No sé como explicar realmente lo que estoy sintiendo en estos momentos con respecto a Alicia, por alguna extraña razón me siento malditamente imponente por lo fácil y rápido que le dio su número a aquel chico en el restaurante donde trabaja.
Simplemente quería colocarla sobre mis rodillas y darle unos buenos azotes en el culo por haber hecho aquello, pero no podía actuar de aquella forma, porque después de todo soy su jefe, pero aun así tengo esa necesidad de decirle que desde ese momento no iba a ver más nadie más que a mi.
A la vez fue una bendición que su amiga la cajera llegara a mi, con ella podía descargarme todas las ganas que llevo encima gracias a Alicia, la llamaré al caer la noche, la invitare al club y luego iremos al cuarto piso para tener un buen sexo.
— Jefe, debemos irnos. — Anunció Harold sacándome por completo de mis pensamientos. — Dijeron que Michele estaba de vuelta en la ciudad.
De inmediato mi cuerpo se tenso.
Durante muchos años, mi hermano menos considero que yo era una amenaza para ocupar el lugar como el nuevo jefe de la mafia siciliana. Ha hecho todo lo posible entre sus manos para derrumbar todos los muros que he construido y toda la dedicación que he puesto en cada uno de mis trabajos. Sus celos son tan enfermizos que incluso engatusa a todas mis parejas para abandonarme e irse junto con él.
— Ok, andando. — Levanto mi mano para llamar la atención de Alicia, la cual rápidamente acude.
— ¿Necesita algo señor Morgan? — pregunta ella con su m*****a sonrisa encantadora. Mi corazón se agita y mi pene se estremece dentro de mis pantalones.
— Por favor tráeme la cuenta.
Ella asiente con la cabeza y se aleja de mí contoneando sus caderas, pero rápidamente vuelvo a la conversación inicial.
— ¿En dónde se encuentra Michele en estos momentos?
— Nos informan que se está hospedando en el hotel continental.
— Debemos hallar la forma de que huya lejos de aquí. — Hablo. — ¿Qué plan tienen los servicios extra secretos?
— Aún no tienen nada señor.
— ¡Maldita sea Harold! — Golpeó la mesa llamando así la atención de varias personas, incluso la de Alicia, quien se dirigió en nuestra dirección.
— Aquí está señor. — Me entrega la cuenta, sacó unos cuantos billetes y junto con la propina, nos levantamos de nuestro asiento.
— Gracias por tu servicio Alicia, espero que nos podamos ver esta noche. — La miró con un poco de desdén por lo que hizo, pero soy consciente de que ella va a estar bien sin mi.
Al caer la noche, los nervios invaden todo mi cuerpo, tenía esa necesidad tóxica de ir al trabajo únicamente para verla a ella, a la hermosa Alicia Star, no podía sacarla de mi sistema, quiero ver su tierno rostro angelical y poder plantarle un beso y reclamarla como mía.
Cuando entro al club la música comienza a retumbar por todo el lugar, camino entre todas las personas y me dirijo a mi lugar habitual, justo donde podría verla sin problema alguno. Alicia estaba atendiendo una mesa repleta de chicos y ella le sonreía con gracia y elegancia, era entendible porque era la que mayor propina recibia.
— Señor Morgan. — Una chica completamente diferente se acerca con mi pedido usal.
— ¿Quién eres y por qué no vino Alicia?
— Disculpe señor Morgan, pero Walter me dij que le trajera esto.
— Déjalo en la mesa, pero dile a Walter que quiero que me atienda Alicia.
— Como usted diga señor.
La chica deja mi tequila en la mesa y se va dejándome solo. Veo como pronto Walter le dice algo a Alicia y ella mira en mi dirección, no la dejo de ver en ningún momento, porque no quiero perderme ningún detalle de su belleza, la veo caminar en mi dirección y mi corazón comienza a latir con fuerza como cuando tenía 15 años e invitaba a una chica a salir.
— Buenas noches señor Morgan. — Ella saluda.
