Los tenues rayos del sol atravesaban las cortinas que cubrían la ventana, aterrizando en la suave piel de Sofía, quien acababa de despertar de un sueño del que no habría querido despertar.
Eso se debía a que hoy era el día en el que conocería a su prometido. Sofía se puso de pie, se envolvió en su bata semitransparente y se acercó a la ventana de su cuarto, apartó la cortina y abrió de par en par la ventana, desde donde se divisaba una hermosa vista de la playa de la ciudad de Costa del Sol. Un suspiro salió de los labios rosados de Sofía. Ella no deseaba casarse con alguien por quien no sentía absolutamente nada, pero no tenía otra elección, ya que su familia estaba a punto de quedarse en la quiebra y, para solucionar ese problema, arreglaron este matrimonio con el hijo mayor de la familia Álvarez. Sofía estaba pensativa mientras miraba la bella vista del mar,la idea de abandonar a su familia e irse a vivir su vida aparte pasó por su mente, pero rápidamente fue descartada. Mientras admiraba la vista, se escuchó un leve golpeteo en la puerta de su cuarto, acompañado por la suave voz de una mujer. —Sofi, ya baja, nos están esperando para desayunar. La que hablaba era Valeria, la hermana menor de Sofía. Ella era su adoración, la persona que más quería por encima de sus padres, Es por Valeria que la opción de escapar fue descartada al instante. —¡Ya bajo! —respondió Sofía con un leve grito. Pasaron varios minutos y Sofía ya se había vestido y bajado a la mesa para comer. Al llegar al salón principal pudo escuchar un chillido a lo lejos, seguido de una crítica. —¡Sofía! ¿Qué es esa ropa tan fea que te has puesto? ¡Ve a cambiarte enseguida y ponte algo que te haga ver más hermosa y atrevida! —gritó Isabella. —P... Pero mamá, esta ropa está bien, no le veo lo malo —respondió Sofía. —No me respondas y haz lo que te digo, que los Álvarez no deben tardar en llegar —dijo, dejando los platos en la mesa y acercándose a Sofía. —¿No era que los Álvarez iban a venir en la tarde? Aún es de mañana, no hay que apresurar las cosas, mamá —habló firme Sofía, mientras una gota de sudor rodaba por su mejilla. —¿Hablo en griego o qué? ¡Si te digo que te vayas a cambiar, te vas a cambiar! Hoy es un día muy importante, no quiero que haya ningún tipo de error, así que ve, anda, cámbiate, ¿sí? princesa —Isabella le acarició suavemente la mejilla. Sofía quería seguir defendiendo su punto, pero al ver que su papá y hermana no decían nada, no le quedó otra que hacer lo que su mamá decía. En otro lado de la ciudad... —Vamos, Mateo, vamos. Sé que no te arrepentirás —lo tomó del brazo mientras lo tironeaba. —No estoy seguro, Luci, sabes que no disfruto mucho los conciertos —Mateo estaba un poco incómodo y eso se notaba en su rostro. —Vamos, no seas así. Al menos te ayudará a calmarte y a olvidarte del rechazo en la entrevista de trabajo que sufriste hoy —Luciana seguía insistiendo. —Está bien, me convenciste, vamos a ese concierto en la noche —Mateo no pudo mantenerse firme frente a su amiga de la infancia. En algún lugar de la ciudad... —Padre, Madre, hermano, sé que ahora están descansando en paz, sé que todo pasa por alguna razón, sé que me dirían que la venganza nunca es buena y que siguiera viviendo mi vida tranquilamente, pero simplemente no puedo... No puedo vivir tranquilamente mientras los causantes de que ustedes ya no estén aquí sigan viviendo su vida bajo completa impunidad sin hacerse responsables de sus acciones. Es algo que no puedo soportar, no voy a poder vivir en paz hasta que se haga justicia, y si la policía, los jueces y los demás siguen haciéndose de la vista gorda, entonces tendré que buscar venganza por mí mismo. No voy a descansar hasta que la familia De Santos, que nos destruyó, caiga, hasta que todos sus miembros sufran, especialmente Isabella De Santos y Carlos De Santos. ¡Lo juro por mi nombre, Rafael Montenegro! Pero por el momento quiero pedirles perdón, familia, voy a tener que usar otro nombre para no levantar sospechas mientras encuentro la forma de cumplir mi venganza, así que desde ahora seré Alejandro Torres, un huérfano empresario. De regreso a la mansión De Santos... Ya casi era la hora de recibir a la familia Álvarez. Isabella se estaba asegurando de que todo estuviera correctamente colocado; no quería tener ni un solo error esa noche. Sofía estaba en su cuarto esperando que llegara el invitado. Ya se había