Rodrigo Montalban Me enteré por terceros de que Elizabeth planea llevarse a mis hijos. Ni siquiera tuvo la decencia de informarme personalmente. Eso solo me reafirma en mi intención de arruinar sus planes de felicidad con ese imbécil de Raúl. Tengo un plan para hacerlo, y no voy a perder la oportunidad de ponerlo en marcha. Me dirigí a la oficina de Elizabeth con pasos firmes, ya dispuesto a enfrentar la situación. Al entrar, vi que tenía los boletos en sus manos. Con rabia, los tomé de un tirón y los arrojé al suelo. Me miró con esa calma irritante que solía tener. — ¡Me enteré por otros que te llevas a mis hijos sin mi consentimiento! ¡Qué demonios te pasa! —le grité. Elizabeth mantuvo su tono tranquilo y un tanto despectivo.— Tranquilo, Rodrigo. Te lo iba a decir. Para tu información, solo serán unos días. Llámate a Flavia si te aburres. Sus palabras solo hicieron que me hirviera la sangre aún más. Verla tan despreocupada, mientras yo me consumía por dentro, me enloquecía. Me
Elizabeth Romano.No negaré que me duele la actitud de Rodrigo durante esta semana; me ha ignorado, es como si fingiera que yo no existo.No soy tonta y sé que se está acostando con otra mujer. La propia Flavia me ha presumido que estuvieron juntos y, cuando le pregunté, él no lo negó. No puedo creer su cinismo; hace menos de una semana me juraba amor y fácilmente estuvo con otra.¡¿Qué clase de amor es ese?!Evidentemente, él sigue siendo el mismo mujeriego de siempre. Terminé de preparar las maletas de los gemelos y bajé al living, donde están Raúl y mi madre; ella nos acompañará para ayudarme con los niños.—¡Lista, bonita! Tardaste horas.Me acerqué a él y le di un beso en los labios. —Pero valió la pena, ¿verdad?—Claro que sí, estás hermosa. —Responde él.—Me encanta la pareja que hacen; nadie mejor que tú para cuidar a mi hija. —Comenta mamá.—Muchas gracias, suegra. Usted sabe que la adoro. Si fuera por mí, Ellie ya sería mi esposa, pero su hija es indecisa. —Se queja Raúl.Re
— Raúl se tuvo que ir solo por ese pasaporte —dijo mamá con un tono cansado.— Ya no quiero hablar de eso, mamá —contesté, visiblemente molesta.— Cenamos pizza así te animas un poquito, mi amor —sugirió mamá con una sonrisa.Asentí con la cabeza.— Amor, ya que no iremos de viaje, iré a pasar el día con tu tía que está en la ciudad. ¿Vienes? —propuso ella.— No, mamá, yo me quedo con los gemelos. Mejor ve tú y que te lleve el chofer —respondí, sin ganas de moverme.— Sí, amor, mañana voy —confirmó mamá.No puedo creer que Rodrigo me siga manejando a su antojo; solo soy un títere y eso me hace enojar demasiado. Me pregunto cuándo me dejará en paz ese hombre. ¿Por qué no puedo desaparecerlo de mi vida de una buena vez? Y lo que más odio es que sigo amándolo con todo lo que soy. Me odio a mí misma por hacerlo y porque creo que nunca lo dejaré de amar.El día se tornó nublado; creo que lloverá, por eso no quiero sacar a los gemelos de la casa. En este momento estamos en el jardín jugando
Cuando me desperté saque las manos de Rodrigo de encima mío y los observe, los tres están dormidos roncando son iguales físicamente. Estoy completamente loca Rodrigo y yo nos acabamos de tocar mutuamente cuando yo tengo pareja. Soy una infiel y una cualquiera, Raúl no se merece lo que le estoy haciendo. Siento culpa al saber que lo volvería a hacer y posiblemente la próxima vez no me detendre. Lo que siento por Ro es más grande que mí moral, que mi propia voluntad que todos mis principios. Bajé al Living y donde ya estan Rosalba, mi madre, mi tía y Eva la tormenta ha terminado y volvió la luz. — el coche de Ro está afuera —comenta Eva — si está durmiendo con los gemelos — Respondí — ya es tarde debería irse— Comenta mamá —es tu marido debería volver a vivir aquí, este es su lugar —lo defiende su tía de mi madre —ya volvieron Ellie —ríe Eva — no, se quedo por los gemelos— Afirmé — y por ti— Afirma ella. — ya casi está la comida de los bebés, señorita — m
