TRINITY Qué casualidad que esta calle poco transitada hoy estuviese tan movidita. Me quedé perforando con mis ojos achicados el asiento trasero, el auto pasó lento y juraría que alguien me devolvía la mirada desde el interior. —No puede ser que seas tan acosador —negué con la cabeza cuando vi las luces traseras alejarse y entonces entré a la casa. Nathan Langford estaba jugando con mi cordura y autocontrol, si tenía alguna duda, al otro día en la oficina, comprobé cuán cabrón podía ser. ***** —Sí, por supuesto, lo entiendo, bueno, muchas gracias por al menos responderme —colgué suspirando. Me había pasado la mañana, cada vez que tenía un momento, llamando a los posibles colegios para Scarlett, pero ya había comenzado el curso y nadie la quería aceptar. —¿Qué sucede que te has estado la mañana refunfuñada? —July entró a la mini cafetería que teníamos en nuestro piso. —Bueno, no encuentro un colegio bueno para la niña —le dije en lo que tomaba la tetera y echaba agua caliente
TRINITYDio un trago largo, sin dejarme de observar con esos ojos depredadores. No sé qué pretendía, a qué jugaba exactamente, pero como siempre, Nathan removía todas mis emociones.Me llevaba a los extremos de manera brusca, con él era una montaña rusa de pasión y peligro. —¿Ya me puedo ir, Sr. Langford? —¿No hay nada que quieras preguntarme? Comenzó a levantarse de su puesto, mi corazón a bombear frenético, esa deliciosa colonia se filtraba impertinente en mis sentidos.—Nada, señor y tengo muchas cosas que hacer, si no me necesita para otra cosa.—Si te necesito, ¿por qué eres tan testaruda?, ¿estás enojada por lo del otro día? Colocó las dos manos a los lados de mis caderas sobre el escritorio, mi trasero chocando la mesa y su rostro a centímetros del mío. Mis ojos devoraban esa boca sexy y esos ojos chocolates me tenían hipnotizada. Odiaba ser tan débil ante la seducción de este Alfa. —No estoy enojada, solo hago mi trabajo… —Trinity, no vine al otro día por un asunto im
TRINITYTomé mi monedero y di una última mirada hacia Nathan; casualmente me observa también mientras la jefa está hablando por el teléfono de su oficina.Esta vez no desvía esos ojos chocolates intensos, llenos de tormentas y yo soy quien termino por bajar la cabeza. —No sé qué se traen ustedes, pero disimulen un poco mejor, porque solo hay que ser algo perspicaz para darse cuenta de las ganas que se traen —July me susurra cuando entramos al elevador. Siento que mi cara se pone más roja que mi cabello, pero me quedo en silencio y ella sonríe cómplice.Luego comienza a hablar del proyecto de pesca y los restaurantes de mariscos, lo cual agradezco. Salimos al vestíbulo abarrotado de empleados que igual iban como nosotras a almorzar, la mayoría a la cafetería de la compañía.Nos perdemos entre ellos y salimos a la calle. La verdad es que su energía tan positiva siempre me contagia. La nueva cafetería es muy popular y apenas pudimos encontrar una mesita apartada en una esquina. El
TRINITYMi voz sonaba como si me hubiese tragado una patata de lo nerviosa que estaba, salía como un pitido ahogado. —Tienes las manos frías como una rana —July, reguindada a mi brazo, me susurraba, riéndose de mí.Le devolvía la risa nerviosa y el estómago retorcido de la ansiedad. Ella estaba acostumbrada a los lujos, pero yo no, y mi mirada vagaba por el alto techo lleno de pinturas clásicas, todo aquí gritaba familias de dinero, poder y gloria. A través del largo pasillo desolado, forrado en una alfombra azul prusia, lleno de repisas de trofeos y altas lámparas colgantes, llegamos hasta unas puertas dobles de madera. —Adelante —la Sra. las abrió y Juliana entró como perro por su casa. Se notaba la confianza por todos lados, yo entré medio cohibida, estirando mi chaqueta corta y tratando de dar una buena imagen. —¡Vero! —¿Ahora soy Vero, mocosa? ¿Desde hace cuánto no vas a mi manada a verme? —una mujer muy elegante de cabello rubio se levantó desde atrás del imponente escrit
