“Esta noche solo eres para mi”
Aquellas palabras me dejaron por completo desequilibrada, me remuevo en mi cama sin poder dormir, porque la cara del señor Elijah Morgan seguía caminando por mis recuerdos y es que es básicamente imposible sacarlo de mi sistema.
Bufo, tomo mi teléfono y busco el nombre de Elijah por el buscador.
Una cantidad infinita de información apareció,acerca de mi jefe, desde citas que tuvo con muchas mujeres, hasta los supuestos negocios turbios de su familia. Abro una imagen en donde aparece sonriendo y una fuerte corriente fría recorre todo mi cuerpo , nunca en mi vida he conocido a un hombre tan hermoso como lo es Elijah Morgan y me aterra el hecho de haber pasado tiempo a su lado.
Mi teléfono vibra en mis manos y en la notificación aparece el texto de un número desconocido.
“Gracias por ser mi compañía, espero verte más seguido” pd: Elijah Morgan.
Simplemente palidecí, apague mi teléfono y hundí mi rostro en la almohada. ¿Cómo había conseguido mi número?
…
La campana del restaurante sonó anunciando la llegada de un nuevo comensal, rápidamente tomó mi libreta y caminó en dirección a la mesa donde vi que se sentaron los nuevos comensales.
— Buenos días, bienvenidos a Garden ¿En que los puedo…a…y…u…d…a…r? — Cuando levanté la mirada para mirar a los nuevos comensales y mis palabras simplemente no querían salir.
El estaba justamente frente de mi, Elijah Morgan con su característica sonrisa coqueta, sus ojos azules.
— Hola Alicia. — Habla él. — No sabía que trabajabas también aquí.
— Hola señor Morgan. — Un mechón de cabello cayo en mi frente y lo acomode. — Si, por las mañanas trabajo aquí.
— ¿Acaso no te pagamos lo suficiente? — El enarca una ceja.
— No piense eso señor Morgan, es solo que tengo dilemas familiares y… bueno, no importa en estos momentos. ¿Qué van a querer para desayunar?
— Sorprendenos. — Él me sonríe.
— Como usted quiera.
Me retiro y me acerco a la cocina.
— Chef, desayuno especial por favor.
— Como digas jefa.
Suelto una pequeña carcajada y salgo nuevamente a la sala del restaurante.
— Ven para aca. — Monica me tomó del brazo y me arrastró detrás del mostrador. — ¿Estás atendiendo la mesa donde está el señor Gatsby? — Señala disimuladamente la mesa donde mi otro jefe se encuentra.
— Si. — Respondo. — ¿Adivina quién es?
— Mmm… no lo sé.
— Es mi otro jefe, el dueño del club GOTIC.
— ¡Vaya! — Exclama en un susurro. — Entonces si es tan guapo como dicen algunas.
— Pues… si, es guapo, pero es bastante extraño. — Hablo rascando mi nuca. — Ayer decidió que iba a ser la única que lo iba a entender y hoy aparece aquí.
— ¡¿Y?!
— ¿Cómo que ¡Y!?
— Alicia, eres una chica hermosa, soltera y sobretodo joven, y ese bombón no ha dejado de mirarte en lo que llevamos hablando.
Miro de reojo en dirección a Elijah y nuestras miradas se conectan directamente, él me sonríe y siento como mi mejillas se calientan.
— ¡Dios Alicia es hermoso! — Monica finge derretirse. — Si no lo aprovechas tu lo hare yo.
— No pienso meterme con mi jefe, eso es antiético.
— No seas una mojigata Alicia, disfruta de ese buen hombre que te está dando la oportunidad de que lo folles.
— ¡Monica! — Reclamo sintiendo mis mejillas aún más calientes.
— ¡Alicia desayuno especial!
— Ve por tu tigre. — Monica me palmea el culo.
Coloco los ojos en blanco mientras que tomo los platos y los llevo a la mesa donde Elijah y sus guardaespaldas se encontraban.
— Espero que les guste el desayuno, y si tienen algún problema pueden llamarme, o si quieren algo más igualmente estaré en la barra.
— Gracias Alicia, — Dice Elijah sosteniéndome la mirada.