cambiado a un vestido rojo pasión, con un ligero pero atrevido escote, el cual hacía resaltar notablemente sus bellos ojos color rojizo, junto con su hermoso cabello. Mientras esperaba, Sofía se puso a leer un libro, ya que estaba aburrida y buscaba la manera de pasar el tiempo. Después de varios minutos, el timbre de la casa sonó, y se escuchó hasta la recámara de Sofía. Sabía que en cualquier momento su madre le iba a pedir que bajara, así que utilizó ese poco tiempo que tenía para calmar todos sus impulsos y parecer la mujer perfecta. Aunque Sofía no conocía a Julián Álvarez, tenía que comportarse, ya que ese matrimonio sería la salvación de su familia para no terminar en la calle. En el primer piso, Isabella había ido casi corriendo para recibir a Julián ella misma. —Bienvenido, señor Julián, es un placer tenerlo en esta, su casa. Como era de esperarse, Isabella no perdió tiempo y atacó rápidamente. —I... Igualmente, seño... señora Isabella —Julián estaba bastante nervioso. Podría parecer que Julián era de otra clase de persona por ser el hijo mayor de la familia Álvarez, pero era todo lo contrario. Todos piensan que Julián sería prepotente, altanero y con complejo de superioridad, pero todo está muy lejos de la realidad. Julián es un joven como cualquiera, con miedos y preocupaciones; no es prepotente, es muy débil, sumiso e ingenuo. Con solo ver la actitud que mostraba Julián, Isabella se relamió disimuladamente los labios; ya le había clavado las garras encima. "Todo lo que falta es seducirlo para que se case con Sofía lo más rápido posible", pensó Isabella. —Por favor, pase, póngase cómodo; enseguida baja mi hija para que puedan hablar —Isabella le lanzó una sonrisa de oreja a oreja antes de alejarse e ir a buscar a Sofía. Cerca del centro de la ciudad... —¡Mira, Mateo! Dime, ¿no es cierto que está muy bueno el concierto? —preguntó Luciana muy emocionada, mientras abrazaba el brazo de Mateo. —Pues sí, tienes razón, está bastante animado. Fue buena idea hacerte caso después de todo —Mateo alzó la mirada y empezó a visualizar todo el espectáculo. —¡Ven! Vamos por un trago —Luciana jaló a Mateo y se fueron a buscar un trago. De regreso a la mansión De Santos... Golpeo Golpeo —Hija, ¿puedo pasar? —habló Isabella al otro lado de la puerta de Sofía. —Sí, mamá, pasa, estoy terminando de maquillarme. —Hija, te tengo muy buenas noticias —Isabella entró casi corriendo. El rostro de Sofía reflejaba la duda y la intriga. —Pensé que Julián iba a ser una persona difícil de tratar, pero es todo lo contrario, es muy manejable, jijiji —Isabella contó todo casi riendo. —¿Por qué dices eso, mamá? —Sofía sentía bastante curiosidad. —Porque, cuando lo recibí, su actitud y su carita de niño bueno me lo dijeron casi a gritos —Isabella volvió a reír. Sofía no dijo nada con respecto a lo que le había contado su mamá, simplemente permaneció en silencio. —Bueno, hija, apúrate y ve bajando que el invitado no puede esperar —Isabella habló mientras se dirigía a la puerta del cuarto. Después de unos minutos, Sofía salió de su cuarto y se dirigió a la sala del primer piso, donde estaba toda la familia reunida acompañando a Julián. —Como le iba diciendo, joven Julián, mi hija... —la mirada de Isabella se dirigió a las escaleras, donde se encontraba Sofía. —Hablando de mi hija, justo llega en el mejor momento —se puso de pie y se acercó a donde estaba Sofía. Todos enseguida dejaron de hablar y empezaron a mirar fijamente a Sofía. Mientras caminaba, se podía notar un aura que resaltaba belleza. Julián estaba atónito con lo que estaba viendo. Él ya había visto a Sofía una sola vez en una fiesta, pero nuncahabía tenido el valor de hablarle. Desde aquella vez que la vio, se enamoró perdidamente de ella. Tanto fue así, que fue él mismo quien presionó a su padre para que arreglara el matrimonio con la familia De Santos. Julián se puso de pie de inmediato. —H... Hola, es un gusto y placer poder saludarte, Sofía —saludó cortésmente. —Igualmente, señor Julián —respondió Sofía, un poco fría. Sofía extendió su mano, y Julián la tomó, acercándola a sus labios para darle un beso. El cuerpo de Sofía se estremeció instantáneamente debido al beso que no esperaba. Después de ese momento, la noche transcurrió con normalidad; hablaron sobre todos los temas relacionados al matrimonio, cenaron, y la noche se hizo cada vez más oscura, quedando solos Julián, Sofía y