— Por favor no me digas Señor Alicia, llamame Elijah.
— Y ya le dije que no lo haré.
— ¿Por qué eres tan testaruda? — Bufo obstinado por desobediente.
— ¿Disculpe? — Ella se lleva su mano al pecho como si la hubiera ofendido.
— Si, eso es lo que eres. — hablo. — No te has dado cuenta que he intentado a toda costa acercarme a ti y lo único que haces es alejarte
Ella abre su boca para decir algo, pero parece arrepentirse, porque de inmediato la sierra.
— No sé de qué me está hablando. — Finge confusión.
— Así como me escuchas. — Me levanté de mi asiento para acercarme a ella. — Por alguna extraña razón me has vuelto loco y eso de estar sonriéndole a todos los hombres me tiene harto, no puedes estar haciendo eso y pretender que todo está bien.
— ¿Acaso no se está escuchando bien?
— Me estoy escuchando muy bien Alicia, y se que suena impertinente, pero desde que le diste tu número a ese chico por la mañana, he buscado todas las formas de no volverme malditamente loco.
— Señor yo…
— ¡Que no me llames señor! — Murmuró entre dientes. — Alicia ¿Conoces el poder que tienes sobre los hombres?
— Escúchame bien Elijah, no te conozco, solo sé que eres mi maldito jefe, así que no estaré tolerando este tipo de escenas, yo necesito ganar dinero y quiero hacerlo lo más pronto posible, para no volver.
— No lo harás. — Hablo con seguridad.
— ¿Y quién lo va impedir? — Ella se cruza de brazos.
Una sonrisa socarrona se dibuja en mi rostro, nunca antes nadie me había retado de tal forma como lo ha hecho ella en estos momentos. La tomó del brazo y nos dirigimos al elevador.
— Suélteme. — Alicia intenta zafarse de mi agarre, pero se lo impido.
— No. — respondo, y las puertas se abren y dentro estaba vacío, entramos y a los pocos segundos las puertas se cierran.
— ¡Qué le pasa! — Ella me encara. — ¡Acaso le hace falta un tornillo en la cabeza!
Sonrió, verla así de enojada me gustaba.
— ¿Alguna vez te han dicho que te ves linda cuando te enojas?
— ¡Estoy hablando en serio Seño…!
Alicia no termino de hablar cuando la pego contra la pared del elevador, nuestras respiraciones se entremezclan, puedo sentir su olor a vainilla, Dios… huele exquisita, tal cual como a mi me gusta, me inclino un poco más y hundo mi nariz en la curva de su cuello mientras que ella jadea, aquel simple sonido hizo que mi verga se endureciera como una roca.
— ¿Acaso tengo que someterte para que no me vuelvas a decir señor?
Me tomo el atrevimiento de pasar mi lengua por su cuello sintiendo su cálida piel.
— Elijah… — Suelta ella en un jadeo.
— Oh Dios Alicia, no sabes el monstruo que has despertado. — mis manos las cuales en aquel instante se encontraban en su cintura poco a poco bajaron hasta llegar a su trasero redondo y perfecto.
— Besame. — Murmura ella.
Subo hasta sus labios y nos unimos en un candente y vigoroso beso, nuestras lenguas entraron en acción y mis manos no querían dejarla ir, la pegó aún más a mi cuerpo para que sintiera lo dura que me ponía la verga.
Sus brazos se fueron directamente a mis hombros y sus manos a mi cabello para jugar entre ellos.
Sin embargo nuestra escena no duró tanto, porque las puertas del elevador se abrieron justamente en el piso correcto, Ella rápidamente se aleja de mí y comienza arreglarse un poco la ropa y tapar sus labios rojos. Sin importar el qué dirán, la tomó de la mano y caminamos por un largo pasillo repleto de habitaciones, donde justo al final se encuentra mi oficina.