— Eh… Hola.
Me giro y justamente detrás de mí se encontraba uno de los comensales que atendi.
— ¡Hola! — Lo saludó emocionada y justamente Elijah emite un gruñido. — ¿Desea algo más?
— No… eh… bueno sí, pero… — El chico rasca su nuca. — Perdona si estoy siendo un impertinente pero es que me pareces atractiva y no se si te gustaria tener una cita conmigo. — Sonríe. — Solo si tu quieres, no insistiré si dices que no.
Sonrió ante la situación, el chico frente de mi es muy tierno, su cabello tiene ondas, sus ojos son de un ámbar que nunca había visto, y su piel morena lo hacía resaltar entre los demás comensales.
— ¡Claro por qué si! — Respondo tomando la palabra de Monica, solo que no con mi jefe.
— ¡Wow! no pensé que ibas a aceptarme. — Su sonrisa se ensancha. — Dame tu numero. — El chico saca su teléfono y me lo da para que guardara mi numero y así lo hice. — Te llamaré.
— Espero tu llamada. — Respondo un poco emocionada. El chico se alejó de mi panorama y nuevamente miró en dirección a Elijah.
En su rostro ya no había rastro de sonrisa amable, ahora, tenía una mirada fría y distante.
— Pensé que no salías con clientes. — habló Elijah mientras que cortó un trozo de Waffles para luego masticarlo con rabia.
— Específicamente él no me acosó como el tipo de anoche. — Le recuerdo.
— Como sea. — hace un ademán con su mano. — Ya no necesitaremos más nada.
— Ok. — simplemente me encojo de hombros sin lograr entender porque mi jefe se comportaba de aquella manera.
Me acerco a Monica y ella me mira como si tuviera un grano en la punta de la nariz.
— Hiciste todo mal Alicia Star.
— ¿Qué? ¿Por qué? — Pregunto confundida.
— Definitivamente eres una tonta. — Monica coloca los ojos en blanco. — Le diste tu número a ese chico frente al hombre que literalmente quiere cogerte, le rompiste el corazón al rubio.
— Ya te dije que no estaré con mi jefe en ningún ámbito más que profesional.
— Entonces hazte un lado, porque yo si me comeré ese manjar.
La veo acomodarse las tetas dentro del uniforme, retoca un poco su maquillaje y se aleja de mí para ir directamente a la mesa de Elijah.
Monica les sonríe a todos, pero su mirada justamente se centra en el elegante empresario Elijah Morgan, quien sin medir distancia acepta el número de mi amiga con una sonrisa pícara. Monica la acepta con mucha gratitud para luego mirar en mi dirección y con una sonrisa triunfante.
— Y es así como triunfas en la vida.
— Bien por ti, yo igualmente tendré una cita con un hombre adorable.
— Debes pensar en grande Alicia, estoy seguro que ese bombón italiano era tu boleto para pagar todas las deudas y la quimioterapia de tu padre y sobre todo pagar la especialización de tu carrera como médica, pero la desperdiciaste por simples patrañas convencionales.
— No pienso venderme por dinero. — Bufo un poco cabreada.
— Alicia, muchas veces debemos hacer sacrificios en nuestras vidas, y si ese hombre te da el carro del año debes aceptarlo y darle lo que él quiere, así de simple.
— Eso va en contra de mi religión y mis principios.
— A la m****a todo eso, en una te enseñan que debes ser casta y pura para encontrar un marido que te quiera, nunca exploras tu feminidad y terminas siendo una mujer sexual y sentimentalmente frustrada, mientras te quedas en casa cuidando bebes. Y los principios puedes construirlos desde cero si así lo deseas.
— Acabas de decir una monumental estupidez.
— No, no lo hice, dije algo que es real y que te puedo asegurar. — Dice Monica. — Pero si la vida te da limones, debes hacer limonada.
Miro confundida en dirección a Elijah, quien desde que me aleje de su mesa no ha vuelto a mirarme ¿Sería realmente él la oportunidad que necesitaba para ayudar a mi padre?