Valeria en la sala de la casa. —Bueno, creo que ya es tiempo de que me retire —dijo Julián, poniéndose de pie. —No... —interrumpió sin querer Valeria. —¿Por qué? —preguntó de inmediato Julián. —Es que... a mi hermana le gusta una banda que toca esta noche en la ciudad, y quería ir, pero no pudo; tú ya sabes por qué —habló Valeria rápidamente mientras tocaba el hombro de su hermana. —S... sí, mi hermana tiene razón, tenía muchas ganas de ir a ese concierto, pero no pude —Sofía pellizcó la pierna de su hermana mientras ponía una cara incómoda. —¿Qué tal si las llevo y pasamos los tres en el concierto, y así nos conocemos más? —propuso Julián rápidamente, sin pensar mucho. Todos sonrieron y se apresuraron a cambiarse lo más rápido posible.Después de varios minutos, salieron de la mansión De Santos rumbo al centro de la ciudad para el concierto.—Esto ya se está poniendo algo aburrido, creo que mejor ya nos vamos —dijo Mateo, dejando a un lado su bebida.—Aún no, no seas así, quedémonos un poco más; al fin de cuentas, mañana no tengo que trabajar —respondió Luciana, dejando también su bebida y tomando a Mateo del brazo, con una sonrisa llena de felicidad.Sin poner resistencia, Mateo fue arrastrado por Luciana al centro de la pista, pero, mientras eso sucedía, notó de reojo a una mujer que le robó la mirada y toda su atención.—Ya llegamos, ¿este es el concierto al que querías venir, Sofía? —Julián echó un vistazo rápido al lugar, y de inmediato una expresión de disgusto apareció en su rostro.—S... Sí, este es el lugar... —La voz de Sofía estaba un poco temblorosa.—Bueno, ya estamos aquí, así que vamos adentro —dijo Julián, aún con disgusto, decidido a soportarlo por Sofía.Cuando ya estaban caminando, Valeria le dio un golpecito a su hermana en la barriga, haciendo que se detuviera enseguida.—¿Sucede algo? —preguntó Juliá
Escuchaba cada vez como se iban acercando, así que agarro la tapa del tacho de basura y se escondió en la pared esperando a que salgan.Ya se acercaban y al momento de salir del callejón, sin pensarlo dos veces, Mateo lo golpeo con todas sus fuerzas en el rostro, tomándolo por sorpresa.El sujeto cayó al suelo mientras su nariz estaba sangrando. Los otros dos que venían atrás de él, se sorprendieron y salieron rápidamente para ver que había pasado.Al salir, vieron a Mateo parado ahí frente suyo.Uno de ellos se dio vuelta y se agachó dónde estaba su compañero.- ¿Estas bien? -Estiro su mano.- N... No estoy bien......Al terminar de responder, el sujeto que Mateo había golpeado, se había desmayado por el golpe.De pronto, una pequeña sonrisa apareció en Mateo, y eso era algo de esperarse ya que había cumplido con uno de sus objetivos, el cual era dejar fuera de combate a uno.Pero de inmediato su sonrisa regreso hacia dentro, ya que de igual manera seguía en desventaja con un 2 contr
Mateo por puro reflejo pudo esquivar el ataque que le había lanzado Julián a traición, pero no todo parecía color de rosa, ya que no fue lo suficientemente rápido y el cuchillo logro dejarle una cortada en la mejilla derecha.Por el susto, termino cayendo al suelo de nalga y al ver que Julián otra vez venia dispuesto a terminar lo que había empezado, rápidamente y sin perder tiempo lo detuvo.- ¡Alto! ¡No me ataques por favor! -las gotas de sudor caían de su rostro pasmado por el miedo.Julián se detuvo al instante, prácticamente a unos pocos centímetros frente a la cara de Mateo.- ¡¿Quién eres tu y porque estoy aquí?! -Julián interrogo rápidamente sin soltar el cuchillo de su mano.- ¿No te acuerdas? Anoche te salvé de unos sujetos que te estaban golpeando y te traje a mi casa para curarte las heridas. -con la voz temblorosa, Mateo respondió.Julián se quedó pensando en lo que le había dicho, tratando de recordar algo, cualquier cosa sobre lo que había pasado en la noche después de
La tarde cayó, y la familia De Santos seguía aguardando la llegada de Julián. Todos estaban impecablemente vestidos para la ocasión, reflejando la importancia del evento. Incluso Sofía, a regañadientes, había cedido a los deseos de su madre y llevaba un vestido. Era una prenda que combinaba la elegancia tradicional con un toque juvenil y coqueto que la representaba. El vestido, de un suave tono azul marino, se ajustaba a su figura con delicadeza, acentuando su esbelta cintura. El escote en 'V' era moderado pero lo suficientemente estilizado para añadir un aire de sofisticación, mientras que la falda, con un ligero vuelo, rozaba sus rodillas, permitiéndole moverse con gracia y comodidad. Aunque había optado por un diseño clásico, el delicado encaje en las mangas y el sutil brillo de la tela daban un toque moderno y encantador, mostrando que, aunque siguiera las normas, Sofía no renunciaba a su estilo personal.Isabella también se había lucido en la comida, había preparado un gran banqu