¡Pero qué demonios estaba haciendo!Exclamé para mis adentros al aceptar besar a mi maldito jefe… tapo mis labios con la mano tratando de asimilar mi comportamiento tan lascivo, mis padres no educaron para ser una lanzada, siempre me recordaron que debía permanecer puro para el hombre con el que me casaría algún día. Y de hecho mientras que mi jefe me lleva por un largo pasillo, mis piernas reaccionan por sí solas, como si no quisieran separarse de él. Al llegar al fondo de la habitación Elijah abre la puerta dejándome ver su oficina, entramos sin soltar nuestras manos, para luego sentir el portazo de la puerta.— ¿En que habíamos quedado? — Elijah se pega a mi y en mi trasero pude sentir su verga dura. Aquello definitivamente encendió en mí una llama de la cual sentía que no había vuelta atrás, pero no iba a ocurrir en ese momento. Así que me deshago de sus brazos. — No. — Niego con mi cabeza mientras peino todo mi cabello hacia atrás.— ¿Qué sucede? — Él me miró confundido. — ¿
Entró al restaurante y de inmediato supe que era una taquería, y dentro solo había unos cuantos trabajadores y dos personas comiendo plácidamente a las 3 de la mañana .— Buenas noches ¿En que podemos ayudarla? — Un chico se acerca a mí con una sonrisa amable. — ¡Hola! — Saludo igualmente amable. — Puedes dejar los menús, mi acompañante aún está en el auto. — Señalo el auto que se estaciono del otro lado de la calle. — Ok, yo estaré cerca para cuando pidan la comida. El chico se aleja y comienzo a inspeccionar la carta, hasta que siento su presencia detrás de mí. — Eres una calienta vergas. — Susurra a mi oído. Para luego caminar enfrente de mi con una gabardina de color negro y tapando su ingle. Suelto una carcajada y él me mira con cara de pocos amigos. — No te enojes. — Le digo. — Tómalo como un favor. — ¿Favor? —Se ríe con incredulidad. — Favor, es que ahora mismo me chupes la verga y así podré llenar tu linda boquita rosada de mi leche. Justamente sentí mi boca reseca.
Desde que vi a Alicia no pude sacarla de mi sistema, la necesito únicamente para mi, necesitaba probarla, lamerle cada centímetro de su piel, sumirme entre sus piernas e inspirar su exquisito aroma. Dios…Cuando la tuve encima de mi , pude sentir la gloria entre mis manos, y aquel pedido de mi padre regresó a mi cabeza. Alicia es una chica guapa, tierna, con unas curvas que me vuelven malditamente loco y si puedo tenerla en casa como mi esposa no estaría nada mal. Pero no me catalogo como un hombre de una sola mujer, y hacer daño a este hermoso ser humano no sería justo. Así que tengo muchos pros y contras, sin embargo con ella a mi alrededor no pienso mucho en las consecuencias, así que me atreví a preguntarle de una vez por todas.— ¿Quieres ser mi esposa? Alicia me miró sin decir una sola palabra, se levantó de mi regazo y se sentó en su lugar, para seguir comiendo los tacos y la deje hacerlo. Maldigo en lo más profundo de mi ser por haberle hecho esa pregunta tan imprudente,
La música resonaba por todo el lugar, mientras que tenía a una chica sobre mi regazo bailando, recientemente había llegado al club junto con colegas del medio, ya hacía mucho tiempo que no teníamos una buena noche y esta noche de sábado iba a ser la mejor de todas. La mujer estaba muy ansiosa sobre mi porque bajo sus palabras había pescado un pez gordo y si soy sincero para mi no es un problema consentir a las mujeres como ellas quieran. Varias mujeres comenzaron a subir al VIP con botellas de champagne y velas mágicas que iluminaban con chispas al pasar. — ¡Hermano esta noche voy a perder el conocimiento. — Mi amigo Mike se acercó a mí con complicidad. — Luego subire al cuarto piso y cerrare la noche con broche de oro. — Es tu decisión. — Me encojo de hombros y con una sonrisa burlona. — Solo no te pases con el sadismo, la última vez tuvieron que limpiar el cuarto unas 5 veces. — No te preocupes, hoy vengo para tener sexo vainilla. — Bromea para luego soltar una carcajada. Sabía
