Italy Wilson
La venganza era un plato que se comía frío. Pero claramente no estaba pensando en nada de eso cuando me compré un vestido blanco corto y con demasiado escote en la primera tienda que vi una vez salí de la mansión.
Me había registrado en un hotel con dinero en efectivo y con otro nombre y había subido a la habitación para ducharme, peinarme y vestirme con el vestido y los zapatos rojos de punta que había llevado en la tarde.
No me había maquillado lo suficiente porque en mi neceser de la cartera solo llevaba polvos, labial y máscara de pestaña. Pero era suficiente para parecer presentable mientras me colocaba el collar de perlas alrededor del cuello.
El vestido no tenía mangas, solo un escote en V en la parte delantera y la espalda totalmente descubierta con poca tela cubriendo mis piernas.
Pero se sentía bien, se sentía correcto tomar solo dinero en efectivo en el costado de mi cuerpo, guardar lo demás en una caja fuerte de la habitación y salir en dirección a uno de los clubes más concurridos de la ciudad.
Al llegar dejé mi auto en el subterráneo y subí al reconocido club en dónde me dejaron pasar tan pronto me detuve en la puerta luciendo demasiado mafiosa para mi gusto.
Por mala suerte era conocida por muchos en estos círculos. Porque estar metida en el mundo de las apuestas, una mujer, claramente. No era algo que pasara desapercibido.
Al entrar en el lugar una corriente me recorrió por completo y supe de inmediato que me veían. No importaba, necesitaba que me viera, porque esa era la única razón por la que estaba ahí de tantos clubes de la ciudad.
Mi cabello color caramelo caía sobre mis hombros y rozaba mis nalgas a mis espaldas mientras me movía entre el mar de personas y me dirigía hacia la barra para pedir un vodka bien fuerte y afrutado.
Cuando el hombre de la barra me vio le di una sonrisa abierta y me incliné para que escuchara mi petición.
Cuando se la di me dio un asentimiento y casi de inmediato volvió con mi pedido y yo lo tragué todo de un solo.
El líquido descendió por mi garganta y suspiré cuando se asentó en mi estómago. Y luego pedí otro y el último.
La sonrisa del hombre fue suave cuando me pasó el vaso por mitad y lo bebí más despacio, de dos tragos antes de pagarle con el dinero que llevaba y girarme hacia la pista de baile.
Mis brazos se alzaron al aire y sonreí suavemente mientras alejaba los sentimientos de la traición y del corazón roto que me estaba arrastrando hacia el abismo.
Durante toda mi vida siempre fui una pieza que movían de un lado a otro, una pieza reemplazable, un peón que cualquiera podía tomar y derribar.
Sin embargo, estúpidamente creí que Raian me había elegido a mí. Aun cuando me usaba como uno de sus caballos o alfiles, no como un peón. Pero después de todo, solo era una pieza reemplazable, nunca la reina en el juego.
Alejando los pensamientos negativos seguí dejándome llevar hasta que lo sentí de nuevo. Una mirada penetrante que me envolvía con un fuego iridiscente que me estaba encendiendo en llamas.
Pasé saliva y sonreí cuando una chica se acercó y comenzamos a bailar una frente a la otra. Su cabello era azul, azul eléctrico y tenía un piercing en la nariz en forma de aro. Su sonrisa era cálida y sus manos me sostuvieron de la cintura.
Mis manos se aferraron a las de ella y continuamos el vaivén hasta que mis pies sintieron que explotarían en cualquier momento.
Sintiéndome algo ofuscada me alejé de la chica y de la multitud no sin darle una sonrisa y luego me guíe hacia el baño.
El lugar era lujoso y eso se vio reflejado en los bonitos baños de mármol que se veían totalmente limpios, incluso cuando era probable que una multitud entrara cada dos minutos.
Deteniéndome frente al lavabo me lavé las manos y luego las llevé a mis mejillas calientes probablemente por haberme tomado el alcohol de esa forma cuando no había cenado.
Pero no podría pasar bocado, no cuando la imagen seguía grabada en mi mente.
Cuando me sentí más fresca me sequé las manos y caminé hacia la puerta, y justo cuando salía una figura me tomó de la mano y me llevó contra la pared de un solo movimiento.
Estaba aquí, el hombre por el que había venido específicamente a este club estaba aquí. El dueño del club Luxury, el más conocido de la ciudad, pero también el enemigo de mi esposo, el rey de la mafia que vivía día tras día para destruirlo.
Mis ojos lo recorrieron mientras su presencia me envolvía y me atrapaba. Su aroma era tan varonil que me forcé para no inclinarme y olerlo y sus ojos, esos dos glaciares azules me escanearon lentamente mientras mis manos se cerraban en puños a ambos lados de mi cuerpo.