Sofia ya había llegado al parque, las gotas de sudor rodaban por sus mejillas, mientras los rayos del sol le pegaban directamente en el rostro. Se cubrió ligeramente los ojos con su mano mientras trataba de encontrar a su amiga.Busco y busco, pero no la encontró, asi que se acerco a un puesto donde vendían sombreros y gorras para comprar un sombrero que le ayude con el sol.Mientras compraba, de repente siente como alguien le tapa los ojos y pregunta.- ¿Quién soy?A pesar de que habían pasado unos 6 meses, Sofia pudo reconocer claramente la voz de su mejor amiga, asi que respondió.- ¡Camila! -respondió con un pequeño grito.Quito las manos de Camila de sus ojos y se dio rápidamente la vuelta para ver a su amiga, la cual al instante se dieron un fuerte abrazo que duro por varios minutos.El señor que estaba vendiendo los sombreros decidió no interrumpir el encuentro de las amigas y espero a que terminaran para seguir con la venta del sombrero que le estaban comprando.- ¡Disculpe se
La caminata de Mateo y Luciana buscando anuncios de trabajo y dejando algunas carpetas los había llevado hasta el parque del centro, donde Mateo saco una gorra de su mochila debido al fuerte sol que estaba sobre ellos.Cuando estaba por colocársela, vio de reojo que Luciana estaba con una mano tratando de detener la luz del sol. Sonrió para el mismo y le puso la gorra a su amiga para que se cubra del potente sol.- ¡Mira! -Luciana apunto con su mano a una heladería. - ¡Vamos a comer helado! ¿Qué dices? -pregunto con entusiasmo.Al sentir como las gotas de sudor rodaban por su cara, Mateo accedió a la idea de Luciana.- Esta bien, vamos por esos helados. -Mateo no pudo evitar colocar sus manos en su bolsillo de manera automática, y una expresión de desilusión atravesó por su rostro, cambiándola rápidamente por una sonrisa falsa para no preocupar a su amiga.Luciana pudo percatarse de que su amigo no traía mucho dinero para pagarle los helados, asi que, sin dudarlo, saco a escondidas su
HACE UNAS SEMANAS – BIBLIOTECA.Valeria caminaba por los pasillos silenciosos de la biblioteca, buscando en las estanterías un libro que necesitaba para su tarea de historia. Las horas habían pasado volando, y se sentía frustrada por no encontrar la información exacta que requería. Con un suspiro, se detuvo frente a una sección de libros antiguos, sus dedos rozando los lomos de los volúmenes polvorientos.Justo cuando estaba por rendirse, una voz suave y educada interrumpió su concentración.- ¿Buscas algo en particular?Valeria levantó la mirada y se encontró con un joven de mirada amable y porte elegante. Sus ojos eran de un tono oscuro, pero transmitían una calidez que la sorprendió. El joven sonrió ligeramente al notar su sorpresa y se presentó.- Disculpa si te asusté. Mi nombre es Rafael Montenegro. -dijo, extendiéndole la mano con naturalidad.Valeria, aún un poco desconcertada, tomó su mano y le devolvió una sonrisa tímida.- No te preocupes, solo estaba... -dudó un momento, a
Sofía se apoyó en el marco de la puerta del cuarto de estudio, observando a su hermana menor, Valeria, que estaba absorta en sus apuntes. El silencio entre ellas se alargó por unos instantes antes de que Sofía decidiera romperlo.- Valeria, ¿podemos hablar un momento? -su voz sonaba calmada, pero había una seriedad en su tono que no pasaba desapercibida.Valeria levantó la mirada, sorprendida por el tono de su hermana mayor.- Claro, Sofi. ¿Qué pasa? -dijo, dejando a un lado el lápiz que sostenía.Sofía respiró hondo, tratando de elegir bien sus palabras.- No quiero que me malinterpretes, pero… no confíes tanto en Rafael. -dijo, con los ojos fijos en los de Valeria. - Apenas lo conoces y es bastante mayor que tú. Tú solo tienes 17 años, y él… él tiene ¿Cuánto? ¿27 años?Valeria frunció el ceño, sintiendo una mezcla de incomodidad y molestia.- Sofía, no exageres. Rafael es una buena persona. Me ha estado ayudando con mis estudios, y… no sé, me cae bien. -replicó Valeria, cruzando lo