Italy WilsonCuando me desperté me di cuenta de que estaba en el sótano. Ese lugar frío y sucio al que Raian traía a sus enemigos, las personas que le debían y las personas que lo irrespetaban.Siempre supe de la existencia de este lugar, pero solo por lo que decían, nunca pensé que entraría aquí, nunca pensé que él sería capaz de encerrarme en este lugar y de atarme a una silla de pies y manos.Las cuerdas estaban tan apretadas alrededor de mis muñecas que sentía como la sangre estaba dejando de llegar y con cada momento que pasaba el miedo me hacía estremecerme al saber que algo muy malo me podría pasar aquí.Horas después, o al menos eso creía ya que no había ninguna ventana por donde pudiera ver el paso de las horas.Él entró en la habitación. Sus pasos resonaron en el lugar vacío creando un eco que me hizo estremecer.—Bien, lindura, es hora de enviar un mensaje.Su mano sostuvo en alto su teléfono móvil y gruñí cuando los primeros destellos de luz fuerte del flash me hicieron en
Hudson ToscaniMantener a tus enemigos vigilados era la primera parte para estar un paso delante de ellos. Esa era la razón por la que tenía espías entre los hombres de Renalti y entre los hombres de los Volkov y cualquier otro que se considerara mi enemigo.Necesitaba siempre saber lo que sucedía y cuáles serían sus siguientes planes.Por eso, cuando uno de mis hombres en sus líneas me dijo que mantenía a Italy en su sótano de tortura le pedí que se arriesgara y le diera una mano.Sacarla de su fortaleza cuando estaba tan bien protegida tras haberme enviado esa provocación sería claramente una odisea y aunque podía deshacerme de todas sus fuerzas él sabía que no lo haría, al menos no por el momento porque pondría en riesgo la vida de Italy si lo hacía.Por eso mantuve la calma, aunque era lo último que quería hacer en la vida.Y lentamente comencé a trazar mi plan.Tenía muchos hombres dentro, pero eran demasiado pocos como para crear una rebelión desde adentro, así que la única opci
Italy WilsonLlevaba demasiado tiempo en esa celda. Lo sabía porque él mismo hombre que había entrado a ayudarme la primera vez lo había estado haciendo varias veces por semana y tenía exactamente un mes dentro de esa maldita prisión.Raian no había vuelto a entrar, pero había enviado a sus hombres y aunque ellos no habían abusado de mí, me habían desnudado y me habían maltratado lo suficiente como para sentir que podía morir en cualquier instante por todos los dolores que presentaba mi cuerpo.Esa tarde me sacaron de la basura de sótano que me estaba volviendo loca ya que me estaba deslizando en mi propia mierda y orina. Por eso cuando me metieron en una bañera llena de agua caliente supe que algo andaba mal, muy mal.Una de las sirvientas entraron en la habitación y tallaron mi cuerpo hasta que la piel se me puso roja y luego me peinaron y me dejaron un vestido sobre la cama para que me vistiera.Pero antes de salir una de ella me miró con algo de pena y retrocedió un poco hasta que
Hudson Toscani—¿Me puedes explicar por qué demonios te quieres ir a la guerra por una mujer que claramente no vale la pena?Esas fueron las primeras palabras de Nial al entrar en mi despacho. Él era mi hermano, uno que claramente no quería y con el que no compartía sangre, pero que tenía que aceptar porque era hijo del hombre que me había adoptado aun cuando era un ruso al que todos odiaban.Su cabello muy diferente al mío era rubio y sus ojos de un chispeante café que me miraban molesto.—Vuelves a hablar así de ella y yo mismo me encargaré de cortarte la lengua —dije tranquilamente.Nial era apenas cinco años menor que yo, pero estaba tan lleno de rabia porque me había quedado con el puesto que debía ser para él o para uno de sus otros hermanos de sangre.Me importaba una mierda lo que él dijera, lo que importaba aquí era lo que padre había dicho y ahora lo que decía yo. Y claramente sus palabras eran una ofensa directa hacia mí. Una que solo dejaba pasar porque era el hijo del hom
