4 ELIJAH

No sé como explicar realmente lo que estoy sintiendo en estos momentos con respecto a Alicia, por alguna extraña razón me siento malditamente imponente por lo fácil y rápido que le dio su número a aquel chico en el restaurante donde trabaja. 

Simplemente quería colocarla sobre mis rodillas y darle unos buenos azotes en el culo por haber hecho aquello, pero no podía actuar de aquella forma, porque después de todo soy su jefe, pero aun así tengo esa necesidad de decirle que desde ese momento no iba a ver  más nadie más que a mi. 

A la vez fue una bendición que su amiga la cajera llegara a mi, con ella podía descargarme todas las ganas que llevo encima gracias a Alicia, la llamaré al caer la noche, la invitare al club y luego iremos al cuarto piso para tener un buen sexo. 

— Jefe, debemos irnos. — Anunció Harold sacándome por completo de mis pensamientos. — Dijeron que Michele estaba de vuelta en la ciudad. 

De inmediato mi cuerpo se tenso. 

Durante muchos años, mi hermano menos considero que yo era una amenaza para ocupar el lugar como el nuevo jefe de la mafia siciliana. Ha hecho todo lo posible entre sus manos para derrumbar todos los muros que he construido y toda la dedicación que he puesto en cada uno de mis trabajos. Sus celos son tan enfermizos que incluso engatusa a todas mis parejas para abandonarme e irse junto con él. 

— Ok, andando. — Levanto mi mano para llamar la atención de Alicia, la cual rápidamente acude.

— ¿Necesita algo señor Morgan? — pregunta ella con su m*****a sonrisa encantadora. Mi corazón se agita y mi pene se estremece dentro de mis pantalones.

— Por favor tráeme la cuenta.

Ella asiente con la cabeza y se aleja de mí contoneando sus caderas, pero rápidamente vuelvo a la  conversación inicial. 

— ¿En dónde se encuentra Michele en estos momentos? 

— Nos informan que se está hospedando en el hotel continental. 

— Debemos hallar la forma de que huya lejos de aquí. — Hablo. — ¿Qué plan tienen los servicios extra secretos? 

— Aún no tienen nada señor. 

— ¡Maldita sea Harold! — Golpeó la mesa llamando así la atención de varias personas, incluso la de Alicia, quien se dirigió en nuestra dirección. 

— Aquí está señor. — Me entrega la cuenta, sacó unos cuantos billetes y junto con la propina, nos levantamos de nuestro asiento. 

— Gracias por tu servicio Alicia, espero que nos podamos ver esta noche. — La miró con un poco de desdén por lo que hizo, pero soy consciente de que ella va a estar bien sin mi. 

Al caer la noche, los nervios invaden todo mi cuerpo, tenía esa necesidad tóxica de ir al trabajo únicamente para verla a ella, a la hermosa Alicia Star, no podía sacarla de mi sistema, quiero ver su tierno rostro angelical y poder plantarle un beso y reclamarla como mía. 

Cuando entro al club la música comienza a retumbar por todo el lugar,  camino entre todas las personas y me dirijo a mi lugar habitual, justo donde podría verla sin problema alguno. Alicia estaba atendiendo una mesa repleta de chicos y ella le sonreía con gracia  y elegancia, era entendible porque era la que mayor propina recibia. 

— Señor Morgan. — Una chica completamente diferente se acerca con mi pedido usal. 

— ¿Quién eres y por qué no vino Alicia? 

— Disculpe señor Morgan, pero Walter me dij que le trajera esto. 

— Déjalo en la mesa, pero dile a Walter que quiero que me atienda Alicia. 

— Como usted diga señor. 

La chica deja mi tequila en la mesa y se va dejándome solo. Veo como pronto Walter le dice algo a Alicia y ella mira en mi dirección, no la dejo de ver en ningún momento, porque no quiero perderme ningún detalle de su belleza, la veo caminar en mi dirección y mi corazón comienza a latir con fuerza como cuando tenía 15 años e invitaba a una chica a salir. 