Estaba casi temblando por su cercanía y la forma en la que me había dominado con un solo movimiento de su mano y eso de alguna forma no debería impresionarme, su contextura era fuerte y aunque no era delgado no era este tipo de músculo exagerado al que le corrías.
Mis ojos verde oscuro se engancharon a los suyos y aunque estaba temblando, aunque las alarmas en mi mente me pedían que corriera lejos de él. Que todo esto era una mala idea, claramente me quedé plasmada en mi lugar y dejé que viera la determinación en cada uno de mis rasgos.
Lo miré como miraba a esos corredores de apuestas, sin miedo. Pero, claro, él encontraría un punto débil en mí y lo explotaría, porque eso era lo que hacía Hudson Toscani, te observaba, te rodeaba y cuando te atrapaba tomaba en cuenta cada movimiento, cada mirada y lo usaba en tu contra.
Era todo lo que había escuchado de él, pero no necesitaba vivirlo por mi cuenta para descubrir si era cierto. Aunque esta noche era probable que eso sucediera.
Hudson Toscani No me gustaba ir al club los días de semana. En muchas ocasiones resultaba ser un lugar muy aburrido lleno de adolescentes que se escapaban de casa un día de semana por la noche para disfrutar de su juventud.No tenía nada que ver conmigo, pero ciertamente era aburrido. Pero tenía negocios que tratar, cosas que necesitaban de mi atención y se la podía dar completamente mientras estuviera en aquel club que era claramente el mejor de la ciudad.Las cámaras de seguridad en mi pantalla me dejaban ver todo, absolutamente todo el lugar incluyendo la entrada y el estacionamiento si así lo quería. Pero la mayoría de las veces no me apetecía prestar atención a áreas como esas.Un rato pasó mientras yo trataba de idear la manera más fácil para pedirle a dos de mis socios que estaban en camino que me ayudaran a trazar un plan. Ellos eran estrategas natos. Ian de Luca, hermano de mi mano derecha y un italiano de pies a cabeza y también teníamos a Natali Privalti, su esposa y asoci
Hudson Toscani No me gustaba ir al club los días de semana. En muchas ocasiones resultaba ser un lugar muy aburrido lleno de adolescentes que se escapaban de casa un día de semana por la noche para disfrutar de su juventud.No tenía nada que ver conmigo, pero ciertamente era aburrido. Pero tenía negocios que tratar, cosas que necesitaban de mi atención y se la podía dar completamente mientras estuviera en aquel club que era claramente el mejor de la ciudad.Las cámaras de seguridad en mi pantalla me dejaban ver todo, absolutamente todo el lugar incluyendo la entrada y el estacionamiento si así lo quería. Pero la mayoría de las veces no me apetecía prestar atención a áreas como esas.Un rato pasó mientras yo trataba de idear la manera más fácil para pedirle a dos de mis socios que estaban en camino que me ayudaran a trazar un plan. Ellos eran estrategas natos. Ian de Luca, hermano de mi mano derecha y un italiano de pies a cabeza y también teníamos a Natali Privalti, su esposa y asoci
Hudson Toscani—¿Entonces qué será? —cuestionó levantando la barbilla de forma desafiante, aun cuando mi mano estaba alrededor de su cuello y podría partírselo en cualquier instante.—Voy a follarte —dije tranquilamente —pero será a mi modo.Ella frunció el ceño e intentó replicar, pero apreté mi agarre en su cuello y sonreí cuando se le escapó el aire.—A mi modo y con mis condiciones —repetí.Sus pupilas se dilataron considerablemente y aflojé mi agarre en su cuello.Su pequeño cuerpecito se derretía contra mi agarre y eso me estaba poniendo irremediablemente duro. Necesitaba tenerla desnuda con urgencia, porque estaba experimentando años de sequía. Años en los que desee su cuerpo pero no lo pude tener, años en los que me la quitaron robándose todo de ella, todo lo que en algún momento creí que me pertenecería.—Tu modo, tus condiciones —repitió obedientemente y yo sisee para no levantarle el vestido y tomarla contra la pared.Ella pareció notar lo que pasaba por mi mirada y sonrió