Hoy estoy decidida a terminar mi relación con Raúl; no puedo seguir con algo que no tiene futuro. Ahora comprendo que fue un gran error aceptar estar con él cuando nunca estuve enamorada.Es verdad que le tengo un cariño muy especial, pero eso no es suficiente para tener una relación. Lo único que estoy haciendo es hacerlo perder el tiempo y lastimarlo; eso no es justo para ninguno de los dos.Lo esperé en su oficina; él llegó a la hora de siempre. Noté en su mirada una profunda sorpresa, la cual no comprendo.Él se acerca a mí y me da un abrazo seguido de un beso en los labios.—Te extrañé mucho —dice, con una voz cargada de emoción.Me siento una basura. Dejé que Rodrigo me besara y me tocara; además de eso, lo amo con todo mi corazón y me muero de ganas por volver a ser su mujer.Le estoy siendo infiel a Raúl en todos los sentidos, y él no se lo merece; es el mejor hombre del mundo, me ama a mí y a mis hijos.—Raúl, tengo que hablar contigo de algo muy importante —le digo, intentan
Rodrigo Montalbán—Lo arruiné, lo arruiné —Camilo ha repetido esa frase sin parar durante los últimos cinco minutos.No puedo evitar reírme.—Te acuestas con cualquiera y te da igual, Camilo. ¿Qué es diferente ahora?Esta es mi venganza contra él. Cuando comencé a salir con Ellie, él no paraba de burlarse de mí, y ahora llegó su karma.—Nunca he creído en la amistad entre el hombre y la mujer. Sabes que las mujeres en mi vida nunca duran, y no quería que ocurriera lo mismo con Ximena, pero terminé por arruinarlo. No sé por qué comencé ese beso.—Porque tenías ganas desde hace mucho tiempo.—Rodrigo, es una pregunta retórica; ya sé por qué comencé ese beso.—Entonces, ¿qué quieres que te diga?—Algo que me ayude.—Es que tú te complicas solo. Tienes dos caminos: le pides a Ximena que esté contigo o intentas olvidar que todo ocurrió.—No es tan fácil olvidar.Reí.—Estuvo tan bueno el sexo.—Solo te diré que no fue solo una vez.—Ya me lo imaginaba.Él ríe.—Pobrecito, Ellie te sigue te
No puedo odiar más a Rodrigo Montalban hace más de un mes que no me responde un mensaje y no ha ido a la empresa ni un día. Camilo dice que está de viaje pero yo sé perfectamente que él no puede salir del país.Esos dos siempre se encubren, seguramente él usa lo de Raúl como excusa y ahora está con su abogadita en la cama, es un miserable porque una cosa es que este enojado conmigo pero ni siquiera a los gemelos ha venido a ver. Raúl por suerte está mucho mejor, lo he acompañado en todo momento como él lo hizo conmigo cuando murió mí abuelo. Él dice que los gemelos y yo somos su mejor terapia. En este momento estoy con él charlando en mi oficina —Amor quisiera que me acompañes a un lugar — Me pide él —¿Qué lugar ? — Pregunté curiosa. —Tengo unos trámites que resolver en mi país natal y creo que le serviría a los gemelos distraerse — Sugiere él. —Puede ser pero debo decirle a Rodrigo. Él ríe —El desaparecido Rodrigo, es evidente que ustedes no les importan Fuimos interru
Elizabeth Romano En este momento estoy en mi oficina, cuando fui interrumpida por una visita inesperada de alguien que pensé que nunca volvería a ver.—Elizabeth, no me agradas y no te agrado, pero necesitamos hablar sobre Rodrigo —dijo Lila con un tono frío.—¿Qué quieres, Lila? —respondí, tratando de mantener la calma.—Seguramente sabes que él ya no quiere que lo defienda —continuó ella, su voz cargada de frustración.—Más que defenderlo, tú quieres acostarte con él. No soy imbécil —repliqué, con firmeza.—Yo amo a Rodrigo, y por eso mi prioridad es su libertad. Pero dime, ¿también es tu prioridad? —me preguntó, con una mezcla de desafío y preocupación.—¡Claro que sí! —exclamé, convencida.—Entonces, convéncelo de que se defienda. El juicio se acerca, y él me despidió. No quiere ser defendido por nadie —dijo Lila, su tono un tanto desesperado.—¿Por qué hizo algo así? —pregunté, confundida.—¡Por ti! —respondió Lila con un acento de enojo.—¿Por mí? De verdad estás loca. Yo nunc