— Buenas noches señor Morgan. — Ella saluda. 

— Por favor no me digas Señor Alicia, llamame Elijah. 

— Y ya le dije que no lo haré. 

— ¿Por qué eres tan testaruda? — Bufo obstinado por desobediente. 

— ¿Disculpe? — Ella se lleva su mano al pecho como si la hubiera ofendido.

— Si, eso es lo que eres. — hablo. — No te has dado cuenta que he intentado a toda costa acercarme a ti y lo único que haces es alejarte 

Ella abre su boca para decir algo, pero parece arrepentirse, porque de inmediato la sierra. 

— No sé de qué me está hablando. — Finge confusión. 

— Así como me escuchas. — Me levanté de mi asiento para acercarme a ella. — Por alguna extraña razón me has vuelto loco y eso de estar sonriéndole a todos los hombres me tiene harto, no puedes estar haciendo eso y pretender que todo está bien. 

— ¿Acaso no se está escuchando bien? 

— Me estoy escuchando muy bien Alicia, y se que suena impertinente, pero desde que le diste tu número a ese chico por la mañana, he buscado todas las formas de no volverme malditamente loco. 

— Señor yo…

— ¡Que no me llames señor! — Murmuró entre dientes. — Alicia ¿Conoces el poder que tienes sobre los hombres? 

— Escúchame bien Elijah, no te conozco, solo sé que eres mi maldito jefe, así que no estaré tolerando este tipo de escenas, yo necesito ganar dinero y quiero hacerlo lo más pronto posible, para no volver. 

— No lo harás. — Hablo con seguridad. 

— ¿Y quién lo va impedir? — Ella se cruza de brazos. 

Una sonrisa socarrona se dibuja en mi rostro, nunca antes nadie me había retado de tal forma como lo ha hecho ella en estos momentos. La tomó del brazo y nos dirigimos al elevador. 

— Suélteme. — Alicia intenta zafarse de mi agarre, pero se lo impido. 

— No. — respondo, y las puertas se abren y dentro estaba vacío, entramos y a los pocos segundos las puertas se cierran. 

— ¡Qué le pasa! — Ella me encara. — ¡Acaso le hace falta un tornillo en la cabeza! 

Sonrió, verla así de enojada me gustaba. 

— ¿Alguna vez te han dicho que te ves linda cuando te enojas? 

— ¡Estoy hablando en serio Seño…! 

Alicia no termino de hablar cuando la pego contra la pared del elevador, nuestras respiraciones se entremezclan, puedo sentir su olor a vainilla, Dios… huele exquisita, tal cual como a mi me gusta, me inclino un poco más y hundo mi nariz en la curva de su cuello mientras que ella jadea, aquel simple sonido hizo que mi verga se endureciera como una roca. 

— ¿Acaso tengo que someterte para que no me vuelvas a decir señor? 

Me tomo el atrevimiento de pasar mi lengua por su cuello sintiendo su cálida piel. 

— Elijah… — Suelta ella en un jadeo. 

— Oh Dios Alicia, no sabes el monstruo que has despertado. — mis manos las cuales en aquel instante se encontraban en su cintura poco a poco bajaron hasta llegar a su trasero redondo y perfecto. 

— Besame. — Murmura ella. 

Subo hasta sus labios y nos unimos en un candente y vigoroso beso, nuestras lenguas entraron en acción y mis manos no querían dejarla ir, la pegó aún más a mi cuerpo para que sintiera lo dura que me ponía la verga. 

Sus brazos se fueron directamente a mis hombros y sus manos a mi cabello para jugar entre ellos. 

Sin embargo nuestra escena no duró tanto, porque las puertas del elevador se abrieron justamente en el piso correcto, Ella rápidamente se aleja de mí y comienza arreglarse un poco la ropa y tapar sus labios rojos. Sin importar el qué dirán, la tomó de la mano y caminamos por un largo pasillo repleto de habitaciones, donde justo al final se encuentra mi oficina. 

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