Italy WilsonHabía pasado la que probablemente sería la mejor noche de mi vida.El hombre al que había desnudado esa noche estaba lleno de tatuajes, con el cuerpo luciendo como el de un dios griego y una sonrisa depredadora que me robó el aliento.Él me hizo suya en todos los sentidos, con su miembro en lo profundo de mi interior y sus besos siendo regados por todas partes alrededor de mi cuerpo.Mis ojos nunca se perdieron detalle del brillo iridiscente que crecía en los de él y cuando todo acabó me tomó en brazos, me limpió, me duchó, me cuidó y me abrazó contra su cuerpo para que me calmara y redujera la velocidad de los latidos de mi corazón.Él había sido increíble. Rudo, sí, pero también lleno de ternura cuando lo requería y aunque me había empujado hacia mis límites había disfrutado cada segundo de su lenguaje soez y sus manos masculinas recorriéndome hasta el alma.Pero cuando desperté a su lado a la mañana siguiente sabía que era hora de partir. Debía irme, porque la noche es
Hudson ToscaniHacía años que no dormía de una forma tan confortable. Y nada tenía que ver con el lugar en el que estaba y todo que ver con la mujer que durmió entre mis brazos.Sentir su respiración contra mí me hizo dormir tan plácidamente que ni siquiera sentí cuando se levantó y se fue.Después de esa noche no permitiría que ella se fuera. Mi intención era mantenerla conmigo y más tras saber toda la información que Renalti me había ocultado.En nuestro mundo, si no estaba casado con una mujer, cualquiera podría reclamarla y tomarla como suya. No porque fueran objetos. Aquí se vendían tanto hombres como mujeres, sino porque si quería conservar algo tenía que marcarlo.Pero cuando desperté y ella no se encontraba en ningún lugar toda la calma que había estado teniendo desapareció y me levanté de mi lugar con rapidez para vestirme e ir directo hacia la habitación con las cámaras de seguridad.La casa era desconocida para todo el mundo, incluso mis soldados y hombres más cercanos. Est
Italy WilsonCuando me desperté me di cuenta de que estaba en el sótano. Ese lugar frío y sucio al que Raian traía a sus enemigos, las personas que le debían y las personas que lo irrespetaban.Siempre supe de la existencia de este lugar, pero solo por lo que decían, nunca pensé que entraría aquí, nunca pensé que él sería capaz de encerrarme en este lugar y de atarme a una silla de pies y manos.Las cuerdas estaban tan apretadas alrededor de mis muñecas que sentía como la sangre estaba dejando de llegar y con cada momento que pasaba el miedo me hacía estremecerme al saber que algo muy malo me podría pasar aquí.Horas después, o al menos eso creía ya que no había ninguna ventana por donde pudiera ver el paso de las horas.Él entró en la habitación. Sus pasos resonaron en el lugar vacío creando un eco que me hizo estremecer.—Bien, lindura, es hora de enviar un mensaje.Su mano sostuvo en alto su teléfono móvil y gruñí cuando los primeros destellos de luz fuerte del flash me hicieron en
Hudson ToscaniMantener a tus enemigos vigilados era la primera parte para estar un paso delante de ellos. Esa era la razón por la que tenía espías entre los hombres de Renalti y entre los hombres de los Volkov y cualquier otro que se considerara mi enemigo.Necesitaba siempre saber lo que sucedía y cuáles serían sus siguientes planes.Por eso, cuando uno de mis hombres en sus líneas me dijo que mantenía a Italy en su sótano de tortura le pedí que se arriesgara y le diera una mano.Sacarla de su fortaleza cuando estaba tan bien protegida tras haberme enviado esa provocación sería claramente una odisea y aunque podía deshacerme de todas sus fuerzas él sabía que no lo haría, al menos no por el momento porque pondría en riesgo la vida de Italy si lo hacía.Por eso mantuve la calma, aunque era lo último que quería hacer en la vida.Y lentamente comencé a trazar mi plan.Tenía muchos hombres dentro, pero eran demasiado pocos como para crear una rebelión desde adentro, así que la única opci
Italy WilsonLlevaba demasiado tiempo en esa celda. Lo sabía porque él mismo hombre que había entrado a ayudarme la primera vez lo había estado haciendo varias veces por semana y tenía exactamente un mes dentro de esa maldita prisión.Raian no había vuelto a entrar, pero había enviado a sus hombres y aunque ellos no habían abusado de mí, me habían desnudado y me habían maltratado lo suficiente como para sentir que podía morir en cualquier instante por todos los dolores que presentaba mi cuerpo.Esa tarde me sacaron de la basura de sótano que me estaba volviendo loca ya que me estaba deslizando en mi propia mierda y orina. Por eso cuando me metieron en una bañera llena de agua caliente supe que algo andaba mal, muy mal.Una de las sirvientas entraron en la habitación y tallaron mi cuerpo hasta que la piel se me puso roja y luego me peinaron y me dejaron un vestido sobre la cama para que me vistiera.Pero antes de salir una de ella me miró con algo de pena y retrocedió un poco hasta que