¿Cómo me siento? No sé, es un cúmulo de sentimientos que ahora mismo están revoloteando por todo mi cuerpo, pero realmente no debería sentir nada con respecto a la vida que pueda llevar Elijah Morgan, el simplemente es mi jefe, sin embargo una semana atrás estaba casi comiéndome con la mirada y no dejaba de decir lo loco que estaba por mi, y al parecer si es cierto que tiene a cualquier mujer detrás de él y casi me vuelvo en una de sus estadísticas de putas folladas en su oficina.— ¡Hey! — Mike, quien estaba en el grupo de Elijah se acerca a mí con una hermosa sonrisa, pero yo lo aniquiló con la mirada, porque fue él quien me envió a la oficina de Elijah porque supuestamente “Me estaba llamando para hablar” — No pienso hablar contigo. — Sigo adelante para buscar más cervezas y tragos para otros clientes. — Oye, lo siento. — Me detiene en medio de una multitud. — Lo que sucede es que Elijah y yo hicimos una apuesta, acerca de quién iba a lograr hablar contigo, pero no sabía que ya
Solté una fuerte carcajada tanto que tuve que agarrarme el estómago de lo fuerte que me estaba riendo de lo que él dijo. Mientras que Elijah me veía con cara de pocos amigos, no había peor ofensa para un hombre que reírse de su virilidad y se notaba que Elijah no era la excepción, pero para mi es algo realmente relevante.— ¿Qué es tan gracioso? — pregunta él mientras que se iba a su minibar y se servía whisky. — Lo que me dijiste hace unas semanas. — Respondo limpiando las cuantas lágrimas que bajaban por mis mejillas de tanto reír. — Dijiste que más nunca iba a rogarme y aquí estás, celoso porque besé a tu amigo, y celoso porque salí con otro hombre y porque también lo bese. Elijah bajo lentamente el vaso que iba en dirección a sus labios y me miró con enojo, a pasos determinados se fue acercando a mi, trago fuerte sabiendo que la había cagado al confesarle que me había besado con el chico del restaurante, pero necesitaba olvidarlo a él, de su tacto, de sus besos, de sus constante
Alicia entró a la habitación donde su padre yacía dormido y simplemente me quedo viendo a través de la ventana dándole su espacio, se notaba que ella quería muchísimo a su padre, lo mira con ternura y con cariño, forma en la que nunca vería a mi padre por todo lo que hizo en el pasado y por lo que está haciendo ahora con mi vida.Sin embargo ya no había más nada que hacer con Edward Morgan y su vida mierda, es lo menos que se merece por haber ocasionado la muerte de mi madre y la gran brecha entre Michele y yo, siempre nos hizo competir como si nos estuviéramos en una competencia minimalismo, pero simplemente es por heredar todo el imperio de la Mafia Morgan. Hago a un lado todos esos pensamientos de mi desastrosa familia cuando veo a Alicia y al doctor salir de la habitación, el rostro de mi chica se encontraba hinchado por el llanto, y su nariz estaba roja de tanto sorber sus mocos. — ¿Cuál es el pronóstico? — Pregunta Alicia sin dejar de ver a su padre por el vidrio de la ventan
La puerta de la habitación se abre dejando ver a varias enfermeras y al doctor que atiende al padre de Alicia. Ella al verlos entrar de inmediato se puso en alerta.— ¿Qué sucede doctor? — Pregunta Alicia notablemente preocupada.— No sucede nada Alicia, de hecho venimos porque los vamos a mover de piso para que puedan estar más cómodos.— Doctor, no es necesario aquí estamos bien, además ya sabe que no podemos permitirnos tantas cosas.— No te preocupes por eso Alicia, seguramente tienes un ángel de la guarda que te está protegiendo.El doctor le brinda una sonrisa cálida a Alicia, para lueg