No sé como explicar realmente lo que estoy sintiendo en estos momentos con respecto a Alicia, por alguna extraña razón me siento malditamente imponente por lo fácil y rápido que le dio su número a aquel chico en el restaurante donde trabaja. Simplemente quería colocarla sobre mis rodillas y darle unos buenos azotes en el culo por haber hecho aquello, pero no podía actuar de aquella forma, porque después de todo soy su jefe, pero aun así tengo esa necesidad de decirle que desde ese momento no iba a ver más nadie más que a mi. A la vez fue una bendición que su amiga la cajera llegara a mi, con ella podía descargarme todas las ganas que llevo encima gracias a Alicia, la llamaré al caer la noche, la invitare al club y luego iremos al cuarto piso para tener un buen sexo. — Jefe, debemos irnos. — Anunció Harold sacándome por completo de mis pensamientos. — Dijeron que Michele estaba de vuelta en la ciudad. De inmediato mi cuerpo se tenso. Durante muchos años, mi hermano menos consider
¡Pero qué demonios estaba haciendo!Exclamé para mis adentros al aceptar besar a mi maldito jefe… tapo mis labios con la mano tratando de asimilar mi comportamiento tan lascivo, mis padres no educaron para ser una lanzada, siempre me recordaron que debía permanecer puro para el hombre con el que me casaría algún día. Y de hecho mientras que mi jefe me lleva por un largo pasillo, mis piernas reaccionan por sí solas, como si no quisieran separarse de él. Al llegar al fondo de la habitación Elijah abre la puerta dejándome ver su oficina, entramos sin soltar nuestras manos, para luego sentir el portazo de la puerta.— ¿En que habíamos quedado? — Elijah se pega a mi y en mi trasero pude sentir su verga dura. Aquello definitivamente encendió en mí una llama de la cual sentía que no había vuelta atrás, pero no iba a ocurrir en ese momento. Así que me deshago de sus brazos. — No. — Niego con mi cabeza mientras peino todo mi cabello hacia atrás.— ¿Qué sucede? — Él me miró confundido. — ¿
Entró al restaurante y de inmediato supe que era una taquería, y dentro solo había unos cuantos trabajadores y dos personas comiendo plácidamente a las 3 de la mañana .— Buenas noches ¿En que podemos ayudarla? — Un chico se acerca a mí con una sonrisa amable. — ¡Hola! — Saludo igualmente amable. — Puedes dejar los menús, mi acompañante aún está en el auto. — Señalo el auto que se estaciono del otro lado de la calle. — Ok, yo estaré cerca para cuando pidan la comida. El chico se aleja y comienzo a inspeccionar la carta, hasta que siento su presencia detrás de mí. — Eres una calienta vergas. — Susurra a mi oído. Para luego caminar enfrente de mi con una gabardina de color negro y tapando su ingle. Suelto una carcajada y él me mira con cara de pocos amigos. — No te enojes. — Le digo. — Tómalo como un favor. — ¿Favor? —Se ríe con incredulidad. — Favor, es que ahora mismo me chupes la verga y así podré llenar tu linda boquita rosada de mi leche. Justamente sentí mi boca reseca.
