Capítulo 2

Italy Wilson

La venganza era un plato que se comía frío. Pero claramente no estaba pensando en nada de eso cuando me compré un vestido blanco corto y con demasiado escote en la primera tienda que vi una vez salí de la mansión.

Me había registrado en un hotel con dinero en efectivo y con otro nombre y había subido a la habitación para ducharme, peinarme y vestirme con el vestido y los zapatos rojos de punta que había llevado en la tarde.

No me había maquillado lo suficiente porque en mi neceser de la cartera solo llevaba polvos, labial y máscara de pestaña. Pero era suficiente para parecer presentable mientras me colocaba el collar de perlas alrededor del cuello.

El vestido no tenía mangas, solo un escote en V en la parte delantera y la espalda totalmente descubierta con poca tela cubriendo mis piernas.

Pero se sentía bien, se sentía correcto tomar solo dinero en efectivo en el costado de mi cuerpo, guardar lo demás en una caja fuerte de la habitación y salir en dirección a uno de los clubes más concurridos de la ciudad.

Al llegar dejé mi auto en el subterráneo y subí al reconocido club en dónde me dejaron pasar tan pronto me detuve en la puerta luciendo demasiado mafiosa para mi gusto.

Por mala suerte era conocida por muchos en estos círculos. Porque estar metida en el mundo de las apuestas, una mujer, claramente. No era algo que pasara desapercibido.

Al entrar en el lugar una corriente me recorrió por completo y supe de inmediato que me veían. No importaba, necesitaba que me viera, porque esa era la única razón por la que estaba ahí de tantos clubes de la ciudad.

Mi cabello color caramelo caía sobre mis hombros y rozaba mis nalgas a mis espaldas mientras me movía entre el mar de personas y me dirigía hacia la barra para pedir un vodka bien fuerte y afrutado.

Cuando el hombre de la barra me vio le di una sonrisa abierta y me incliné para que escuchara mi petición.

Cuando se la di me dio un asentimiento y casi de inmediato volvió con mi pedido y yo lo tragué todo de un solo.

El líquido descendió por mi garganta y suspiré cuando se asentó en mi estómago. Y luego pedí otro y el último.

La sonrisa del hombre fue suave cuando me pasó el vaso por mitad y lo bebí más despacio, de dos tragos antes de pagarle con el dinero que llevaba y girarme hacia la pista de baile.

Mis brazos se alzaron al aire y sonreí suavemente mientras alejaba los sentimientos de la traición y del corazón roto que me estaba arrastrando hacia el abismo.

Durante toda mi vida siempre fui una pieza que movían de un lado a otro, una pieza reemplazable, un peón que cualquiera podía tomar y derribar.

Sin embargo, estúpidamente creí que Raian me había elegido a mí. Aun cuando me usaba como uno de sus caballos o alfiles, no como un peón. Pero después de todo, solo era una pieza reemplazable, nunca la reina en el juego.

Alejando los pensamientos negativos seguí dejándome llevar hasta que lo sentí de nuevo. Una mirada penetrante que me envolvía con un fuego iridiscente que me estaba encendiendo en llamas.

Pasé saliva y sonreí cuando una chica se acercó y comenzamos a bailar una frente a la otra. Su cabello era azul, azul eléctrico y tenía un piercing en la nariz en forma de aro. Su sonrisa era cálida y sus manos me sostuvieron de la cintura.

Mis manos se aferraron a las de ella y continuamos el vaivén hasta que mis pies sintieron que explotarían en cualquier momento.

Sintiéndome algo ofuscada me alejé de la chica y de la multitud no sin darle una sonrisa y luego me guíe hacia el baño.

El lugar era lujoso y eso se vio reflejado en los bonitos baños de mármol que se veían totalmente limpios, incluso cuando era probable que una multitud entrara cada dos minutos.

Deteniéndome frente al lavabo me lavé las manos y luego las llevé a mis mejillas calientes probablemente por haberme tomado el alcohol de esa forma cuando no había cenado.

Pero no podría pasar bocado, no cuando la imagen seguía grabada en mi mente.

Cuando me sentí más fresca me sequé las manos y caminé hacia la puerta, y justo cuando salía una figura me tomó de la mano y me llevó contra la pared de un solo movimiento.

Estaba aquí, el hombre por el que había venido específicamente a este club estaba aquí. El dueño del club Luxury, el más conocido de la ciudad, pero también el enemigo de mi esposo, el rey de la mafia que vivía día tras día para destruirlo.

Mis ojos lo recorrieron mientras su presencia me envolvía y me atrapaba. Su aroma era tan varonil que me forcé para no inclinarme y olerlo y sus ojos, esos dos glaciares azules me escanearon lentamente mientras mis manos se cerraban en puños a ambos lados de mi cuerpo.

Estaba casi temblando por su cercanía y la forma en la que me había dominado con un solo movimiento de su mano y eso de alguna forma no debería impresionarme, su contextura era fuerte y aunque no era delgado no era este tipo de músculo exagerado al que le corrías.

Mis ojos verde oscuro se engancharon a los suyos y aunque estaba temblando, aunque las alarmas en mi mente me pedían que corriera lejos de él. Que todo esto era una mala idea, claramente me quedé plasmada en mi lugar y dejé que viera la determinación en cada uno de mis rasgos.

Lo miré como miraba a esos corredores de apuestas, sin miedo. Pero, claro, él encontraría un punto débil en mí y lo explotaría, porque eso era lo que hacía Hudson Toscani, te observaba, te rodeaba y cuando te atrapaba tomaba en cuenta cada movimiento, cada mirada y lo usaba en tu contra.

Era todo lo que había escuchado de él, pero no necesitaba vivirlo por mi cuenta para descubrir si era cierto. Aunque esta noche era probable que eso sucediera.

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