. — ¿Porque no me lo dijiste antes?

— Porque nadie quiso hacerlo. — Se excusa. — Pero te puedo asegurar que todos anteriormente lo han hecho bien y tu no seras la excepción. 

— Bien, pero ahora estoy nerviosa. 

— ¡El ave aterrizo en el nido! — Escuche como el cantinero exclamaba y señalaba simplemente con su mirada al jefe. Walter me toma de los hombros y me gira para que lo viera y lo que vi me dejo conmocionada. 

Es un hombre alto, de 1.90 metros, bastante imponente, va vestido con un traje de color negro y con su cabello perfectamente peinado hacia atras, consigo van otros dos tipo los cuales no despegan su mirada de alrededor. Algunas chicas se lo quedan viendo con asombro y acomodan sus tetas dentro de sus blusas escotadas para llamar la atención del hombre, pero no lo logran. 

— Wow.

— Elijah Morgan tiene ese efecto en todos. — dijo Walter. — Y tú serás su mesera por una hora, ahora ve, con Karls, él te dará lo que el señor Morgan siempre toma. 

Asiento con mi cabeza y voy con Karls, el cual me entrega una charola con una cubeta llena de hielos, una botella de tequila, junto a sal y limón. 

Me escabullo entre todas las personas que están dentro del club, y me acerco a la zona VIP, donde el grandulón que protege la entrada me deja pasar sin problemas. 

Diviso con la mirada el perfil del señor Elijah, el hombre tiene su mirada puesta en todos los que bailan a unos cuantos metros de él, no tiene ningún tipo de expresión que revele cómo se siente en ese momento. 

— Buenas noches señor Morgan. — digo acercándome con inseguridad. 

— Deja todo en la mesa. — Responde sin ni siquiera verme a la cara. 

— Está bien. — Respondo. 

Me incliné para dejar la bandeja en la mesa justo frente de él, acomodó la botella a un lado, junto el resto de ingredientes para pasar bien la noche. 

— ¿Eres nueva? — Su voz gruesa hace que me sobresalte, erizando todo mi cuerpo.

— Sí señor. — Respondo lo más rápido posible y sin verlo al rostro. 

— ¿Por qué no me miras? 

— Lo siento señor. 

Lentamente levanto mi mirada y justo nuestras miradas se chocaron con vehemencia, sus ojos son de un azul precioso, creo que nunca antes visto, su mandíbula es perfecta y proporcional, su nariz respingona y su perfecto tono de piel. 

Lo vi recorrerme con la mirada e interesarse un poco en mi, al levantarse de su asiento y caminar a mi alrededor, realmente me sentí intimidada por el hombre y con miedo a perder mi trabajo. 

— Ya puedes retirarte. — Hizo un ademán con su mano y asenti con mi cabeza y en ningún momento deje de contener la respiración hasta que llegue nuevamente con Walter quien me esperaba con noticias. 

— ¿Y? — preguntó él.

— Al parecer conservo mi trabajo.

— ¡Sabía que lo ibas a hacer bien! — Celebró con palmadas.

Sin embargo justo en mi nuca sentí una mirada fuerte, me giro un poco y veo en su dirección y allí estaba sin quitarme la mirada de encima. 

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