LOGAN —Señor, el espía dijo que su hermano le pidió permiso a Haley para rebuscar en las tierras de su manada —Arthur, mi mano derecha, me contaba las novedades.—También uno de nuestros hombres de la naviera dijo que el Sr. Nathan selló el almacén donde está guardada la embarcación “Marie” y se pasó el día en la oficina de monitoreo. —Seguramente estaba buscando el recorrido de esa embarcación —pensé con miles de ideas en la cabeza. Estábamos en mi habitación, en la parte de la casa donde estaba mi alcoba. —Algo me dice que encontrará evidencias y va a sospechar que fui yo —fruncí el ceño lleno de cálculos en mi mente. —Necesito que el hombre que tenemos dentro de la manada de Haley alborote las cosas con el Alfa. El padre de Haley tiene muy malas pulgas, que le dé a entender que Nathan sospecha, de que fue su manada quien secuestró a Luca. —Entonces… —me miró, entendiendo bien mi plan. Era un hombre inteligente, a veces demasiado para mi gusto, pero por ahora me resultaba úti
TRINITY—Me caes muy bien, Trinity por eso te diré algo que te va a parecer raro, pero es la pura verdad. Si de verdad quieres a mi hermano, no va a ser fácil quedarte a su lado, no solo tendrás que pasar las barreras de su corazón, sino superar sus sueños y ambiciones. —No te aceptarán como Luna de nuestra manada. Nathan tendrá que escoger. —Solo es una relación física, nada tan serio como eso —le dije en voz baja, un nudo en mi pecho. Sus orbes se estrecharon escrutadores, no me creía ni media frase. —Claro, si tú lo dices, debe ser así, pero que conste que te lo advertí —suspiró soltándome. —Ahora, si quieres arreglar las cosas con Nathan tengo una solución, pero debes seguir mis arreglos. Le dije que sí, y tomé los riesgos que eso conllevaba. Podía haber dejado así el malentendido y alejarme de una vez de Nathan, pero no, fui como la burra al trigo a seguirme complicando la vida con ese sexy Alfa.***** Cuando esa noche le di la noticia a Mónica de la academia Crown Point,
NATHAN Trinity, Trinity, Trinity… Estaba harto de que mi mente solo pensara en esa humana.Ambos somos adultos; yo le hablé con la verdad, le dije lo que deseaba de ella y simplemente ella me dio su respuesta, un NO rotundo.Por mucho que me disgustara, por muchas ganas que le tuviese, siempre he mantenido algo muy claro con mis amantes: cuando uno de los dos quiera terminar, es el fin.Ya bastantes payasadas hice el domingo, arruinándole la salida con ese idiota humano. De verdad debo dejar de acosarla, ni siquiera yo me reconozco. Toc, toc, toc. Toco la puerta del despacho de papá y escucho que me indica pasar. Me lo encuentro sentado detrás de su escritorio, a pesar de tener esa rara enfermedad del corazón que padecen algunos lobos, todavía le quedan fuerzas para estar controlándonos la vida a todos. —Alfa, me había llamado. —Sí, sí, Nathan, siéntate, necesito preguntarte algunas cosas —me indica y tomo asiento frente a él. Comenzamos a hablar de negocios, conexiones y a é
NATHAN—Pero bueno, que ya no se puede dar un paseo sin que nos estén controlando —July responde de manera teatral— Vamos de compras.Ni siquiera le digo nada, anda rara desde hace días, algo trama y tampoco sé cuál era el misterio de ir a Shelburne.Le seguí el rollo en la reunión porque me dijo: “Hazme ese favor, no te vas a arrepentir”Y a mí me daba lo mismo cualquier localización, de hecho tengo amigos en Shelburne y me gustaba más.—Luca espera —me agacho para abotonarle bien la camisa que se nota se lo ha hecho él mismo.—¿Por qué no le pides a la nana que lo haga por ti? —miro a sus ojos que tanto me recuerdan a su madre, creo por eso he sido tan injusto en ocasiones con mi propio cachorro.—Mam… la Srta. Miller me dijo que tenía que aprender solo a hacerme mis cosas, ya soy un niño grande y la herm… Scarlett hace muchas cosas solita —me dice como un hombrecito y mira de soslayo a mi hermana.Apuesto a que ella fue quien le dijo que no llamase “mamá” ni “hermana” en nuestra ma