Desde que vi a Alicia no pude sacarla de mi sistema, la necesito únicamente para mi, necesitaba probarla, lamerle cada centímetro de su piel, sumirme entre sus piernas e inspirar su exquisito aroma. Dios…Cuando la tuve encima de mi , pude sentir la gloria entre mis manos, y aquel pedido de mi padre regresó a mi cabeza. Alicia es una chica guapa, tierna, con unas curvas que me vuelven malditamente loco y si puedo tenerla en casa como mi esposa no estaría nada mal. Pero no me catalogo como un hombre de una sola mujer, y hacer daño a este hermoso ser humano no sería justo. Así que tengo muchos pros y contras, sin embargo con ella a mi alrededor no pienso mucho en las consecuencias, así que me atreví a preguntarle de una vez por todas.— ¿Quieres ser mi esposa? Alicia me miró sin decir una sola palabra, se levantó de mi regazo y se sentó en su lugar, para seguir comiendo los tacos y la deje hacerlo. Maldigo en lo más profundo de mi ser por haberle hecho esa pregunta tan imprudente,
La música resonaba por todo el lugar, mientras que tenía a una chica sobre mi regazo bailando, recientemente había llegado al club junto con colegas del medio, ya hacía mucho tiempo que no teníamos una buena noche y esta noche de sábado iba a ser la mejor de todas. La mujer estaba muy ansiosa sobre mi porque bajo sus palabras había pescado un pez gordo y si soy sincero para mi no es un problema consentir a las mujeres como ellas quieran. Varias mujeres comenzaron a subir al VIP con botellas de champagne y velas mágicas que iluminaban con chispas al pasar. — ¡Hermano esta noche voy a perder el conocimiento. — Mi amigo Mike se acercó a mí con complicidad. — Luego subire al cuarto piso y cerrare la noche con broche de oro. — Es tu decisión. — Me encojo de hombros y con una sonrisa burlona. — Solo no te pases con el sadismo, la última vez tuvieron que limpiar el cuarto unas 5 veces. — No te preocupes, hoy vengo para tener sexo vainilla. — Bromea para luego soltar una carcajada. Sabía
¿Cómo me siento? No sé, es un cúmulo de sentimientos que ahora mismo están revoloteando por todo mi cuerpo, pero realmente no debería sentir nada con respecto a la vida que pueda llevar Elijah Morgan, el simplemente es mi jefe, sin embargo una semana atrás estaba casi comiéndome con la mirada y no dejaba de decir lo loco que estaba por mi, y al parecer si es cierto que tiene a cualquier mujer detrás de él y casi me vuelvo en una de sus estadísticas de putas folladas en su oficina.— ¡Hey! — Mike, quien estaba en el grupo de Elijah se acerca a mí con una hermosa sonrisa, pero yo lo aniquiló con la mirada, porque fue él quien me envió a la oficina de Elijah porque supuestamente “Me estaba llamando para hablar” — No pienso hablar contigo. — Sigo adelante para buscar más cervezas y tragos para otros clientes. — Oye, lo siento. — Me detiene en medio de una multitud. — Lo que sucede es que Elijah y yo hicimos una apuesta, acerca de quién iba a lograr hablar contigo, pero no sabía que ya
Solté una fuerte carcajada tanto que tuve que agarrarme el estómago de lo fuerte que me estaba riendo de lo que él dijo. Mientras que Elijah me veía con cara de pocos amigos, no había peor ofensa para un hombre que reírse de su virilidad y se notaba que Elijah no era la excepción, pero para mi es algo realmente relevante.— ¿Qué es tan gracioso? — pregunta él mientras que se iba a su minibar y se servía whisky. — Lo que me dijiste hace unas semanas. — Respondo limpiando las cuantas lágrimas que bajaban por mis mejillas de tanto reír. — Dijiste que más nunca iba a rogarme y aquí estás, celoso porque besé a tu amigo, y celoso porque salí con otro hombre y porque también lo bese. Elijah bajo lentamente el vaso que iba en dirección a sus labios y me miró con enojo, a pasos determinados se fue acercando a mi, trago fuerte sabiendo que la había cagado al confesarle que me había besado con el chico del restaurante, pero necesitaba olvidarlo a él, de su tacto, de sus besos, de sus constante
Alicia entró a la habitación donde su padre yacía dormido y simplemente me quedo viendo a través de la ventana dándole su espacio, se notaba que ella quería muchísimo a su padre, lo mira con ternura y con cariño, forma en la que nunca vería a mi padre por todo lo que hizo en el pasado y por lo que está haciendo ahora con mi vida.Sin embargo ya no había más nada que hacer con Edward Morgan y su vida mierda, es lo menos que se merece por haber ocasionado la muerte de mi madre y la gran brecha entre Michele y yo, siempre nos hizo competir como si nos estuviéramos en una competencia minimalismo, pero simplemente es por heredar todo el imperio de la Mafia Morgan. Hago a un lado todos esos pensamientos de mi desastrosa familia cuando veo a Alicia y al doctor salir de la habitación, el rostro de mi chica se encontraba hinchado por el llanto, y su nariz estaba roja de tanto sorber sus mocos. — ¿Cuál es el pronóstico? — Pregunta Alicia sin dejar de ver a su padre por el vidrio de la ventan