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La Verdad tras el Miedo

Mateo por puro reflejo pudo esquivar el ataque que le había lanzado Julián a traición, pero no todo parecía color de rosa, ya que no fue lo suficientemente rápido y el cuchillo logro dejarle una cortada en la mejilla derecha.

Por el susto, termino cayendo al suelo de nalga y al ver que Julián otra vez venia dispuesto a terminar lo que había empezado, rápidamente y sin perder tiempo lo detuvo.

- ¡Alto! ¡No me ataques por favor! -las gotas de sudor caían de su rostro pasmado por el miedo.

Julián se detuvo al instante, prácticamente a unos pocos centímetros frente a la cara de Mateo.

- ¡¿Quién eres tu y porque estoy aquí?! -Julián interrogo rápidamente sin soltar el cuchillo de su mano.

- ¿No te acuerdas? Anoche te salvé de unos sujetos que te estaban golpeando y te traje a mi casa para curarte las heridas. -con la voz temblorosa, Mateo respondió.

Julián se quedó pensando en lo que le había dicho, tratando de recordar algo, cualquier cosa sobre lo que había pasado en la noche después de que esos tipos lo golpearan terriblemente.

Su mano sujetaba el cuchillo que apuntaba a Mateo mientras trataba de recordar, después de unos segundos, por fin algo se le vino a la mente, (Con la vista casi cerrándose, casi desmayándose, pudo ver a lo lejos como alguien estaba peleando, para después acercarse a donde estaba y agarrarlo en brazos, para momentos después decirle “Muchas gracias”) Después de eso no recuerda nada más hasta esta mañana.

- ¡Aahh! Maldición, ya pude recordar algo, sobre que tu me ayudaste. -Julián dejo el cuchillo en el mesón y se acerco a donde estaba Mateo para ayudarlo a levantarse.

- Por favor discúlpame, no era mi intención lastimarte, pero actúe por puro impulso, espero y puedas perdonarme. -Julián estaba enmendando su error.

Mateo se puso de pie y respondió. – No te preocupes, yo también haría lo mismo si me despertara en un lugar que no conozco y con un desconocido ahí también. -una risa algo incomoda salió de ambos.

- Aun no me has dicho tu nombre, ¿Cómo te llamas? -pregunto Julián mientras se quejaba un poco por el dolor.

- Me llamo Mateo. Ven, vamos a sentarnos, ahorita te busco algún analgésico para el dolor. -ayudo suavemente a Julián para dirigirse al mueble.

- Gracias, yo me llamo Julián, es un placer. -con un poco de dolor que se expresaba por sus gestos, Julián se pudo sentar.

- Igualmente. -Mateo estiro su mano para estrechar la de Julián.

– Ahora quédate ahí, voy a ver si encuentro algún analgésico por aquí. -se dirigió a su cuarto para buscar.

Pasaron algunos minutos y Mateo regreso de vuelta a la sala.

- Pues, no encontré ningún analgésico, pero no te preocupes, ahora mismo voy a la farmacia que está aquí cerca y comprare lo que hace falta, también traeré algo para desayunar ¿Qué se te antoja? -pregunto Mateo mientras se acomoda la camisa que se acaba de poner.

- ¿Puede ser un sándwich de jamón y queso? -respondió con una sonrisa inocente.

Mateo no pudo evitar soltar una leve risa. – Esta bien, vere si lo consigo.

Cuando Mateo estaba cerca de salir de la casa, Julián lo detuvo.

-  Mateo, perdón, pero ¿sabes dónde está mi celular? -pregunto Julián, mientras miraba alrededor con cierta ansiedad.

- La verdad es que no sé, lo único que te quité cuando te traje fue la camisa para curarte y los zapatos para que estuvieras mas cómodo, pero nunca vi un celular. -Mateo respondió con un poco de culpa.

- ¿Puede ser que me lo hayan robado esos tipos o se me haya caído mientras me golpeaban? -lanzo una pregunta al aire.

- Es una posibilidad. -no dudo en responder de inmediato.

Julián se quedó en silencio por unos segundos mientras pensaba.

Julián, con una pizca de urgencia pregunto - Mateo ¿puedo usar tu celular?

- ¡Claro! -respondió de inmediato sin titubear.

Regreso a su cuarto para buscar su teléfono para prestárselo a Julián.

- Toma. -Mateo se lo entrego en sus manos mientras sonreía.

- ¡Gracias! -exclamo Julián con un gesto de alegría.

- Una cosa más, ¿puedes decirme como se llama donde estamos? -Julián se puso un poco serio al preguntar.

- Claro. -Mateo contesto con calma, detallando exactamente donde se encontraba, la calle, el barrio, el numero y color de la casa.

- Gracias amigo. -agradeció Julián.

Después de eso, Mateo salió de la casa y se puso en dirección a la farmacia y a comprar algo para desayunar. No pudo evitar en el camino meter sus manos en sus bolsillos para sacar las pocas monedas que tenia para contarlas y ojalá alcanzara para lo que necesitaba, un profundo suspiro escapo de sus labios.

Julián por otra parte, utilizo el celular de Mateo para hacer una llamada. El celular empezó a timbrar y después del segundo timbre, contestaron a la llamada.

- Hola, soy Julián. -Una pausa se hizo presente para escuchar la respuesta.

- Si, lo se. No fue mi culpa, pasaron algunos sucesos algo desastrosos en la noche, pero no perdamos el tiempo con eso, luego te explico con detalles, ahora necesito que me vengas a buscar. -otra pausa para escuchar la respuesta.

- La dirección es… -Julián empezó a dar las indicaciones, para al terminar hacer una pausa y esperar la respuesta.

- ¡Perfecto! Aquí los espero. -Julián colgó la llamada y ya estaba bastante más calmado.

Se puso de pie sujetándose en lo que podía, temblando un poco por el dolor de los golpes que había sufrido y aun no se curaba.

Empezó a caminar, cerca del cuarto había un paraguas, aprovecho que estaba ahí para tomarlo y usarlo como un bastón provisional y asi poder caminar algo mas suave sin estar sujetándose a cualquier cosa que estuviera a su alcance.

Se acerco al cajón del cuarto y lo abrió para buscar un cuaderno, un papel o algo donde pudiera escribir. Después de revisar cuidadosamente cada uno de los tres cajones, por fin pudo encontrar algo de papel y algo con lo que escribir. Regreso a la casa y apoyado en sus piernas, empezó a escribir.

Mateo ya había terminado de comprar todo lo que necesitaba para terminar de ayudar a Julián, también había conseguido el sándwich que quería, pero lamentablemente, había gastado casi todo el dinero que aun tenia, quedándose en ceros prácticamente.

Al llegar a su casa, abrió la puerta y entro.

- ¡Julián! Ya vine y traje las medicinas y tu sándwich...

Algo se notaba extraño, no había pasado mucho tiempo desde que salió, a lo mejor unos 30 minutos, pero Julián no respondía. Asi que dejo todo lo que había comprado en el mueble y se puso a buscar por toda la casa a Julián.

Estuvo buscando por unos 5 minutos, pero no pudo encontrar nada. Termino sentándose en su cama mientras suspiraba y pensaba ¿Dónde podía estar Julián?

De pronto, al apoyar su mano izquierda en la cama, noto que había algo, asi que lo tomo en su mano y vio que se trataba de una nota de Julián, asi que la leyó.

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