Italy WilsonAl llegar al pequeño pueblo lo primero que hice fue encaminarme al hospital.Nunca en toda mi vida había mentido tanto y había rogado tanto para que me permitieran entrar sin registrarme.Me había asegurado de ver si había alguna cámara en algún lado, pero era tan antigua que incluso los registros se hacían aún en papel y las fichas del paciente se llenaban a mano.Y cuando me preguntaron por los golpes en mi cuerpo mentí descaradamente, aunque no era del todo una mentira. Confesé que me estaban maltratando y que estaba huyendo. Que mi marido me había tenido retenida y cuando creí que estaba embarazada hui porque me sacaría al bebé si se enteraba.Cuando la señora doctora me pidió denunciarlo le dije que el hombre era poderoso, que por eso había huido y que fácilmente podría meterse en el bolsillo a toda la policía, que conocía gente importante. Y todo era tan cierto que dolía.Y cuando ella me miró con ojos llenos de pena me atendió y se encargó de cuidar de mí.Pero cua
Hudson ToscaniNo era un adivinador ni podía ver el futuro, pero sabía que él me buscaría desde el instante en que el rumor de que ella estaba conmigo se esparciera. Pero no era tan estúpido como para aceptar los términos de su reunión.Me había pedido vernos en un almacén a las afueras de la ciudad y ninguno de los dos con hombres. Estaba claro que no aceptaría semejante barbaridad y eso no me hacía débil, me hacía lo suficientemente inteligente como para no arriesgar mi vida.Además, sería un tonto y un estúpido si creyera que él iría sin hombres. Él me mataría a la primera oportunidad que tuviera y yo en ningún segundo pensaba dársela.Por eso le indiqué que nos viéramos frente a frente a través de una pantalla. Porque ese era realmente el terreno más neutro y para nada peligroso en el que podríamos estar ambos.Y cuando Ian regresó y me dijo que él había aceptado sabía que lo tenía en el bolsillo.Decir que tenía a Italy en mi poder arruinaría por completo su asociación con los ru
Italy WilsonDos años despuésCualquiera creería que sobrevivir y crear una buena vida después de todo lo que yo había pasado sería difícil. Pero realmente no lo había sido. Al menos al principio sí, cuando tenía que adaptarme a un lugar en que la gente no me utilizaba, sino que me ayudaba.La gente del pueblo era amable y aunque la mayoría conocía mi historia de maltrato, debía admitir que todo eso lo había usado para salir adelante. Las mujeres del pueblo me vistieron, se encargaron de encontrarme un lugar cómodo y barato fuera del hospital y pude conseguir el trabajo de mesera en el que tenía ya dos años.Cuando di a luz me ayudaron con la ropa de mi bebé y cuidaron de mí los días en los que estuve convaleciente.Mi vida era hermosa y Daven, mi pequeño hijo me hacía sonreír cada día que pasaba.Lo amaba con todo mi corazón y aunque solo tenía un año y un par de meses, él me sonreía, me decía mamá y sostenía mi mano al dormir.Él me ayudó a olvidar mis penas, mi pasado y todo lo rel
Italy WilsonPasé demasiado tiempo asustada, organizando mi alrededor para saber cuándo algo andaba mal y reaccionar antes de que me tomaran por sorpresa. Agradecía cada mañana en la que despertaba y sabía que nadie me encontraría. Pero esa noche me dormí con la incertidumbre rondando mi alma y con los nervios envolviéndome.Por eso, cuando la tabla floja en el inicio del pasillo que daba a la habitación chirrió, mis ojos se abrieron rápidamente y me mantuve serena en la cama mientras me aferraba al arma.Esperé en silencio para ver si sonaba la siguiente tabla floja y cuando lo hizo me levanté de un salto y apunté el arma hacia la puerta.En cuanto llegué a la casa aflojé los tablones en algunas áreas para que hicieran un ruido suave mientras estaba dormida, porque podría fácilmente despertar si lo escuchaba, como si fuera una alarma. Y esa noche al estar tan alerta fue fácil despertarse.Mi mano no temblaba mientras apuntaba hacia la puerta y lo sentí. Sentí esa tensión en el aire d